martes, 26 de abril de 2016

6 poemas de Vicente Acosta

(ApopaEl Salvador,1867 - TegucigalpaHonduras, 1908)


Canción del lunes



Fumas y cabes en un cenicero, 

contemplas apagada 
por el fuego 
tu casa; 

y miras la traición 
del hombre al hombre 
víspera 
de otro día 
sin mañana. 

(La traición, 
esa mano 
que lava la otra 
mano, 

cuando las dos 
emponzoñan 
la cara). 

Orden social


Enseñan a escribir en las escuelas y a leer 
entrelíneas en las cárceles, 
persuaden a los gatos regándolos, rociándolos. 

Contradecirlos 
es hacer un nido 
en el sombrero 
del espantapájaros. 

En la otra vida 
allanarán la imprenta 
donde publica hojas 
inéditas el árbol. 

VIENTOS DE OCTUBRE



¡Salud, vientos de octubre, bien venidos!
¡Al romper en alegre sinfonía,
Recordáis con tristeza el alma mía
Tiempos mejores para siempre idos!

La cometa de vuelos atrevidos,
Pintoresca y triunfante, que ascendía,
Y una puesta de sol, que era una orgía
De luces y matices encendidos…

Mirándose en el río gemebundo
Los cocoteros de sonante palma
Con su verde abanico siempre abierto…

Las golondrinas aturdiendo el huerto:
¡Sólo flores y luces en el mundo,
Sólo cantos y sueños en el alma!


Claroscuro


Hay horas en que siento 

cansancio de la vida, aburrimiento, 

en que en el mar de sombras en que lucho 

me echo a pensar que ya he vivido mucho. 

Y es que llevo un vacío 

en el alma, tan hondo y tan sombrío 

como esta inmensidad de mi deseo 

que me hace suspirar por cuanto veo. 

Y me asombra, me extraña, 

bajo este afán eterno hecho montaña, 

que aún esté en pie luchando con porfía 

sin que haya encanecido todavía. 

Pues para un joven viejo 

que se ve del pasado en el espejo, 

que no ama y de no amar se está muriendo, 

la vida no es la bulla ni el estruendo: 

algo que está en todo 

y no está en nada, con el mismo modo 

que, invisible, está el aire por doquiera 

é impalpable la luz, vaga y ligera. 

No sé si parto o llego, 

no sé si en sombras o si en luz me anego, 

mas siento, de los años a medida, 

que me voy aburriendo de la vida.


Luna de pueblo


Y hay en el mundo a toda hora un 

eclipse de hombres. 



Las nubes 

En este caserío donde rondan 

aullándonos los hombres y los ríos. 

Donde en una emboscada, 

en el desierto, la vida. 

Víbora en combustión de sangre fría. 

La que desmemoriados recordamos, 

la vida. 


Puercos pecadores


Puercos, pecadores. 

Me voy porque 

No tengo casa como ustedes. 

Pero ya 

sabe lo que son la Difunta Correa. 

Ya le avisé a la Virgen, que tiene 

mi carta. 

¡Este es el escudo de Dios! 

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