martes, 26 de julio de 2016

Poemas de Martín Adán


Ramón Rafael de la Fuente Benavides, fue un poeta peruano, cuya obra destaca por su hermetismo y hondura. Es considerado, además, como uno de los grandes representantes de la literatura vanguardista latinoamericana.Culto y poliglota
Fecha de nacimiento: 27 de octubre de 1908, Lima, Perú
Fecha de la muerte: 1985, Lima, Perú




underwood


Prosa dura y magnífica de las calles de la ciudad
sin inquietudes estéticas.
Por ellas se va con la policía a la felicidad.
La poesía gafa de las ventanas es un secreto de costureras.
No hay más alegría que la de ser un hombre bien vestido.
Tu corazón es una bocina prohibida por las ordenanzas
de tráfico.
Las casas rumian sus paces de buey.
Si dejaras saber que eres un poeta, irías a la comisaría.
Límpiate de entusiasmos los ojos.
Los automóviles te soban las caderas, volviendo la cabeza.
Cree tú que son mujeres viciosas. Así tendrás tu aventura y
tu sonrisa para después de la cena.
Los hombres que tropiezan tienen la carne encallecida de
oficina.
El amor está en cualquier parte, pero en ninguna está
de otro modo.
Pasaban obreros con los ojos resentidos con la tarde, con la
ciudad y con los hombres.
¿Por qué había de fusilarte la Checa? Tú no has acaparado sino
tu alma.
La ciudad lame la noche como una gata famélica.
Y tú eres un hombre feliz, quizá el único hombre feliz.
Tienes camisa y no tienes grandes pensamientos de ninguna
clase.
Ahora siento cólera contra los acusadores y los consoladores.
Spengler es un tío asmático, y Pirandello es un viejo estúpido,
casi un personaje suyo.
Pero no he de enfurecerme por pequeñeces.
Mil cosas han hecho los hombres peores que sus culturas:
las novelas de Víctor Hugo, la democracia, la instrucción primaria,
etcétera, etcétera, etcétera, etcétera.
Pero los hombres se empeñan en amarse los unos a los otros.
Y, como no lo consiguen, acaban por odiarse.
Porque no quieren creer que todo es irremediable.
La polis griega sospecho que fue un lupanar al que había que
ir con revólver.
Y los griegos, a pesar de su cultura, fueron hombres felices.
Yo no he pecado mucho, pero ya sé de estas cosas.
Bertoldo diría estas cosas mejor, pero Bertoldo no las diría
nunca. Él no se mete en honduras -y está viejo, quiere paz y hasta
apoya a los moderados.
El mundo no está precisamente loco, pero sí demasiado
decente. No hay manera de hacerle hablar cuando está borracho.
Cuando no lo está, abomina de la borrachera o ama a su prójimo.
Pero yo no sé sinceramente qué es el mundo ni qué son los
hombres.
Sólo sé que debo ser justo y honrado y amar a mi prójimo.
Y amo a los mil hombres que hay en mí, que nacen y mueren a
cada instante y no viven nada.
He aquí mis prójimos.
La justicia es unas estatuas feas en las plazas de las ciudades.
Ninguna de ellas me gusta ni poco ni mucho -no son diosas
ni mujeres.
Yo amo la justicia de las mujeres sin túnica y sin divinidad.
En punto a honradez, no soy de los peores.
Como mi pan a solas, sin dar envidia a mi prójimo.
Nací en una ciudad, y no sé ver el campo.
Me he ahorrado el pecado de desear que fuera mío.
En cambio deseo el cielo.
Casi soy un hombre virtuoso, casi un místico.
Me gustan los colores del cielo porque es seguro que no son
tintes alemanes.
Me gusta andar por las calles algo perro, algo máquina, casi
nada hombre.
No estoy muy convencido de mi humanidad; no quiero ser
como los otros. No quiero ser feliz con permiso de la policía.
Ahora en las calles hay un poco de sol.
No sé quién se lo ha llevado, qué mal hombre, dejando
manchas en el suelo como un animal degollado.
Pasa un perrito cojo -he aquí la única compasión, la única
caridad, el único amor de que soy capaz.
Los perros no tienen Lenin, y esto les garantiza una vida humana
pero verdadera.
Andar por las calles como los hombres de Pío Baroja -(todos
un poco perros)-.
Mascar huesos como los poetas de Murger, pero con
serenidad.
Pero los hombres tienen posvida.
Por eso dedican su vida al amor del prójimo.
El dinero lo hacen para matar el tiempo inútil, el tiempo
vacío…
Diógenes es un mito -la humanización del perro.
El anhelo que tienen los grandes hombres de ser
completamente perros. Los pequeños hombres quieren ser
completamente grandes hombres, millonarios, a veces dioses.
Pero estas cosas deben decirse en voz baja -siento miedo de
oírme a mí mismo.
Yo no soy un gran hombre -yo soy un hombre cualquiera que
ensaya las grandes felicidades.
Pero la felicidad no basta a ser feliz.
El mundo está demasiado feo, y no hay manera de
embellecerlo.
Sólo puedo imaginarlo como una ciudad de burdeles y
fábricas bajo un aletazo de banderas rojas.
Yo me siento las manos delicadas.
¿Qué soy, qué quiero? Soy un hombre y no quiero nada.
O, tal vez, ser un hombre como los toros o como los otros.
Tú no tienes las ojeras demasiado grandes.
Yo quiero ser feliz de una manera pequeña. Con dulzura, con
esperanza, con insatisfacción, con limitación, con tiempo, con
perfección.
Ahora puedo embarcarme en un trasatlántico. E ir pescando
durante la travesía aventuras como peces.
Pero ¿a dónde iría yo?
El mundo me es insuficiente.
Es demasiado grande, y no puedo desmenuzarlo en pequeñas
satisfacciones como yo quiero.
La muerte es sólo un pensamiento, nada más, nada más…
Y yo quiero que sea un largo deleite con su fin, con su calidad.
El puerto, lleno de niebla, está demasiado romántico.
Citeres es un balneario norteamericano.
Los yanquis tienen la carne demasiado fresca, casi fría, casi
muerta.
El panorama cambia como una película desde todas las
esquinas.
El beso final ya suena en la sombra de la sala llena de candelas
de cigarrillos. Pero ésta no es la escena final. Pero ello es por lo que
el beso suena.
Nada me basta, ni siquiera la muerte; quiero medida, perfección,
satisfacción, deleite.
¿Cómo he venido a parar en este cinema perdido y humoso?
La tarde ya se habría acabado en la ciudad. Y yo todavía me
siento la tarde.
Ahora recuerdo perfectamente mis años inocentes. Y todos los
malos pensamientos se me borran del alma. Me siento un hombre
que no ha pecado nunca.
Estoy sin pasado, con un futuro excesivo.
A casa…

