lunes, 18 de septiembre de 2023

POEMAS DE GABRIEL MWÈNÈ OKOUNDJI


1 – Plegaria a los ancestros

I

 

Despierten, luciérnagas de mi infancia

valoré mal las turbulencias de mi magro destino

no crean esta locura que cubre mi rostro y mis pies

no es de ella, ni de su matriz que yo he nacido

 

Perdónenme todas esas infieles esperas

no tengo patria donde grabar mis alegrías

y mi razón, día tras día se encierra lentamente

en la arena de la incoherencia de mis rutas

 

II

 

Ancestros, el sol descendió en la colina de la palabra de ustedes

de mis dos manos y del eco de mi voz, les ruego

les ruego con todas las lágrimas en nombre de Alima

díganme la etnia del valle en donde se cosecha la sabiduría

 

Estrellas, ustedes que abrigan a mis ancestros en el segundo horizonte

levanten mi voz, levanten el hambre de mi mirada

y que crezca en mí la entera esperanza de una visión

mas allá de los vapores del cielo, del del frío y del viento de los océanos

 

III

 

¡Memoria, oh memoria! ¡cómo envejeció el tiempo en mis arrugas!

de un cielo a otro, mis recuerdos se cubren de vejez

está oscuro, la noche como un río que fluye ha ganado al día

y las tinieblas llevan en sus olas los sueños de mi juventud

 

Éramos cinco y cinco, hijos e hijos, hombres entre los hombres

Nicolás cantaba, y la alegría subía para ennoblecer el color del sol

éramos el viento de la mañana que bate sus alas en el horizonte

¡memoria, oh memoria! ¡desde ahora está abolido aquello que fue el hombre!

 

IV

 

Mujeres con el vientre maltrecho, ustedes madres, ustedes tías, Ampli y Ndzama,

mírenme, vuestro hijo cae con los pies desnudos, enceguecido por el crepúsculo

mis ojos observan el olvido frente al vacío de los cielos mudos de errancia

denle a mi canto los favores de una danza con el aliento de mi niñez

 

Ustedes, abuelas, hembras escarnecidas, mujeres honorables, díganme

¿dónde están esos niños soñadores del lejano paraío de Okondo

aquellos que danzaban con el trance de las risas ofreciendo sus

voces a los ancestros?

díganme, mi cerebro sin gloria pide la luz de sus palabras

 

V

 

Majestuosa tierra de Mpana con barcos cargados de color

tierra nacida de la herida profunda de un corazón traicionado

tierra de cenizas, territorio de relámpagos inmensos

¿qué es lo que han hecho del aliento Tégué de tus maestros del fetiche?

 

Tierra de desgracia, la miseria del hombre es ciega

los Mwènè anuncian el destino en los más oculto de las almas

el destino todo silencioso está a la sombra de los ruidos de la noche

pero he aquí que la sabana ha perdido el rostro de la pantera

 

VI

 

Noche de alerta, noche de desgracia, cielo sombrío, cielo cubierto

todo se va, todo perece en la inquietud: ¡Ayéssa acaba de morir!

ningún grito, ningún ruido, y sobre su nombre, ¡un remordimiento eterno!

ancestros, los invoco, ¿en dónde está el camino del viviente en esta vida?

Ayéssa yo te nombro porque tu nombre es el símbolo de la sabiduría

la flor de tus sueños se dirigen hacia el silencio, Ngayama te llama

Obouronto y Lendzama te buscan con el espíritu que no busca

y el silencio del cosmos en tu tumba crece como una hierba de soledad

 

VII

 

Ellas llegaron de Baya, de Yaba, de Dzouama, de Ayandza, de Tsongo

esas plañideras que ofrecían sus lágrimas a toda la región de Mpana

a la espera de que un día la voz reunida del número de sus hijos enterrados

volviera a visitar a todos aquellos del pueblo de Okondo que fueron perfectamente amados

 

Vendrá la lluvia, caerá sobre nuestras heridas e inundará la plegaria de nuestro llanto

la luna en el cielo danzará en nuestro nombre, en la ola de una esperanza efímera

nuestros corazones rotos entre los corazones extraviados danzarán en el fuego de la vida

nuestros corazones danzarán en el ardor de la tristeza en los caminos del dolor.

 

VIII

 

Ancestros-raíces en la franja inmensa del lejano Yaba-Mbéti

su mirada es horizonte de luz perpetua que revela la existencia

su sabiduría es sin descanso por la memoria de mamá Épouki

abran con honor su espacio a las espaldas solitarias de Kélonangako

 

Sean indulgentes, iluminen el sendero, ahí es donde la penumbra permanece

sus palabras, en este día, nombran el canto de la espera que lleva a la espera

no exijan juramento a favor del enigma por sus hijos

ancestros, hagan que, desde ahora, la noche sea transparente en la hora de las tinieblas.

