martes, 19 de septiembre de 2023

POEMAS DE KOLEKA PUTUMA

 


CENA DE NAVIDAD CON ESQUELETOS

 

Tu perpetrador tiene los ojos de tu tío

y aliento a brandy barato.

 

¿Cuántos abortos se te han caído de la boca

mientras contabas los hombres de tu vida?

 

La locura se sienta a comer a la mesa también

y la bendice con un ojo abierto.

 

 

INSOMNIO

 

Anoche

guardaste cadáveres en tu garganta,

demasiado asustada para abrir la boca

y derramar a los muertos.

Cómo los echas de menos.

Qué injusto es. Cómo ninguna de nosotras lo comprende.

Vas pasando fotos de gente que estaba aquí

y ya no está.

Vaya broma. Vaya broma más pesada.

Pensaste.

La música está demasiado alta dónde estás.

Al menos la gente parece feliz.

Te preguntas cuántos de ellos guardan cadáveres en la garganta,

Tratando de ahogar las penas con veneno y bailes.

Estás ahí y no estás.

Vuelves a leer los artículos.

Vuelves a pasar las fotos.

Estás en un punto a medias entre torturarte

y tratar de encontrarle el sentido a cosas que no puedes cambiar.

Te sientes enferma y desestabilizada.

Los cadáveres pesan demasiado.

Esto es lo que supone vivir en una morgue

con un felpudo que dice

“alegría”.

 

leído en Pompas de papel

Tomado de:

https://libroemmagunst.blogspot.com/2019/10/koleka-putuma-3-poemas-3-1.html

 

 

Crecer negrx y cristianx

 

 

 

El primer hombre

 

que te enseñan a venerar

 

es un hombre blanco.

 

Luego vas a la escuela y aprendes

 

lo mismo.

 

No parpadeamos.

 

Pero lo cuestionamos.

 

Y es así

 

en todas partes.

 

Todo el tiempo.

 

El evangelio

 

es como la blanquitud se cuela en nuestras casas

 

y nos pone de rodillas.

 

 

Crecer negra y mujer

 

te enseñará

 

a acumular esqueletos,

 

a embalar tus gritos con grapas,

 

para que todo el mundo pueda pasar la página cómodamente.

 

la paginación

 

se

 

mantiene

 

a

 

costa

 

de

 

tu cordura.

 

si nuestros cajones de la ropa interior pudieran hablar,

 

sangrarían (así te lo digo).

 

las almohadas se desangrarían en nuestros nombres.

 

lo lamentable de sanar es esto:

 

te convence de que el dolor es mejor que una costra.

 

con las costras, la gente hace preguntas

 

 

Tierra adentro

 

Lleva fuerza el luto,

 

desmoronarse,

 

cosas que gotean, gente

 

que jamás volverá a ti.

 

Y aun así,

 

nos enseñan

 

que el luto es lo opuesto de la fuerza.

 

Cuántxs de nosotrxs hemos visto llorar a nuestras madres

 

ese tipo de llanto

 

que te deja

 

empapadx en las costuras,

 

ahogadx en agua salada,

 

rogando auxilio con los brazos.

 

El tipo

 

con el que regateas

 

para que te deje marchar

 

con vida.

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2019/06/poesia-sudafricana-koleka-putuma/

 

 

POEMA DE AMOR

Quiero a alguien que me mire

y me ame

como los blancos miran

y aman

a Mandela.

Alguien que se aferre a mi recuerdo

como los blancos se aferran al legado de Mandela.

Un amante que me construya una cárcel en el patio de mi casa

y me convenza de que tengo un jardín

y aire puro, un arcoíris y libertad.

No sabés lo que es el amor

hasta que te aman como a Mandela.

No sabés lo que es la traición

hasta que te aman como a Mandela.

No sabés un carajo

hasta que te aman como a Mandela.

No sabés una mierda

hasta que te aman como a Mandela.

Ése es uno de los muchos residuos de la esclavitud:

que te amen como a Mandela.

Tomado de:

https://www.zaidenwerg.com/1994-poema-de-amor-koleka-putuma/

 

 

ROPA HEREDADA

 

En enero,

se celebran los cumpleaños

con un cubo de KFC, una tarta básica y Coca-Cola.

