martes, 3 de septiembre de 2024

POEMAS DE EDUARDO MILÁN

 



DECIR AHÍ ES UNA FLOR DIFÍCIL

 

decir ahí es pintar todo de pájaro

decir ahí es estar atraído

por la palabra áspera

cardo

y por el cardenal cardenal

decir ahí es decir todo de nuevo

y empezar por el caballo:

el caballo está solo

ahora está solo

no hay ahora oscuro

no hay ahora de silencio

no hay ahora de palabra

no hay ahora de silencio contra la pared:

el caballo está solo es decir está negro

saltó por encima de la blanca

purísima realidad

 

el caballo está ahí

fuga

por las hendiduras del día

florescencia

como la luna fluye

 

el caballo salta por encima de su sombra

salta por encima de su silencio

salta por encima de la realidad

salta por encima

de un universo todavía negro

antes de la suma

antes de la cima

de los colores:

montaña verde sobre cielo azul

 

la silueta del caballo es colorada

colorada de sol cuando se oculta

ahora se oculta

ahora se hunde en el caballo

moneda de sol

no hay ahora de silencio

no hay ahora de palabra

no hay ahora de caballo

 

 

Excelente lenguaje, excelente.

Puro, blanquísimo, una flor: azucena.

Los pájaros cantan en pájaro. Los castores

comen en castor. Los humanos

hablan en humano, mano a mano, tocan

su voces en la conversación. ¿Brillante?

Se dice brillante. New York se dice New York.

Lenguaje de plata se dice lenguaje de plata. Para

un siglo de oro se dice para un siglo de oro. Góngora,

Góngora, Ya era hora, cordobés, ya era hora, cordobés.

Llaga se dice fácilmente.

 

 

No consigo estar de acuerdo conmigo:

Dudo, titubeo. ¿Qué debo decir que esté conmigo

De corazón, no tanto de lenguaje?

Es que el lenguaje es tanto. Y mientras

Al costado mi hijo espera,

Al costado mi hijo espera,

Al costado mi hija espera,

Pacientemente al costado mi mujer espera:

Son tres hijos y mi mujer al costado del poema,

Al costado de mi desacuerdo conmigo.

¿Qué es esta justificación tentativa de una tiniebla

como si no tuviera derecho? La izquierda

no me lo quita sea lo que sea ese derecho no civil,

estar a una doble sombra, la de la.

Árboles referí que estaban al costado, esa paisajística

Ingenua: yo y al costado árboles en prolongación, voy con ellos,

Rasgos de una querencia con un yo central, pampa

En el dibujo, charreteras de mi camisa, hombros de mi cabeza.

Es que no consigo estar de acuerdo yo profundo

Con yo profundo, va uno por su lado y otro por su lado

Ladeados reconociendo lados de los que dudo, soldados

No israelíes tipificados en su tipo ni soldados por soplete

A mi yo –mijo incaico de rodillas ante lo que cae- sino

Soldados por el sol dados a la infancia del cubilete.

 

 

por la dignidad el mendigo despega, uruguayo

derechos humanos son desde que nace

toda la vida durante el paso por el lomo de la ballena

figura de fuente de la abundancia

surte

se enseña en la escuela sin loro

sobre el pupitre sin loro

niño, ser sin loro

ni flor de loto

debajo de un cielo de espaldas al pasto

la dignidad por la que el mendigo despega

de la mano que le deja caer

de las caídas de la mano

una indigencia que no se reduce

sino en necesidad, no en esencia

una casa que embriaga la sobriedad

escancia el éxtasis

eso en el mundo en que hay todo escasea

 

 

estaba un enero a los 14 años en la estancia de mi padre en Tres Cruces

tierra límite entre Tacuarembó y Salto

tenía un garrafón de agua, una guadaña para cortar la yerba mala extendida

un perro, un caballo, todo el sol de la mañana a pique, soñaba

 

ahora que no estoy allí recuerdo la estancia de mi padre

el garrafón de agua, la guadaña, la extendida yerba mala

el perro, el caballo, todo el sol de la mañana, ya no sueño

 

sueño con soñar lo que soñaba -todo junto-

ese enero en el campo con el sol a pique

que So-shu soñó

 

salvo en mí

no está mi padre

 

