1 – Plegaria a los ancestros
I
Despierten, luciérnagas de mi infancia
valoré mal las turbulencias de mi magro destino
no crean esta locura que cubre mi rostro y mis pies
no es de ella, ni de su matriz que yo he nacido
Perdónenme todas esas infieles esperas
no tengo patria donde grabar mis alegrías
y mi razón, día tras día se encierra lentamente
en la arena de la incoherencia de mis rutas
II
Ancestros, el sol descendió en la colina de la palabra de
ustedes
de mis dos manos y del eco de mi voz, les ruego
les ruego con todas las lágrimas en nombre de Alima
díganme la etnia del valle en donde se cosecha la sabiduría
Estrellas, ustedes que abrigan a mis ancestros en el segundo
horizonte
levanten mi voz, levanten el hambre de mi mirada
y que crezca en mí la entera esperanza de una visión
mas allá de los vapores del cielo, del del frío y del viento
de los océanos
III
¡Memoria, oh memoria! ¡cómo envejeció el tiempo en mis
arrugas!
de un cielo a otro, mis recuerdos se cubren de vejez
está oscuro, la noche como un río que fluye ha ganado al día
y las tinieblas llevan en sus olas los sueños de mi juventud
Éramos cinco y cinco, hijos e hijos, hombres entre los hombres
Nicolás cantaba, y la alegría subía para ennoblecer el color
del sol
éramos el viento de la mañana que bate sus alas en el
horizonte
¡memoria, oh memoria! ¡desde ahora está abolido aquello que
fue el hombre!
IV
Mujeres con el vientre maltrecho, ustedes madres, ustedes
tías, Ampli y Ndzama,
mírenme, vuestro hijo cae con los pies desnudos, enceguecido
por el crepúsculo
mis ojos observan el olvido frente al vacío de los cielos
mudos de errancia
denle a mi canto los favores de una danza con el aliento de mi
niñez
Ustedes, abuelas, hembras escarnecidas, mujeres honorables,
díganme
¿dónde están esos niños soñadores del lejano paraío de Okondo
aquellos que danzaban con el trance de las risas ofreciendo
sus
voces a los ancestros?
díganme, mi cerebro sin gloria pide la luz de sus palabras
V
Majestuosa tierra de Mpana con barcos cargados de color
tierra nacida de la herida profunda de un corazón traicionado
tierra de cenizas, territorio de relámpagos inmensos
¿qué es lo que han hecho del aliento Tégué de tus maestros del
fetiche?
Tierra de desgracia, la miseria del hombre es ciega
los Mwènè anuncian el destino en los más oculto de las almas
el destino todo silencioso está a la sombra de los ruidos de
la noche
pero he aquí que la sabana ha perdido el rostro de la pantera
VI
Noche de alerta, noche de desgracia, cielo sombrío, cielo
cubierto
todo se va, todo perece en la inquietud: ¡Ayéssa acaba de
morir!
ningún grito, ningún ruido, y sobre su nombre, ¡un remordimiento
eterno!
ancestros, los invoco, ¿en dónde está el camino del viviente
en esta vida?
Ayéssa yo te nombro porque tu nombre es el símbolo de la
sabiduría
la flor de tus sueños se dirigen hacia el silencio, Ngayama te
llama
Obouronto y Lendzama te buscan con el espíritu que no busca
y el silencio del cosmos en tu tumba crece como una hierba de
soledad
VII
Ellas llegaron de Baya, de Yaba, de Dzouama, de Ayandza, de
Tsongo
esas plañideras que ofrecían sus lágrimas a toda la región de
Mpana
a la espera de que un día la voz reunida del número de sus
hijos enterrados
volviera a visitar a todos aquellos del pueblo de Okondo que
fueron perfectamente amados
Vendrá la lluvia, caerá sobre nuestras heridas e inundará la
plegaria de nuestro llanto
la luna en el cielo danzará en nuestro nombre, en la ola de
una esperanza efímera
nuestros corazones rotos entre los corazones extraviados
danzarán en el fuego de la vida
nuestros corazones danzarán en el ardor de la tristeza en los
caminos del dolor.
VIII
Ancestros-raíces en la franja inmensa del lejano Yaba-Mbéti
su mirada es horizonte de luz perpetua que revela la
existencia
su sabiduría es sin descanso por la memoria de mamá Épouki
abran con honor su espacio a las espaldas solitarias de
Kélonangako
Sean indulgentes, iluminen el sendero, ahí es donde la
penumbra permanece
sus palabras, en este día, nombran el canto de la espera que
lleva a la espera
no exijan juramento a favor del enigma por sus hijos
ancestros, hagan que, desde ahora, la noche sea transparente
en la hora de las tinieblas.
