miércoles, 19 de agosto de 2020

POEMAS DE TERENCE TILLER

(19 de septiembre de 1916, Truro, - 24 de diciembre de 1987, Londres, Reino Unido)

LILITH

Si hubiera estado contento con la manzana

Me endurecí por él desde la sombra del agua;

ni conoció a las bestias por mis nombres; o ser capaz

para enhebrar mi encanto a través del prado custodiado;

si, feliz en la costilla y un solo pelo

Me vestí de sudor para él y pensó mujer,

no había visto ni escuchado el aire brillante

habla con el; o creyó a mi demonio espejo,

Yo que soy hija del vaso de Dios;

o si se hubiera quedado quieto con la brujería, cabalgado

la araña-centauro de su sangre encantada

- ¿Cómo podía perder, querer o conocer un Edén?

 

Los ángeles lo desenvainaron; Eden me echó

atando mi ausencia en su amor.

¿Cuáles son el verdadero jardín y la duda?

¿Cómo puede distinguir mi imagen de mi tumba?

Me buscará en su corazón,

y encontrarme, y no saber si soy Eva.

 

"TODOS ERAN ENCANTADORES Y CON ALMAS VIVAS ..."

Todos eran encantadores y con almas vividas

engendró su hermosura en cosas despiadadas:

en tortuosas redes de piedra, milagros

de artesanía sin aliento, la creación de alas.

Para algunos eran artífices, flaxen-miembros

y vino lloroso de los ojos emplumados de los ángeles;

algunos tenían corazón de águila y se avergonzaban

de languidez humana, miembros no como los de un águila.

Eran una respiración dorada;

una luz sedosa se movía a su alrededor mientras caminaban.

Todos eran portadores de ejes, la rueda

un girasol, un giro de la tierra.

Todos fueron espíritus de una hora, un acto,

brillando en las máscaras que hiciste hermosa.

 

ADÁN FUERA DEL EDÉN

 

         bonae

sub regno Cinarae ...

         (Horacio)

 

Él conoció, pero nunca vio, a los Querubines,

la corona de Beltane excluida de la espada Cefeida,

o la puerta de oriente irreal. Para él,

 

las barreras se encuentran dentro o debajo,

su mismo exilio. Sombras del Edén, sí:

su compañero (ojos de reojo y dientes vulpinos)

 

Ofrenda en vano de su desnudez;

los pájaros aventureros, los bestiarios vivos,

que vino a la mano todavía de su amo

 

matorrales y ramas; y, más doloroso que estos,

la cercanía inalcanzable, la vista estropeada,

de toda su alegría.  Este mundo no estaba a gusto:

 

¿Qué pasa con el inmenso tiempo indefendible, la noche,

negro terminal de lo desordenado

cazadores que se arrastraban y gritaban? No mas la luz

 

el vínculo de su nombre los mantuvo: cómo abatir

el horno atronador del león; soportar la oleada de furia ambarina en el tigre,

 

de malvado marfil de lobos, el silencio

de odio polvoriento en la serpiente; el gris

estremecimiento volcánico de poder - trompeta y zumbido -

 

dios de la lava, gigante? O quedarse

el anillo de planetas hambrientos que vio arder

más allá de su fuego, fuego salvaje que se encorvó y yacía

 

y encorvado y tendido, bobinas apretando y girando?

Los terrores de la oscuridad finalmente murieron;

pero ¿hubo consuelo en los estandartes de la mañana?

 

Un nuevo paraíso sin duda yace en algún lugar del pasado

horizontes eventuales y lo conocido;

se aventuró, fue rechazado y buscó horrorizado

 

los pocos acres descortés de su propiedad.

Y así: la agonía sin lluvia del trigo,

la carne lúgubre del campo, su hueso gris y pedernal

 

que rompió la mano sobre el espacio, el calor

de cosecha parsimoniosa, y el rojo

Lilith de la guerra sobre las cosechas, la hazaña

 

herida de la amapola en el vientre del pan.

Aturdido por el trabajo en el suelo donde gay

y cardos lobos, los estranguladores azul ceniza, se extienden -

 

apresurados y apiñados y desviados, y día a día

saltaron con dientes de dragón, se regocijaron y no fueron asesinados -

vio su tiempo caer hoja por hoja.

 

Esta copa era profunda, no para ser llena a la ligera;

pero, pena o culpa, no había conocido lo peor:

los aires del Edén no debían calmarse;

 

Dios, que lo perdonó mucho, pero lo dejó maldito

con memoria (¡oh cuchillo!), y solo vidrio

de conocimiento entre él y todo lo que primero

 

hogar inefable. Eso no cambiaría ni pasaría;

y debe mirar un rato, ya, años

había usado extrañeza otoñal, y el strass

 

de escarcha apareció un emblema. Entonces que lagrimas

sus flores salobres bebieron, y qué nieve oscura

de alas descendieron sobre ergoticas orejas!

 

Cayeron árboles conmemorativos; los manantiales se agotaron;

los perros familiares estaban cegados; refugio de rocas

desgastado a formas bestiales; y hace mucho tiempo

 

el desierto vino fisionándose como una viruela

en la granja para la que no tenía remedio.

Escuche una vez más la horrible paradoja:

 

si Edén hubiera sido amurallado o empañado, o

el hombre mismo trasladado a una tierra

donde ese verano inmortal ya no ardía;

 

sí (en su pasión por la pérdida, sus celos y

dolor insoportable), fueron también afectados el Edén:

nada había sido demasiado asesino para soportarlo.

 

Pero los corazones deben marchitarse, los sentidos y el amor deben enfermar,

cuando la miseria contempla la bienaventuranza:

en rosas, no en percheros, se acelera el tormento del infierno;

 

que el infierno es más profundo desde donde se ve un cielo.

 

UN VILO EN TIEMPO DE GUERRA

Mis cartas sobre la repisa de la chimenea

están llenos de sentimiento invernal;

el amor inglés por las amnistías

cubre bloques de hierro con pintura

que ahora pueda recibir

saludo no creo.

 

Una noche de relinchos trae a casa

a cada uno su pequeña fe huérfana;

tarde como siempre, fuerte de vergüenza,

respiran las trompetas altruistas:

anualmente el mundo espera

un salvador que ella rechaza.

 

¿Quién puede, en esperanza pastoral de esto,

¿Olvidas el rugido del arma?

- donde en campos y fábricas

los rebaños agotados están esparcidos

cuyo Belén de sangre

no lleva estrella ni Dios.

 

Te mando el anodino de siempre

que adula y propicia

- la caridad de Auld Lang Syne,

fichas, propinas, el resplandor que saluda

el barajado anual de

seis peniques de amor;

 

pero festejar, aunque distante ahora,

la temporada que lo conquistará

con lazo firme de pluma y arado,

foso de canto y garganta de órgano:

Convoco a la tierra

nuestro propio nacimiento eterno.

Tomado de:

http://terencetiller.com/acarolin.html

 

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