jueves, 24 de septiembre de 2015

POEMAS DE RAÚL ZURITA


POEMAS DE RAÚL ZURITA 



LAS CORDILLERAS DEL DUCE



Frente a la cordillera de los Andes
Desde el oeste como la noche
Las cordilleras del Duce avanzando


i. No son blancas las cordilleras del Duce


ii. La nieve no alcanza a cubrir esas montañas del oeste


Detenidas frente a la cordillera de los Andes aguardando
como un cordón negro que esperara la subida final de todas
ellas allá en el oeste solas agrupándose tras la noche


iii. Porque frente a los Andes se iban agrupando como la
noche del oeste


iv. Por eso la nieve no cubre las cordilleras del Duce
Sus cumbres son la noche de las montañas
Ciñéndose de negro frente a las nieves de Chile como si los
nevados no fueran otra cosa que espinas hiriendo la noche y
ellas pusieran entonces la corona sangrante de los Andes


v. Por eso de sangre fue la nieve que coronó las cumbres
andinas


vi. Porque sólo la muerte fue la corono ciñó de sangre
el horizonte


vii. Y entonces ya coronados todos vieron las cordilleras
del Duce ceñirse sobre Chile sangrantes despejadas
como una bandera negra envolviéndonos desde el poniente
Aunque No Sea Más Que Una Quimera

i. Y quién diría si enverdecen de nuevo las llanuras


ii. Quién si cantaran de un nuevo verdor estos pastos
Porque quién diría si los quemados pastos florecieran con los
valles y los valles con Chile entero cantaran entonces la
gloria que deslumbra los paisajes: la quimera de estos pastos


iii. Chile florecería así la quimera sobre sus pastos


iv. Todos se verían escuchando entonces la gloria que
les cantó por las llanuras
Porque muriendo verían taparse los valles con las glorias que
cantaban y todos resonarían entonces como una quimera que les
floreciese cubriendo estos paisajes: el cantar de las llanuras


v. Chile escucharía entonces cantar los pastos de las
llanuras


vi. Hasta las piedras se abrazarían allí embelesadas
sobre el pasto


vii. Y quién diría entonces que no florecen de nuevo los
pastos de nuestra vida aunque no sea más que una
quimera cantándose todos de gloria la reverdecida


CORDILLERAS



/CI/


Se hacía tarde cuando ya tomándome un hombro
me ordenó:
"Anda y mátame a tu hijo"
Vamos -le repuse sonriendo- ¿me estás tomando el pelo acaso?
"Bueno, si no quieres hacerlo es asunto tuyo,
pero recuerda quién soy, así que después no
te quejes"
Conforme -me escuché contestarle- ¿y dónde
quieres que cometa ese asesinato?
Entonces, como si fuera el aullido del viento
quien hablase, El dijo:
"Lejos, en esas perdidas cordilleras de Chile"

EL DESIERTO DE ATACAMA IV


I. El Desierto de Atacama son puros pastizales
II. Miren a esas ovejas correr sobre los pastizales del desierto
III. Miren a sus mismos sueños balar allá sobre esas pampas infinitas
IV. Y si no se escucha a las ovejas balar en el Desierto de Atacama nosotros somos entonces los pastizales de Chile para que en todo el espacio en todo el mundo en toda la patria se escuche ahora el balar de nuestras propias almas sobre esos desolados desiertos miserables


EL DESIERTO DE ATACAMA V



Di tú del silbar de Atacama
el viento borra como nieve
el color de esa llanura


I. El Desierto de Atacama sobrevoló infinidades de desiertos para estar allí
II. Como el viento siéntanlo silbando pasar entre el follaje de los árboles
III. Mirénlo transparentarse allá lejos y sólo acompañado por el viento
IV. Pero cuidado: porque si al final el Desierto de Atacama no estuviese donde debiera estar el mundo entero comenzaría a silbar entre el follaje de los árboles y nosotros nos veríamos entonces en el mismísimo nunca transparentes silbantes en el viento tragándonos el color de esta pampa.



///

III
Allá va la que fue mi amor, qué más podría decirle
si ya ni mis gemidos conmueven
a la que ayer arrastraba su espalda por las piedras.
Pero hasta las cenizas recuerdan cuando no era
nadie y aún están los muros contra los que llorando
aplastaba su cara mientras al verla
la gente se decía “Vámonos por otro lado”
y hacían un recodo sólo para no pasar cerca de ella
pero yo reparé en ti,
sólo yo me compadecí de esos harapos
y te limpié las llagas y te tapé, contigo hice agua
de las piedras para que nos laváramos
y el mismo cielo fue una fiesta cuando te regalé
los vestidos más lindos para que la gente te respetara.
Ahora caminas por las calles como si nada de esto
hubiese en verdad sucedido
ofreciéndote al primero que pase
Pero yo no me olvido
de cuando hacían un recodo para no verte
y aun tiemblo de ira ante quienes riendo te decían
ponte de espalda y tu espalda se hacía un camino
por donde pasaba la gente
Pero porque tampoco me olvido del color del pasto
cuando me querías ni del azul
del cielo acompañando tu vestido nuevo
perdonaré tus devaneos
Apartaré de ti mi rabia y rencor
y si te encuentro nuevamente, en ti me iré amando
incluso a tus malditos cabrones.
Cuando vuelvas a quererme
y arrepentida los recuerdos se te hayan hecho ácido
deshaciendo las cadenas de tu cuello
y corras emocionada a abrazarme
y Chile se ilumine y los pastos relumbren.

