viernes, 6 de septiembre de 2024

POEMAS DE ANDREA GIBSON


Cualquier cosa

 

Esta noche juraría que el hombre en la luna es un violador,

y las estrellas no son más que cicatrices,

heridas de balas disparadas por la humanidad desde un coche

apuntando a la cara del cielo.

Esta noche llorar sería demasiado fácil.

Me satisfaría demasiado

y no, no quiero que me toques

porque tus manos están limpias

y yo soy asquerosa,

culpable con la sangre de algo bello cubriéndome entera.

He sido débil y he echado tanto veneno

que en todos los ríos a mi alrededor se mueren los peces,

y los árboles compiten por algo de luz

pero yo soy la noche eterna

escribiendo rimas sobre atrapasueños y la paz mundial

cuando incluso mientras duermo estoy luchando en guerras

que pulverizan el esmalte de mis dientes

y me despierto con la mandíbula contraída y el cuerpo doblado

pensando, ‘¿Cuántos platos he roto esta semana?’

en un intento de no romperme a mí misma

azotándome la piel brutalmente con el cinturón

porque es difícil querer sobrevivir.

Y todos los grandes terapeutas de este mundo dirían,

“Puede que tu ira sea buena.

Puede que tu rabia signifique que estás saliendo de la jaula

de todo lo que has sido”

Entonces intento ser Zen, entonando mantras de

om mani padme hum

pero dios me tiene demasiado miedo como para escucharme,

y mi corazón golpea a otro niño en la tienda de caramelos

y su madre llama a la policía

y cada vez que el reloj hace tick

yo empiezo tick tick tick diciendo más burradas,

mi voz sonando como la crucifixión de todo lo sagrado.

Hay ampollas en mi lengua

del golpeteo de mis uñas en los corazones de profetas,

y justo cuando creo que puedo pararlo

satán resucita dentro de mí

y todo a mi alrededor se convierte en infierno.

Anoche robé peniques de una fuente de los deseos

para comprar cuerda con la que linchar cada pulgada de esperanza del planeta

y todo…

porque tú tienes otra novia y no lo soporto.

Quería que llegáramos a los ochenta años juntas,

quería que pariéramos poemas como si fueran bebés juntas

y les viéramos crecer para salvar el mundo.

Porque nena, eres la única

que pudo hacer que el sol subiera dentro de mí.

Y juro que la tierra bajo mis pies

solo es suave porque caminas a mi lado.

Hubo momentos en los que pensé que estaba tan perdida

que ni dios me hubiera encontrado

y entonces te colocaste detrás de mí

y besaste una cruz en mi espalda

Y son cosas así las que me tienen loca

porque pensaba que a lo mejor los alientos que tomásemos juntas

nos harían vivir para siempre

y ahora me estás matando.

Mírame, me estoy muriendo,

ni si quiera tratando de evolucionar cuando

quería estar ahí en cuarenta años

cuando el médico llamase para decir que

tu madre posiblemente no sobreviviera un día más.

Y no lo iba a hacer simplemente bien,

iba a hacerlo perfecto.

Iba a hacer que mi amor se sintiese

como la primera vez que montaste en tu bici sin las ruedecillas,

iba a ponerme de rodillas delante de ti cada día

como si no hubiese nadie más delante de ti,

porque he escuchado tu corazón latir

como una brisa que podría hacer a cualquier violencia ponerse de rodillas

y las mejores líneas que he escrito jamás…

Plagié cada palabra de tus pensamientos que escuché

mientras estabas sentada en silencio,

mirando hacia Marte

pero tú nunca pides deseos a estrellas fugaces

tú pides deseos a las que

tienen el coraje de brillar donde están

sin importar lo oscura que sea la noche.

Y cómo le doy la espalda a esta luz

cuando quería que llegáramos a los ochenta años juntas,

parir bebés como si fuesen poemas contigo

y dejar que se escribieran a sí mismos.

Iba a sostener tu corazón al lado de mi oreja como si fuese una caracola de mar

hasta que pudiese escuchar las mareas de cada lágrima que hubieras llorado,

después construir islas en los mares de tus ojos

para que vieses que hay tierra hacia la que nadar.

Sostener tu mano y decirte “Las tormentas nacen

del mismo cielo al que escribimos himnos cuando brilla el sol.

Algunas veces son necesarias las tempestades para que se despierten los arcoiris

que enrollarán nuestro dolor en aureolas.”

Iba a tallarme tu nombre en la muñeca

para que mi pulso pudiera besarte.