 

a William Rowe

 

la leyenda del poema que no es desde hace mucho

 

la leyenda del poema que no es sino yendo

esas serían las nuevas incrustaciones

las grietas en la roca, las hendiduras, ahí

 

ningún metal, oro menos, amalgama

huevos en la grieta mientras vuelve a la caza

 

lo que viene del fondo del tiempo aparece, cotidiano

el día cierto, no se puede mentir, se experimenta entre

común, no común, viven mojarras, saltan pulgas

 

la mirada técnica, incisiva, técnica, distante

ojos apretados hasta un filo de lámina, esa, exacta en el corte

la mirada de la pregunta, la que quiere saber qué hay

dentro de un topo, qué más que órganos, vísceras, sangre

la mirada del vecino, la mirada del anciano, la mirada del niño, no

un niño abre los ojos, suelta sus labios

 

corazón comunica corazón

Comuna con Comuna, en una tea el cruce de aldea a ciudad

pigmentos del fuego, incisiones negras en el rojo amarillo

lo que se derrite, lo que chispea desparrama, llamas voladas por el viento

y una idea encendida que va de tea en tea, idea de día, de noche antorcha

todo un espacio para sí mismas

 

antorchas

 

la leyenda del poema que no es sino yendo pasa por París, 1871

La Comuna, ahí ve si se queda, si sigue, se diluye

 

está muy cerca de lo que hablo

amor jugado, amor cumplido

 

 

reserva de vulnerabilidad

la palabra es larga, el lugar no es otro

poeta no es más ni menos que otro sin lugar

el que se hace un lugar entre palabras

difícil que se haga un lugar entre silencios

uno entre millones sin más ni menos humildad

los que vienen subiendo por la Bicentenario

habían salido de Honduras “porque tenemos miedo”

los que se hundieron en el tránsito Venezuela-

Trinidad Tobago por lancha en tres horas

tardó en arder, ahora arde la mujer en México

matan diez mujeres al día en México

arde de una ira tan antigua que atraviesa

el musgo de las piedras de Tenochtitlán

a esto lo cambian las mujeres y el clima

el calor y el calor, uno de mujer

otro de polo que se derrite y ola que se levanta

el mar que vuelve se retira para volver

y envuelve a la Madre Naturaleza, esa metáfora

de lesa humanidad -algo lo tenía que hacer

Comuna de París, Cabaret Voltaire, los tres primeros

años de la Revolución Rusa y mayo del 68

Internacional Situacionista, Woodstock

yippies contra la producción

momentos impensables, vislumbres de un abismo

que salva -porque nada salva ni la hondonada a donde van a dar

los cantos muy cantados en la reina red

o los aún inéditos en ensayo nocturno

-la Gran Nada de los Maestros de la Nada

-si el frío regresa

no vendrá a pedirme a mí cobijo

él tiene su casa

soy de los fuegos de invierno

Tomado de:

https://www.zendalibros.com/7-poemas-de-eduardo-milan/

 

POLÍTICA la música y política la arena,

políticos el viento y sus alrededores.

Político el silbido de la serpiente

superficial sobre la arena superficial,

su seseo dejó una huella. Vean:

SSSSSSSSSSSSS -dejó una huella.

El viento sobre la arena la borrará,

su goma de borrar seseos, silbidos

para que sólo haya un silbido sin tiempo,

el suyo, sin memoria. Porque si no es de la memoria

de lo que se trata de qué se trata esta embestida

de la bestia que se vistió de nosotros, de plural,

de primera persona del plural: masa.

Más que de pan habría que hablar de Pan,

Pan los trajo aquí donde la ausencia es mayúscula.

 

 

EL POEMA que se dio cuenta

Que permanecería sólo en la deriva

De escribir sobre el poema

Salvaba así su vida. No temas -se dijo-,

El tema del poema es el poema.

