miércoles, 24 de agosto de 2022

POEMAS DE LUZMARÍA JIMÉNEZ FARO


El ángel de la muerte

Usted y yo tenemos una cita.

Se que jamás se retrasó en la hora.

Tal vez pueda darme algo ti tiempo

para mirar mi vida.

¿Podré volver la vista hasta mi patio?

Allí la madreselva era alegría

su aroma resbalaba por los sueños

de mi sangre crecida.

Será muy puntual. Siempre lo ha sido.

Usted perdonará si me entretengo

y acaricio mis libros con ternura.

Comprenda usted ¡son tantas horas juntos!

que así, partir, tan fríamente,

no me parece bien. Se quedan solos…

Quiero que sepa que sé que ha de venir

para llevarme con usted

y créame si digo que estoy lista.

He tratado de aprovecha mi tiempo:

Amar, Vivir. Vivir y amar.

No puede imaginarse el equipaje

Que llevo en la memoria…

Usted ¡que culpa tiene!

Sólo es usted el ángel de la muerte

Y usted y yo tenemos una cita.

 

 

Para contar cualquier historia vieja…

Hoy mi playa se viste de amargura

Porque tu barca tiene que partir

A buscar otros mares de locura…

 

Para contar cualquier historia vieja. Para que el tiempo

reconozca que sangre, o grito, o verso es vida. Para decir

tu nombre y no caer en un proyecto de monotonía. Para

que las flores de Baudelaire encuentren esa capacidad de

asombro y abrir al hombre a una memoria compartida.

Para que las palabras que evitan desangrarse pierdan esa

solemnidad de pompas de jabón. Para que este dolor de

piedra y ala que se alza desde el pecho hasta la luna encuentre

la cicatriz precisa. Para que este miedo con percusión oscura

de campanas se seque al sol. Para que esto y aquello no se nos

vuelva añicos, debemos usar algo la locura.

Detesto a las abejas desde niña porque jamás poseerán

Los mares.

 


Mujer sin alcuza

Esta mujer no avanza por la acera

de esta ciudad.

Esta mujer va por un campo yerto.

(Dámaso Alonso)

 

La mujer deja la alcuza sobre su soledad.

Observa

la ciudad nocturna con sus negras pupilas

donde habitan, furiosos, sólo pájaros ciegos.

Mira las luces de neón, su colorido

de acompasado parpadeo y respira

el turbio aroma de las calles flageladas de lluvia.

La mujer ha doblado su chal. De pie, junto al espejo

se coloca su nuevo vestuario de colores. Con sus manos

espectrales pone flores y plumas en su triste cabeza

carcomida de horas. Lentamente, en su rito, completa

su disfraz con guantes y zapatos de Dra. Queen.

No oye, no habla, no se ríe.

Desprende un viento frío de orfandades

y un hálito de flores derrotadas.

Esta mujer, viajera de lo inmóvil,

Jamás descansa en estación alguna.

Puede tardar, más llega a su destino,

a su espacio de tránsito, puntual y sedienta.

La mujer prepara su maleta:

para este nuevo viaje nada puede olvidar.

Como joyas maléficas va guardando cuidadosamente,

la coca, el éxtasis, el sida, la heroína.

Un nuevo álbum de fotos y una lista.

Esta mujer de paso leve y actitud sombría

irá hacia la noche

y entre una multitud ebria de luces y de sombras,

ebria de música, cumplirá cual verdugo su destino.

 

 

Cita con mis poetas

Oblicuamente noche llegas

a sacudir la fiebre que recorre

el azulado horóscopo que anudo.

Abro las manos torpe

y cuento mis diez dedos

que como diez cuchillos afilados

apuñalan lo oscuro.

Y yo,

y tú,

nosotros y vosotros,

los que amamos la voz y la palabra

al margen del insomnio,

descifraremos el ajedrez de espejos

para después, a plena luz, reconocernos.

 

 

En un salón de La Habana

Hay mujeres que empapadas en ron

hacen memoria de las cosas perdidas.

La lumbre de sus cuerpos,

el tibio don donde la fruta canta

y se desborda el júbilo,

es un manjar del trópico

para bocas de ortiga.

Mujeres dulces de trago desmedido.

Mujeres de voz clara y de resaca.

