Kenneth Rexroth
Antología de poemas y traducciones de Kenneth Rexroth,
publicados en el Bureau of Public Secrets. Las versiones al
castellano son de Carlos Mayhua.
Kenneth Rexroth nació en 1905 y murió en 1982,
en Estados Unidos.
De "Actos sacramentales" 2005
Gadir Editorial, S.L.
Versiones de Carlos Manzano
Andrée Rexroth
Han pasado los años. Es primavera otra
Vez. Pronto aparecerán Saturno
Y Marte por el Oeste, en el crepúsculo.
Ahora el sol del atardecer forma
Yácenas brumosas sobre Steep Ravine
Y las cascadas. Las aves llegadas
En el invierno de Oregón, petirrojos y
Diversos tordos, se ceban con
Las bayas maduras de toyón y madroño.
Los petirrojos cantan mientras cae
La densa luz.
Aquí se esparcieron tus cenizas.
Aquí te escribí un poema de despedida
Y hace mucho tiempo otro, un poema de paz y
Amor, de la fatiga de un largo atardecer
Primaveral en la juventud. Ahora hace ya casi
Diez años que viniste a morar aquí.
Una vez más los sauces que brotan después
De Año Nuevo en estas remotas tierras
Están en flor. Hay huellas de ciervos y mapaches
En los mismos lugares. Nuevos bancos de
Arena y lechos de cantos han aparecido donde la
Erosión ha roído a fondo las colinas.
Los ciclos de la vida son breves. Guerra y paz
Han pasado como espectros. La raza
Humana se hunde en el olvido. Un avetoro grita
desde los mismos juncos donde tú oíste
Uno en nuestro primer año en el Oeste y donde
Yo oí otro un año después de tu muerte.
Confusión de los sentidos
La luz de la luna inunda los laurelesComo música. El aire iluminado por la luna
Está en calma. Tu blanca cara se acerca
A la mía. La pena voluptuosa nos abraza como
Una telaraña, una canción, un perfume,
Luz de luna. Tu pelo cae y nos envuelve la
Cara. Tus labios culebrean entre
Los míos. Tu lengua penetra en mi boca.
Un murciélago vuela a la luz de
La luna. La luz de la luna te inunda los
Ojos, que no tienen iris ni pupilas,
Son sólo globos de fuego frío como los
De los ciervos que pasan junto
A nosotros por el bosque desierto. Tu
Esbelto cuerpo se estremece y huele
A algas marinas. Yacemos y escuchamos
Nuestra respiración a la luz de
La luna. ¿Oyes? Respiramos. Estamos vivos.
Fugitiva
Traes destellos de lluvia en los cabellos
Brillantes que te cubren la frente;
Tienes húmedos los ojos, los labios mojados
Y gélidas y rígidas las mejillas del
Frío. ¿Por qué has estado ausente tanto tiempo?
¿Por qué no has venido a mí hasta las
Tantas de la noche, tras caminar durante horas
Contra viento y lluvia? Quítate el vestido
y las medias, siéntate en este sillón profundo
Junto al fuego. Te voy a calentar los
Pies en mis manos. Te voy a calentar senos y
Muslos a besos. Ojalá pudiese encender
Un fuego en tu interior que nunca se extinguiese.
Ojalá pudiera estar seguro de que llevas
Bien dentro un imán que siempre te traerá a casa.
Otras ventajas de la cultura
Un día en la biblioteca,
Perplejo y distraído,
Hojeando un libro tedioso, me
Encontré con una foto
De la vasija en que reposan
Los restos de Buda.
Sentí un escalofrío. Me desasosegó
Ese mínimo contacto con
Una calma que no puedo conocer,
La apertura a ese paraje
Recargado de un mundo mejor.
Vacío solo
Tiempo como cristalEspacio como cristal
Me siento en silencio
En cualquier parte cualquier cosa
Sucede
Muda sonora apacible turbulenta
La serpiente se enrosca
Sobre sí misma
Todas las cosas translúcidas
Después transparentes
Luego volátiles
Sólo vacío
Sin límites
Sólo la canción infinitamente
Apagada
De la mente enroscándose
Sólo
De "Actos sacramentales" 2005
Gadir Editorial, S.L.
Versiones de Carlos Manzano
Poemas de amor de Marichiko
Grito cuando me muerdes los
pezones y el orgasmo
me vacía el cuerpo, como si me
hubieran cortado en dos.
Me despiertas,
me abres los muslos y me besas.
Te doy el rocío
de la primera mañana del mundo
El desorden de mis cabellos
Se debe a mi almohada insomne y solitaria.
Mis ojos hundidos y mejillas
Demacradas.
pezones y el orgasmo
Kenneth Rexroth |
hubieran cortado en dos.
Me despiertas,
me abres los muslos y me besas.
Te doy el rocío
de la primera mañana del mundo
El desorden de mis cabellos
Se debe a mi almohada insomne y solitaria.
Mis ojos hundidos y mejillas
Demacradas.
Son tu culpa
De "La señal de todas las cosas" 2004
Editorial Universitaria S.A. Santiago de ChileVersión de Marcelo Pellegrini y Armando Roa Vidal
El cometa Halley
Cuando en tu madurezEl gran cometa venga nuevamente
Recuérdame: un niño despierto
Una noche de verano,
Junto a mi pequeña cama
Mirando esa estrella de pelo largo
Hace ya muchos años.
