sábado, 22 de agosto de 2020

POEMAS DE ALBERTO SERRET

Imagen tomada de internet.
Serret (15 de agosto de 1947, Santiago de Cuba, Cuba - 6 de marzo de 2000)


Viaje menor

Recuerdo mi casa, ajena

en el vientre de Santiago

(y, como en suerte de mago,

extraigo la carta buena

de su olor): enorme, plena,

con su pasillo central

y esa guitarra de sal

que no tocó, que no toca.

Luego, silencio; a mi boca

sube un sabor de cristal.

 

Y veo a mi hermano sentado

en su rincón de la sala:

Lleva una herida (o un ala)

que desangra en el costado.

Veo el tesoro enterrado

en un cantero, y la tía

que muere de su agonía

sin final (triste y menuda).

Y allá en el fondo, esa viuda

desolación, madre mía.

 

Cuántos rostros familiares…

Gentes que vienen o van

como pedazos de pan

recién mordidos, impares.

Gentes como híbridos mares

donde aún navega mi infancia.

Retazos de esa fragancia

que me guardo en estos versos,

fantásticos universos

 

de dulce insignificancia.

 

¿Entiende el mar lo que hablo

cuando me llego a su orilla

y en la habitual maravilla

de sus almizcles entablo

un diálogo mudo, y hablo

conmigo mismo ante él?

No hay anclas ni timonel

para ese diálogo humano

que deja sal en la mano

y agua de sal en la miel,

o fluye bajo mi piel

hasta quedarse en el fondo.

Líquenes rojos que escondo

en un secreto bajel:

mi viejo barco, mi fiel

bajel de infancia. Si amar

es como morder o echar

al viento una red de plata,

¿por qué la angustia me mata

 

cuando hablo con el mar?

 

Diestra y siniestra

Aquí dejo mis manos, al alcance de todos:

sus yemas, sus nudillos, sus dientes apretados,

sus anchos equinoccios y esos montes poblados

por las múltiples formas de la inquietud y el modo.

 

Si sudan fuego líquido, si palpan al través

la soledad o el nardo de otra mano desnuda,

si posan a las cámaras para una estampa muda

que funde en sus imágenes el dorso y el envés;

 

si claman por caricias o se aquietan, neutrales,

tras pasar como inmensas tataguas agoreras

por los filos del ser; si construyen naciones…

 

siempre serán mis manos como absortos cristales

de acomodar el mundo, y a pesar de esa fiera

que acecha agazapada en tantos corazones.

 

Aquí dejo mis manos. Que las tome el que quiera.

 

¿Y qué olor tiene el amor?

¿Olor a sangre que llega

y a leche humana, y a siega

de millo fresco, a dolor?

Sorbo de lirios, fulgor

que abreva en copas de vino,

a la mitad del camino

toma resabio en la piel

y en un adiós de papel

sin capitán ni destino

echa su rumbo marino,

igual que un ancla que sube

y que se clava en las nubes

con su furor peregrino.

¿Qué olor a clavo y comino

se le ha prendido al olor?

Su intransferible rumor

huele a manía de besos.

¿Qué muerte lleva en los huesos?

 

¿Y la muerte, qué sabor?

Tomado de:

https://www.isliada.org/poetas/alberto-serret/

 

Si Dios existe

 

Si Dios existe es hembra y se deshace

como jazmín de carne bajo el beso.

Tiene la piel de añil y turbio yeso

y fue hecho para un fuego que lo abrace.

 

Si Dios existe es verde y transparencia

lo que hay hundido al centro de tus ojos.

Tiene tu voz, tus formas, tus antojos,

tus fuentes esenciales y tu esencia.

 

Creo tener a Dios entre mis brazos

mientras desato los oscuros lazos;

lo exprimo cuando aprieto tu cintura.

 

Si Dios es esto es húmedo y caliente.

Voy a guardarlo en mí, profundamente,

preso en mí, desterrado en mi ternura.

Tomado de:

https://juliocesarsrg.wordpress.com/2013/07/05/si-dios-existe-alberto-serret/

 

Campos de la mariposa 

 

Los cuerpos, ah los dulces pobres cuerpos humanos

con su tronco y sus pencas, sus raíces desnudas

batiendo el aire: copas profanas que la noche

dotó de lenguas húmedas, de contráctiles manos

 

y huesos inconformes cuya existencia muda

sube a la piel, pujante, descerrajando broches.

Abatidos parecen casi banderas puestas

a hinchar la superficie de los horizontales

 

sentidos de la inercia, como lagos carnales

donde el placer arroja sus anclas imperfectas.

De pie, son el enigma constelado de grutas

 

y cúspides turgentes que florecen o estallan:

Mensajes de uno mismo donde las voces callan

y emprenden el ascenso por innombrables rutas.

 

Los cuerpos, ah los dulces pobres cuerpos humanos

llenos de lenguas húmedas, de contráctiles manos.

Tomado de:

http://serretalberto.blogspot.com/2013/07/poesia_9765.html

 

Primeras aguas de enero

 

No me dejes caer, amor. La espiga

teme al sol que la entibia o que la seca,

y el alma teme al alma, al alma hueca;

y el río a las barcazas enemigas.

 

No me dejes caer, amor. El hombre

teme al hondo cristal de la semilla.

Un espectro en sí mismo que se astilla,

el hombre es un dolor que mata al hombre.

 

Te lo advierto: si caigo, irás conmigo

oculta entre las mangas de mi abrigo,

grabada en el horcón de mi cintura.

 

Si soportamos, ya no habrá condena.

Seremos miel dual en su colmena:

una mano de doble empuñadura.

Tomado de:

http://projectzu.blogspot.com/2012/09/un-poema-de-alberto-serret.html

 

 

 

 

 

 

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