domingo, 2 de marzo de 2025

POEMAS DE RAÚL RENÁN

 


El antepasado
antes de llegar con
la maledicencia
no dicha aún.

 

 

La maledicencia

 

antes de traer su

 

hueso de eslabón

 

carbón de piedra

 

angular indócil

 

 

 

Fósil de verbo erguido

 

a pesar de su mortalidad

 

Mitad líquido duro

 

mitad la otra –

 

blanda por su madurez

 

 

 

Un pez lo subraya

 

Agaya de un colazo

 

impulsado por la alegría

 

de ser acuático—Ático

 

arriba la naturaleza

 

rodea a quien tiene a

 

su alcance—Lance de

 

puro cambio de golpe

 

sin aviso previo al

 

trueno—Bueno es

 

el rayo contiguo al

 

derrumbe—Zumbe

 

el ave del paraíso

 

en su viaje al

 

infierno– Tierno el

 

recién acontecido asombro

 

en la tierra lo es a simple

 

vista—Pista de más para

 

entender que ayer me vi

 

comiendo de frente al

 

único prójimo exacto a mí

 

 

 

Lamí mis dedos y tatué

 

sobre mis rodillas la gloria

 

de ser gemelas mis andanzas

 

Lanzas ecuestres trotan

 

para caer en el blanco que

 

las espera con el ojo inmóvil

 

 

 

No vil despoja de tal

 

instinto el ventarrón

 

que te arrastrará

 

al inframundo

 

Inmundo fuego blanco

 

no quema mengua

 

el cuerpo cual si fuera la materia

 

Feria de lo azul abismal

 

donde viven las ideas irreales

 

males acaso bienes

 

intensos del mismo

 

hálito y sus evoluciones

 

fulgurantes—Antes

 

del después el Diablo

 

da de sí

 

carbones azules.

 

                                              

Aventura del dedo gordo
 
[Fragmento]

 

 

 

Ahí

 

estás

 

en ellas

 

confundido

 

y eres breve

 

apagado

 

sin qué hacer

 

sin luz

 

ni habla

 

clara

 

para verse

 

y decir

 

¡oh!

 

cuelgo

 

apéndice

 

débil

 

¿algo más

 

para el hueco

 

los huecos

 

de mi nariz

 

y restantes?

 

No hay

 

dirección

 

rodear

 

la rama

 

nada más.

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2011/08/3-poemas-de-raul-renan/

 

 

Soneto para rima izquierda

 

 

Carcomida pasión impuso

marino con la mar adentro,

salino el verso de su oleaje,

barco que en abordaja queda

 

parco, sin vigía, con el am-

barino timbre de sirena,

al tino con la que nos llama:

marco de trépido durmiente.

 

Iremos de la mano de Neptuno,

callado el tiempo, casi ronco el yodo.

Viremos contra el haz de la tormenta,

 

llamado que obedece porque abrasa.

Tiremos de los hilos horizontes,

flamado el sol, quemada la ceguera.

 

 

Soneto a la cáscara de la naranja

 

 

Para Pierre Alechinsky

 

Cintillo amargo,

venda que envuelve

la sin embargo

dulce que absuelve

 

borla de azúcar.

Tantas mordidas

succionan su car-

ne de amor. Midas

 

cambia sus oros

por el de jugo

que arde en los coros

 

del limbo. ¿Plugo

a dios tesoros

como este yugo?

 

 

Soneto en tres términos

 

 

río

llora eterno

eterno llora río

río llora río eterno

 

eterno

llora río

río eterno eterno

llora llora llora río

 

río

eterno río

llora

 

llora

eterno llora

río

 

 

Soneto monorrimo

 

 Escabullizo

erizo

se hizo

monoliso.

 

Así lo quiso:

rojizo

al rizo

coquetizo;

 

friso

inciso

y cacarizo,

 

y el viso

trizo

y circunciso

 

 

Soneto ruido

 

Zaz

Tan

Pan

Raz

 

Tras

Talán

Ran

Pas

 

Zum

Rin

Pum

 

Tilín

Cajum

Chin

 

 

Soneto Blas

 

Do

vas

Blas,

do.

 

No

das

más,

no.

 

Res

sos

vos.

 

Ves?

Res

Sos.

 

 

Cantos de musas

 

 

Los cantos que entonaban las Musas con timbres de todas las gargantas, iban alados hacia los héroes que blandían las espadas en defensa de su tierra. La cítara de Apolo no auxiliaba en modo alguno a las voces, porque su música la inventaba para las mujeres que desde sus aposentos tejían los dedos con muslos apretados. En el campo de batalla los combatientes sentían concentradas sus fuerzas en el ángulo de las piernas, e inspirados arremetían contra el enemigo.

 

 

Gloria gozosa

 

 

Criseida proclamó que daría gloria gozosa a Agamenón y no odio sangriento, por lo cual la prefirió abandonando a su legítima esposa; era superior en belleza, talento y habilidad. Clitemnestra entendió que se refería al ejercicio del lecho; ofendida se refugió en la poesía trágica de Esquilo donde fue más radiante su fama y perversa su venganza.