(En "La casa de cartón". Lima, 1928)




Escrito a Ciegas


¿Quieres tú saber de mi vida?
Yo sólo sé de mi paso,
De mi peso,
De mi tristeza y de mi zapato.
¿Por qué preguntas quién soy,
Adónde voy?… Porque sabes harto
Lo del Poeta, el duro
Y sensible volumen de ser mi humano,
Que es un cuerpo y vocación,
Sin embargo.
Si nací, lo recuerda el Año
Aquel de quien no me acuerdo,
Porque vivo, porque me mato.
Mi Ángel no el de la Guarda.
Mi Ángel es del Hartazgo y Retazo,
Que me lleva sin término,
Tropezando, siempre tropezando,
En esta sombra deslumbrante
Que es la Vida, y su engaño y su encanto.
Cuando lo sepas todo…
Cuando sepas no preguntar…
Cuando no sepas no saber nada
Sino roerte la uña de mortal,
Entonces te diré mi vida,
Que no es más que una palabra de más…
La toda tuya vida es como cada ola:
Saber matar,
Saber morir,
Y no saber retener su caudal,
Y no saber discurrir y volver a su principio,
Y no saber contenerse en su afán…
Si quieres saber de mi vida,
Vete a mirar al Mar.
¿Por qué me la pides, Literata?
¿Ignoras acaso que en el Mundo,
Todo de nadas acumuladas,
De desengrandar infinitudes,
No sino un trasgo
Eterno, sombra apenas de apetito de algo?
La cosa real, si la pretendes
No es aprehenderla sino imaginarla.
Lo real no se le coge: se le sigue,
Y para eso son el sueño y la palabra.
¡Cuídate de su atajo!
¡Cuídate de su distancia!
¡Cuídate de su despeñadero!
¡Cuídate de su cabaña!
¿Quién soy? Soy mi qué,
Inefable e innumerable
Figura y alma de la ira.
No, eso fue al fin… y era al principio,
Antes de donde el principio principia.
Soy un cuerpo de espíritu de furia
Asentada y de aceda ironía.
No, no soy el que busca
El poema, ni siquiera la vida…
Soy un animal acosado por su ser
Que es una verdad y una mentira.
¡Es tan simple mi ser, y tal ahogo,
Con punzada en nervio y carne!…
Yo buscaba otro ser,
Y ése ha sido mi buscarme.
Yo no quería ni quiero ya ser yo,
Sino otro que se salvara o que se salve,
No el del Instinto, que se pierde,
Ni el del Entendimiento, que se retrae.
Mi día es otro día,
Algún no sé dónde estarme,
A dónde no sé ir en mi selva
Entre mis reptiles y mis árboles,
Libros y cementos
Y estrellas de neón,
Y mujeres que se me juntan como la pared y como nadie… o como madre,
Y el recién nacido que sobre mí llora,
Y por la calle
Todas las ruedas
Reales y originales.
Así es mi día cabal,
Hasta la última tarde.
Y escribí libros para persuadirme
A que yo era alguien,
Uno según mi gana
O según mi nadie.
El Otro, el Prójimo, es un fantasma.
¿Existe el aire,
Donde te asfixias y recreas
Respirando, tu cuerpo inane?
¡No, nada es sino la sorpresa
Eterna de tu mismo reencontrarte
Siempre tú los mismos entre los mismos muros
De las distancias y las calles!
¡Y de los cielos estos techos
Que nunca me ultiman porque nunca caen!
(…)
¿Sabes de los puertos encallados
Del furor y del desembarcar,
Y del cetáceo con mojadísimo uniforme
Que no nada y cae ya?
¿Sabes de la ciudad tanta,
Que me parece ciudad,
Sino un cadáver disgregado,
Innumerable e infinitesimal?
Tú no sabes nada;
Tú no sabes sino preguntar.
Tú no sabes sino sabiduría.
Pero sabiduría no es estar
Sin noción de nada, sino proseguir o seguir
A pie hacia el ya.

