miércoles, 31 de agosto de 2022

POEMAS DE LUIS EDUARDO AUTE

 


La matemática del espejo

 

Sería falso evitar la inexplicable astilla

 

el aguijón venenoso que provoca la palabra fuera de cita

 

el derrame involuntario y purificador demasiado tiempo retenido

 

por la matemática del espejo

 

y la vergüenza que siempre empaña ese instante apenas de transparencia

 

 

La aventura intacta

 

Y prescindir de la Pregunta

 

como prescinde la Música de la luz que la responde,

 

del color

 

que la responde,

 

de la carne y del Azar,

 

del Universo y de la memoria

 

que la responden

 

al poseerla.

 

 

Éxtasis de ángeles caídos 

 

Acudo

 

a tu templo de carne como quien va a misa dispuesto a oficiar

 

la ceremonia de la Consagración. Y me acerco

 

a tu altar de transubstanciaciones, divino alimento humano

 

donde bebo tu sangre, cual vampiro,

 

donde como tu cuerpo, cuál gusano,

 

practicando, en un éxtasis de ángeles caídos,

 

la comunión con el pecado

 

original.

 

 

La belleza

 

«Este mundo nunca se pensó para alguien tan bello como tú.»

 

De la canción “Vincent” de Don McLean

 

 

 

 

 

Enemigo de la guerra

 

y su reverso, la medalla,

 

no propuse otra batalla

 

que librar al corazón

 

de ponerse cuerpo a tierra

 

bajo el paso de una historia

 

que iba a alzar hasta la gloria

 

el poder de la razón…

 

Y ahora que ya no hay trincheras

 

el combate es la escalera

 

y el que trepe a lo más alto

 

pondrá a salvo su cabeza

 

aunque se hunda en el asfalto,

 

la Belleza…

 

 

 

Míralos como reptiles,

 

al acecho de la presa,

 

negociando en cada mesa

 

maquillajes de ocasión,

 

siguen todos los raíles

 

que conduzcan a la cumbre,

 

locos por que nos deslumbre

 

su parásita ambición.

 

Antes iban de profetas

 

y ahora el éxito es su meta, mercaderes, traficantes,

 

mas que náusea dan tristeza,

 

no rozaron ni un instante

 

la Belleza…

 

 

 

Y me hablaron de futuros fraternales, solidarios,

 

donde todo lo falsario

 

acabaría en el pilón.

 

Y ahora que se cae el muro

 

ya no somos tan iguales,

 

tanto vendes, tanto vales,

 

¡viva la revolución! Reivindico el espejismo

 

de intentar ser uno mismo,

 

ese viaje hacia la nada

 

que consiste en la certeza

 

de encontrar en tu mirada

 

la Belleza…

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2016/05/la-poesia-de-luis-eduardo-aute/

 

 

Mojándolo todo

 

Tendida, como alas abiertas, vuelo...

me incitas, me invitas a viajar por lácteas vías

agujeros levemente desvelados que juega sudores enjugando,

carne, el estigma más desnuda, todo...universos de licor.

 

Llamas los labios que con tus dedos delicadamente delatas,

dilatas para mí, obscena la cueva del milagro

por donde mana el líquido rayo de la vida,

incandescente fuente, lechosa lava, salpicaduras de agua profunda

que inunda mojándolo todo... volando por universos de licor.

 

Mi boca besando tus labios incendiados

se dispone a beber en tu cáliz de polen y licor y,

entre zumos y zumbidos de olas y alas,

libidinosamente libar el néctar de la flor de tus mareas...

lamiendo la miel salada que te fluye y quema mi lengua que vibra,

lasciva, entre savia y saliva mojándolo todo... volando por universos de licor.

 

Mis alas de cera batiendo, combatiendo tu fuego

en oleadas de ardientes esfumas y plumas e Icaro volando tan alto,

tan alto... que a punto de entrar en el jardín del Edén,

fundido su vuelo por tu derramado sol, cae, como el ángel exterminado,

al mar de los naufragios, mojándolo todo... volando por universos de licor.

 

 

Besos como balas

 

A riesgo de que digan que estoy loco

por no buscar el oro en lo que toco,

no pienso rebelarme contra mi enajenación.

 

Cansado de vivir sin salvavidas,

sé bien que no es la mano del Rey Midas

la que vendrá a salvar mi naufragado corazón.

 

Y no me romperán los huesos ni quemarán mis alas,

les basta y sobra con dar besos, besos como balas...

 

Me advierten "mira, no juegues con fuego,

respeta al menos las reglas del juego

o hazte a la idea de tener a mano un extintor".

 

Declaro que me bato en retirada,

no sé jugar con las cartas marcadas,

será que nunca tuve vocación de ganador.

 

Y no me romperán los huesos ni quemarán mis alas...

 

Me recomiendan que no escupa al cielo

si mi propósito es pisar el suelo

y no cruzar una tormenta en vuelo sin motor.