En enero abren los colegios, así que ni te plantees montar una fiesta;

tenías suerte

si te dejaban invitar a tus amigas de la casa de al lado.

 

Pero incluso con el síndrome de enero,

nos asegurábamos de no aparecer el primer día de clase

con el uniforme de noviembre o las trenzas de diciembre,

aunque estuvieran aún en buen estado.

Todo tenía que ser de estreno: el cabello relajado o afeitado,

una capa de vaselina tan gruesa que podría aguantar todo tipo de clima.

Estábamos relucientes y llenxs de esperanza.

¿De qué?

No lo sabíamos.

De las raíces del pelo a las uñas de los pies, éramos nuevxs.

 

El primer día de la escuela siempre era un concurso,

una competición que demolía algunas carteras en secreto.

Nos mirábamos de reojo a los zapatos para ver si eran Toughee o Buccaneer.

Los niños que llevaban Grasshoppers eran superguays.

Las niñas que no cumplían la norma de cubrirse las rodillas

eran delincuentes castigadas a quedarse después de clase.

No valía nada el material escolar si no venía en una caja de los Waltons.

No se empezaba a aprender hasta que tu cuaderno negro estaba forrado de plástico y colorines.

Nuevo nos marcaba, daba forma a nuestro comportamiento y nuestras poses.

Nuevo creaba la ilusión de que algunxs tenían más de lo que lucían.

 

El sacrificio abastecía.

El sacrificio se multiplicaba milagrosamente frente al amor

o la vergüenza.

 

Vengo de una estirpe de multiplicación:

de maná caído del cielo,

de dos peces y cinco panes,

de agua convertida en vino.

También vengo de una estirpe de prestar y pedir prestado.

El azúcar de la vecina era un tarro abierto, sin deudas ni cobros.

 

(a veces) nuevo era un lujo,

era lo imposible enviado a Dios por oración.

 

Lxs hermanxs mayores deben llevar el jersey con cuidado y solo los domingos,

en dos años será tuyo

era lo más nuevo que iba a ser (a veces).

 

Si se rompía, podía repararse.

Si se moría, podía resucitarse.

Si se rasgaba, podía remendarse.

Si se perdía,

¡pues-lo-en-cuen-tras-que-el-di-ner-o-no-cre-ce-en-los-ár-bo-les!

 

Nuevo era sinónimo de rico, aunque no fuese verdad.

Nuevo era un adjetivo para la ansiedad.

 

La tensión entre nuevo y de segunda mano

era como vivir en una casa sin techo

y esperar que no lloviese,

cruzar los dedos para que tu marca Sin Logo no te delatara

ni destacara ni te desnudara en público.

 

El anhelo por lo nuevo cultivó malas costumbres,

nos tejió deseos dentro

que podíamos articular a través de la imaginación.

 

En nuestra imaginación,

éramos cuerpos oscuros

viviendo como reyes en la casa de lxs blancxs.

Éramos superhéroes y modelos huesudas

de cara blanca.

Pedíamos postres que no sabíamos pronunciar

en acentos que no eran los nuestros.

Íbamos en aviones con destino a cualquier lugar

que no fuera de donde éramos.

 

Incluso nuestra negritud era inasequible.

No éramos tan pobres como para no permitirnos un ¿Y si…?

Éramos cuándos y cómos y ahoras

y chasquidos de los dedos para meterle prisa al camarero.

 

Nuevo

era

una

soga

con

la que

aislarnos

de

la

realidad.

 

He heredado una estirpe de ropa de segunda mano.

Ha hecho una mecánica y maga de mí.

Ha hecho de mi cuenta bancaria un cubo con un agujero.

El impuesto negro es el agua.

He aprendido a decir que tengo el vaso medio lleno hasta cuando está roto.

También sé clonarme a mí misma.

Dar, incluso cuando no queda.

Tengo a las sobras de mis abuelxs en mis hábitos.

 

En el lugar de donde vengo,

las herencias no eran siempre cosas materiales.

Una zapatilla de seiscientos rands en la mesa del comedor

era la manifestación de un hambre que llevábamos dentro

y la comida no podía llenar.