Iba a amarte tan bien

que me despertaría cada mañana

y te diría cosas como esta,

“Dichosos son los momentos en los que estás conmigo

cuando te vas la vida duele como un infierno

pero haría cualquier cosa para hacerte feliz

incluso si eso significa dejarte libre

para que estés con otra persona”

 

Andrea Gibson (2011) The madness vase. En The madness vase. Long Beach, CA: Write Bloody Publishing.

 

 

Traducido por Nines B. Rodríguez

Tomado de:

https://batalladepapel.blogspot.com/2014/05/andrea-gibson-cualquier-cosa-poema.html

 

 

PÁJARO AMARILLO

 

Mi tío Billy es el principal vendedor del bocadito relleno Little Debbie en toda Norteamérica.

Desde Miami, Florida hasta Vancouver, Columbia británica, Nadie

vende más galletas redondas, arrollados u obleas de nuez que él.

Mi familia está increíblemente orgullosa de eso

Se lo contamos a desconocidos,

a los respectivos maridos de nuestras sobrinas,

al empleado de la tienda,

lo susurramos en la iglesia,

“¿Supiste de Billy? Sí, él es el principal vendedor del bocadito relleno Little Debbie en toda Norteamérica”.

 

Y yo nunca escribiré un poema que se acerque a igualar esa grandeza.

¿Así que ganaste el Premio Nobel? Qué bueno. ¿Supiste que Billy repuso seiscientos pasteles de crema del estante de un supermercado en 3 días? ese estante estaba aterradoramente vacío.

 

¿Por qué

es arte la primera clase en ser desechada de cualquier escuela pública?

¿Por qué las salas de música están vacías en los secundarios desde Nueva York hasta Nashville, Tennessee?

¿Cómo

puedes grabar CD tras CD tras CD mientras llenas tu tanque con una cantidad infinita de gasolina?

¿Cómo es que vale la pena financiar a la guerra, pero no a la música?

 

Nuestra cultura es una cárcel.

Y la única que tiene la llave es la pequeña Emi Jones, cubriendo cada centímetro de su prueba estandarizada con la mejor versión en lápiz número 2 de una noche estrellada que nadie haya visto y sí,

hay un colibrí en su pecho.

Las alas están batiendo 80 veces por segundo.

Pero el segundo en que tú y yo entenderemos que el Doctor King no escribió un discurso llamado Yo Tuve un Sueño, escribió un poema llamado Yo Tuve un Sueño.

 

Todos ustedes, no sé si Dios tendrá un corazón púrpura, pero sé que tenemos un arco

que podríamos poner sobre los cordones de una bota de combate y hacerla cantar

como los ojos de un niño de 7 años

enfrentando el cañón de armas cargadas del Apartheid;

Gritando por el derecho a escribir historias; a cantar canciones en su lengua Materna

Me señala en dirección a la gloria

Correré hacia una mano diminuta en el rincón más herido de Palestina,

sumergiendo un pincel en la lata de pintura amarilla

para pintar una pluma en un ala en una pared que es tan alta, solo los pájaros amarillos pueden escapar

Y cuando lo hacen, llevan los corazones de niñas pequeñas en sus lomos

y cuando sus alas se agitan, hacen el ruido de himnos reemplazados por el cielo.

Y juro que pude ver sus sombras atravesando tu cara encendida

la noche que dijiste que nunca has dado a luz un niño

pero te desgarras cada vez que escribes un poema.

 

Estamos cultivando nuestro futuro

con cada lapicera prestada

Rezo esta noche en que podríamos escribir una lluvia que cayera como las lágrimas en la Prisión del Estado de Folsom el día que Johnny Cash estrelló su guitarra sobre la cabeza de la apatía.

El modo en que Frida Kahlo -en la prisión de su propio cuerpo- tuvo años enteros en que no podía pintar más que rojo

pero ella pintó

a las rejas en las células cerradas de sus poros.

Lo mismo cuando los saxofones en Nueva Orleans tocaron música bajo el agua,

sabiendo que algunas de esas notas se elevarían por el aire llevando gente y esperanza a la orilla.

 

Todos ustedes, no creo en la piedad de los campanarios, pero creo en el vidrio de colores

y en cada llave de cada órgano que está desesperada por la luz porque nosotros estamos desesperados por la vida, por el espectáculo de un auditorio cautivo negándose a seguir cautivo en la idea de que solo pueden escuchar y mirar.

 

Picasso dijo que pintaría con su propia lengua húmeda sobre el piso polvoriento de una celda de prisión si tuviera que hacerlo.

