jueves, 14 de mayo de 2020

POEMAS DE ROQUE DALTON


Biografias...

Acta


En nombre de quienes lavan ropa ajena
(y expulsan de la blancura la mugre ajena).

En nombre de quienes cuidan hijos ajenos
(y venden su fuerza de trabajo
en forma de amor maternal y humillaciones) .

En nombre de quienes habitan en vivienda ajena
(que ya no es vientre amable sino una tumba o cárcel).

En nombre de quienes comen mendrugos ajenos
(y aún los mastican con sentimiento de ladrón).

En nombre de quienes viven en un país ajeno
(las casas y las fábricas y los comercios
y las calles y las ciudades y los pueblos
y los ríos y los lagos y los volcanes y los montes
son siempre de otros
y por eso está allí la policía y la guardia
cuidándolos contra nosotros).

En nombre de quienes lo único que tienen
es hambre explotación enfermedades
sed de justicia y de agua
persecuciones condenas
soledad abandono opresión muerte.

Yo acuso a la propiedad privada
de privarnos de todo.

Católicos y comunistas en América Latina: algunos aspectos actuales del problema



A mí me expulsaron del Partido Comunista
mucho antes de que me excomulgaran
en la Iglesia Católica.

Eso no es nada:
a mí me excomulgaron en la Iglesia Católica
después de que me expulsaron del Partido Comunista.

¡Puah!
A mí me expulsaron del Partido Comunista
porque me excomulgaron en la Iglesia Católica.

Como tú



Yo, como tú,
amo el amor,
la vida,
el dulce encanto de las cosas,
el paisaje celeste de los días de enero.

También mi sangre bulle
y río por los ojos
que han conocido el brote de las lágrimas.

Creo que el mundo es bello,
que la poesía es como el pan, de todos.
Y que mis venas no terminan en mí
sino en la sangre unánime
de los que luchan por la vida,
el amor,
las cosas,
el paisaje y el pan,
la poesía de todos.

Consejo


No olvides nunca
que los menos fascistas
de entre los fascistas
también son
fascistas.


Credo del Che



El Che Jesucristo
fue hecho prisionero
después de concluir su sermón en la montaña
(con fondo de tableteo de ametralladoras)
por rangers bolivianos y judíos
comandados por jefes yankees-romanos.

Lo condenaron los escribas
y fariseos revisionistas
cuyo portavoz fue Caifás Monje
mientras Poncio Barrientos trataba
de lavarse las manos
hablando en inglés militar
sobre las espaldas del pueblo
que mascaba hojas de coca
sin siquiera tener la alternativa
de un Barrabás
(Judas Iscariote fue de los que desertaron de la guerrilla
y enseñaron el camino a los rangers).

Después le colocaron a Cristo Guevara
una corona de espinas
y una túnica de loco
y le colgaron un rótulo del pescuezo
en son de burla
INRI: Instigador Natural
de la Rebelión de los Infelices.

Luego lo hicieron cargar su cruz encima de su asma
y lo crucificaron
con ráfagas de M-2
y le cortaron la cabeza y las manos
y quemaron todo lo demás
para que la ceniza
desapareciera con el viento
en vista de lo cual
no le ha quedado al Che otro camino
que el de resucitar
y quedarse a la izquierda de los hombres
exigiéndoles que apresuren el paso
por los siglos de los siglos
Amén.
Tomado de:

 Casi elegía




           Para B.C.



No es que me entusiasmara demasiado tu olor

    a miel

yo venía de un hervidero de abejas

y prefería las asociaciones de ideas que

   culminaran en Bambi

pero el maduro azar y sus implicaciones

las labores astrales de las señoras que dan

   los permisos

lo echarían todo a perder.



A pesar de que tu aspecto de venadito era

   reglamenario

y tu desnudez no tenía aún la menor herrumbre

por el contrario atraía los gatos como un tazón

   de leche

y en ella se podía uno refugiar de la policía

o rtener a la Cenicienta hasta el siguiente

   atardecer

o cortar mangos tiernos ya peladitos y salados

o mojar puntas de flechas en una estrofa de la

   Internacional.
¿Por qué entonces nuestro retrato de bodas

iba a ser el retrato de bodas de nuestros hijos?

Las hojas se secaron entre las obras de Kipling

huélelas y recuérdame

límpialas de diamantes y recuérdame

pon polvo de su polvo en los deseos de tu

   juventud.



La culpa es de la vida que se deja vivir

amor mío.

   Cita




                Para C., in memoriam.



Tu desnudez es la eternidad

debo decirlo ahora

porque no fue sólo el agua sino que será

   siempre la sed

porque había sido el peligro y el premio

la pregunta contestada para la sal de todas

   las playas del mundo.



La toqué y me vistió de luz y sombra

me hizo pedacitos la sabiduría para que la

   repartiese por los caminos

me hizo tener hijos de oro y enemigos náufragos

   en la hiedra

me dio un nuevo nombre que sonaba como un

   golpe central

soltado por el desencantador en la puerta

   invencible.

 Sé que por otra parte pronto te fugarás de la

   tumba

construirás una vena hacia el mar

(hasta donde nuestros cardos filiales

tiemblan por su podrido porvenir)

y surgirás como el hermoso amanecer para

   estos ebrios

que olvidaron su religión y su mugre

en las esquinas de la última noche.



Descansa hasta esa fecha:

sin que se entere la paz cobra fuerzas de fiera

y en el dorso quemado de una hoja otoñal

escríbeme la hora

y el nombre de la playa.


Poema jubiloso




         (Homenaje a un poema de André Bretón)



En mi patria hecha para probar catapultas y

   trampas

vive esta mujer que amo.



Ah cómo brota de la mañana tímida mi mujer

herida en su niñez por el mar menos pensado

por el mar platicador y soberbio que no depone

   la esperanza

contra ciertas virginidades caóticas.



Ah cómo surge mi mujer que conserva en un

   saquito

el corazón y una vértebra de sus padres

   moribundos

ah cómo luce mi mujer de poros voraces

   donde darse cita

en ciertas tardes incendiadas por los flamboyanes

   del tedio

ah cómo sirve mi mujer guerrera y acechada

poblada de húmedas culebras

que alivian a las grandes bestias polvorientas

ah cómo compromete mi mujer que vive sin

   avisarme

que se gana el pan con el rubor de la gente

directora de grandes llamas esclava

de maestros enclenques que huyeron

   desesperados

al conocer la preñez de mi madre.



Mi mujer es la más gloriosa retórica de esta

   patria

donde no morirá jamás Balzac o Copérnico

ni los comunistas estrangulados ostentarán sus

   descomposiciones

en los escaparates por el incendio del Reichstag

mi mujer es la conversación de los peces bajo

   la luna

el fervor de quien pintó las manchas del leopardo

los sabores del pan armado en los pregones

la prohibición de una nueva ley contra los

   crepúsculos.



Sus ojos inundados de eficacia

estimulan el llanto de los doce mejores

   candelabros del mundo

pues entre olas pétreas entre orquestaciones

de caracoles penosamente edificados

ha puesto a descansar sus espumas de pena.



Su sangre bella y brutal sólo está limitada por

   los halcones

por ciertas grietas en el sonido de los dados

   rojos

y por los pistillos de la azucena horadando las

   partituras del ciego.

Sus enfermedades son cuadros de jóvenes

   pintores franceses

estacionados en la decadencia del mirto

en las aleluyas de la cábala

o en la ternura final de los asesinados junto a

   un río de yeso.
Tomado de:

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