POEMA MANO VACÍA 



Poesía, mano vacía...
Poesía, mano empuñada
Por furor para con su nada
Ante atroz tesoro del día...

Poesía, la casa umbría
La defuera de mi pisada...
Poesía la aún no hallada
Casa que asaz busco en la mía...

Poesía se está defuera:
Poesía es una quimera...
¡A la vez a la voz y al dios!...
Poesía, no dice nada:

Poesía se está, callada,
escuchando su propia voz.


Que yo mismo ya era. 
¡Dios humanísimo, 
Casa sin puerta, 
Prendido como yo de la roca 
Que afiló con su ciencia, 
El releer del troglodita 
Y la malicia de la abuela! 
¡Burla perpetua a los que creen saberle, y llegan 
A cada minuto 
Con su cicerón y su Kodak y su maleta 
¡Burla divina 
Como es todo dios que no se disgrega! 
Toda superficie y realidad, 
Está presente y latente. 
El hombre y menester que ya olvidaste 
Y el tiempo tuyo, el ascua que te queme si te enciende 
Que te atormente. 
Todo está, porque es una sola 
Y nació de su propio vientre, 
Y lo que no es ya y no es nada 
Sino Yo Mismo, mi crearme y mi creerme.

¡Cree, Arquitectura, 
¡Cree, Cree!... 
El Angel no bajó: que es sueño o cirro 
Tu piedra es mano humana, feble, lueñe... 
Estarás manado siglos y riendo rocas 
Rompida fuente de fatal vertiente 
Muda, repetida la palabra. 
Es decir, ¿quíen lo dice... ¡madre honda de mis sienes! 
Sino la memoria, la malicia, la malaria?... 
¿Quién echa al Diablo de sí mismo 
Sino la Nonata?...

Escrito a ciegas
¿Quieres tú saber de mi vida? 
Yo sólo sé de mi paso, 
De mi peso, 
De mi tristeza y de mi zapato. 
¿Por qué preguntas quién soy, 
Adónde voy?... Porque sabes harto 
Lo del Poeta, el duro 
Y sensible volumen de ser mi humano, 
Que es un cuerpo y vocación, 
Sin embargo.

Si nací, lo recuerda el Año 
Aquel de quien no me acuerdo, 
Porque vivo, porque me mato.

Mi Angel no el de la Guarda. 
Mi Angel es del Hartazgo y Retazo, 
Que me lleva sin término, 
Tropezando, siempre tropezando, 
En esta sombra deslumbrante 
Que es la Vida, y su engaño y su encanto.

