Amor y soledad. Love and solitude, John Clare (1793-1864)
Odio el bullicio y el frenesí del hombre,
que me hizo y me hace cuanto daño puede;
libre del mundo deseo estar preso
con mi sombra por única compaña,
y ver en soledad el fuego de los astros,
mundos que sin cesar al Juicio avanzan.
Oh, llevadme a la oscuridad más aislada,
el lugar adorado, donde en sosiego pueda
contemplar las caléndulas más hermosas
y su verdor apretado que estalla en oro.
Adiós a la poesía y al deseo,
borradme del mundo, mas dejadme
la voz de una mujer, que con su melodía
regocije y se apiade del corazón.
Soy
Soy —pero a quién le importa, quién sabe lo que soy,
Como a un vago recuerdo me apartan mis amigos;
Soy el que se alimenta con sus propios pesares,
Que suben y se esfuman en multitud de olvidos,
Sombras en los ahogados espasmos del amor,
Y sin embargo soy, semejante a vapores
Lanzados a la nada del desprecio y del ruido,
Al océano vivo de los sueños despiertos,
Donde no hay ni sentido de la vida ni dichas,
Sólo el vasto naufragio de las cosas que estimo;
Y hasta lo más querido —aquello que más amo—
Extraño me es —por cierto, más extraño que todo.
Anhelo esas regiones no holladas por el hombre;
Un lugar en que nunca sonrió o lloró mujer;
Para vivir allí con Dios, mi Creador,
Y dormir dulcemente como dormí de niño:
Yacer sin molestar y sin ser molestado;
Hierba debajo —arriba, la bóveda del cielo.
TEMORES EN LA CABAÑA
En los bosques umbríos anochece y se arrastran las sombras por el valle en su rincón la aldea está feliz en calma sosegada y silenciosa la luz riela en ventanas y los chuchos que guardan de la zorra el gallinero ladran cuando algo pasa al lado y otros perros distantes los imitan mientras chillan raposas en la fronda como inquietas por algo el ruido oye el granjero y creyendo que hay peligro echa raudo el pestillo no se atreve a dejar el calor del pobre establo y narra hasta dormir muchas consejas
OTOÑO
La pelusa del cardo vuela aunque sin viento ora sobre la hierba ora por la ladera el manantial de la fuente bulle como una olla dejando atrás mil piedras borbota al rojo vivo el terreno reseco es como pan quemado el prado está abrasado mustio y muerto decae los campos en barbecho relumbran como el agua las telarañas tiemblan entre las malas hierbas las cimas resplandecen cual tizones al sol y a la vista los ríos queman oro en su huida férvida arde la tierra el aire es oro líquido quien mire en derredor verá la Eternidad
EL SECRETOThe secret; John Clare
Yo te amaba, jamás declaré mi pasión, Ni al principio, luego incorrecto, Tu eres mi amor en cada aspecto, Mi melodía en cada canción. Y cuando vi un rostro extraño Donde la belleza celebró su reclamo, Sentí la gracia del hombre, El ser de tu nombre. Y todos los encantos del rostro y la voz Que en otros suelo apreciar, Son sólo el despojo inmortal De lo que sentía por ti.
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