jueves, 7 de julio de 2016

POEMAS DE ELSA BORNEMANN




Si yo fuera un gato


Si fuera un gato,
por tu tejado
me alunaría,
enamorado.

Y trenzaría
mimbres de luna
para amarrarme
junto a tu cuna.

A tus pies
siempre
ronronearía;
mi golpe de ala,
niñita mía.

Si fuera un gato
desenfadado
y no un chiquillo
avergonzado.

Si fuera un gato
cascabelero
te maullaría
cuánto te quiero.

El humo

 
El humo
de las chimeneas
se va de viaje
y por eso se pone
su mejor traje.
Para
no perderse
deja sus huellas
por toda
la escalera
de las estrellas.


Invitación para conocer el mar

Nadie el mismo puede ser 
si lo llega a conocer...

Pocas cosas hay tan bellas 
como el bello hermano mar: 
la luna, el sol, las estrellas... 
y dejo de comparar.

Nadie –sin verlo– imagina 
la sirenita marina...

Ni el verde ensueño que espera 
cuando –con mágico son– 
la oleada canción marera 
olea en el corazón.

Un amorcito en la playa 
acaso encuentre, quien vaya.

Un amorcito playero 
–con el mar como padrino– 
si –además– es el primero 
¡es un premio del destino!

Nadie vuelve a ser quien era 
tras la cita marinera.


 

Las hojas paseanderas

Cuando Abuelo Otoño
viene de visita,
amarillos moños
trae a las hojitas.
A una por una
peina su rastrillo,
no queda ninguna
sin moño amarillo.
Todas arregladas
corren al espejo:
-¡Ay! ¡Qué bien peinadas,
abuelito viejo!
Papá Árbol las suelta:
sus hijas desean
ir a dar cien vueltas
para que las vean.
En unos momentos
cargan su equipaje
y van a "Don Viento-
Agencia de Viajes".
Allí las atiende
con aireado traje.
Soplando les vende
todos los pasajes.
Las hojas apuradas
viajan en avión.
No tiene paradas
porque es el Ciclón.
Las hojas que piden
pasearse sin prisa,
prontito consiguen
tomarse una brisa.
Y aquellas que quieren
pasearse por barco,
seguro prefieren
la zanja o el charco.
Como un resorte
trabaja Don Viento.
Todos sus transportes
pone en movimiento.
Cada una recorre
los patios de seda,
techos, casas, torres
y el país-vereda.
Terrazas, esquinas…
¿Qué más van a ver?
El viaje termina
y quieren volver.
Pero siempre acaban
en la pieza oscura
de un hotel que llaman
"Tacho de basura".


Se mató un tomate


¡Ay!¡Qué disparate!
¡Se mató un tomate!
¿Quieren que les cuente?
Se arrojó en la fuente
sobre la ensalada
recién preparada.
Su rojo vestido,
todo descosido,
cayó haciendo arrugas
al mar de lechugas.
Su amigo Zapallo
corrió como un rayo
pidiendo de urgencia
por una asistencia.
Vino el Doctor Ajo
y remedios trajo.
Llamó a la carrera
a Sal,la enfermera.
Después de sacarlo
quisieron salvarlo,
pero no hubo caso:
¡Estaba en pedazos!

Preparó el entierro
la agencia "Los Puerros".
y fué mucha gente...
¿Quieren que les cuente?
Llegó muy doliente
Papa,el presidente
del club de Verduras,
para dar lectura
de un "Verso al Tomate"
(otro disparate),
mientras, de perfil
el gran Perejil
hablaba bajito
con un rabanito.

También el Laurel
(de luna de miel)
con Doña Nabiza
regresó de prisa
en su nuevo yate
por ver al tomate.

Acaba la historia:
ocho zanahorias
y un alcaucil viejo
forman el cortejo
con diez berenjenas
de verdes melenas
sobre una carroza
bordada con rosas.

Choclos musiqueros
con negros sombreros,
tocan violines,
quenas y flautines,
y dos ajíes sordos
y espárragos gordos
con negras camisas
cantaron la misa.

El diario "ESPINACA"
la noticia saca.
-"HOY,¡QUE DISPARATE!
¡SE MATO UN TOMATE!"-
Al leer, la cebolla
lloraba en su olla.
Una remolacha se puso borracha.
-¡Me importa un comino!-
dijo Don Pepino...
y no habló la acelga
(estaba de huelga).