Color mulato de música habitado

y caderas ciñéndose al sonido.

Vosotras,

puro habano: humo que exhala

la Caridad del Cobre

os entregáis a Yemayá Olokun

para que nunca os falte

el pan de cada día.

Vosotras,

luz del Caribe, flor de la guayaba,

jineteras de luna sin pecado.

Aquí dejo memoria de vosotras.

Tomado de:

https://www.isliada.org/poetas/luzmaria-jimenez-faro/

 

 

Derribado el crepúsculo se alza...

 

Derribado el crepúsculo se alza

el hueco de tu frente en el ensueño

por el ámbito oscuro de la alcoba.

Tu perfil transfundido se dibuja

en la pared de cal, y dulcemente

en su blancor se unen nuestras sombras.

No hay derrota en el gesto: soplo somos

compañeros de viaje hacia un poema

fugitivos anclados en un verso.

 

De "Sé que vivo" 1984

 

 

Echa a volar, gaviota de mi puerto...

 

Echa a volar, gaviota de mi puerto,

por las rotas arterias de mis olas,

y en las blancas estelas de mis pechos

dibújame tu sombra en la distancia.

Allí, donde parece que se estrellan

mi inquieta espuma y tu batir de alas,

allí será el encuentro todo fuego,

allí.

bajo la sombra de la luna helada.

Echa a volar, gaviota de mi puerto,

sin mirar hacia atrás: ve a tu bandada

y derrama mi sangre por el viento.

 

De "Sé que vivo" 1984

 

 

La memoria es sólo un espejismo

 

Granos de arena. Travesía del polvo.

Piélago rendido a la distancia.

Vaharada de tiempo que sofoca

la ráfaga encendida.

Fiebre sedienta y ávida.

La memoria es sólo un espejismo.

No remuevas la arena.

 

De "Mujer sin alcuza" 2005

Tomado de:

http://amediavoz.com/jimenezFaro.htm

 

 

Yo soy la amada

              

Yo soy la amada, amante, soy la amada:

voy andando las horas que separan

mi cuerpo de tu cuerpo

y restañando las frágiles heridas

de huellas que volaron con tu nombre.

 

Yo soy la amada, amante, soy la amada:

la que brotó salvaje entre tu trigo

y lo tiñó de púrpura,

la que sin darse cuenta

iluminó de pronto tu paisaje,

la que acudió a tu llanto

y en su aljibe

atesoró tus lágrimas.

 

Yo soy la amada, amante, soy la amada:

la que en silencio mira.

La que te espera.

La que teje sus sueños con tu vida.

Tomado de:

http://www.poetaspoemas.com/luzmaria-jimenez-faro/yo-soy-la-amada

 

 

Los ángeles pequeños de las cosas

              

Y se abrió esa Janua caeli

para llenar tu hogar de acompañadas horas.

Crecieron tras de ti predestinados frutos.

Han llovido los mayos y dorado los junios,

y por tu casa habitan

los ángeles pequeños de las cosas.

 

 

(De: Amados ángeles)

Tomado de:

http://www.poetaspoemas.com/luzmaria-jimenez-faro/los-angeles-pequenos-de-las-cosas

 

 

Reloj...

Reloj: no marques las horas

porque voy a enloquecer;

ella se irá para siempre

cuando amanezca otra vez.

 

Para ti, compañero de todas las horas.

 

Reloj: Alimaña con ejes, rubíes, espirales y hasta

con un tic-tac de corazón; mas no percibe

nunca los sonidos del alma.

 

Horas: Brazadas de palomas en vuelo. Bisturíes

cortando las cintas plateadas del tacto y

de la carne. Miel rezagada que cae sobre

los muslos. Negrura atormentada de las

noches. Té de las cinco. Damas que te

reflejan en los espejos cóncavos y en los

convexos. Monjas sobre reclinatorios.

Lenguas bisexuales. Rasos y tules para

vestir tu boda. Vientres encinta y en

silencio. Babosas empedrando los ojos y

la piel. Procesión de las ánimas. Fragua

de sueños y de huellas. Garantía de origen.

 

A los pies, toda mansedumbre, se tiene la alimaña

y simplemente espera.

Tomado de:

https://www.poemasde.net/reloj-luzmaria-jimenez-faro/

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