Tomado de:

https://www.laprimerapiedra.com.ar/2022/01/poemas-de-gabriel-mwene-okoundji/

 

 

De la pantera

 

Para Aimé Césaire

 

Ninguno me hará creer a mí nacido en la sabana

que una pantera

se desviste de su pelaje

para disolver en el anonimato

toda huella de su piel

 

¿Por qué y a nombre de cuál paga se atrevería ella?

 

Samurai de planicies siempre de pie

           en la selva del tiempo

           siempre de pie

           en tu mirada que se mira en las tinieblas

ngo=ngo=ngo= tu nombre paralelo al sendero

ngo+ngo+ngo= lo que nadie sabe leer

yo mismo no sé más escribirlo

 

¡Césaire!

 

 

Roma no es sino una escala

 

Toda la belleza del sueño reside en el elogio de un lugar no alcanzado

 

 

 

Todos los caminos llevan a la muerte. Roma no es sino una

escala. Solo está el grito que la tierra no traga

 

 

 

En medio de las hojas muertas que caen en lo profundo de la selva

la montaña madura su soledad en el ombligo de una estación

estación seca: a cada noche su día

estación lluviosa:  a cada día su noche

mañana, la aurora tendrá la edad exacta de los vocablos de la eternidad

 

 

 

En el día de la marcha, en la conquista del eco, está permitido

dudar de la semilla hasta el murmullo del grano- La existencia

no necesita pruebas más allá de lo real. Ella es testigo

de su propio sendero frente a la amplitud de los presagios- pero nunca

duda del suelo. Lugar de huella

 

 

 

El espacio de una vida se estira en la necesidad de existir

entre dos intervalos abiertos (llamados Nacimiento y Muerte)

Imposibles de señalar con copos de estrellas reunidas

en chispas de luz, hasta la exacta

medida del deseo humano:

diez mil años: es mucho tiempo-, un solo instante ajustaría

su gloria al día, esto bastaría

un año: es muy corto-, la llama de una estrella

necesita horizonte y tiempo. Su tarea demasiado preciosa

permanece, una labor inconmensurable

 

 

 

El tiempo enseña al tiempo que el hombre, el animal y el árbol

comparten, por partes iguales, los mismos secretos, la misma mortalidad

el mismo sueño, los mismos enigmas, la misma dignidad del alma

así del árbol, del hombre y del animal

ninguno posee el monopolio del más grande numerador

 

 

 

El tiempo enseña al tiempo que el mundo entero reposa

sobre las rodillas

de una hormiga. El hombre no conoce al sol sino de vista, le

faltan los favores de la experiencia de lo real.

Un sol que se busca en el cielo ya no es un sol

Una luna que se busca en el cielo es una promesa cumplida

 

Cuestión: ¿cuál de esos dos intervalos arrimados al tiempo

fecunda a perpetuidad la vida en su entera plenitud?

¿Quién del hombre

el árbol o el animal ignora las vanidades del cielo y de la tierra?

 

 

 

A cada ser su respuesta, ¡su no! ¡su sí! ¡su silencio!

no hay sino la ausencia que obliga al olvido de la respuesta

pero está bien que el proverbio sea dicho como un proverbio

 

 

 

La cuestión sola es inmortal. Como el grito de un mortal

en la nobleza de su nacimiento. Cada nacimiento escapa

a todos los saberes, a todos los deseos, pero todo nacimiento

es esperanza de vida en su propio camino

 

 

 

La tierra es favorable a todas las savias del universo

ella sólo puede dar al hombre lo que está realmente

disponible en la impermanencia del espacio donde se juega

el orden del mundo

 

 

 

Si la sombra es fiel a la sombra

si la luz está al secreto de la luz

si el grano reconoce su árbol

y si la corteza no niega la humedad de su tronco

la tierra inclinará su órbita para acordarse las alabanzas

de su rotación sobre ella misma

estas alabanzas son una palabra de tierra, una palabra sin rodeos

 

 

 

Una palabra sin rodeos no se desvía

para quien lo sabe, las cosas cambian constantemente

para quien lo sabe, mucho aparece como un gesto frente a la idea

para quien lo olvida, su leyenda de diversos rostros será sin nombre

 

 

 

La existencia entera es una promesa extraordinaria del don

el corazón que habla, habla siempre en su lengua materna

cada ser dispone de una luz floreciendo su propio recorrido

¡ningún mortal puede enseñarle a otro la canción de su vida!

 

 

 

Nacemos solos y se nace solo

los ojos abiertos sobre lo ancho del horizonte

el tiempo nos acoge

el más allá nos interroga

el suelo proclama la evidencia de nuestra venida al mundo

caminamos amamos soñamos y recorremos tan naturalmente

bajo la mirada eterna de ancestros y de dioses

 

 

 

Mirada velada, incierta, donde todo aún se calla en el locutorio de los mortales

mirada perturbadora, obscura pero prodigiosa dentro de la cual

en verdad, se colgó como sol en su bóveda celeste

el enigma de los hombres

inútil interrogar al enigma: ¡él tiene respuesta a todo!