Cuando lo sepas todo... 
Cuando sepas no preguntar... 
Sino roerte la uña de mortal, 
Entonces te diré mi vida, 
Que no es más que una palabra más... 
La toda tuya vida es como cada ola: 
Saber matar, 
Saber morir, 
Y no saber retener su caudal, 
Y no saber discurrir y volver a su principio, 
Y no saber contenerse en su afán...

Si quieres saber de mi vida, 
Vete a mirar al Mar. 
¿Por qué me la pides, Literata? 
¿Ignoras acaso que en el Mundo, 
Todo de nadas acumuladas, 
De desengrandar infinitudes, 
No sino un trasgo 
Eterno, sombra apenas de apetito de algo?

La cosa real, si la pretendes, 
No es aprehenderla sino imaginarla. 
Lo real no se le coge: se le sigue, 
Y para eso son el sueño y la palabra. 
¡Cuídate de su atajo! 
¡Cuídate de su distancia! 
¡Cuídate de su despeñadero! 
¡Cuídate de su cabaña!

¿Quién soy? Soy mi qué, 
Inefable e innumerable 
Figura y alma de la ira. 
No, eso fue al fin... y era al principio, 
Antes de donde el principio principia. 
Soy un cuerpo de espíritu de furia 
Asentada y de aceda ironía.

No, no soy el que busca 
El poema, ni siquiera la vida... 
Soy un animal acosado por su ser 
Que es una verdad y una mentira.

¡Es tan simple mi ser, y tal ahogo, 
Con punzada en nervio y carne!...

Yo buscaba otro ser, 
Y ése ha sido mi buscarme. 
Yo no quería ni quiero ya ser yo, 
Sino otro que se salvara o que se salve, 
No el del Instinto, que se pierde, 
Ni el del Entendimiento, que se retrae.

Mi día es otro día, 
Algún no sé dónde estarme, 
A dónde no sé ir en mi selva 
Entre mis reptiles y mis árboles, 
Libros y cementos 
Y estrellas de neón, 
Mujeres que se me juntan como la pared y como nadie... o como madre, 
Y el recién nacido que sobre mí llora, 
Y por la calle 
Toda las ruedas 
Reales y orginales. 
Así es mi día cabal, 
Hasta la última tarde.

El Otro, el Prójimo, es un fantasma. 
¿Existe el aire, 
Donde te asfixias y recreas 
Respirando, tu cuerpo inane? 
¡No, nada es sino la sorpresa 
Eterna de tu mismo reencontrarte 
Siempre tú los mismos entre los mismos muros 
De las distancias y de las calles! 
¡Y de los cielos estos techos 
Que nunca me ultiman porque nunca caen!

Y no alcancé el furor de lo divino, 
Ni a la simpatía de lo humano 
Lo soy y no lo siento ni así me siento. 
Soy en el Día el Solitario 
Y el absoluto en la Zoología si pienso, 
O como carnívoro feroz si agarro. 
¿Soy la Creatura o el Creador? 
¿Soy la Materia o el Milagro? 
¡Qué mía y qué ajena tu pregunta!... 
¿Quién soy? ¿Lo sé yo acaso? 
¡Pero no, el Otro no es! 
¡Sólo yo en mi terror o en mi orgasmo!

¡Y con todos mis sueños resoñados, 
Y con toda la moneda recogida, 
Y con todo mi cuerpo, resurrecto 
Tras cada coito, ciego, vano, sin pupila!...

¡Cuando no seas nada más que ser, 
Si llegas a la edad de la agonía!... 
¡Cuando sepas, verdaderamente, 
Que es ayuntamiento de muerte y vida!... 
¡Entonces te diré quién soy, 
Seguro sí, que ya sin voz, Amiga!

Que se curan con hierbas eficaces 
Los puros animales que te hablan 
Allá, entre piedras inmateriales 
El mundo real y la ciencia humana, 
Donde, con una pelota 
Los muchachos aparentes hediondos gozaban. 
Sí, la vida es un delirio así, y sin embargo, 
En esa vida no estuvo mi nada, 
Ninguna, pero real, pero celeste o volcánica. 
¡Qué tarde llega el Tiempo 
A su punto de olvido o de sensibilidad! 
Viene arrastrando, como el aluvión, 
De cúmulo, de suelo, de humanidad.

¡Cuán a destiempo llega uno a sí mismo! 
¡Cuán inesperado y desesperado cualquier ya, 
Todo yo que cae con el Tiempo 
Desde nunca siempre y para siempre jamás! 
¡Qué madrugada eterna no dormida 
Lo del resolverme en el hacer y en el pensar!

