sábado, 17 de julio de 2021

POEMAS DE MARIE LUISE KASCHNITZ

 


(enero 31, 1901, Karlsruhe, Alemania - octubre 10, 1974, Rome, Italia)


Hiroshima

 

Traducido por Sina Böttger, Thorben Franke, Marie-Claire Kieffer, Pia Kohn, Julian Novoselac, Lukas Plakolm, Deborah Ploen, Carlotta Priebe, Geske Röh, Barbara Sälhoff, Lambert Michail Olof Schultz, Roya Shafa, Josefine Stoffers, Sina Stoll, Carina Storm, Florian Weber y Katharina Weber2 bajo la dirección de Jimena Hernández Alcalá

 

El que soltó la muerte sobre Hiroshima

entró en un monasterio, allí tocó las campanas.

El que soltó la muerte sobre Hiroshima

saltó de la silla a la soga, se estranguló.

El que soltó la muerte sobre Hiroshima

cayó en la locura, defendiéndose de los cien mil

fantasmas que lo atacan por la noche

resucitando por él del polvo.

 

Nada de todo eso es verdad.

Hace poco lo vi

en el jardín de su casa delante de la ciudad.

Los setos aún eran jóvenes y los rosales ralos.

No crecen tan rápido como para poder esconderse

en el bosque del olvido. Bien se podía ver

la desnuda casa de suburbio, la joven mujer

que en su vestido floral estaba a su lado

la niña pequeña de la mano de ella

el chico sentado sobre la espalda de él

agitaba el látigo sobre su cabeza.

Muy bien se le podía reconocer

cuadrúpedo sobre el césped, la cara

desfigurada por la risa, porque el fotógrafo

estaba detrás del seto, el ojo del mundo.

Tomado de:

http://www.archivopdp.unam.mx/index.php/4902

 

UN ÚLTIMO POEMA

 

Ay de mi Yo, escrito en minúscula,

tan capaz todavía

de percibir con todos sus sentidos

este mundo, y ¡qué mundo!

De lanzadores de agua, de estudiantes

que se refugian,

porras de policía

sirenas angustiosas,

trenes veloces más veloces cada vez

al salirse de sus carriles,

tentáculos veloces más veloces,

¿Cuál será vuestra muerte, nietos míos?

 

El descenso al averno:

¿Oh, quién podrá salir de tal lugar, erguido

como nosotros aquel entonces

en que dejamos las siniestras catacumbas,

sentándonos alegres con los monjes

a tomar miel y vino?

 

Nunca he volado, por el Gran Cañón, mas siempre

vuelvo a tomar de nuevo aquel camino,

siempre de nuevo por el bosque

del hermano, debajo de las ramas

mojadas por la lluvia,

oh ruido de los pies

en el musgo mojado,

¿cómo caminaremos por esta senda, un día,

pies ligeros de sombra?

 

Últimamente, todo aquello

acontece a mi propia cabeza.

Espacio, misterioso

como el telar en el teatro donde flotan

tantas cosas fijadas en el techo,

y donde el suele se abre para tantas

y tantas cosas, entregándome

siempre de nuevo mi retrato propio,

calladamente, a gritos...

 

Ay, mi mal tiene nombre.

Pero yo no lo digo.

Mis pensamientos huyen con pavor.

 

Un día, sin embargo, sucedió.

Un pensamiento, un verso, apasionadamente

subió con violencia, desgarrando

mi piel: cobrando forma.

 

Sigue el paisaje, igual a través de los tiempos,

y los ríos, fulgentes al fulgor de la luz,

Drina, Danubio,

y el mar de Amalfi, mar azul y negro...

 

Y la música que renueva

siempre con novedad el flujo del contacto;

 un ensayo de orquesta; y por encima

del ala poderosa de un piano, el director

 reclama y amenaza y apacigua,

cual aves espantadas y se posan

de nuevo en el teclado, cual las aves

que tenazmente tornan al campo del maíz maduro.

 

 

¡Oh, ciudad dominguera, tu silencio

cuando el viento despeina el cabello

de los álamos altos! ¡Oh señero

meditar en aquel balcón!

 

Yo, bendita por esa

bendición de las parturientas

que mi pueblo bendice,

vieja costumbre. Yo bendita

antes de dar a luz mi propia muerte,

y libre a dirigir mis propios pasos,

me espero. Aguardo a que de nuevo irrumpa una inmensa alegría,

sin fin

y sin sentido...

Tomado de:

https://maitaguadalupe.blogspot.com/2016/05/marie-luise-kaschnitz-un-ultimo-poema.html

 

Entrevista

 

Cuando llega, el visitante,

El curioso que te interroga,

Luego confiesa que no coleccionas sellos,

Toma fotos a color,

Cría cactus.

Que no tienes casa,

ni televisión,

ni maceta.

Que no sabes por

qué te sientas y escribes, de

mala gana, ya que no te da ningún placer.

Que aún no has descubierto

el sentido de la vida aunque seas viejo.

Que has amado, aunque insuficientemente,

Que has luchado, aunque con brazos vacilantes.

Que has estado en casa en muchos lugares

pero no tienes derecho a una casa en ninguno de ellos.

Que anhelas la muerte y la temes.

Que no puede proporcionar ningún modelo excepto este:

Sigue abierto.

 

Tomado de:

https://peterln.wordpress.com/2020/03/31/marie-luise-kaschnitz-two-poems/

 

"Un mapa de Sicilia"

Dibujaré el contorno para ti. Es un ala

del hombro de la diosa de la victoria.

La vista lateral es un trozo de montaña escarpada

detenida por el brillo del sol,

el mar a su alrededor cubre la llanura

con arena y algas y con bancos de peces.

Las líneas estriadas son para elevaciones empinadas.

Los valles de los ríos se dejan en blanco.

La corona dentada significa la montaña donde

tiene lugar la boda del fuego y el hielo. Muévete un poco

alrededor de la mesa. Mira, inclino la jarra de aceite.

Dondequiera que veas caer gotas sobre la mesa

es donde crecen las aceitunas negras y plateadas.

Dondequiera que deje caer migas de pan, piense en cosechas

En las colinas rojas, la amplia gama de rejas de arado.

La sal que vierto, esta blancura en el este representa la

comida del océano, la sal y el pescado;

La rodaja de limón, un trozo de la luna amarilla,

Para la sombra de las glorietas, flores dulcemente perfumadas.

Dibujaré flechas rojas claras a través del océano,

Una del continente, una de África,

Una del Peloponeso, una de España,

Para mostrarte las rutas de los conquistadores extranjeros.

Ahora corre hacia el camino del jardín y trae

algunos guijarros blancos pequeños. ¿No te miran

como cúpulas y templos a la luz de la luna?

Pero mira, pisotearé mis pies

Y se sacuden y bailan;

Nada puede evitar caer en un terremoto.

Tiraré de la lámpara hacia adelante y la empujaré hacia atrás

Vuelva a tirar de él hacia adelante. Ahora luz. Ahora oscuridad.

Esplendor y muerte, eterna discusión.

¿Dónde está el campesino que amasé

de un trozo de pan? Sigue ahí, como siempre.

Manos a la obra. Se inclinó un poco más

que al principio. Y ahora, ¿qué es todo esto?

Pan, sangre y piedra. Un pedazo del mundo occidental.

Tomado de:

https://medium.com/poem-of-the-day/marie-luise-kaschnitz-a-map-of-sicily-201bfbb5135e

 

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