Tomado de:
https://www.laprimerapiedra.com.ar/2022/01/poemas-de-gabriel-mwene-okoundji/
De la pantera
Para Aimé Césaire
Ninguno me hará creer a mí nacido en la sabana
que una pantera
se desviste de su pelaje
para disolver en el anonimato
toda huella de su piel
¿Por qué y a nombre de cuál paga se atrevería ella?
Samurai de planicies siempre de pie
en la selva
del tiempo
siempre de
pie
en tu mirada
que se mira en las tinieblas
ngo=ngo=ngo= tu nombre paralelo al sendero
ngo+ngo+ngo= lo que nadie sabe leer
yo mismo no sé más escribirlo
¡Césaire!
Roma no es sino una escala
Toda la belleza del sueño reside en el elogio de un lugar no
alcanzado
Todos los caminos llevan a la muerte. Roma no es sino una
escala. Solo está el grito que la tierra no traga
En medio de las hojas muertas que caen en lo profundo de la
selva
la montaña madura su soledad en el ombligo de una estación
estación seca: a cada noche su día
estación lluviosa: a
cada día su noche
mañana, la aurora tendrá la edad exacta de los vocablos de la
eternidad
En el día de la marcha, en la conquista del eco, está
permitido
dudar de la semilla hasta el murmullo del grano- La existencia
no necesita pruebas más allá de lo real. Ella es testigo
de su propio sendero frente a la amplitud de los presagios-
pero nunca
duda del suelo. Lugar de huella
El espacio de una vida se estira en la necesidad de existir
entre dos intervalos abiertos (llamados Nacimiento y Muerte)
Imposibles de señalar con copos de estrellas reunidas
en chispas de luz, hasta la exacta
medida del deseo humano:
diez mil años: es mucho tiempo-, un solo instante ajustaría
su gloria al día, esto bastaría
un año: es muy corto-, la llama de una estrella
necesita horizonte y tiempo. Su tarea demasiado preciosa
permanece, una labor inconmensurable
El tiempo enseña al tiempo que el hombre, el animal y el árbol
comparten, por partes iguales, los mismos secretos, la misma
mortalidad
el mismo sueño, los mismos enigmas, la misma dignidad del alma
así del árbol, del hombre y del animal
ninguno posee el monopolio del más grande numerador
El tiempo enseña al tiempo que el mundo entero reposa
sobre las rodillas
de una hormiga. El hombre no conoce al sol sino de vista, le
faltan los favores de la experiencia de lo real.
Un sol que se busca en el cielo ya no es un sol
Una luna que se busca en el cielo es una promesa cumplida
Cuestión: ¿cuál de esos dos intervalos arrimados al tiempo
fecunda a perpetuidad la vida en su entera plenitud?
¿Quién del hombre
el árbol o el animal ignora las vanidades del cielo y de la
tierra?
A cada ser su respuesta, ¡su no! ¡su sí! ¡su silencio!
no hay sino la ausencia que obliga al olvido de la respuesta
pero está bien que el proverbio sea dicho como un proverbio
La cuestión sola es inmortal. Como el grito de un mortal
en la nobleza de su nacimiento. Cada nacimiento escapa
a todos los saberes, a todos los deseos, pero todo nacimiento
es esperanza de vida en su propio camino
La tierra es favorable a todas las savias del universo
ella sólo puede dar al hombre lo que está realmente
disponible en la impermanencia del espacio donde se juega
el orden del mundo
Si la sombra es fiel a la sombra
si la luz está al secreto de la luz
si el grano reconoce su árbol
y si la corteza no niega la humedad de su tronco
la tierra inclinará su órbita para acordarse las alabanzas
de su rotación sobre ella misma
estas alabanzas son una palabra de tierra, una palabra sin
rodeos
Una palabra sin rodeos no se desvía
para quien lo sabe, las cosas cambian constantemente
para quien lo sabe, mucho aparece como un gesto frente a la
idea
para quien lo olvida, su leyenda de diversos rostros será sin
nombre
La existencia entera es una promesa extraordinaria del don
el corazón que habla, habla siempre en su lengua materna
cada ser dispone de una luz floreciendo su propio recorrido
¡ningún mortal puede enseñarle a otro la canción de su vida!
Nacemos solos y se nace solo
los ojos abiertos sobre lo ancho del horizonte
el tiempo nos acoge
el más allá nos interroga
el suelo proclama la evidencia de nuestra venida al mundo
caminamos amamos soñamos y recorremos tan naturalmente
bajo la mirada eterna de ancestros y de dioses
Mirada velada, incierta, donde todo aún se calla en el
locutorio de los mortales
mirada perturbadora, obscura pero prodigiosa dentro de la cual
en verdad, se colgó como sol en su bóveda celeste
el enigma de los hombres
inútil interrogar al enigma: ¡él tiene respuesta a todo!