 

Cuando eres negra y pobre

y apareces en un sistema

que te mira como si fueses

mugre.

Cutre.

Desechable.

Rota.

Mano de obra.

Que te habla como si fueses ropa heredada.

Que te gasta como si fueses ropa heredada.

Que te pisa como si fueses ropa heredada.

Que te tira como si fueses ropa heredada.

Nos hacemos pobres para parecer ricxs.

 

Abrimos la puerta a «la riqueza» con créditos y deudas

y pagos a plazos y cuentas Foschini y facturas

y un ansia constante de más.

De mejor.

De nuevo.

 

El sistema nos tiene en chozas, lidiando con el síndrome de vivir al día.

Nos tiene conduciendo Mercedes por asentamientos ilegales.

Nunca deja de enseñarnos

lo que no podemos tener,

lo que no podemos ser,

y lo que nos han robado.

 

En el lugar de donde vengo,

heredar ropa no fue siempre una elección.

(a veces) era lo único que había.

(a veces) era un amor que

decía: Lo he cuidado como oro en paño para ti.

Decía: Ponte este recuerdo conmigo.

Decía: No me saciaré hasta que tú comas.

 

(a veces) la ropa heredada era un sacrificio que decía:

Estoy aquí.

Sin importar el estado.

Tomado de:

https://yovivoenella.blogspot.com/2019/11/ropa-heredada-en-enero-secelebran-los.html

 

El poema

Anoche

 

Guardaste cadáveres en tu garganta,

 

Demasiado asustada para abrir la boca

 

Y derramar a los muertos.

 

Cómo los echas de menos.

 

Qué injusto es. Cómo ninguna de nosotras lo comprende.

 

Vas pasando fotos de gente que estaba aquí

 

Y ya no está.

 

Vaya broma. Vaya broma más pesada.

 

Pensaste.

 

La música está demasiado alta dónde estás.

 

Al menos la gente parece feliz.

 

Te preguntas cuántos de ellos guardan cadáveres en la garganta,

 

Tratando de ahogar las penas con veneno y bailes.

 

Estás ahí y no estás.

 

Vuelves a leer los artículos.

 

Vuelves a pasar las fotos.

 

Estás en un punto a medias entre torturarte

 

Y tratar de encontrarles el sentido a cosas que no puedes cambiar.

 

Te sientes enferma y desestabilizada.

 

Los cadáveres pesan demasiado.

 

Esto es lo que supone vivir en una morgue

 

Con un felpudo que dice

 

“alegría”.

Tomado de:

https://blogs.eitb.eus/pompasdepapel/2019/03/21/el-poema-koleka-putuma-sudafricana/

 

 

AGUA

 

El recuerdo de ir a la playa en vísperas de Año Nuevo

Lo comparto con primxs y la mayoría de quienes crecieron siendo Negrxs.

Como nos prohibían los ancianos meternos mucho en el agua

para reírnos y chapotear con medias negras

y bolsas de plástico del Shoprite envueltas alrededor de nuestras nuevas

         extensiones,

nos prohibían montar la ola

por miedo a que fuéramos a ser una masa de negritud barrrida por la marea

para nunca volver,

como la basura.

Los ancianos nos lo prohibían como si el océano tuviera una intoxicación

         Alimentaria.

A menudo me pregunto por qué siento como si me ahogara cada vez

         que miro mar adentro,

eso y sentirme increíblemente pequeña.

Y a menudo oigo ese chiste

Sobre cómo la gente Negra no sabe nadar,

o que le da miedo el agua.

Se burlan de nosotroxs

Y a menudo nos hemos burlado de nostroxs también

Por limpiarnos la cara con las manos de esa forma cuando salimos del agua.

Compáralo con cómo lo hacen ellxs, en plan Vigilantes de la playa,

y nosotrxs tan rudxs con nuestras posturas y rizos.

Pero cada vez que nuestra piel se sumerge,

es como si las cañas recordasen que una vez fueron cadenas,

y el agua, inquieta, querría poder escupir a la orilla a todxs lxs esclavxs

         y los barcos,

enterxs como cuando embarcaron, zarparon y naufragaron.

Sus lágrimas son lo hizo salado al mar,

por eso arden nuestros iris cada vez que metemos la cabeza.