Ve hacia la oscuridad y mira
Su penacho sobre el agua
Derramándose en la noche líquida,
Y piensa que la vida y la gloria
Se agitaron alguna vez en mi sangre,
Al igual que para los que se fueron
Antes que yo, pequeñas gotas
De ese río de billones de años de largo
Que fluye ahora por tus venas.
Versión de Marcelo Pellegrini y Armando Roa Vidal
Ellos dicen que esto no es un poema
El orden en el universoEs sólo el reflejo
De la voluntad y la razón humanas.
Todo ser es contingente,
Ningún ser subsiste por sí mismo.
Todos los objetos son movidos por otros objetos.
Ningún objeto se mueve por sí mismo.
Todos los seres tienen origen en otros seres.
Ningún ser lleva en sí su propia causa.
No hay ser que sea perfecto.
El ser ignora la economía.
Los seres se multiplican
Sin una necesidad. No poseen
Principio de razón suficiente.
El único orden de la naturaleza
Es la relación armónica
De una persona con otra.
Las relaciones que abjuran de la persona
Son por esencia caóticas.
Las relaciones entre las personas
Son el modelo a través del cual vemos
En la naturaleza un sistema.
Desde Homero, todos los hombres sensibles
Nos han exhortado una y otra vez
Acerca de que el universo y
Los grandes principios y fuerzas
Que mueven el mundo, poseen armonía
Sólo como reflejos
Del coraje, la lealtad,
El amor y la honestidad de los hombres.
Dejados a su suerte, esos principios son crueles
Y completamente superfluos.
El hombre que claudica ante ellos acaba en la locura,
Mata a sus hijos, su mujer o sus amigos
Y muere sumergido en el polvo sangriento,
Habiendo destruido el trabajo
Atesorado por las manos de otros hombres
Sólo quien es más listo que ellos logra sobrevivir
Y encuentra un hogar donde envejecer.
Versión de Marcelo Pellegrini y Armando Roa Vidal
Entre dos guerras
¿Recuerdas ese desayuno un día de noviembre:Uvas negras heladas oliendo vagamente
Al corcho en el que estaban envueltas,
Pan frío con carne caliente y blanca,
Y chocolate espeso endulzado con miel?
¿Y las fiestas nocturnas; el gin y los tangos?
¿Las rotas rejillas para el pelo, las perdidas cremalleras?
¿A dónde se ha ido todo,
Las hermosas mujeres, las horas sin rumbo?
Nos decían que estábamos perdidos, que éramos locos e inmorales
Y que interferíamos en los planes de los que tenían el poder.
Y hoy día, millones y millones, encerrados vivos
En los ataúdes de la circunstancia,
Golpeando en la tapa de los féretros
Apiñados en los sótanos de las ruinas, y disputando
Su propia carne destrozada.
Versión de Marcelo Pellegrini y Armando Roa Vidal
Entre yo y la muerte
para la música de Jimmy Blanton:SOPHISTICATED LADY; BODY AND SOUL
Un fervor te abrasa a veces,
Y tú te inclinas ante él, silenciosa,
Cruel y tímida, y a veces
Estás loca de miedo
Y tu desesperación es contagiosa.
La mayor parte del tiempo nos escondemos en nuestros refugios,
Protegiendo nuestros espleens, pretendiendo
Que nuestros vendajes son nuestras heridas.
Pero a veces la rueda del cambio se detiene;
La ilusión se desvanece en paz;
Y de pronto el orgullo ilumina tu carne -
Lúcida como el diamante, sabia como la perla -
Y tu cara, remota, absoluta,
Perfecta y final como la de una bestia.
Es maravilloso mirarte,
Una mujer viva en una habitación
Llena de gente frenética y estéril,
Y pensar en tu encorvado trasero
Bajo tu vestido de terciopelo,
Y el hermoso fuego expandiéndose
Desde tu sexo, quemando la carne y el hueso,
Los increíblemente complejos
Tejidos de tu cerebro vivos
Bajo tu rizado, espléndido pelo.
Me gusta imaginarte desnuda.
Pongo tu cuerpo desnudoEntre yo y la muerte.
Si me pongo a pensar
Y prendo fuego a tus dulces pezones
Hasta los tendones bajo tus rodillas,
Puedo ver muy lejos a través de tu cuerpo.
Lo que miro está vacío,
Pero al menos está iluminado.
Sé cómo tus hombros relucen,
Cómo tu rostro cae en trance,
Y tus ojos se ponen como los de un sonámbulo,
Y tus labios de mujer
Que es cruel consigo misma.
Me gusta
Imaginarte vestida, tu cuerpo
Cerrado al mundo y contenido,
Su maravillosa arrogancia
Que hace que todas las mujeres te envidien.
Puedo recordar cada vestido,
Cada uno más orgulloso que una monja desnuda.
Cuando me voy a dormir mis ojos
Se cierran en una red de memoria.
Su nube de íntimo olor
Sueña en vez de mí.
Versión de Marcelo Pellegrini y Armando Roa Vidal
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