Cuando yo cierro los ojos


Cuando yo cierro los ojos...
Qué sucede?
Quedan quietas las paredes?
No se mueven?
Dónde va la luz que estaba
yo mirando?
Se mete por mis bolsillos
disparando?
Dónde va toda mi casa
si me duermo?
Sigue igual o no?
Que pasa? No me acuerdo...
Cuando yo cierro los ojos,
qué sucede?
Pueden quedarse las cosas...?
Dime, pueden?

Cuento de Mentira

Ayer me pidió Edelmira 
un cuentito de mentira. 

Que no, que sí, como ve 
este cuento le conté: 

"Vi una camaleona 
con un camaleón 

paseando hace un rato 
y un negro ratón, 

y para Edelmira 
cuento el papelón 

de la camaleona 
con el camaleón: 

Ella iba en bombacha, 
él en bombachón. 

Ella sin camisa, 
él en camisón. 

Él llevaba un bolso 
y ella un bolsón, 

ella con dos manchas 
y él con un manchón. 

Pero la pareja 
me dijo: —Perdón 

¡váyase al teatro 
si quiere función! 

Desaparecemos... 
¡Abajo el telón!" 

¿Cómo? ¿Qué dice, señor? 
¡Hable alto, por favor! 

¿Que nunca vi a camaleones 
hacer tantos papelones 

y ni conozco a Edelmira? 
¡Si es un cuento de mentira!

Cuéntico Bóbico Para Una Nénica Aburrídica

Una mañánica 
de primavérica 
hallé una láuchica 
en la verédica. 

Era muy rárica: 
con dos mil rúlicos 
sobre la cárica, 
según calcúlico. 

En su cartérica 
guardaba heládico 
de rica crémica 
y chocolático. 

Jugó a la abuélica, 
también al ránguico, 
pisa pisuélica 
y bailó un tánguico. 

Y muy ligérico 
se fue en un cárrico 
con su cochérico 
y sus cabállicos. 

No, no es mentírica 
—cara de tórtica— 
¿No crees nádica? 
¡Pues no me impórtica!

EL ASCENSOR Y LA ESCALERA

Un día de primavera
el ascensor
se enamoró de una escalera
del corredor.
Entonces, desde ese día
él la miraba
mientras diez pisos subía
o los bajaba.
Ella, con traje de mármol
color marfil,
siempre duro como un árbol
del año mil.
Él presentó sus quejas
al portero:
—¡Tras la puerta de rejas
soy prisionero!
Pero aunque sea primavera
y haga calor…
¡Nadie entiende a una escalera
o a un ascensor!
Pero una noche, amable,
hablarle pudo
mientras su lengua de cable
se hacía un nudo:
—Te quiero, escalera, y vivo
sólo por ti.
¿Quieres casarte conmigo?
Por favor, di.
Con palabras que salieron
a empujones
muertos de risa dijeron
sus escalones:
—No ganas ni un centavo
por tu trabajo,
y siempre como un pavo
de arriba a abajo.
Cada cable y botones
del ascensor,
cada tuerca, a montones
sintió dolor.
Ya entonces disparando
en triste vuelo,
se dejó caer, llorando,
en el subsuelo.
Pero aunque sea primavera
y haga calor…
¡Nadie entiende a una escalera
o a un ascensor!

LA ROPA TENDIDA

¡Gente divertida
la ropa tendida!
Allí van, en coches
modelo FORD BROCHES.
¡Mírenlos!  ¡Qué risa!
La pobre camisa
está muy cansada
dando bofetadas
al aire que va,
de aquí para allá.
Doña Camiseta
tiene una rabieta
con su hijo mayor,
Juan Repasador.
Allá, un pantalón
baila “El Pericón”
con su bella esposa,
la sábana rosa.
Y ¡uy!  ¡Qué tragedia!
Las hermanas medias
juntitas colgadas,
están casi ahogadas.
(Por tan retorcidas
se les va la vida).
Sus novios, los guantes,
lloran adelante.
Sus lágrimas son
con gusto a jabón;
caen, despacito,
formando un charquito.
¡Gente divertida
la ropa tendida!

LLORA LA REGADERA

¡Oh!  ¡Llora la regadera!
No quiere ser jardinera…
Kilos de lágrimas tira
hacia la tierra que mira,
y las plantas enojadas
con sus chinelas mojadas
le gritan:  —¡No llores más
y vete a dormir en paz!
Se traga quince secantes
pero aún no es bastante.
Llora tanto, pobrecita,
que ahoga a una margarita.
En su nariz amarilla
el agua brilla que brilla…
y en vez de una margarita
parece una mar…  chiquita.

