CENA DE NAVIDAD CON ESQUELETOS
Tu perpetrador tiene los ojos de tu tío
y aliento a brandy barato.
¿Cuántos abortos se te han caído de la boca
mientras contabas los hombres de tu vida?
La locura se sienta a comer a la mesa también
y la bendice con un ojo abierto.
INSOMNIO
Anoche
guardaste cadáveres en tu garganta,
demasiado asustada para abrir la boca
y derramar a los muertos.
Cómo los echas de menos.
Qué injusto es. Cómo ninguna de nosotras lo comprende.
Vas pasando fotos de gente que estaba aquí
y ya no está.
Vaya broma. Vaya broma más pesada.
Pensaste.
La música está demasiado alta dónde estás.
Al menos la gente parece feliz.
Te preguntas cuántos de ellos guardan cadáveres en la
garganta,
Tratando de ahogar las penas con veneno y bailes.
Estás ahí y no estás.
Vuelves a leer los artículos.
Vuelves a pasar las fotos.
Estás en un punto a medias entre torturarte
y tratar de encontrarle el sentido a cosas que no puedes
cambiar.
Te sientes enferma y desestabilizada.
Los cadáveres pesan demasiado.
Esto es lo que supone vivir en una morgue
con un felpudo que dice
“alegría”.
leído en Pompas de papel
Tomado de:
https://libroemmagunst.blogspot.com/2019/10/koleka-putuma-3-poemas-3-1.html
Crecer negrx y cristianx
El primer hombre
que te enseñan a venerar
es un hombre blanco.
Luego vas a la escuela y aprendes
lo mismo.
No parpadeamos.
Pero lo cuestionamos.
Y es así
en todas partes.
Todo el tiempo.
El evangelio
es como la blanquitud se cuela en nuestras casas
y nos pone de rodillas.
Crecer negra y mujer
te enseñará
a acumular esqueletos,
a embalar tus gritos con grapas,
para que todo el mundo pueda pasar la página cómodamente.
la paginación
se
mantiene
a
costa
de
tu cordura.
si nuestros cajones de la ropa interior pudieran hablar,
sangrarían (así te lo digo).
las almohadas se desangrarían en nuestros nombres.
lo lamentable de sanar es esto:
te convence de que el dolor es mejor que una costra.
con las costras, la gente hace preguntas
Tierra adentro
Lleva fuerza el luto,
desmoronarse,
cosas que gotean, gente
que jamás volverá a ti.
Y aun así,
nos enseñan
que el luto es lo opuesto de la fuerza.
Cuántxs de nosotrxs hemos visto llorar a nuestras madres
ese tipo de llanto
que te deja
empapadx en las costuras,
ahogadx en agua salada,
rogando auxilio con los brazos.
El tipo
con el que regateas
para que te deje marchar
con vida.
Tomado de:
https://circulodepoesia.com/2019/06/poesia-sudafricana-koleka-putuma/
POEMA DE AMOR
Quiero a alguien que me mire
y me ame
como los blancos miran
y aman
a Mandela.
Alguien que se aferre a mi recuerdo
como los blancos se aferran al legado de Mandela.
Un amante que me construya una cárcel en el patio de mi casa
y me convenza de que tengo un jardín
y aire puro, un arcoíris y libertad.
No sabés lo que es el amor
hasta que te aman como a Mandela.
No sabés lo que es la traición
hasta que te aman como a Mandela.
No sabés un carajo
hasta que te aman como a Mandela.
No sabés una mierda
hasta que te aman como a Mandela.
Ése es uno de los muchos residuos de la esclavitud:
que te amen como a Mandela.
Tomado de:
https://www.zaidenwerg.com/1994-poema-de-amor-koleka-putuma/
ROPA HEREDADA
En enero,
se celebran los cumpleaños
con un cubo de KFC, una tarta básica y Coca-Cola.
En enero abren los colegios, así que ni te plantees montar una
fiesta;
tenías suerte
si te dejaban invitar a tus amigas de la casa de al lado.