Es al final del camino que comienza el caminar
quien no tiene buen pie no puede reconocer su pisada
la audacia del primer paso despierta la imposible búsqueda del
espacio
sólo se llama gloria, el período donde el dolor del cosmos
evita aquel del hombre
Pero cuando surge el ciego y mudo cruce de senderos
en el instante en que el cielo perturbado abandona su escala
de luz
¡nosotros morimos! ¡simple caída de la noche!
y se muere solo, apartado del sueño del mundo. ¡Palabra de
viviente!
Bajo las cenizas polvo de átomos cuyo destino ignoramos
un homenaje es brindado sin orgullo a la herida de lo carente
lloros, lágrimas, ruegos y lamentaciones son el trofeo de los
vivientes
Lo que hace que una piedra permanezca piedra entre las piedras
es una frase aún no mencionada en el imperio de los vivos
la palabra justa que bastaría decir para al fin cumplir el
sentido
escapa sin cesar a la bella esperanza del lenguaje que fluye
sin rostro
pero poco importa, la decepción pertenece al vigía de las
cumbres
el hombre es un todo espléndido, queda por definir el umbral
de su leyenda
Toda respuesta es palabra y toda palabra es numerosa
una lagartija llevando a una mariposa, esa es una palabra
un gallo llamando a la gallina, esta es también una palabra
el búho cantando su melopea a la noche esta es aún una palabra
la palabra no tiene padre, ni madre, ni ancestros
ella es inmortalidad divina, embarazo y crianza milagrosos
ella es espíritu del viento: ¡ningún mortal puede pedirle cita
al viento!
El silencio es un don armonioso surgido de las esferas del
cosmos
un don que –¡Oh maravilla de maravillas! -, ve nacer en su
honor
en la inmensidad del vacío y del vértigo, todos los vocablos
del lenguaje
entre murmullo y coro, entre parábola y grito, entre fervor y
torpeza
El silencio es una epopeya del comienzo de comienzos
una epopeya que permanece palabra de todos: del árbol, del
animal
y del hombre
la palabra está pues sin que lo sepa, el humilde valet del
silencio curandero
de almas
pero la emoción nacida de la palabra es música vibrante de acordes
infinitos
bajo la dirección del silencio gobernante de la vida hasta el
último suspiro
No me digas: todos los caminos llevan a Roma
Roma no es sino una escala entre las escalas, Como Burdeos
como Okondo-Ewo, como, …
todos los caminos llevan a la muerte, concédanme ese axioma
El árbol, el animal y el hombre nacen de la arena: ¡lugar de
huella!
ellos se levantan, ellos recorren, ellos caen y regresan por
siempre
a la arena- ¡lugar de la nada! – en el respeto de la vida:
¡memoria
de la arena!
Las palabras le hablan a quien posee el don de conocerlas
la vida existe allí donde la muerte no puede acabar
no hay tristeza por un difunto que deja un heredero
el agua de una fuente no llena el río sino a medias
los iniciados lo saben, también se ha dicho que ellos no lo
saben
El proverbio dice: «si tú sabes que sabes, tú no lo sabrás,
Si tú sabes que no sabes, tú lo sabrás»
los iniciados lo saben, también se ha dicho que ellos no lo
saben
Iniciar, es aprender a dar con la mirada del hombre
es dar el
saber en toda la claridad del secreto.
Ser iniciado, es aprender en la luz de una memoria
es aprender a recibir el saber entre el alba y
el
crepúsculo
los iniciados lo saben, también se ha dicho que ellos no lo
saben
es agradable encontrar agua cuando se tiene sed: decidme
¿qué os dirá mi memoria adormecida en los párpados de las
tinieblas?
Solo, alrededor de mi ordinaria soledad
Interrogo a mi alma en su afán de estar en el mundo…
(…)
Tomado de:
https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/94-95/okoundji.html
Belleza de los errores
pura belleza de los errores
esta voz agregada a la palabra
esta sumisión a los caprichos
de una palabra abortada vocablo tras vocablo
mes tras mes
en el vacío
de una ola que se embriaga
de desprecio
grano de simiente que no termina más
de nacer a la muerte
danza de sordos
para el canto de un mudo
¿de quién la falta?
-El error glorifica
lo imposible. La evidencia se encuentra
en el sumario de la historia.
La historia comienza
por una duda que no tiene más
promesa
sin agua dulce, un brazo seco del río
¡qué vida! ¡qué vida!
Murmullo I
Todo lo que se prometió
entre dos palabras
todo lo que se dijo
y se volvió a decir
en la fidelidad del vocablo
fue dicho.
¿Era necesario?
Tomado de:
https://www.laprimerapiedra.com.ar/2022/01/poemas-de-gabriel-mwene-okoundji/
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