 

Aunque me expulsen de sus paraísos

no pienso doblegarme a sus avisos y menos

a quien viene a darme aviso es un traidor.

 

Y no me romperán los huesos ni quemarán mis alas...

 

 

Querencia

 

Qué duro quererte así, contigo pero sin ti,

amando tu cuerpo pero tú a años luz de mi.

No quiera saber por qué, para qué arriesgarme

a que me respondas: "no lo sé"...

 

Prefiero sospecharte en otros brazos

y partirme en mil pedazos a seguir muerto de pié.

Cómo romper con tu indiferencia,

cómo vencer esta mala querencia por ti, carencia de ti... querencia por ti...

 

Te miro pero no estás, ni veo un puñal detrás,

dispuesto a asestarme el golpe de un "nunca jamás"...

Tu tibio dejarte hacer no es más que una forma lenta de desaparecer...

una manera de emprender la huida a través de este suicida simulacro de placer.

 

Cómo romper...

 

Si te adivinara un "no", seria que algo pasó,

cualquier tontería, incluso un crimen, qué se yo...

Y así sería capaz de poner fin a la guerra infinita de esta paz..

Qué duro ver el rostro de la muerte cada vez que intento verte más allá de tu antifaz.

 

Cómo romper...

 

 

Alevosía

 

Más que amor, lo que siento por ti

es el mal del animal, no la terquedad del jabalí, ni la furia del chacal...

Es el alma que se encela con instinto criminal, es amar, hasta que duela,

como un golpe de puñal... ay, amor, ay, dolor...

yo te quiero con alevosía...

 

Necesito confundir tu piel con el frío del metal,

o tal vez con el destello cruel de un fragmento de cristal...

Quiero que tus sentimientos sean puro mineral,

 

polvo de cometa al viento del espacio sideral... ay, amor, ay, dolor...

yo te quiero con alevosía.

 

Nada envidio a la voracidad de tu amante más letal,

ella espera tu fatalidad, yo pretendo lo inmortal,

el espíritu que habita tu belleza más carnal,

esa luz que resucita el pecado original... ay, amor, ay, dolor.

 

 

Al alba

 

Si te dijera, amor mío,

que temo a la madrugada,

no se que estrellas son estas

que hieren como amenazas

ni se que sangra la luna

al filo de su guadaña.

Presiento que tras la noche

vendrá la noche más larga,

quiero que no me abandones,

amor mío, al alba,

al alba, al alba.

 

Los hijos que no tuvimos

se esconden en las cloacas,

comen las últimas flores,

parece que adivinaran

que el día que se avecina

viene con hambre atrasada.

Presiento que tras la noche

vendrá la noche más larga,

quiero que no me abandones,

amor mío, al alba,

al alba, al alba.

 

Miles de buitres callados

van extendiendo sus alas,

no te destroza, amor mío,

esta silenciosa danza,

maldito baile de muertos,

pólvora de la mañana.

Presiento que tras la noche

vendrá la noche más larga,

quiero que no me abandones,

amor mío, al alba,

al alba, al alba.

Tomado de:

http://www.rincondelpoeta.com.ar/indexaute.htm

 

 

El dolor cumplido

 

Y al fin

el más inhóspito de los habitantes

te morará como un feto maduro

y se consumará

el lógico parto último

sin la más mínima mutilación umbilical

 

después

el ritual de abrocharte

a modo de cicatriz o medalla al valor

y con la serenidad fatua del dolor cumplido  dejarás de convivirte

 

 

Cuarteto elemental

 

Uno

 

En su ley de ecuaciones,

no consuela que soliciten

la combustión determinados grados

de temperatura

ni que dieciséis sea el peso atómico del oxígeno

ni que la lluvia sea la relación entre dos gases

ni que sean, salvo el mercurio

que sangra planetas de metal, sólidos  todos los minerales si

el quinto elemento se halla, por decreto,

fuera de la ley.

 

 

El verbo se hizo carne

 

Disuelto en tus entrañas

de líquidos secretos,

desentrañaba el nudo

de Dios y su Misterio.

De la canción El universo

 

El Verbo se hizo

carne tuya

y

carne

mía

 

y conjugó entre nosotros.

 

 

Volver al agua

 

Y después

de los fuegos ahogados

por las matemáticas del

espejo, las liturgias del

desorden

y otros templos

de mundos, demonios y

carne, cuando ya el

crepúsculo

es oro que baña los restos

heroicos de naufragios por venir

y la noche de hielo se presiente

próxima, me apresura la inaplazable

sed

de volver al agua,

al origen mismo donde se

fraguara el hierro de la vida,

con la irreductible intención de revivir

desde las húmedas pavesas de lo

vivido, tiernos incendios de olas

en tus

sueños, y en

los míos,

feroces océanos de luz

entre humos de espumas

olvidadas, con el soplo apenas

de mi latido mas ávido a ti.

 

Pero antes,

tendré que quemar con

lágrimas todas las fotografías.

Tomado de:

https://www.revistaaltazor.cl/luis-eduardo-aute-2/

 

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