sábado, 6 de agosto de 2022

POEMAS DE JOSÉ JOAQUÍN DE OLMEDO

 


Dedicatoria

 

Y tú, mi dulce amigo,

que con la caza alegre

el afanoso estudio

alternas y entretienes,

sigue, sigue gozando

el placer de los reyes;

la diosa de los bosques

su gracia te promete.

 

Mas si en la selva umbrosa

dos palomitas vieres

acariciarse tiernas,

el tiro, cruel, suspende;

perdón a sus caricias,

y diles cuando vuelen:

 

«Si acaso sois de aquellas

que en Chipre tiran siempre

el carro de la madre

del amor y el deleite,

id allá desaladas,

palomas inocentes,

y en vuestro dulce arrullo

que Venus sola entiende,

decidle: Tu poeta

nos libró de la muerte».

 

 

Un sueño

Visitome el amor esta noche

con un dulce, gratísimo sueño:

yo soñé que a mi angélico dueño

de este modo empezábale a hablar:

-Saber puedes las veces que te amo

si las luces contares del cielo,

y las hojas que cubren el suelo,

y las olas que baten la mar.…-

 

Ella me oye, y gustosa y afable

corre a mí con el seno entreabierto...

Mas ¡ay triste!, que al punto despierto,

y era sombra lo que iba a abrazar.

Loco, ciego, impaciente, furioso,

salto luego del lecho gritando:

- ¡Duro amor!, ¡duro amor!, ¿hasta cuándo,

hasta cuándo me quieres burlar?

 

 

En el álbum de la señorita Grimanesa Althaus

 

Díceme un dios que dentro el pecho siento,

que al nacer se me dio fuego divino,

sólo porque cantara ¡oh Grimanesa!,

las gracias, la virtud y la belleza.

Yo cumplí, no sin gloria, mi destino,

cuando mi corazón y el alma mía

en vivo amor y juventud ardía.

 

Y en premio de haber sido

siempre fiel al dulce ministerio,

el Dios, a cuyo imperio

se rinden voluntarios,

la tierra, el cielo, el mar, ha concedido

su antiguo ardor, su inspiración divina,

a un genio que fallece oscurecido,

como el sol que a su ocaso se avecina.

 

Y he podido cantar como solía...

Tuyo es este portento, amiga mía.

¡Qué gloria para mí! Ver que este día

la más graciosa y bella no rehúsa

ser la corona de mi anciana musa.

 

 

Al General Lamar

 

No fue tu gloria el combatir valiente,

ni el derrotar las huestes castellanas;

otros también con lanzas inhumanas

anegaron en sangre el continente.

 

Gloria fue tuya el levantar la frente

en el solio sin crimen, las peruanas

leyes santificar, y en las lejanas

playas morir proscrito e inocente.

 

Surjan del sucio polvo héroes de un día,

y tiemble el mundo a sus feroces hechos:

pasará al fin su horrenda nombradía.

 

A la tuya los siglos son estrechos,

Lamar, porque el poder que te dio el cielo

sólo sirvió a la tierra de consuelo.

Tomado de:

http://www.forosecuador.ec/forum/ecuador/educaci%C3%B3n-y-ciencia/192592-7-poemas-cortos-de-jos%C3%A9-joaqu%C3%ADn-de-olmedo

 

 

En la muerte de mi hermana

¿Y eres tú Dios? ¿A quién podré quejarme?

inebriado en tu gloria y poderío.

¡Ver el dolor que me devora impío

y la mirada de piedad negarme!

 

Manda alzar otra vez por consolarme

la grave losa del sepulcro frío,

y restituye, oh Dios, al seno mío

la hermana que has querido arrebatarme.

 

Yo no te la pedí. ¡Qué! ¿es por ventura

crear para destruir, placer divino,

o es de tanta virtud indigno el suelo?

 

¿o ya del todo absorto en tu luz pura

te es menos grato el incesante trino?

Dime, ¿faltaba este ángel a tu cielo?

 

 

Parodia épica

 

¿Ves cuál se precipita en ígneo sulco,

de la ominosa nube desprendido

, el rayo asolador, de ronco trueno

y luz deslumbradora precedido;

y de las enriscadas, desiguales

sierras derroca las enormes masas

de portentosa, horrible pesadumbre,

que desraigando los añosos robles,

fuertes encinas y sublimes pinos,

en derredor los valles asordando,

con fracaso espantable por las faldas

ásperas y fragosas saltan, ruedan

y allá en el hondo abismo se despeñan;

y a un tiempo los soberbios capiteles,

que entre nubes de lejos se divisan,

y valles y collados señorean,

que el tiempo respetó, con mil estragos

se desploman y en polvo se deshacen:

templos, casas, alcázares, palacios,

do en asiática pompa el lujo ríe,

la altiva frente rinden, y deshechas

el suelo besan que antes desdeñaban,

y sus vastas ruinas portentosas

grandes, pequeños, ricos, pobres, buenos,

malos, fuertes y débiles sepultan;

grito de muerte a las esferas sube,

un silencio de muerte le sucede?...