Fuente que se alivia: parió.

Autonomía, autonomía.

Grito que se despliega por el pueblo

Que sobre sí mismo se dobló

Por un momento, respiro, por aliento,

Al poema le salvaste la vida.

Y también lo invisible, inocente

Reino que no se reduce.

 

 

UN POETA dice de otro:

«este tipo miente». Y nubes

ciñen su entrecejo, y las ovejas

suspenden su serena flotación.

¿Cómo lo sabe? Era una escritura

poéticamente correcta, iba

contra lo establecido del lenguaje cotidiano

y también contra lo establecido del poético,

volvía sobre sus pasos -no exactamente:

un surco más abajo- cumplía:

con las generales de la ley, imagen tras imagen,

fila india que entre dos levanta humo,

olía a incienso fuera de la recámara,

avanzaba hacia un Japón barroco, inexistente.

Y se oía el trote de un caballo.

¿Cómo supo el poeta que mentía el otro?

Es muy difícil no mentir en poesía,

entre una imagen, no mentir, y la siguiente.

Pero se puede. Lo leí en Miguel Casado.

 

 

«LA CRÍTICA brutal a todo lo existente»

incluye una crítica brutal al lenguaje poético

un lenguaje que venía -parecía-

salvado de todas -sólo el insecto

 

la poesía que cree que en su lenguaje está cuidada

no está cuidada en su lenguaje

- «contame un cuento para dormir, papá»

-te cuento: la poesía es lugar que no tiene lugar

eso lo hace un lugar de gran coartada de vida

lo que no tiene lugar no se destruye

la lucha es por los lugares y los bienes

verdaderos males para los que no los tienen

rima asonante

 

la muerte de la poesía es de una belleza perfecta

funerales de lo que no tiene lugar

luto de lo sin lugar

góndolas cubiertas en procesión por los canales

Venecia negra

 

Casanova murió, sigue la poesía

 

Cita: Marx

 

 

NO ESTÁ en ti estar, reina irreal, con un triste,

A su lado, asoleado de pena,

Ni en un triste con una que se va con la primera

Risa más lejos de lo que parece,

Esto es así, así es esto, el revés de lo mismo.

Por eso todo el mundo los veía raro,

Por eso murmuraban a su espalda el primer poema

Nacido en el río, a la orilla que crece, puro

Crepitar crédulo, zumban libélulas.

Tomado de:

https://nuevaprovenza.blogspot.com/2019/08/cinco-poemas-de-eduardo-milan.html

 

 

Humildad, la fuente inagotable...

 

Humildad, la fuente inagotable

de recursos naturales es un río

que no quiebra, un río

que fue lluvia, una elevada

vertiente que cae

como toda la plata, finalmente.

El hombre del rocío en la cabeza

y en los hombros, el famoso rocío

de los prados, hoy canoso,

no es más que la humildad que anda,

el otrora verdura de las eras, cabizbajo.

No está solo: una bandada

anda empapada como voz de Neruda.

Ese río, dios mortal del mar,

renace en meaculpa de la lluvia.

 

 

Inventarse otro corazón...

 

Inventarse otro corazón

con ritmo lento, parece ser la idea.

Este presente será una eternidad

menos la falta, parecería el augurio.

Un corazón con falta puede andar

mucho más lento, con su seguridad

vacía. Las palabras podrían acompañar

como muletas la falta del corazón,

el gran faltado. El corazón, no yo,

es el faltado y las palabras sin corazón.

Es El faltado.

 

 

Jugados como siempre...

 

Jugados como siempre

estuvimos, como echados

aunque fuese sin echar fuera del mundo, dados

a las condiciones reinantes, a la eterna

imprecisión del hecho en sí

que se sustrae, cortante

 

o en secreto: ese caracol

que no escucha sino su ruido interno

de mar, que oye llover

particularmente sobre sus chapas

gotas precisas, las traslúcidas,

las que filtran toda densidad, toda viscosa

sofocación: botas entrando a la Universidad

cuando la aurora, sabia, distraída,

como un golpe de caballos fuera de épica.