Pero incluso con el síndrome de enero,
nos asegurábamos de no aparecer el primer día de clase
con el uniforme de noviembre o las trenzas de diciembre,
aunque estuvieran aún en buen estado.
Todo tenía que ser de estreno: el cabello relajado o afeitado,
una capa de vaselina tan gruesa que podría aguantar todo tipo
de clima.
Estábamos relucientes y llenxs de esperanza.
¿De qué?
No lo sabíamos.
De las raíces del pelo a las uñas de los pies, éramos nuevxs.
El primer día de la escuela siempre era un concurso,
una competición que demolía algunas carteras en secreto.
Nos mirábamos de reojo a los zapatos para ver si eran Toughee
o Buccaneer.
Los niños que llevaban Grasshoppers eran superguays.
Las niñas que no cumplían la norma de cubrirse las rodillas
eran delincuentes castigadas a quedarse después de clase.
No valía nada el material escolar si no venía en una caja de
los Waltons.
No se empezaba a aprender hasta que tu cuaderno negro estaba
forrado de plástico y colorines.
Nuevo nos marcaba, daba forma a nuestro comportamiento y
nuestras poses.
Nuevo creaba la ilusión de que algunxs tenían más de lo que
lucían.
El sacrificio abastecía.
El sacrificio se multiplicaba milagrosamente frente al amor
o la vergüenza.
Vengo de una estirpe de multiplicación:
de maná caído del cielo,
de dos peces y cinco panes,
de agua convertida en vino.
También vengo de una estirpe de prestar y pedir prestado.
El azúcar de la vecina era un tarro abierto, sin deudas ni
cobros.
(a veces) nuevo era un lujo,
era lo imposible enviado a Dios por oración.
Lxs hermanxs mayores deben llevar el jersey con cuidado y solo
los domingos,
en dos años será tuyo
era lo más nuevo que iba a ser (a veces).
Si se rompía, podía repararse.
Si se moría, podía resucitarse.
Si se rasgaba, podía remendarse.
Si se perdía,
¡pues-lo-en-cuen-tras-que-el-di-ner-o-no-cre-ce-en-los-ár-bo-les!
Nuevo era sinónimo de rico, aunque no fuese verdad.
Nuevo era un adjetivo para la ansiedad.
La tensión entre nuevo y de segunda mano
era como vivir en una casa sin techo
y esperar que no lloviese,
cruzar los dedos para que tu marca Sin Logo no te delatara
ni destacara ni te desnudara en público.
El anhelo por lo nuevo cultivó malas costumbres,
nos tejió deseos dentro
que podíamos articular a través de la imaginación.
En nuestra imaginación,
éramos cuerpos oscuros
viviendo como reyes en la casa de lxs blancxs.
Éramos superhéroes y modelos huesudas
de cara blanca.
Pedíamos postres que no sabíamos pronunciar
en acentos que no eran los nuestros.
Íbamos en aviones con destino a cualquier lugar
que no fuera de donde éramos.
Incluso nuestra negritud era inasequible.
No éramos tan pobres como para no permitirnos un ¿Y si…?
Éramos cuándos y cómos y ahoras
y chasquidos de los dedos para meterle prisa al camarero.
Nuevo
era
una
soga
con
la que
aislarnos
de
la
realidad.
He heredado una estirpe de ropa de segunda mano.
Ha hecho una mecánica y maga de mí.
Ha hecho de mi cuenta bancaria un cubo con un agujero.
El impuesto negro es el agua.
He aprendido a decir que tengo el vaso medio lleno hasta
cuando está roto.
También sé clonarme a mí misma.
Dar, incluso cuando no queda.
Tengo a las sobras de mis abuelxs en mis hábitos.
En el lugar de donde vengo,
las herencias no eran siempre cosas materiales.
Una zapatilla de seiscientos rands en la mesa del comedor
era la manifestación de un hambre que llevábamos dentro
y la comida no podía llenar.
Cuando eres negra y pobre
y apareces en un sistema
que te mira como si fueses
mugre.
Cutre.
Desechable.
Rota.
Mano de obra.
Que te habla como si fueses ropa heredada.