 

 

 

Es al final del camino que comienza el caminar

quien no tiene buen pie no puede reconocer su pisada

la audacia del primer paso despierta la imposible búsqueda del espacio

sólo se llama gloria, el período donde el dolor del cosmos

evita aquel del hombre

 

 

 

Pero cuando surge el ciego y mudo cruce de senderos

en el instante en que el cielo perturbado abandona su escala de luz

¡nosotros morimos! ¡simple caída de la noche!

y se muere solo, apartado del sueño del mundo. ¡Palabra de viviente!

 

 

 

Bajo las cenizas polvo de átomos cuyo destino ignoramos

un homenaje es brindado sin orgullo a la herida de lo carente

lloros, lágrimas, ruegos y lamentaciones son el trofeo de los vivientes

 

 

 

Lo que hace que una piedra permanezca piedra entre las piedras

es una frase aún no mencionada en el imperio de los vivos

la palabra justa que bastaría decir para al fin cumplir el sentido

escapa sin cesar a la bella esperanza del lenguaje que fluye sin rostro

pero poco importa, la decepción pertenece al vigía de las cumbres

el hombre es un todo espléndido, queda por definir el umbral de su leyenda

 

 

 

Toda respuesta es palabra y toda palabra es numerosa

una lagartija llevando a una mariposa, esa es una palabra

un gallo llamando a la gallina, esta es también una palabra

el búho cantando su melopea a la noche esta es aún una palabra

la palabra no tiene padre, ni madre, ni ancestros

ella es inmortalidad divina, embarazo y crianza milagrosos

ella es espíritu del viento: ¡ningún mortal puede pedirle cita al viento!

 

 

 

El silencio es un don armonioso surgido de las esferas del cosmos

un don que –¡Oh maravilla de maravillas! -, ve nacer en su honor

en la inmensidad del vacío y del vértigo, todos los vocablos del lenguaje

entre murmullo y coro, entre parábola y grito, entre fervor y torpeza

 

 

 

El silencio es una epopeya del comienzo de comienzos

una epopeya que permanece palabra de todos: del árbol, del animal

                                                                                                          y del hombre

la palabra está pues sin que lo sepa, el humilde valet del silencio curandero

                                                                                                              de almas

pero la emoción nacida de la palabra es música vibrante de acordes

                                                                                                             infinitos

bajo la dirección del silencio gobernante de la vida hasta el último suspiro

 

 

 

No me digas: todos los caminos llevan a Roma

Roma no es sino una escala entre las escalas, Como Burdeos

como Okondo-Ewo, como, …

todos los caminos llevan a la muerte, concédanme ese axioma

 

 

 

El árbol, el animal y el hombre nacen de la arena: ¡lugar de huella!

ellos se levantan, ellos recorren, ellos caen y regresan por siempre

a la arena- ¡lugar de la nada! – en el respeto de la vida: ¡memoria

                                                                                               de la arena!

 

 

 

Las palabras le hablan a quien posee el don de conocerlas

la vida existe allí donde la muerte no puede acabar

no hay tristeza por un difunto que deja un heredero

el agua de una fuente no llena el río sino a medias

los iniciados lo saben, también se ha dicho que ellos no lo saben

 

 

 

El proverbio dice: «si tú sabes que sabes, tú no lo sabrás,

Si tú sabes que no sabes, tú lo sabrás»

los iniciados lo saben, también se ha dicho que ellos no lo saben

 

 

 

Iniciar, es aprender a dar con la mirada del hombre

             es dar el saber en toda la claridad del secreto.

Ser iniciado, es aprender en la luz de una memoria

                       es aprender a recibir el saber entre el alba y

                                                                                               el crepúsculo

los iniciados lo saben, también se ha dicho que ellos no lo saben

es agradable encontrar agua cuando se tiene sed: decidme

¿qué os dirá mi memoria adormecida en los párpados de las tinieblas?

 

 

 

Solo, alrededor de mi ordinaria soledad

Interrogo a mi alma en su afán de estar en el mundo…

 

 

 

(…)

Tomado de:

https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/94-95/okoundji.html

 

 

Belleza de los errores

pura belleza de los errores

esta voz agregada a la palabra

esta sumisión a los caprichos

de una palabra abortada vocablo tras vocablo

mes tras mes

en el vacío

de una ola que se embriaga

de desprecio

grano de simiente que no termina más

de nacer a la muerte

danza de sordos

para el canto de un mudo

¿de quién la falta?

 

-El error glorifica

lo imposible. La evidencia se encuentra

en el sumario de la historia.

La historia comienza

por una duda que no tiene más

promesa

sin agua dulce, un brazo seco del río

¡qué vida!  ¡qué vida!

 

 

Murmullo I

Todo lo que se prometió

entre dos palabras

todo lo que se dijo

y se volvió a decir

en la fidelidad del vocablo

fue dicho.

 

¿Era necesario?

Tomado de:

https://www.laprimerapiedra.com.ar/2022/01/poemas-de-gabriel-mwene-okoundji/

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