VI
Chile esta lejano y es mentira
no es cierto que alguna vez nos hallamos prometido
son espejismos los campos
y solo cenizas quedan de los sitios públicos
pero aunque casi todo es mentira
sé que algún día Chile entero
se levantara solo para verte
y aunque nada exista, mis ojos te verán…

X
Yo sé que tú vives
yo sé ahora que tú vives y que tocada de luz
ya no entrará más en ti ni el asesino ni el tirano
ni volverán a quemarse los pastos sobre Chile
Abandonen entonces las cárceles
abandonen los manicomios y los cuarteles
que los gusanos abandonen la carroña
y los torturadores la mesa de los torturados
que abandone el Sol los planetas que lo circundan
para que sólo de amor hable todo el universo
Que solo de amor hablen hasta los orines y las heces
porque está de novia la vista
y de casamentero el oído
porque volvieron a reverdecer los campos
y ella está ahora frente a mí
Griten entonces porque yo sé que tú vives
y por este Idilio se encuentra los perdidos y los desolados


///

Te palpo, te toco, y las yemas de mis dedos,
habituadas a seguir siempre las tuyas, sienten
en la obscuridad que descendemos. Han cortado
todos los puentes y las cordilleras se hunden,
el Pacífico se hunde, y sus restos caen ante
nosotros como caen los restos de nuestro
corazón. Frente a la muerte alguien nos ha
hablado de la resurrección. ¿significa eso que
tus ojos vaciados verán? ¿Que mis yemas
continuarán palpando las tuyas? Mis dedos
tocan en la obscuridad tus dedos y descienden
como ahora han descendido las cumbres, el mar
como desciende nuestro amor muerto, nuestras
miradas muertas, como estas palabras muertas.
como un campo de margaritas que se doblan
te palpo, te toco, y mis manos buscan en la
oscuridad la piel de nieve con que quizás
reviviremos. Pero no, descendidas, de las
cumbres de Los Andes sólo quedan las huellas
de estas palabras, de estas páginas muertas, de
un campo largo y muerto de flores donde las
cordilleras como mortajas blancas, con
nosotros debajo y todavía abrazados se hunde.

El Pacífico se desprende de la línea de la
costa y cae. Fue primero la cordillera y ahora
es el mar que cae. Desde la costa hasta el
horizonte cae. En una tierra enemiga es cosa
común que los cuerpos caigan, que el mar se
desprenda de la costa y caiga como las
margaritas que gimen escuchando a las
cordilleras hundirse donde el amor, donde tal
vez el amor Zurita gime llorando porque en
una tierra enemiga es cosa común que el
océano Pacífico se derrumbe boca abajo
como un torso roto sobre las piedras.

Te palpo, te toco, y las yemas de mis dedos
buscan las tuyas porque si yo te amo y tú
me amas, tal vez no todo esté perdido. Las
montañas duermen abajo y quizás las
margaritas enciendan el campo de flores
blancas. Un campo donde Los Andes y el
Pacífico abrazados en el fondo de la tierra
muerta despierten y sean como un horizonte
de flores nuestros ojos ciegos emergiendo
en la nueva primavera, ¿Será? ¿Será así? las
margaritas continúan doblándose sobre el mar
difunto, sobre las grandes cumbres difuntas y
en la oscuridad, como dos envanecidas pieles
que se buscan, mis dedos palpan a tientas los
tuyos porque si yo te toco y tú me tocas tal
vez no todo esté perdido y, todavía, podamos
adivinar algo del amor. De todos los amores
muertos que fuimos y de un campo de flores
que crecerá cuando nuestras mortajas blancas,
cuando nuestras mortajas de nieve de todas
las montañas hundidas nos besen boca abajo y
nos vuelvan para arriba las erizadas pestañas.


///

Y ya casi amanece y no puedo parar
de llorar; de llorar primero por ti
que te enamoraste de un viejo con
Parkinson, y después llorar por
las que me tomaron de los brazos
para que no me fuera y yo también
lloraba como cuando niño pero igual
me fui viejo culeado que ni siquiera
tuviste las bolas de matarte y siempre
optaste por ti egoísta de mierda viejo
conchadetumadre paloma arrancá,
arrancá palomitay que no te conviene.

Y ya casi amanece y siento mis
lágrimas correr por mi cara y son
como cuchillos cartoneros las
lágrimas cortándome la cara. Me
hiero y me desangro y mi sangre
está repartida por todos partes
como si me carnearan. Sobre todas
las cosas, en todas las cosas y yo
no puedo, no tengo corazón, no
tengo fuerzas, no tengo valentía.
No es nada ¿sabes?
Duerme
entonces niño, que el mar duerma,
que la inmensa desventura duerma.


AÚN ABANDONADOS FLORECERÍAN

Abandonados no verían las llanuras sino sólo un vocear recorriendo los
valles alucinante creciendo como si un chillido les partiera hecho añicos
sobre sus pastos

i. Porque un crío era Chile chillando por el pasto

ii. Por eso todos se partían estremecidos sintiendo sus chillidos

iii. Por eso todos aguardaban quebrados por otros pastos que les
enverdecieran sus penas

Para que abandonados empiece a oírse desde los valles el vocear de
nuevos crios enverdeciéndoles sus penas y sólo pastos miraran allí los
abandonados hijos de Chile

iv. Porque allí podrían enverdecer las penas de Chile
v. Incluso los valles crecerían como los crios de una pena
vi. Porque todos los hijos de Chile volverían a tender el verdor
que olvidaron del valle

Para que chillando todos los hijos de Chile se tiendan como un verdor
que les renaciera desde sus penas y allí se les vea venir corriendo sobre
estos pastos todos partidos de gozo cantando aún abandonados flo-
recerían.

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