La Soledad es una roca dura 
Contra la que arroja el Aire. 
Está en cada pared de la Ciudad, 
Cómplice, disimulándose. 
Me arrojo o me arrojo, sin cesar 
Yo soy mi impedimento y mi crearme

La Poesía es, amiga, 
Inagotable, incorregible, ínsita. 
Es el río infinito 
Todo de sangre, 
Todo de meandro, todo de ruina y arrastre de vivido... 
¿Qué es la Palabra 
Sino vario y vano grito? 
¿Qué es la imagen de la Poética 
Sino un veloz leño bajo un gato írrito? 
Todo es aluvión. Si no lo fuera, 
Nada sería lo real, lo mismo.

El Amor no sabía 
Sino tragarse su substancia 
Y así la Creación se renovaba. 
Todo me era de ayer, pero yo vivo; 
Y a veces creo, y la Vez me amamanta.

No soy ninguno que sabe. 
Soy el uno que ya no cree 
Ni en el hombre, 
Ni en la mujer, 
Ni en la casa de un solo piso, 
Ni en el panqueque con miel. 
No soy más que una palabra 
Volada de la sien, 
Y que procura compadecerse 
Y anidar en algún alto tal vez 
De la primavera lóbrega 
Del Ser 
No me preguntes más, 
Que ya no sé...

Supe que no era lo que no era, no sé cómo, y todo era 
Hasta la cosa de mi nada. 
Y fui uno no sé cuándo, 
Persiguiendo, por entre numen y maraña 
Dentro de ella, yo, nacido y flaco, ya con todas las armas, 
Yo por todo paso que me hacía, 
A ello persiguiendo... a la palabra 
A cualquiera, 
A la de la madriguera o a la que salta.

Si mi vida no es esto 
¿Qué será la vida?... ¿Adivinanza?... 
Que me dé tiempo el Tiempo, a más del suyo, 
Y yo me reharé mi eternidad; 
Lo que me falta, 
Porque la eché... me estuvo un momento demás.

¿Sabes de los puertos encallados, 
Del furor y del desembarcar, 
Y del cetáceo con mojadísimo uniforme, 
Que no nada y cae ya? 
¿Sabes de la ciudad tanta, 
Que me parece ciudad, 
Sino cadáver disgregado, 
Innumerable e infinitesimal?

Tú no sabes nada; 
Tú no sabes sino preguntar, 
Tú no sabes sino sabiduría 
Pero sabiduría no es estar 
Sin noción de nada, sino proseguir o seguir 
A pie hacia el ya.

Prima ripresa 


(- Heme así... mi sangre sobre el ara
De la rosa, de muerte concebida,
Que, de arduo nombre sombra esclarecida,
Palio de luz, de mi sombra me ampara.) 

(- Heme así... de ciego que llameara,
Al acecho de aurora prevenida,
Desbocando la cuenca traslucida,
Porque sea la noche mi flor clara.) 

(- Abrumado de él, sordo por quedo,
He de poder así, en la noche obscura,
Ya con cada yo mismo de mi miedo.) 

(- Despertaré a divina incontinencia,
Rendido de medida sin mesura,
Abandonado hasta de mi presencia...) 

(Travesía de extramares, Lima 1950)

Quarta ripresa 


- La que nace, es la rosa inesperada;
La que muere, es la rosa consentida;
Sólo al no parecer pasa la vida,
Porque viento letal es la mirada.

- ¡Cuánta segura rosa no es en nada!...
¡Si no es sino la rosa presentida!...
¡rosa y a la vida Si Dios sopla a la
Por el ojo del ciego... rosa amada!... 

- Triste y tierna, la rosa verdadera
Es el triste y el tierno sin figura,
Ninguna imagen a la luz primera. 

- Deseándola deshójase el deseo...
Y quien la viere olvida, y ella dura... 

(Travesía de extramares, Lima 1950)


Sesta ripresa 


- La rosa que amo es la del esciente,
La de sí misma, al aire de este mundo;
Que lo que es, en ella lo confundo
Con lo que fui de rosa, y no de mente. 

- Si en la de alma espanta el vehemente
Designio, sin deseo y sin segundo,
En otra vence el incitar facundo
De un ser cabal, deseable, viviente... 

- Así el engaño y el pavor temidos,
Cuando la rosa que movió la mano
Golpea adentro, al interior humano... 

- Que obra alguno, divino por pequeño,
Que no soy, y que sabe, por los sidos
Dioses que fui ordenarme asá el ensueño. 