MI BARRILETE

Con caña tacuara
te hago los huesos
y para tu cara
papel no muy grueso.
Con agua y harina
preparo el engrudo
Busco en la cocina
un hilo sin nudos.
Después, muchos trapos
rayados y lisos…
rojo, verde sapo…
Todo eso preciso.
Corto, doblo, pego…
Pego, mido y ato.
Y con este juego
me paso un buen rato.
Va tu cara sola
sobre el esqueleto.
Te agrego una cola
y ya estás completo.
Me voy al potrero,
al campo o la plaza
¡y subes primero…!
¡y nadie te pasa…!
(En un periquete
el hilo se estira
porque el barrilete
por soltarse tira).
Tragas tanto cielo
durante tu viaje
que, después del vuelo,
queda azul tu traje.

HABLA EL COLECTIVO

Mi cuerpo es de lata
toda pintada
y de goma mis patas
bien reforzadas.
Sí.  Tengo pies redondos
como manzanas
y muchos ojos grandes
que son ventanas.
Hay asientos de cuero
en mi barriga
y la lleno de gente
como de hormigas.
Yo nací en un taller
no sé por dónde.
Soy hijo de un tranvía
que llegó a conde.
Como un día lo echaron,
quedó sin plata,
por eso estoy yo ahora
traca que traca.
Mi primo es un taxi
muy poligriyo,
siempre de traje negro
con amarillo.
Por la ciudad yo ando
todos los días.
¡Siempre el mismo camino…!
¡Quién lo diría!
Un número es mi nombre
y mi apellido
lo sabe todo el mundo.
¡Muy conocido!
Nací en Buenos Aires
y aquí yo vivo
para servir a ustedes:
El Colectivo.

SOFÍA, LA LOCOMOTORA

La vieja locomotora Sofía
se fue una mañana por la vía,
porque estaba muy aburrida
de hacer siempre la misma recorrida.
Silbando muy bajito se escapó.
Con anteojos a los guardas engañó.
Por    las    calles    fue    a    pasear    con    alegría…
y decían:  —Qué raro ese tranvía.
La gente que viajaba a Ituzaingó,
en Avenida Santa Fe apareció.
De repente, ¡uy! vino un vigilante
todo panza y botones adelante.
Con las dos manos juntas por detrás,
algo dijo, que no me acuerdo más.
Ah, sí.  Dijo, golpeando un pie en el piso:
—Señorita, enseñe su permiso.
Y Sofía, por estar tan asustada,
le empezó a soplar su humo por la cara.
—Señorita, usted está muy confundida,
pues no puede andar por la avenida.
Ella, entonces, marchó a la estación,
donde el guarda la esperaba en el portón:
—Ay, Sofía, desde hoy tendré cuidado
que no vuelvas a escapar para otro lado.

SOY UN CLAVO

Soy un clavo amargado,
hace mucho estoy clavado.
Estoy triste en la pared
porque nadie a mí me ve.
Nunca nada me colgaron.
Todos de mí se olvidaron.
Oye tú:  cuélgame algo.
Así sentiré que valgo.
Cuelga un pétalo, un cuadrito,
la foto de tu gatito.
Un chupete, un escarpín,
aunque sea ese piolín.
Por favor, a ti te pido,
consígueme algún amigo.

Hagamos las paces:

Dicen que “en la luna”
o que “en Babia” estoy.
¡“Cabeza de tuna”
me llamaron hoy!

No camino: ¡floto!,
loco enamorado…
Si parezco roto…
desencuadernado…

Cuentan que estás triste,
que lloras por nada;
que ayer te caíste
por atolondrada.

-¡”Ninguno la riña”!-
se burló la escuela.
-¡De aire es la niña!
¡Que no anda: vuela!

Te daño. Me dañas.
Tanta falta me haces
y sé que me extrañas…
¡Hagamos las paces!

1 comentario:

  1. Hola, buenas tardes.
    Busco un poema de Elsa Bornemann que comienza: "Esta noche me arrodillo en el patio de tu alma..."
    Es todo lo que recuerdo.
    ¿Lo conocés? ¿Me ayudás a encontrarlo?
    Desde ya, muchas gracias!

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