Que te gasta como si fueses ropa heredada.
Que te pisa como si fueses ropa heredada.
Que te tira como si fueses ropa heredada.
Nos hacemos pobres para parecer ricxs.
Abrimos la puerta a «la riqueza» con créditos y deudas
y pagos a plazos y cuentas Foschini y facturas
y un ansia constante de más.
De mejor.
De nuevo.
El sistema nos tiene en chozas, lidiando con el síndrome de
vivir al día.
Nos tiene conduciendo Mercedes por asentamientos ilegales.
Nunca deja de enseñarnos
lo que no podemos tener,
lo que no podemos ser,
y lo que nos han robado.
En el lugar de donde vengo,
heredar ropa no fue siempre una elección.
(a veces) era lo único que había.
(a veces) era un amor que
decía: Lo he cuidado como oro en paño para ti.
Decía: Ponte este recuerdo conmigo.
Decía: No me saciaré hasta que tú comas.
(a veces) la ropa heredada era un sacrificio que decía:
Estoy aquí.
Sin importar el estado.
Tomado de:
https://yovivoenella.blogspot.com/2019/11/ropa-heredada-en-enero-secelebran-los.html
El poema
Anoche
Guardaste cadáveres en tu garganta,
Demasiado asustada para abrir la boca
Y derramar a los muertos.
Cómo los echas de menos.
Qué injusto es. Cómo ninguna de nosotras lo comprende.
Vas pasando fotos de gente que estaba aquí
Y ya no está.
Vaya broma. Vaya broma más pesada.
Pensaste.
La música está demasiado alta dónde estás.
Al menos la gente parece feliz.
Te preguntas cuántos de ellos guardan cadáveres en la
garganta,
Tratando de ahogar las penas con veneno y bailes.
Estás ahí y no estás.
Vuelves a leer los artículos.
Vuelves a pasar las fotos.
Estás en un punto a medias entre torturarte
Y tratar de encontrarles el sentido a cosas que no puedes
cambiar.
Te sientes enferma y desestabilizada.
Los cadáveres pesan demasiado.
Esto es lo que supone vivir en una morgue
Con un felpudo que dice
“alegría”.
Tomado de:
https://blogs.eitb.eus/pompasdepapel/2019/03/21/el-poema-koleka-putuma-sudafricana/
AGUA
El recuerdo de ir a la playa en vísperas de Año Nuevo
Lo comparto con primxs y la mayoría de quienes crecieron
siendo Negrxs.
Como nos prohibían los ancianos meternos mucho en el agua
para reírnos y chapotear con medias negras
y bolsas de plástico del Shoprite envueltas alrededor de
nuestras nuevas
extensiones,
nos prohibían montar la ola
por miedo a que fuéramos a ser una masa de negritud barrrida
por la marea
para nunca volver,
como la basura.
Los ancianos nos lo prohibían como si el océano tuviera una
intoxicación
Alimentaria.
A menudo me pregunto por qué siento como si me ahogara cada
vez
que miro mar
adentro,
eso y sentirme increíblemente pequeña.
Y a menudo oigo ese chiste
Sobre cómo la gente Negra no sabe nadar,
o que le da miedo el agua.
Se burlan de nosotroxs
Y a menudo nos hemos burlado de nostroxs también
Por limpiarnos la cara con las manos de esa forma cuando
salimos del agua.
Compáralo con cómo lo hacen ellxs, en plan Vigilantes de la
playa,
y nosotrxs tan rudxs con nuestras posturas y rizos.
Pero cada vez que nuestra piel se sumerge,
es como si las cañas recordasen que una vez fueron cadenas,
y el agua, inquieta, querría poder escupir a la orilla a todxs
lxs esclavxs
y los barcos,
enterxs como cuando embarcaron, zarparon y naufragaron.
Sus lágrimas son lo hizo salado al mar,
por eso arden nuestros iris cada vez que metemos la cabeza.
Cada
16 de diciembre,
24 de diciembre,
31 de diciembre
y 1 de enero,,
nuestra piel re-traumariza al mar.