(Travesía de extramares, Lima 1950)


Ottava ripresa


- No eres la teoría, que tu espina
Hincó muy hondo; ni eres de probanza
De la rosa a la Rosa, que tu lanza
Abrió camino así que descamina. 

- Eres la Rosa misma, sibilina
Maestra que dificulta la esperanza
De la rosa perfecta, que no alcanza
A aprender de la rosa que alucina.

- ¡Rosa de rosa, idéntica y sensible,
A tu ejemplo, profano y mudadero,
El Poeta hace la rosa que es terrible! 

- ¡Que eres la rosa eterna que en tu rama
Rapta al que, prevenido prisionero,
Roza la rosa del amor que no ama!
¡Ay, que es así la Rosa, y no la veo!... 



VIII

Llego a verde absoluto,
regresando; y no es el valle.
¡Y cómo pesa el pie,
calzado de espesa sangre!
Andando sobre mí mismo,
yo me procuro, cargándome;
y cada cosa me orienta
a un coágulo de sangre.
Miro buey: dos ojos ciegos,
que lucen a eternidades,
bajo testuz que es un vaso
de ofrenda de dura sangre.
Miro regato, de córnea
que una vez miró, vivace:
una lividez de párpado,
rusida de quieta sangre.
Casi humus, casi luz,
vasta electricidades,
los trigos ganados tremen,
vibran: ¡que abreve la sangre!
Nieves de cimas y cirros,
alcores de claras sales,
toisón del cordero albo
morirían para sangre.
¡Ay, que paró el que seguía
como el eterno romance!...
Y se me va la palabra
como se iría mi sangre.
Y escuchando a luces mudas,
aprehendo lo impenetrable:
que todo mi sangre vierte
si no lo agita la sangre.



Todo lo ignoras


Todo lo ignoras porque eres de piedra,
Todo lo ignoras porque es otro el día;
Todo lo ignoras porque es otro el río
Y sigue siendo así todavía.

Nada es realidad sino de enfrente,
Y con mi mano encima, encallecida.
¡Cuando tú sepas por qué fue la ojera,
Cuando tú sepas lo de mi camisa,
Cuando lo sepas todo, piedra noble
Si lo sabes, piedra caída!

Vivían todos porque ya vivían
¡Que todo caiga, Piedra!
Todo reviva,Todo sea,
La otra vez, el tiempo
El tiempo de minúscula e idea,

Este cuerpo de estar
Y de amor de belleza
¡No reparar en rima, Todo sea del pie a la cabeza!
¡Toda la letra que no se interpreta
Todo será en un día,

Mi sudor de verano,
Y mis pies sucios,
Y mi vida por de fuera
Todo lo que no soy y que me viva
Ya lo sé, yo enfermo de mi primavera!




XX

–Desde antes del Tiempo, Dios me espera;

Que me es, sin vaticinio, el sumo vate

El que inventó el latido porque late

La substancia que soy, bruta, primera.
Y tal substancia es de Él, a mano fiera,

A mano torpe, a mano que se abate...

¡Rigor de mío y lascivia y dislate!...

¡Arcilla suya, ruín, blanda, postrera!...
Postrera siempre; y no... que abre sonrisa

Subintrante y tenaz, de linfa a brisa,

En faz de masa de eterno y de ahora.
¡Vete, pues, Pegadizo Ángel, alante...

Que Dios me está esperando en cada instante!...

¡Al ente divinal, por Su demora!...





MANO DESASIDA


Y yo me moriré porque no me basto.
Pero tú vives, Machu Picchu,
Piedra que se está en su alto.

Piedra que me representa,
Piedra que se está gastando.
Nada será después de mi momento,
Todo ya era cuando yo nacía.

Tras de mi muerte no moriré nunca,
Siempre comenzará la vida.
Todo será como es y, sin embargo,
Todo seré variedad, sino, simpatía.

¡Todo será como es porque está ardiendo y doliéndome!
¡Porque no hay otra cosa!
Todo será como es porque no son
Sino mi cuerpo y la nube y tu roca!

Todo, porque yo hablo todavía
Y todo el mundo es oreja de ahora!
¡Y el aire es mi terror, y el río sueña,
Y suena sin cesar, sin verdadera sombra!

¿Dormirás, Alma Mía?
¿Despertarás mañana a tu quehacer?
¿Serás otra vez la que te fuiste?
¿Serás otra vez?