Tenemos que crear;

es la única cosa más fuerte que la destrucción;

es la única oportunidad de que las rejas se rompan.

Nuestras manos llenas de color

alcanzando el cielo, el golpe de un pincel en la oscuridad

No es demasiado tarde

Esa noche estrellada no se ha secado todavía

Traducción: Yanina Audisio.

Tomado de:

https://inventarunpajaro.wordpress.com/2015/03/26/andrea-gibson/

 

 

PREGUNTAR DEMASIADO

 

Quiero que me hables sobre todas las personas de las que te has enamorado.

Dime por qué las amaste, y por qué ellas te amaron.

Cuéntame sobre un día en tu vida que pensaste que no superarías.

Dime qué significa para ti la palabra “hogar”.

Y descríbeme tu habitación de cuando tenías 8 años de una manera en la que pueda adivinar el nombre de tu madre.

Verás, quiero saber la primera vez que sentiste el peso del odio, y si ese día aún retumba a través de tus huesos

¿Prefieres chapotear en la lluvia o hacer bolas de nieve?

Y si fueras a fabricar un muñeco de nieve, ¿romperías dos ramas del árbol para fabricar brazos a tu muñeco?

¿O dejarías a tu muñeco de nieve manco por no ver al árbol sin brazos?

Y si lo hicieras, ¿te percatarías de que el árbol llora por ti desde que sabe que tu muñeco de nieve no tiene brazos para abrazarte cada vez que lo beses en la mejilla?

¿Besas a tus amigos en la mejilla?

¿Duermes a su lado cuando están tristes, aunque eso enfade a tu amada?

¿Piensas que el enfado es una emoción sincera, o solo la respuesta tímida de un corazón frágil en un intento de alejar el dolor?

Quiero saber qué piensas sobre tu nombre.

Y si alguna vez te despiertas en la noche e imaginas la alegría de tu madre al pronunciarlo por primera vez.

Quiero que me cuentes todas las maneras en las que has sido desagradable.

Todas las formas en las que has sido cruel.

Cuéntamelo – sabiendo que a menudo me imagino a Gandhi con diez años, maltratando a sus compañeros de escuela.

Si caminaras por una planta química, donde el humo se filtra hacia el exterior y llena el cielo con oscuras, negras nubes, ¿gritarías “¡veneno” realmente fuerte, o susurrarías, “esa nube parece un pez, aquella un hada”?

¿Crees que María era realmente virgen?

¿Y que Moisés realmente dividió el mar?

Y si no crees en los milagros, ¿cómo me explicarías el milagro de mi vida?

Quiero saber si crees en algún dios, o en diversos dioses. O mejor aún, qué dioses creen en ti.

Y todas las veces que te has arrodillado sobre el templo de tu persona, ¿tus plegarias se han vuelto realidad?

Y por el contrario, ¿no te sentiste rechazado? Y… ¿rechazado por quién[es]?

Quiero saber qué ves en el espejo un día que te sientas bien.

Quiero saber qué ves en el espejo un día que te sientas mal.

Quiero conocer a la primera persona que te enseñó que tu belleza nunca podría quedar reflejada en una sucia copa de cristal.

Y si alguna vez alcanzaras una gran cultura,

¿recordarías cómo sonreír?

¿Alguna vez has sido una canción?

¿Pensarías peor de mí si te dijera que he vivido toda mi vida fuera de tono, y no soy tan inteligente como mi poesía? Acabo plagiando los pensamientos de la gente a mi alrededor que ha aprendido la sabiduría del silencio.

¿Crees que el hormigón perpetúa la violencia?

Y si no, quiero que me digas de un prado donde mi monopatín se elevaría.

Quiero saber más que lo que haces para ganarte la vida.

Quiero saber qué parte de tu vida gastas sólo en dar.

Y si te quieres lo suficiente para permitirte recibir, también, algunas veces.

Quiero saber si alguna vez sangras a través de las heridas de otra gente.

Y si sueñas, a veces, que la vida es sólo un globo que puedes hacer explotar cada vez que lo desees – pero es algo que nunca harías porque no quieres que nunca deje de seguir.

Si un árbol cayera en el bosque, y fueras el único en oírlo, si su caída en el suelo no hiciera sonido alguno, ¿dudarías de la certeza de tu propia existencia, o tomarías el sol en la dicha de tu nada?

Y por último, déjame preguntarte esto:

Si tú y yo diésemos un paseo, y no hablásemos en todo el camino, ¿crees que nos besaríamos eventualmente?

No, espera. Eso es preguntar demasiado – después de todo, es sólo nuestra primera cita.

