HISTORIA DE TODOS LOS DIAS
Levantarse
y encender el fuego de la estufa,
en el cerebro después del aspar del humo,
en los ductos de los huesos fríos de insomnio,
y buscar el camino a la mano,
desde la mano al vaso de bebida,
los remanentes de las cenizas de ayer en los vacíos
de la cara,
tal vez una tormenta de viento empujada por los
pájaros
pueda revivirlos todavía,
y vagar
de un cuerpo a otro,
y como reyes nómades: buscar el terruño cotidiano,
y, habiéndolo encontrado
o no,
pasar la noche en la carpa de una única sonrisa,
y caminar en la Creación como un extraño,
para respirar en el amanecer
veneno de los árboles,
el polvo de hierro de los pueblos,
para ir a todas las guerras.
para usar las hojas de lilas alrededor del cuello
como un collar de perro
y, entendiéndolo todo
y entendiendo nada, separarme de lo que amo
y enardecerme por lo que he amado,
descaradamente, como el hombre alquilado
de mi propia vida.
MEMORIA DE LA NIEVE
A veces el invierno cambia de idea
y comienza a caer la nieve,
en copos gruesos, desesperadamente,
como si asustada de que no verá el mañana.
Es mejor descolgar el teléfono,
desconectar el timbre de calle,
hervir a fuego lento vino con clavos de olor,
hojear entre cartas del pasado
y mirar mi vida pasada
como si no hubiese ocurrido.
Como si ningún cañón me hubiese mirado en los ojos,
ni unos ojos lascivos,
ni ninguna mano gastada se extendiera nunca hacia
mis
[manos
y todo lo que fuese política, amor
y el clamor de las campanas
me esperasen como a través de la distancia de un
océano.
Es mejor imaginar
que yo podría llorar sobre mi cabeza perdida;
el viento sopla los brotes de lilas sobre camas,
torsos y desordenadas almohadas.
Y yo podría pararme ante el juicio final
junto a buenos amigos, con una camisa finita, un
saco li-
[viano,
más allá del humo, las tabernas. Cementerios.
Miraría a un país
que está envileciéndose fuertemente.
En mi cabeza el recuerdo de la nieve;
nieve, nieve-
el yeso de una catedral
pelándose silenciosamente.
EN CASA, DE NOCHE
La luna está llena esta noche
y no puedo dormir.
Me escapo a Zamoli sobre suelas
hechas de grandes hojas de bardana.
Un bicho me pasa zumbando
y un perro ladra.
Nuestro abrevadero está lleno de agua rancia,
está lleno de mi sombra.
Y el granero está abierto de par en par
como un desvalijado mausoleo.
¿Quién va a cuidar las cosas de noche?
¿Quién va a cubrir el aljibe con la cubierta de
madera
antes de irse a dormir?
Padre se consume bajo un acolchado de plumas,
madre en el cementerio.
Cerca su cabeza en el bosque
con toda la quietud de mi vida.
Me quedo ahí largo rato, insonoros sondeos
bajo la luz de la luna.
Tal vez su muerte fue un descuido
y ella está volviendo para trillar
los negros porotos de agosto.
Pero sólo un ganso grita en su sueño
con una voz lastimera.
Sólo un murciélago de las celdas de la muerte
hace rodar la lata vacía
del aljibe.
Tomado de:
http://inutilesmisterios.blogspot.com/2013/07/sandor-csoori-poeta-de-hungria.html
Noche de agosto
Mira, una mano barre las estrellas
desde el
cielo de agosto,
como si mi madre barriera las migas de la cena de la
mesa en casa.
Su delantal, deslizándose de vez en cuando, huele a
perejil
y
cebollino
El dulce aroma de su jardín desaparecido
enviándome a dormir a tu lado esta noche otra vez.
Tomado de:
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