 

 

No volver sino volver...

 

No volver sino volver

a decir, ahora adherido

a tu piel, que da lugar. Hablo

de tu piel que es de lo poco

que conozco y esplende.

No soy más que la sombra de tu cuerpo

pero puedo hablar, sombra que habla

pero habla. Soy un residuo de un cielo,

el tuyo, un azul abierto.

 

 

Palabra, no busques tu cuidado...

 

Palabra, no busques tu cuidado

como una piedra preciosa buscaría

un resguardo de los ojos ávidos

de un pueblo en busca de pureza.

Aquí la pobreza es entrañable, un poema

un intento mayor, el de salir.

Como esos elementos sometidos a altas,

muy altas temperaturas se subliman

para perder su peso original, grave,

no como piedras preciosas que descienden,

vete como esos elementos por el aire.

No pureza: felicidades para ti.

 

 

Piedad o compasión...

 

¿Piedad o compasión

la tuya, sombra?

Piedra de la piedad, en todo caso,

por el que tropieza, compasión

por los arrepentidos, por los con dolores

cóndores del habla. ¿Y cuál

sino ésta? La de haber hecho derivar

el cóndor del dolor, como un ancestro.

Como lo prueban estos como picos

de los últimos acentos, sombra.

 

 

Pierde peso, pierde peso...

 

Pierde peso, pierde peso,

todo consiste en perder peso,

hundidos en la nieve de un regreso

imposible. En aquella infancia suiza,

polvo ahora de otras sienes, en la América

hecha trizas en su nombre, en el barro de

su nombre, en su chocolate nadie vive.

¿Y quién vive en la Europa de sus sueños

o en su Asia entrecerrada? Dobladuras

de la memoria para que quepa en el sobre,

para que medialune el recuerdo. Noticias,

no eres tú. Ahora estamos en presente

como en un para siempre preciso,

pájaros de un aire de otro reino, azules.

 

 

Por qué amo tu locura...

 

¿Por qué amo tu locura,

tu desparpajo, tu falta

de reloj y tus atajos

cuando estoy prácticamente a punto

de caer de cabeza en el abismo?

 

O sea en ti. Pero no sólo

eso: hay mucho más de ti que quiero

y no revelo. Esa lámpara

que enciendes en el fondo.

 

 

Señora mía que no quieres pertenecer...

 

Señora mía que no quieres pertenecer

porque insistes en que así te pierdes

a ti misma como de vista: mire bien,

voy hacia usted con este sentimiento

que he logrado juntar todo este tiempo

sin poco esfuerzo. Voy a su escondrijo

donde te escondes detrás de las moradas,

voy con todo mi capital a cuestas -vea bien

Roma mía, estos ahorros de amor para tu rosa.

No te me ocultes más, no se me niegue no

el pan de amor que incluye toda clase,

son momentos de desintegración mayor,

no totalice la noche del tanteo

que ciego soy, ceguera tú, ambos de amor.

Fíjese que voy con la ciudad encima,

recuerda el triste caballo de madera.

 

* * *

 

 

Estas palabras de amor entrecortés, estadas,

estas palabras estadas en el canon,

en la boca de los que las dijeron antes

-y fueron muchos -ahora quieren ser preciosas

a puro sentimiento. Por poco tiempo

estadas -y luego fueron de la boca de otros

por un momento, uno solo, de temblor.

Temblor, temor a ser rechazadas por la oreja

interrogante, "¿qué dices?", puesto el signo

de caracol enfrente. Ese beso no se dio.

Recíbelas, fírmalas con la firmeza de tu lengua,

langue de otra sangre si ignoras el signo.

 

* * *

 

 

Señora que dejas mucho que desear

al alcance de mis ojos pequeños

-pequeños: que no se detienen-: no tientes

al pobre de capital, no aumentes la tensión

de la ausencia. Entiende, mucha es la falta

en estos tiempos de roer tan duro, de colinas

y valles, de limones y rosas, de afueras

y adentros -sobre todo de adentros.