¡Ante esta roca, que te está mirando
Y que te ve,
Y que te ve tremenda con un solo ojo
De mil pies;

Ante esta roca, huir es imposible
Y hay que desnacer y renacer!
Porque ser es necesario,
No hay otro modo de no ser y renacer.

¿Y si no eres, qué eres, qué serás, qué Dios,
Qué intenso ser te arrastrará en su furia?

TODO LO IGNORAS PORQUE ERES DE PIEDRA 


Todo lo ignoras porque eres de piedra,
Todo lo ignoras porque es otro el día;
Todo lo ignoras porque es otro el río
Y sigue siendo así todavía.

Nada es realidad sino de enfrente,
Y con mi mano encima, encallecida.
¡Cuando tú sepas por qué fue la ojera,
Cuando tú sepas lo de mi camisa,
Cuando lo sepas todo, piedra noble
Si lo sabes, piedra caída!

Vivían todos porque ya vivían
¡Que todo caiga, Piedra!
Todo reviva,Todo sea,
La otra vez, el tiempo
El tiempo de minúscula e idea,

Este cuerpo de estar
Y de amor de belleza
¡No reparar en rima, Todo sea del pie a la cabeza!
¡Toda la letra que no se interpreta
Todo será en un día,

Mi sudor de verano,
Y mis pies sucios,
Y mi vida por de fuera
Todo lo que no soy y que me viva
Ya lo sé, yo enfermo de mi primavera!

(De La mano desasida)
 



“Aloysus Acker ” ‪


 ¡ Muerto !….
En cuanto miro, no veo
Sino tu nariz de hielo.
¡ Qué estado perfecto ! …..
¡ Como si Dios creara de cierto ! ….
¡ El no nacido, el no engendrado, muerto !….
Flores, lágrimas, candelas,
Pensamientos,
Todo demás, todo demás;
Como el deseo….
En mi ardida sombra de adentro,
Real como Dios, por modo infinito
Y sensible, yaces, muerto :
Yazgo muerto.
Y por ti no llora el perro;
Y por ti no aulla la madre;
Y por ti calla y no se enjuga el sepulturero.
Y ninguno es más sordo,Y ninguno es más ciego,Y ninguno es más ninguno, más yo mismo, sin tú alguno,Que tú, el hallado, el rehallado,El perdido, yo o tú, si no es el tiempo,Y siempre, y siempre, y nuncaEl tú que soy y que es el sino,El hermano mayor, el hermano pequeño….
Y he de ser el vivo,
El muerto.¡ Como seré vivo,Tú muerto !….
El que compra la casa,
La que vende su cuerpo,
El, ella, es el otro,
Ninguno sin mí, el quedadoO el ido en la redor del ciego…..
Pero ya cavaré – ¿ para qué ?….- la fosa en lo más hondo
De mí, en lo más tierno,En lo más ciego,A donde no baje mi aliento,A donde la voz no haga eco,Adonde sólo yoBaje, muerto.
Dios seguirá ganándome, de lejos,
Con ardid y con seño
De humano, como que es; y el acontecimiento
Seguirá con dolor; y de misterio;
Y nacerá el hijo;Y nacerá el nieto;Y la mosca zumbará en el verano;Y la lluvia mojará en el invierno.Me sobresaltaré en mi lecho.
Corregiré y publicaré mi verso.
Lavaré mi cuerpo.Iré el domingo a la playa del mar,A mirar la ola y el bufeo.Escribiré en papel del EstadoLustros: ” Conste por el presente documento…..”La rosa abrirá. Matarán al Cristo.Mas en la casa del muerto,¡ Ay !, en la casa del muerto,Allí donde vive el muerto,Allí donde no es ninguno y soy el muertoY es el vivo y el solo y el triste y el eterno,Allí sólo ocurrenLa penumbra y el presentimientoDe Dios y de su día,Sin noche y sin objeto.
*****
” Muchas conjeturas se han tejido alrededor de ´Aloysius Acker ´, el poema de Martín Adán que fuera destruido por su autor. El fragmento que se publica ha sido reconstruido sobre la base de una copia que del poema obtuviera, antes de su destrucción, Luis Valle Goicochea “


CINCEL


El pétalo, que palpita.
Entallando intensidad,
Tiró a brío y brevedad
La materia hermafrodita.
Sexo de forma infinita,
En un ejemplo que crece,
Va a parecer do perece:
Con millonésimo escorzo,
Curvo y crispado en un torso,
Mútilo de belvedere.

