Los compradores de lotería
Iban llegando, uno a uno.
A veces atropelladamente,
como si buscaran entre tantas cifras
solución a sus problemas.
Iban llegando, hora a hora,
junto con ruido de coches
y el relinchar de unos frenos.
Iban surgiendo
a veces,
como si poco importara
un número, u otro número.
Acaso la búsqueda no era el número,
ni tan siquiera la suerte,
sino llenar el vacío
de una costumbre latente.
Iban llegando los otros,
aquellos que siempre sueñan,
los que llevan en la frente el número.
Siempre igual, repetido,
cada día, en cada juego.
Cada año, desde siempre.
Desde muy pequeño el abuelo y luego el padre
le hablaron de aquella suerte
por el año mil y tantos.
Un bonito número, con un siete
en medio. Y un final que suena a verso.
Un número que bajó del cielo
y al cielo ya se ha vuelto.
***
La tristeza no tiene nombre
no puedes definirla.
Surge de improviso, como una inquieta
catarata espumante,
horada la noche por sendas
de futuro, azotando
la roca erosionada del corazón vacío.
Tomado de:
http://avueltasdeveleta.blogspot.com/2018/09/pino-ojeda.html
TE BUSQUÉ POR LOS SUEÑOS
Te busqué por la tierra, por largos
pasillos de seres. Te busqué por las noches,
por calles y sombras, por quietas esquinas
agudas. Te busqué por los días. Nadie
con carne y tacto me descubría tu nombre.
Te busqué por los bosques: altas miradas
rodaron por copas, por ramas, por quietas
palmeras, por viejos pinos lejanos. Pero nada,
nada tenía escrito su nombre.
Te busqué por las hojas sobre vientres
de campos morenos. Te busqué por los trigos,
por valles y praderas de lirios, por montañas,
por fuentes. Por cada sendero oculto
iba gritando tu nombre.
Te busqué por los mares, por frágiles
barcas de marineros mojados. Te busqué
por algas, por peces, por rocas agudas,
por olas y anchas playas doradas.
Te busqué más abajo, en lo hondo, entre
viejas astillas de barcos remotos. Olvidadas
cartas marinas no decían tu nombre.
Te busqué por estrellas, por nubes,
por albas, por quietos celajes. Te busqué
por los aires, por la luna callejera,
por locas primaveras saltando.
Te busqué por el tiempo, por los siglos:
fríos cementerios no tenían tu nombre.
Tú eras un signo, un signo de ave
y nadie, nadie podría encontrarte.
Te busqué por los sueños:
Por los sueños, tú me estabas esperando.
Tomado de:
https://www.academiacanarialengua.org/archipielago/pino-ojeda/textos/304/
Mensaje a los hombres
a mis hermanos Ana Maria y Rafael
Yo no sé por qué los hombres, cuando caminan por la tierra y
los bosques,
van rumiando silenciosos sus pequeñas, bajas preocupaciones.
Ellos deberían dejar sus agrias, difíciles conciencias,
en la primera vuelta del camino donde la civilización se
expresa.
Allí sobre la dura y cementada superficie gris que habla de
dolor,
de sangre interminable.
Los hombres no debieran llevarse al bosque, a la tierra,
sus pesadillas nocturnas,
sus agobiadoras, durísimas contiendas.
Ellos podrían llevar arriba la misma sencilla mirada,
el mismo sencillo gesto de los seres que van a encontrarse.
Sólo una mirada sin pasado, sin ayer, sin retorno.
¡Si los hombres se dieran cuenta de estas pequeñas cosas
y subieran a lo alto libres de ellos mismos,
libres de sus pobres, ligeras ansias!
Si ellos supieran rezar sin voces, dentro de sí,
detenidamente, sin prisas.
Si ellos lograran dejar en las ciudades
—llenas de polvo, de ruidos y fiesta—
sus pobres, mentidas palabras.
Encontrarían allá arriba el brazo que les rodeara
calladamente la espalda.
Encontrarían la voz que perdieron con el primer desperezo de
hombres.
Encontrarían, sí, como partiendo de su propia carne,
el camino que olvidaron cuando sus pobres corazones
aprendieron
a maldecir en silencio.
Tomado de:
https://letrassabiasdecande.com/2020/04/10/mensaje-a-los-hombres-pino-ojeda/
Siempre esperando
"Siempre esperando.
Desde aquella muerte temprana
cuando aún estaban mis hojas tan verdes.
Qué esperanzada pisaba los campos.
Qué generosa y colmada mi mano.
Qué afanada tras la cosecha.
Noches interminables vigilaban
al viento por si traía un mensaje.
Esperas bajo el sol. Diálogos
con la luna tristísima de invierno.
Y qué dolor bajo el cielo que cubre
tanto silencio,
tanta pregunta sin respuesta.
Van pasando los años.
Nada sobre la tierra.
Ninguna posible esperanza.
Ninguna verdad madurando.
Sólo silencio. "
Tomado de:
https://www.epdlp.com/texto.php?id2=14831
¡CÓMO QUISIERA SER TUS PEQUEÑAS COSAS!
Cómo quisiera ser tus pequeñas cosas
El aire que te roza y te acaricia
El polvo que te sigue y se te posa
El agua que desciende y te penetra.
La ropa que te cubre y te ausenta
La carne fuerte y olorosa.
El cuello que rodea tu garganta.
Yo quisiera ser.
Y quisiera ser tus manos, tus pies.
Pisar donde pisas y tocar lo que tocas.
Ser color y sentarme en tus pupilas.
Ser agua y verterme en tu boca.
Ser luz y en las mañanas
Abrir mis dos ventanas
Para que a la vida tú te asomes.
¡Ay, cómo quisiera ser para ti la nada
Y poderte ofrecer el más allá!
Tomado de:
https://blog-rosariovalcarcel.blogspot.com/2018/10/un-poema-de-pino-ojeda.html?m=1
No hay comentarios.:
Publicar un comentario