Ya está la intemperie en llaga viva,

no le propongas calor.

 

* * *

 

No demasiado

pero sí mucho.

no demasiado como masa

diluyendo al creyente en ti,

quitándole intensidad: "aquí estoy",

dile al que huye, "regresa a casa",

Mucho es el sentido que se ha perdido en la marcha

de ir hacia dónde, en la mancha de ir hacia

o en la de ir: se ha perdido el sentido

a sí mismo, ensimismado.

Sin sentido de mí estás dormida en tu sueño,

no yo, vuelve tú.

 

* * *

 

El poema de amor todavía va.

El canon de este tiempo dice: aquí no.

El Colorado ausente, esplendor ausente

entre dos o más de dos: no hay lugar,

El implosivo, explosivo, extraterrestre pecho:

no. Pero existe el poema de amor, va.

Hay que decirles a esas cosas que sí existe

el poema de amor: entrañable de oscuras,

pudorosas o impúdicas, olorosas quizás.

 

* * *

 

El que oculta en su manga un castillo,

guarda una fortaleza debajo,

una odisea que no dice, una estación espacial:

tiene artefactos, tiene futuro,

en silencio le funciona una industria militar.

Debo decirlo: triste de mí que nada tengo,

absolutamente nada de absoluto, ni su sombra,

ni unas migajas como consuelo de amigo

a excepción de ti: sola contra la guerra,

tú contra los blindados, ciegos dados.

 

 

Sin profundidad que reubique...

 

                                                                             A Antonio Ochoa

 

Sin profundidad que reubique

las estrellas en la noche nueva

pasa el poema hacia la pregunta:

¿para qué sirvo? ¿Para qué todo esto?

Desdén, dolor,

desencanto en los ojos antes

encantados, poco pan con mano preparada

por dinero. Para esto:

como alivio del hambre milenaria

de los hombres que no tienen

más que eso.

 

 

Todo está ligado...

 

                                                                        A Eduardo Vásquez

 

Todo está ligado

como para separar el pájaro

del aire y condenar al aire

como irrespirable. Todo está

ligado: toda la ciudad es un templo

-se refiere José a Sarajevo-, no sólo

las iglesias. Rosas llaman a los cráteres

donde estallaron granadas.

¿La llamada frivolidad, los tacones altos

de la adolescente, tan criticados por mí

como vanos en la adolescente que no veía

la bomba, el hambre, Sarajevo? Son los distintos

tiempos, lo que aquí se hace pero no resuelve

otro tiempo, lo que en otro tiempo se hace

pero no resuelve aquí. De oeste a este,

de norte a sur: el que decide no está

en el perfume que quieres, el que decide

el bombazo quiere estar en Dios.

Y la bomba es demasiado física, demasiada materia

condensada, tanto

como para estallar: el bombazo como nostalgia

de la explosión original, un deseo

de retroceder a un pequeño dios autorizado o de que,

más adelante en el tiempo,

llueva llanto.

 

 

Una rica me dijo que los pobres...

 

Una rica me dijo que los pobres

no tienen sentimiento. Era una lírica,

un yo profundo, una garza. Hay gente pobre,

en cambio, apegada

al ritmo del corazón de sus hijos,

a su llanto, a sus palabras bajas

que no alcanzan la estatura del Sentido

o recortadas, en sus brotes.

Un plátano, para ellos, es un plátano,

un beso, un beso, sobre todo el de la madre,

la mano del padre en la cabeza es un momento

de ascensión, ascender a la mano del padre.

Hay algo inminente cuando comen: comen, amiga lírica,

como si fueran a perder lo que está puesto

ahí adelante, comen con nostalgia, el plato

se coloca en el futuro, allí donde decían

los apaches: «Algún día comeremos una buena comida».

Esto es muy general, a grandes rasgos, esquemático,

pero como el amor no conoce espera, quema.

Tomado de:

http://amediavoz.com/milan.htm

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