Cada

16 de diciembre,

24 de diciembre,

31 de diciembre

y 1 de enero,,

nuestra piel re-traumariza al mar.

 

Se burlan de nosotros

por no ser capaces de tirarnos a algo que fue instrumental en el intento

         ejecutar nuestra extinción.

Para vosotrxs, el océano es para tablas de surf, barcos y bronceados

y todas esas cosas divertidas que hacéis en él con vuestros bañadores

         y gafas de buceo.

Pero nosotrxs

hemos venido aquí a que nos bauticen.

Hemos venido aquí a despertar el otro mundo.

Hemos venido aquí a purificarnos.

Hemos venido aquí a conectar a nuestrxs vivxs con lxs muertxs.

Nuestro respeto por el agua es lo que habéis llamado miedo.

Tenéis el valor de vendernos matarnos a través del agua

Y luego burlaros de que le tengamos miedo.

Si esta tierra fuese en verdad vuestra,

resucitad los huevos de los colonizadores y utilizadlos como brújula.

Y dejad de usar cuerpos Negros como guía turística

O recinto de vuestra auténtica experiencia africana.

¿No estamos cansadxs de bailar para vosotrxs?

¿De dar vueltas y cantar cuando nos mandan?

¿No estamos cansadxs de reuniros como una masa de negrura

para expiar nuestra mera presencia aquí?

Para rogar a Dios que nos salve de una guerra que no empezamos.

Para manifestarnos por una causa causada por la intolerancia de

         nuestra existencia.

Levantar las manos para que no nos disparen.

Levantar las manos en misa para rezar por protección,

y aun así nos dispara también ahí

con las manos levantadas.

 

Invadir os sale de forma natural.

 

Así que también habéis venido a robarnos nuestros templos.

También habéis venido a asesinarnos en prisiones.

Eso tampoco es nuevo.

 

Hay demasiadxs blancxs por ahí haciéndose pasar por Dios.

Hay demasiadxs blancxs por ahí haciendo el trabajo de Dios.

 

Y este Dios suyo me ata un nudo en el estómago.

Siempre hemos tenido una relación complicada con él y yo.

Este Jesús de ojos azules y pelo rubio al que seguía en catequesis

ha tenido a mi gente postrada ante un cielo blanco y patriarcal,

postrada ante un Cristo, su hijo, y 12 discípulos.

¿Cómo sabemos

que los discípulos no eran maricas,

la Santísima Trinidad un triángulo amoroso raro y retorcido

y el Espíritu Santo, transgénero?

Pero solo elegís entender las escrituras que sirven a vuestros fines.

Os habéis tomado la libertad de colonizar el concepto de Dios;

le disteis a Dios un género, un color de piel,

y un nombre en un idioma que tuvimos que contorsionar la boca

         para pronunciar.

Blasfemia es envolver la esclavitud en evangelio y llamarlo libertad.

Blasfemia es tener que ver lxs míxs usar el mismo evangelio para

         esclavizarse unxs a otrxs.

Desde los días de Elías, nos han construido para arrodillarnos ante la

         blanquitud,

y ni siquiera estamos segurxs de si los días de Elías existieron,

porque quienquiera que escribió la Biblia no nos incluyó.

Pero preferiría existir en ese libro sagrado sin Dios

que en los libros de historia que no contaron la verdad.

Sobre nosotrxs.

Para nosotrxs.

En nuestro nombre.

Si teníais que escribir nuestras historias,

deberíais haberlo hecho en las lenguas de nuestras madres,

las que cortasteis cuando les disteis de comer un idioma.

 

Nunca damos nuestro consentimiento.

Aún así nos piden que comamos con los opresores

Y les sirvamos perdón.

¿Cómo,

¿Cuándo los únicos ingredientes que tengo son el dolor y la ira?

 

Otrxs (que es como yo) murió hoy.

Otrxs (que es como yo) fue asesindx hoy.

 

Que ese sea el tema de conversación en la mesa

y podamos todxs después lavar con amnesia esta comida amarga.

 

Y después irnos a nadar.

 

Solo por diversión

Solo por diversión.

Tomado de:

https://batalladepapel.blogspot.com/2019/10/koleta-putuma-agua-poema.html

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