En tanto... En tanto... ¡Oh descripción amiga,

ya el aliento me falta; otro te siga!

 

 

Canción I

 

Aquel velo misterioso

que al pudor la noche da,

es más bello y más hermoso

que el sol en su claridad.

Ven, pues, noche, no te tardes,

ven mis dichas a colmar.

 

Allá lejos tras los montes

escondiéndose el sol va;

ésta es la hora venturosa

del placer y de la paz.

Llega, noche, no te tardes,

ven mis dichas a colmar.

 

Ven, amiga, presurosa,

que mi amor te espera ya,

y cada sombra me engaña

pensando que tú serás.

Llega, noche, no te tardes,

ven mis dichas a colmar.

 

Las palomas se acarician

y se quejan a la par:

con sus quejas y caricias

dulce ejemplo nos darán.

Llega, noche, no te tardes,

ven mis dichas a colmar.

 

 

Canción II

 

Divino encanto,

si acaso mi llanto

mueve tu atención,

cesa en el empeño

de herir con tu ceño

al que te hizo dueño

de su corazón.

 

Y si te ofendo,

ingrata, diciendo

mi dolencia atroz,

moriré fino,

pues ya me convino

el dulce destino

de morir por vos.

 

Nada dijera

si callar pudiera

tan grave dolor.

Mas nadie sabe

que siendo tan grave

en mí ya no cabe

todo su rigor.

 

¡Ay!, bella ingrata,

si tu rigor trata

de abatir mi amor,

mi pecho amante

morirá al instante

con una constante

desesperación.

 

Y si no dejas

que quepa en mis quejas

todo tu rigor,

ingrata bella,

con dura querella,

maldigo la estrella

que a ti me rindió.

Tomado de:

https://www.buscapalabra.com/poetas.html?nombre=Jos%C3%A9+Joaqu%C3%ADn+de+Olmedo

 

 

CANCIÓN AL 9 DE OCTUBRE (HIMNO DE GUAYAQUIL)

¿Veis esa luz amable

que raya en el oriente,

cada vez más luciente

en gracia celestial?

Esa es la aurora plácida

que anuncia libertad.

Esa es la aurora plácida

que anuncia libertad.

 

Coro

 

Saludemos gozosas

en armoniosos cánticos

esa aurora gloriosa

que anuncia libertad,

libertad, libertad.

 

Nosotras guardaremos

con ardor indecible

tu fuego inextinguible,

oh santa libertad,

como vestales vírgenes

que sirven a tu altar,

como vestales vírgenes

que sirven a tu altar.

 

Coro

 

Saludemos gozosas

en armoniosos cánticos

esa aurora gloriosa

que anuncia libertad,

libertad, libertad.

 

Haz que en el suelo que amas

florezca en todas partes

el culto de las artes

y el honor nacional.

Y da con mano pródiga

los bienes de la paz,

y da con mano pródiga

los bienes de la paz.

 

Coro

 

Saludemos gozosas

en armoniosos cánticos

esa aurora gloriosa

que anuncia libertad,

libertad, libertad.

 

 

A ELIZA

 

 

¿No ves cuán pronto por la azul esfera

el vuelo de las horas se desliza?,

¿no ves, amable Eliza,

marchitarse al nacer las tiernas flores

de la fugaz y alegre primavera?

Pues ¡ay!, con más presteza

nacen, desaparecen los amores,

las gracias de la edad y la belleza.

Feliz en todas partes

quien con el grato estudio de las artes

mezclando las lecciones

de virtud y piedad, engaña, burla

del tiempo y de sus hijas estaciones

la ciega rapidez y la inconstancia.

 

Así cuando la bella primavera

pierde su gala y virginal sonrisa

y se retira triste

de tu jardín, Eliza,

huyendo del invierno los enojos,

al fuego de tu genio y de tus ojos

con sus vivos colores y fragancia

bajo de tu pincel nace en tu estancia.

 

En tu estancia feliz que yo contemplo

será con tu presencia

el más hermoso templo

del gusto, la piedad y la inocencia,

a cuyo culto y plácidos misterios

vestal sacerdotisa

con tu graciosa hermana será Eliza.

Tomado de:

https://poemas.yavendras.com/jose-joaquin-de-olmedo/

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