Se burlan de nosotros
por no ser capaces de tirarnos a algo que fue instrumental en
el intento
ejecutar
nuestra extinción.
Para vosotrxs, el océano es para tablas de surf, barcos y
bronceados
y todas esas cosas divertidas que hacéis en él con vuestros
bañadores
y gafas de
buceo.
Pero nosotrxs
hemos venido aquí a que nos bauticen.
Hemos venido aquí a despertar el otro mundo.
Hemos venido aquí a purificarnos.
Hemos venido aquí a conectar a nuestrxs vivxs con lxs muertxs.
Nuestro respeto por el agua es lo que habéis llamado miedo.
Tenéis el valor de vendernos matarnos a través del agua
Y luego burlaros de que le tengamos miedo.
Si esta tierra fuese en verdad vuestra,
resucitad los huevos de los colonizadores y utilizadlos como
brújula.
Y dejad de usar cuerpos Negros como guía turística
O recinto de vuestra auténtica experiencia africana.
¿No estamos cansadxs de bailar para vosotrxs?
¿De dar vueltas y cantar cuando nos mandan?
¿No estamos cansadxs de reuniros como una masa de negrura
para expiar nuestra mera presencia aquí?
Para rogar a Dios que nos salve de una guerra que no
empezamos.
Para manifestarnos por una causa causada por la intolerancia
de
nuestra
existencia.
Levantar las manos para que no nos disparen.
Levantar las manos en misa para rezar por protección,
y aun así nos dispara también ahí
con las manos levantadas.
Invadir os sale de forma natural.
Así que también habéis venido a robarnos nuestros templos.
También habéis venido a asesinarnos en prisiones.
Eso tampoco es nuevo.
Hay demasiadxs blancxs por ahí haciéndose pasar por Dios.
Hay demasiadxs blancxs por ahí haciendo el trabajo de Dios.
Y este Dios suyo me ata un nudo en el estómago.
Siempre hemos tenido una relación complicada con él y yo.
Este Jesús de ojos azules y pelo rubio al que seguía en
catequesis
ha tenido a mi gente postrada ante un cielo blanco y
patriarcal,
postrada ante un Cristo, su hijo, y 12 discípulos.
¿Cómo sabemos
que los discípulos no eran maricas,
la Santísima Trinidad un triángulo amoroso raro y retorcido
y el Espíritu Santo, transgénero?
Pero solo elegís entender las escrituras que sirven a vuestros
fines.
Os habéis tomado la libertad de colonizar el concepto de Dios;
le disteis a Dios un género, un color de piel,
y un nombre en un idioma que tuvimos que contorsionar la boca
para
pronunciar.
Blasfemia es envolver la esclavitud en evangelio y llamarlo
libertad.
Blasfemia es tener que ver lxs míxs usar el mismo evangelio
para
esclavizarse
unxs a otrxs.
Desde los días de Elías, nos han construido para arrodillarnos
ante la
blanquitud,
y ni siquiera estamos segurxs de si los días de Elías
existieron,
porque quienquiera que escribió la Biblia no nos incluyó.
Pero preferiría existir en ese libro sagrado sin Dios
que en los libros de historia que no contaron la verdad.
Sobre nosotrxs.
Para nosotrxs.
En nuestro nombre.
Si teníais que escribir nuestras historias,
deberíais haberlo hecho en las lenguas de nuestras madres,
las que cortasteis cuando les disteis de comer un idioma.
Nunca damos nuestro consentimiento.
Aún así nos piden que comamos con los opresores
Y les sirvamos perdón.
¿Cómo,
¿Cuándo los únicos ingredientes que tengo son el dolor y la
ira?
Otrxs (que es como yo) murió hoy.
Otrxs (que es como yo) fue asesindx hoy.
Que ese sea el tema de conversación en la mesa
y podamos todxs después lavar con amnesia esta comida amarga.
Y después irnos a nadar.
Solo por diversión
Solo por diversión.
Tomado de:
https://batalladepapel.blogspot.com/2019/10/koleta-putuma-agua-poema.html
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