(De La rosa de la espinela)



ANTRO


¿Cómo, Cosa, así… vacía,
A cima de espina y pena,
Como ninguna… serena:
Deshumana todavía?
¿Dónde el dios y su agonía!…
¿Dónde la tumba y la esposa!…
¿Dónde la lengua gloriosa!…
¿Dónde el azar que a ti se eche!…
¿Dónde la sangre y la leche!…
¿Dónde, Capullo de Rosa?…

(De La rosa de la espinela)



PUNTO


At length the man perceives it die away,
And fade into the light of common day.

WORDSWORTH


Pues la rosa venidera,
Próspero seno errabundo,
Fruto y flor y amante y mundo,
Lírica, acoge si espera.
Punto en que pulula esfera
De épico tacto, futura,
La facción de la hermosura
Va, derechera y estable,
Derrota inconmensurable
De celestial singladura.

(De La rosa de la espinela)


LITORAL 


En el steamer de un Capstan que huma los añiles
del horizonte primo, del gris amoratado,
navego por gaviotas que sucumben a miles
y por islas de vidrio que se apartan a nado.

Las nubes camareras de a bordo, en sus mandiles,
con helias ceras lustran el vapor encerado.
-Día, uña esmaltada, sonrojo de marfiles
en la vergüenza boba de haberse desnudado...

Yo traigo en la maleta mi pipa de cerezo
y en la boca la menta de un exquisito beso,
capricho de tres dólares, caramelo redondo...

-La playa, que bucea, se trae caracolas-:
el cielo, el sol...-, los huesos náufragos de las olas...
Señal de que ha bajado hasta el fondo más hondo.



SOL


El sol brincó en el árbol.
Después todo fue pájaros.

Lejos, aquí, llovía
el cielo de tus manos,
un cielo pequeñito,
profundo, solitario.
Hora todo es distancia,
ceguedad, aletazo.

El sol tiene en el árbol
inquietudes de pájaro.


ESQUIZOFRENIA


Manicomnio del alba, asilante un lucero
friolero, adormilado, tan ave todavía…
-Apenas la tarde se pone luz ap-te-ro, 
cuerdo, inmóvil, etcétera, a toda celestía.

En la rama cimera de un arbógeno aguacero,
estrellín, estrellón, anoche se dormía, 
el pico bajo el ala, a un grado bajo cero, 
sin hembra al lado, al lado de un viento que rugía.

Hora aletea torpe con las alas rociadas; 
loco de soledad, se ignora estrella y pía 
en tema de ave y topa con las brisas cerradas.

-Avestrella, delirio, patetismo mentales…
Los anteojos de Núñez deploran tu manía 
en ciegas adherencias de orvallos lacrimales.

(De Itinerario de primavera)


DOLCE AFFOGATO 


Arrúllase dentro de sí el alma, y comienza a dormir 
aquel sueño volador 
Fray Luis de Granada 

Wie soll ich meine Seele halten, 
Dass sie nicht an deine rührt? 
Rilke 

- ¿Y qué licor seré asaz dulce y fuerte!... 
¡A sed así, que da y desdona vida!... 
¡A ardicia y boca de voz desoída!... 
¡A fuego que me abate y no me vierte!... 

- ¡Ay!... ¡que El me quiso loor de abeja en suerte 
De procurar a eterno fruición fida!... 
¡Mas tímpano... témpano... mi medida...! 
¡Favo que obro y resulto, arte... muerte!... 

- ¡Ay!... ¡si no he sino poesía pura, 
De glabra miel y con senil friüra, 
Que flujo de floraina envenena!... 

- ¡Ay que no he de rendir más que tributo 
En mano inmóvil, de panal enjuto, 
Cuando Su sombra ahúme mi colmena!...



DECLAMATO COME IN CODA 


(In Promptu, dopo V op. 10) 

A fathomless and boundless deep, 
There we wander, there we weep 
Blake 

Amen. So be it. Welcome, O life! 
Joyce 

Tierra del Paraíso( desandado, 
Región de sombra albar y pie elidido, 
Por donde torno del total olvido, 
Ciego gozo, a mi goce, esciente y diado!... 

¡Ay, por qué me desuno de increado?... 
¡Ay, por qué desvivirme, mal nacido?... 
¡Si he de atinar abés, a qué el sentido?... 
¡Si he de morir asaz, a qué otro hado?... 

¡Que tan sólo escuchar a mi no oída 
Voz... mero oír por inaudito modo... 
Ente de la viveza asegurada...! 

¡Ay que bajo mi estrella, adormilada, 
Vivaz he de seguir buscando en todo 
Algo porque morir, como es la vida...)





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