martes, 12 de septiembre de 2023

POEMAS DE JORGE VERA CRUZ BARBOSA


PRELUDIO

 

Cuando el descubridor llegó a la primera isla.

no hay hombres desnudos

ninguna mujer desnuda

alfombrilla de ratón

inocente y temeroso

detrás de la vegetación.

 

Ni flechas venenosas del aire

ni gritos de alarma y de guerra

resonando a través de las colinas.

 

Solo había

las aves de presa

         con garras afiladas

aves marinas

         vuelo largo

los pájaros cantores

         silbando nuevas melodías.

 

 y la vegetación

cuyas semillas quedaron atrapadas

en las alas de los pájaros

cuando fueron arrastrados aquí

por las furias de las tormentas.

 

Cuando llegó el descubridor

y saltó desde la proa de la lancha arrastrada a la orilla

enterrando

pie derecho en la arena mojada

y se santiguó

todavía asustado y sorprendido

Piensa en El-Rei

en este momento entonces

en este momento inicial

comenzó a cumplirse

Este destino todavía nos pertenece a todos.

 

 

POEMA DEL MAR

El drama del mar,

Domina la inquietud,

                   alguna vez

                   alguna vez

                   ¡dentro de nosotros!

 

 ¡El mar!

circundante

arrestando a nuestras islas!

Dejando el barniz de su salitre en los rostros de los pescadores,

Roncando en las arenas de nuestras playas,

Golpeando tu voz contra las montañas,

balanceando los barcos de madera que navegan hacia estas costas...

 

 ¡El mar!

poniendo oraciones en tus labios,

dejando en los ojos de los que se quedaron

la nostalgia resignada de países lejanos

que nos llegan en las impresiones de ilustraciones

en cintas de cine

y en este aire de otros climas que traen pasajeros

¡cuando desembarcan para ver la pobreza de la tierra!

 

¡El mar!

la esperanza en la carta desde lejos

¡que tal vez nunca vuelva a ocurrir!

 

¡El mar!

Extraño a los viejos marineros contando historias de tiempos pasados,

Historias sobre la ballena que una vez se convirtió en canoa...

de borracheras, de peleas, de mujeres,

en puertos extranjeros...

 

¡El mar!

dentro de todos nosotros,

en la esquina de Morna, *

en los cuerpos de chicas de piel oscura,

sobre los ágiles muslos de las negras,

en el deseo por el viaje que permanece en los sueños de muchas personas!

 

Esta invitación de todos los tiempos.

¡Qué nos hace el Mar por evadir!

Esta desesperación de querer irme

         ¡y tengo que quedarme!

 

 *Morna – música triste de Cabo Verde.

Extraído de

 

BARBOSA, Rogerio Andrade. Al ritmo de los tam-tams; antología poética de países africanos de habla portuguesa; Brasilia: Tesauro, 1991. 165 p.

Página publicada en mayo de 2008, con autorización de Thesaurus.

Tomado de:

http://www.antoniomiranda.com.br/poesia_africana/cabo_verde/jorge_barbosa.html

 

 

DESTINOS

 

¿Destrozos de qué continente,

De qué cataclismos,

¿De qué sismos?…

 

Islas perdidas,

Olvidadas,

En un canto del mundo…

 

¡Destrozos de un naufragio!…

 

…Mas el naufragio continúa…

 

 

PANORAMA

 

¿Destrozos de qué continente,

de qué cataclismos,

de qué sismos,

de qué misterios?

 

Islas perdidas

en medio del mar.

olvidadas

en un canto del mundo…

-que las olas arrullan,

maltratan,

abrazan…

 

¡Montes alerta

implorando al cielo!

Montes alerta

en sus contorsionismos extáticos

de siglos,

riendo para el océano carcajadas

que quedaron apenas comenzadas,

sonriendo para el Cielo muecas enigmáticas

como si evocaran un drama milenario…

 

Playas desiertas

de arenas suaves con fosforescencias al Sol

y restos de navíos pudiéndose

a lo largo;

playas abiertas

a las brisas marinas;

playas cubiertas

de conchas caprichosas,

bucios multicolores, callaos hostiles;

playas

donde naufragaran

navíos,

a donde arribaran

carabelas,

donde saltaran

marineros quemados,

corsarios, esclavos, aventureros,

condenados, hidalgos, negreros,

donatarios de las islas,

Capitanes Mayores…

Tomado de:

https://www.trasdemar.com/home/traduccion/arquipelago-poemas-de-jorge-barbosa/

 

 

Rancho

Hubo sequía.

Y silencio después.

Ni rastro de plantas

ni restos de árboles

en el escenario reseco

de la planicie.

Nada más que el rancho

de piedra floja

y un recuerdo agobiante.

Al techo de paja

lo arrancó

la furia de la sudestada.

Los marcos

de las puertas y ventanas

quedaron abiertos

a la desolación.

Hubo sequía.

En tiempos así

la camilla mortuoria

de la Administración

no tiene descanso.

Primero se llevó

el cuerpo consumido de la mujer

y al hijo desnudo que estaba a su lado

con la barriga hinchada

como si hubiese muerto de empacho.

Después al hombre

de ojos quietos

abiertos todavía.

¡Tan silenciosa es la tragedia

de la sequía en estas islas!

¡Ni gritos ni alarma,

solamente la pasividad de irse muriendo!

En la puerta del rancho

tres piedras juntas

tres piedras quemadas

que hace mucho no servían.

Y el aro de hierro del niño

con la vara puesta todavía.

Tomado de:

https://omegalfa.es/downloadfile.php?file=libros/poesia-social-y-revolucionaria-del-siglo-xx.pdf

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