Tomado de:

Tomado de:

https://libroemmagunst.blogspot.com/2014/04/andrea-gibson-preguntar-demasiado.html

 

 

Mucho pedir

Quiero que me hables de todas las personas de las que te hayas enamorado.

Háblame de por qué las querías,

háblame de por qué te querían.

Háblame de un día de tu vida al que pensaste que no sobrevivirías.

Háblame de lo que la palabra hogar significa para ti

y háblame de forma que adivine el nombre de tu madre

solo por cómo describías tu habitación

cuando tenías ocho años.

Mira, quiero saber cuándo sentiste el peso del odio por primera vez,

y si aquel día todavía tiembla bajo tus huesos.

¿Prefieres chapotear en charcos de lluvia

o revolcarte en barriguitas de nieve?

Y si construyeras un muñeco de nieve,

¿arrancarías dos ramas de un árbol para ponerle brazos a tu muñeco?

¿O dejarías al muñeco de nieve manco

solo para dejar aquel árbol intacto?

Y si así lo hicieras,

¿notarías cómo ese árbol llora por ti

porque tu muñeco no tiene brazos para abrazarte

cada vez que lo besas en la mejilla?

¿Besas a tus amigos en la mejilla?

¿Duermes a su lado cuando están tristes,

aunque tu pareja se irrite?

¿Crees que la ira es un sincero sentimiento

o solo el tímido movimiento de un corazón frágil que intenta sacudirse el dolor?

Mira, quiero saber qué piensas de tu nombre

y si a veces te quedas despierta por la noche e imaginas la felicidad de tu madre

cuando lo dijo por primera vez.

Quiero que me hables de todas las veces que hayas sido mala.

Háblame de todas las veces que hayas sido cruel.

Háblame, sabiendo que a veces imagino a Gandhi con diez años

pegando a los pequeños del colegio.

Si pasaras junto a una planta química,

donde las columnas de humo llenasen el cielo de nubes negras,

¿gritarías: «¡veneno!, ¡veneno!, ¡veneno!» muy fuerte

o susurrarías:

«esa nube parece un pez

¡y esa nube parece un hada!»?

¿Crees que María de verdad era virgen?

¿Crees que Moisés de verdad separó el mar?

Y si no crees en los milagros, dime,

el milagro de mi vida, ¿cómo me lo podrías explicar?

Mira, quiero saber si crees en algún dios

o si crees en varios dioses.

O mejor aún,

qué dioses creen en ti.

Y tras todas las veces que te has arrodillado ante el templo de ti misma,

¿se han cumplido tus plegarias?

Y si no, ¿te sentiste rechazada?

Y si te sentiste rechazada, ¿rechazada por quién?

Quiero saber lo que ves cuando te miras al espejo

un día en el que estás bien.

Quiero saber lo que ves cuando te miras al espejo

un día en el que estás mal.

Quiero saber quién fue la primera persona en enseñarte que tu belleza

se podía reflejar en un barato trozo de cristal.

Si alguna vez alcanzas la iluminación,

¿recordarás cómo reír?

¿Alguna vez has sido canción?

¿Pensarías mal de mí si te dijera

que he vivido toda mi vida un poco desafinada?

Y no soy ni de lejos tan brillante como mi poesía.

Yo solo plagio los pensamientos de la gente que me rodea

y que ha aprendido la sabiduría del silencio.

¿Crees que el cemento perpetúa la violencia?

Y si así lo crees

quiero que me hables de un prado donde mi skate pueda elevarse.

Mira, no solo quiero saber de qué estás trabajando.

Quiero saber cuánto tiempo de tu vida pasas regalando,

y si te quieres lo suficiente como para también recibir a veces.

Quiero saber si sangras a veces

a través de las heridas de otros

y si sueñas a veces

que esta vida es solo un globo

que si quisieras podrías explotar

pero nunca lo harías

porque no lo quieres parar.

Si un árbol cayera en el bosque

y solo estuvieras tú para oírlo,

si su caída al suelo no provocara ruido alguno,

¿te entraría el pánico por miedo a no existir

o te deleitarías en la dicha de no ser nada?

Y, por último,

déjame preguntarte una cosa:

si tú y yo fuésemos a pasear

y al pasear no quisiéramos hablar,

¿crees que al final nos besaríamos?

No, espera. Eso es mucho pedir:

después de todo,

es solo nuestra primera cita.

Tomado de:

https://repositori.uji.es/xmlui/bitstream/handle/10234/107320/TFG_2013_fernandezS.pdf?sequence=1

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