Hiroshima
Traducido por Sina Böttger, Thorben Franke, Marie-Claire
Kieffer, Pia Kohn, Julian Novoselac, Lukas Plakolm, Deborah Ploen, Carlotta
Priebe, Geske Röh, Barbara Sälhoff, Lambert Michail Olof Schultz, Roya Shafa, Josefine
Stoffers, Sina Stoll, Carina Storm, Florian Weber y Katharina Weber2 bajo la
dirección de Jimena Hernández Alcalá
El que soltó la muerte sobre Hiroshima
entró en un monasterio, allí tocó las campanas.
El que soltó la muerte sobre Hiroshima
saltó de la silla a la soga, se estranguló.
El que soltó la muerte sobre Hiroshima
cayó en la locura, defendiéndose de los cien mil
fantasmas que lo atacan por la noche
resucitando por él del polvo.
Nada de todo eso es verdad.
Hace poco lo vi
en el jardín de su casa delante de la ciudad.
Los setos aún eran jóvenes y los rosales ralos.
No crecen tan rápido como para poder esconderse
en el bosque del olvido. Bien se podía ver
la desnuda casa de suburbio, la joven mujer
que en su vestido floral estaba a su lado
la niña pequeña de la mano de ella
el chico sentado sobre la espalda de él
agitaba el látigo sobre su cabeza.
Muy bien se le podía reconocer
cuadrúpedo sobre el césped, la cara
desfigurada por la risa, porque el fotógrafo
estaba detrás del seto, el ojo del mundo.
Tomado de:
http://www.archivopdp.unam.mx/index.php/4902
UN ÚLTIMO POEMA
Ay de mi Yo, escrito en minúscula,
tan capaz todavía
de percibir con todos sus sentidos
este mundo, y ¡qué mundo!
De lanzadores de agua, de estudiantes
que se refugian,
porras de policía
sirenas angustiosas,
trenes veloces más veloces cada vez
al salirse de sus carriles,
tentáculos veloces más veloces,
¿Cuál será vuestra muerte, nietos míos?
El descenso al averno:
¿Oh, quién podrá salir de tal lugar, erguido
como nosotros aquel entonces
en que dejamos las siniestras catacumbas,
sentándonos alegres con los monjes
a tomar miel y vino?
Nunca he volado, por el Gran Cañón, mas siempre
vuelvo a tomar de nuevo aquel camino,
siempre de nuevo por el bosque
del hermano, debajo de las ramas
mojadas por la lluvia,
oh ruido de los pies
en el musgo mojado,
¿cómo caminaremos por esta senda, un día,
pies ligeros de sombra?
Últimamente, todo aquello
acontece a mi propia cabeza.
Espacio, misterioso
como el telar en el teatro donde flotan
tantas cosas fijadas en el techo,
y donde el suele se abre para tantas
y tantas cosas, entregándome
siempre de nuevo mi retrato propio,
calladamente, a gritos...
Ay, mi mal tiene nombre.
Pero yo no lo digo.
Mis pensamientos huyen con pavor.
Un día, sin embargo, sucedió.
Un pensamiento, un verso, apasionadamente
subió con violencia, desgarrando
mi piel: cobrando forma.
Sigue el paisaje, igual a través de los tiempos,
y los ríos, fulgentes al fulgor de la luz,
Drina, Danubio,
y el mar de Amalfi, mar azul y negro...
Y la música que renueva
siempre con novedad el flujo del contacto;
un ensayo de
orquesta; y por encima
del ala poderosa de un piano, el director
reclama y amenaza
y apacigua,
cual aves espantadas y se posan
de nuevo en el teclado, cual las aves
que tenazmente tornan al campo del maíz maduro.
¡Oh, ciudad dominguera, tu silencio
cuando el viento despeina el cabello
de los álamos altos! ¡Oh señero
meditar en aquel balcón!
Yo, bendita por esa
bendición de las parturientas
que mi pueblo bendice,
vieja costumbre. Yo bendita
antes de dar a luz mi propia muerte,
y libre a dirigir mis propios pasos,
me espero. Aguardo a que de nuevo irrumpa una inmensa
alegría,
sin fin
y sin sentido...
Tomado de:
https://maitaguadalupe.blogspot.com/2016/05/marie-luise-kaschnitz-un-ultimo-poema.html
Entrevista
Cuando llega, el visitante,
El curioso que te interroga,
Luego confiesa que no coleccionas sellos,
Toma fotos a color,
Cría cactus.
Que no tienes casa,
ni televisión,
ni maceta.
Que no sabes por
qué te sientas y escribes, de
mala gana, ya que no te da ningún placer.
Que aún no has descubierto
el sentido de la vida aunque seas viejo.
Que has amado, aunque insuficientemente,
Que has luchado, aunque con brazos vacilantes.
Que has estado en casa en muchos lugares
pero no tienes derecho a una casa en ninguno de ellos.
Que anhelas la muerte y la temes.
Que no puede proporcionar ningún modelo excepto este:
Sigue abierto.
Tomado de:
https://peterln.wordpress.com/2020/03/31/marie-luise-kaschnitz-two-poems/
"Un mapa de Sicilia"
Dibujaré el contorno para ti. Es un ala
del hombro de la diosa de la victoria.
La vista lateral es un trozo de montaña escarpada
detenida por el brillo del sol,
el mar a su alrededor cubre la llanura
con arena y algas y con bancos de peces.
Las líneas estriadas son para elevaciones empinadas.
Los valles de los ríos se dejan en blanco.
La corona dentada significa la montaña donde
tiene lugar la boda del fuego y el hielo. Muévete un
poco
alrededor de la mesa. Mira, inclino la jarra de aceite.
Dondequiera que veas caer gotas sobre la mesa
es donde crecen las aceitunas negras y plateadas.
Dondequiera que deje caer migas de pan, piense en
cosechas
En las colinas rojas, la amplia gama de rejas de arado.
La sal que vierto, esta blancura en el este representa
la
comida del océano, la sal y el pescado;
La rodaja de limón, un trozo de la luna amarilla,
Para la sombra de las glorietas, flores dulcemente
perfumadas.
Dibujaré flechas rojas claras a través del océano,
Una del continente, una de África,
Una del Peloponeso, una de España,
Para mostrarte las rutas de los conquistadores
extranjeros.
Ahora corre hacia el camino del jardín y trae
algunos guijarros blancos pequeños. ¿No te miran
como cúpulas y templos a la luz de la luna?
Pero mira, pisotearé mis pies
Y se sacuden y bailan;
Nada puede evitar caer en un terremoto.
Tiraré de la lámpara hacia adelante y la empujaré hacia
atrás
Vuelva a tirar de él hacia adelante. Ahora luz. Ahora
oscuridad.
Esplendor y muerte, eterna discusión.
¿Dónde está el campesino que amasé
de un trozo de pan? Sigue ahí, como siempre.
Manos a la obra. Se inclinó un poco más
que al principio. Y ahora, ¿qué es todo esto?
Pan, sangre y piedra. Un pedazo del mundo occidental.
Tomado de:
https://medium.com/poem-of-the-day/marie-luise-kaschnitz-a-map-of-sicily-201bfbb5135e
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