 

 

Muerte por diluvio

 

 

Una ninfa tenía esculpido en un brazo un eclipse de luna, y en el otro uno total de sol. Tierra recibió el mensaje como propio, quejándose de ver menguadas las sombras de sus días y la luz de sus noches. Este relato, similar a los que inventara Hipnos, lo escuchó Aquiles de quien le enseñó el arte de la profecía: una encantadora mujer que no ocultaba su virtud de hermosura ni sus labios de palabras redondas. El discípulo tenía que mirar los signos para interpretar el alba destinal. Aquiles se acercó a su mentora, le dijo en un oído una mentira oscura, y en el otro una verdad. Ella argumentó tener el cuerpo adornado con las tierras infinitas y los océanos embravecidos de la luna devorada. Aquiles aceptó el engaño y tomó el cuerpo dispuesto a morir ahogado en un diluvio.

 

 

Artes de la tentación

 

 

 

Junto con sus grandes pupilas manchadas de humedad, encantó a Júpiter para distraerlo de las artes tentadoras de diosas que le mandaban visiones desnudas y lúbricas. Liberado se acostó con ella, pero el sueño hermano de la muerte se apoderó de su vigilia, metiendo debajo de sus pestañas una vivencia imaginada con las dos mortales más bellas: a Briseida la ciñó con sus piernas y a Helena la incrustó en su costado. Júpiter dormido emitía risitas femeninas que sin tregua transformaban su rostro de una mujer morena a una rubia.

 

 

Felis catutus

 

 

Permítaseme hablar de mi gato

antes que la rutina ecológica

lo extinga.

Es negro apanterado.

Se interna en la noche para llenar

los espacios de luz impertinentes

al sueño humano.

Camina entre sí y no

en el alambre curvo del silencio.

Ronronea a cambio de los mimos

que adiestro sobre su lomo.

Sube a la cómoda de la cama

para mirar mejor desde mis pesadillas.

(Debe erizar su espalda horrorizado).

Se encuclilla ante un plato para gruñir al día

se lo come con tripas, huesos y todo.

A veces lo atrapa en el vuelo

y hace de sus plumas un edredón sutil.

Corcovea enredando mis pasos con sus gracias

y yo caigo a sus devaneos con un manjar

en forma de alas de ratón.

Cuando reposa y me siente pasar

entorna lo amarillo de los ojos,

como guiña el escote una mujer.

Duerme arrebujado en su borla negra

con la cruz rosa de su hocico hacia arriba

para espantar la malignidad ambulante.

Discreto mira desde abajo el tráfago de casa:

los tropiezos y los sigilos.

Llegada la noche sale a pringar los muros

con los llantos previos

por el amor que vendrá.

Después regresa sin tacha de ruido

tal cual camina detrás de la sombra

a la que plantará susto de órdago.

En la libreta de los visitantes

de este mundo, quedará inscrito.

(Felis Catus. Mamífero, carnívoro, de la familia de los Félidos.)

( )

 

 

2001

 

 

La ciudad se va se fue

llevándose mis días sueño

cual puse en ellos vida

que te vaya bien amor

en cruel infortunio adiós

 

Yo era igual que hoy era

pues no es lo mismo ser

que fui / tampoco como soy

seré en el deterioro que viene

 

 

Preparemos del alma las preguntas

y hagamos las valijas

en tempranas dádivas

colmadas en las manos

pues ya vacías la mejor

levantará los dedos: índice

y cordial santificados, y anular

y meñique al pulgar unidos

para cruzar la bendición

 

 

No toquen la campana

pues nadie volverá

si vio ya no verá

ciudad que fue temprana

ciudad enferma y sana.

( )

 

 

Malapata

 

 

(la caída del pie

en un paso mal dado)

 

 

Caminar organiza pie tras pie

la ruta de la especie…

una cuerda en el piso

es invisible y quien la pisa

y logra eslastizarla

puede morir de aire fulminante.

En pedazos queda, lejos de la cuerda,

un trozo aquí entero pataleando,

la mitad más allá sin el zapato

que salió volando

después de cometer traspié imaginario.

Juntarlas nuevamente

pataleantes en la cama,

otro asunto trasfondan

con otras dos ajenas.

(doncella en medio

piso al aire

ni quien diga,

esta pata es mía

a la hora

de estirar la andada)

dos a dos luchan

a pierna partida

como si alguna diera más de sí

para llegar primero

y no es manera

correr al aire cara al techo

es caminata ciega

y todo para qué,

para soñar que aquella

cuerda que impuso la caída

no fue de Orfeo

sino Morfeo núbil

el de la pierna suelta.

 

Coda renca

 

duerme la pata fea si entumida

sueña caliente víspera, denota

poca gracia como de hormiga rota,

del hervidero desunida

—fabulante figura

una y otra y otra dan confusa

pieza de pernil patidifusa

que sin moverse evoca la negrura-.

Pata de peso fino

sin roncura

no obstante que no apura

ni escaso ni abundoso vino

pues como sea es malo

para una pata que nació de palo.

 

( )

 

 

Letramantía

 

 

Abro la letra y veo

la araña de tinta que amenaza.

Sus fulgores me hacen su convicto.

Siento una muda claridad por dentro

mientras afuera la verdad engaña.

Resbalan en cascada letras muertas

por la conjura de los adjetivos. De nada

sirven los pronombres: marcas

de no sé qué materia articulada.

Sin el velo en la página del limbo

los verbos desternillan en tropel.

El libro donde pasto, no deplora

su tormento elevado en el atril.

Apasionadas sufren las rodillas caídas

de lo alto del nombre. Hombre y fervor.

Declinada virtud de la Letramantía

que a veces nos endulza con su palábrica

y otro nos amarga con la letra infame.

 

( )

Tomado de:

https://materialdelectura.unam.mx/poesia-moderna/16-poesia-moderna-cat/373-207-raul-renan?start=7

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