Soneto CXXXV
Solo, con mi aflicción, en las orillas
del mar donde el toscano río2muere,
con mi caballo fiel
marchaba lento,
y mugían con fiero
son las ondas.
La yerma costa, el gran fragor colmaba
mi corazón (que
abrasa eterna llama)
de alta melancolía,
pero grata,
sin lágrimas que
tanto daño causan.
Olvido de mí propio y de mis males
bajó sobre mi calma
fantasía;
y a menudo sin pena
suspiraba:
la que siempre deseo parecía
acercarse a mi
lado, cabalgando...
Nunca un error me hiciera
tan dichoso.
Soneto CL
Entre viejas, oscuras, mudas selvas,
que enmarañan la cumbre de este monte,
donde se avista el llano alegre y culto,
altas dulzuras he gozado a solas.
Ora mil fantasías en la mente
cobraron forma de poema entero,
o de la que tornó mi pecho en débil
y enfermo la virtud loé con rimas.
Así, siempre invisibles, a mi lado
vienen juntos, causándome delirios,
al diestro lado Gloria, Amor al zurdo.
¡Bello alivio de toda humana angustia!
Vivir, sin bajas ambiciones, entre
flores y espinas, con Amor y Febo.
Soneto CLXVII
Sublime espejo de veraces juicios,
muéstrame como soy en cuerpo y alma:
cabello ralo en frente, pelirrojo;
inclinada cabeza, gran altura;
sutil figura sobre leves piernas;
blanca piel, ojos garzos, buen aspecto;
bella nariz y labio, dientes finos;
pálida faz, de rey subido al trono;
ya duro, acerbo, ya apacible, manso;
siempre iracundo, pero no maligno;
mente y pecho conmigo en lid perpetua;
triste a menudo, alguna vez alegre;
ya estimándome Aquiles, ya Tersites3;
hombre, ¿eres grande o vil? Muere, y sabrás.
Soneto CLXXIII
El mudo horror de solitaria selva
me trae al corazón tan dulce pena
que, en ella, salvo yo, no se descubre
ninguna fiera horrible entre sus hijos.
Y cuanto más adentro mi pie llega,
tanta más calma y gozo en mí se forma,
o, recordando cómo allí gozaba,
luego torna mi mente hacia la selva.
No es que a los hombres odie, y que en mí mismo
yerros no vea, y muchos más que en otros,
o crea estar cercano al buen camino;
mas el vil siglo nunca me ha gustado,
y del grave, real yugo4 oprimido,
solo en desiertos callo mis lamentos.
Notas
1 Ostro es sinónimo de la púrpura con que los senadores
romanos teñían sus túnicas.
2 Alfieri se refiere al Arno, que, como es sabido,
atraviesa la región de la Toscana y desemboca en Pisa, en el mar de Liguria.
3 En la Ilíada, como es sabido, Homero describe a Aquiles
como un héroe de extraordinaria fuerza y valentía, que lleva a cabo toda clase
de proezas en la guerra de Troya desde que se reconcilia con Agamenón y
comienza a luchar de nuevo con los griegos. En cambio, el soldado Tersites
aparece como un personaje feo y deforme, que acusa a Agamenón de haber
emprendido la guerra por su codicia y aconseja a los griegos retirarse del
combate y volver a su patria. En este soneto, cabe interpretar los caracteres
opuestos de Aquiles y Tersites como una antítesis con la que Alfieri expresa
sus frecuentes cambios de actitud vital: unas veces se comporta de forma
idealista y arrojada, como Aquiles, y otras de forma desengañada y temerosa,
como Tersites.
4 Se trata de una alusión a un régimen despótico que
coarta la libertad del poeta. Alfieri compone este soneto el 26 de agosto de
1786, durante una estancia en Alsacia. Cuando menciona este real yugo,
probablemente estuviera pensando en la monarquía francesa de Luis XVI, hacia la
cual sentí
Tomado de:
http://perdidasmusas.blogspot.com/2017/10/cinco-poemas-de-vittorio-alfieri.html
Soneto CXXXV
Solo, con mi tristeza, a la orilla
Del mar en que desagua el río Tosco,
Con Fido mi corcel paseaba lento;
Y con ruido atroz rugían las olas.
La costa yerma, y el fragor colmaban
El corazón (que arde en llama eterna)
De alta y grata congoja, carente
de lágrimas, que tanto daño hace.
Dulce olvido de mí y de mis penas
Llovía en esa inmóvil fantasía;
Y sin sofoco asiduo suspiraba:
La siempre deseada parecía
Al galope acercarse a mi lado….
Nunca un error me hiciera tan dichoso.
Tomado de:
https://animalsospechosoeditor.com/vittorio-alfieri-la-inocencia-perdida-y-la-verdad-de-la-palabra/
Espejo sublime de dichos verdaderos
Espejo sublime de dichos verdaderos,
muéstrame en cuerpo y alma lo que son:
cabello, ahora escaso en la frente, y rojo lacio;
alta estatura y cabeza inclinada sobre el suelo;
persona delgada hasta dos espinillas rectas;
piel blanca, ojos azules, buena apariencia;
nariz derecha, bonito labio y dientes escogidos;
pálido en el rostro, más que un rey en el trono:
ahora duro, inmaduro, ahora flexible, suave;
siempre enojado, y nunca malvado;
mi mente y mi corazón en perpetua disputa:
mayormente triste, y a veces muy feliz,
estimándome ahora Aquiles, y ahora Tersites:
hombre, si 'eres grande, o vil? Muere y lo sabrás.
Tácito horror del bosque solitario
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El horror tácito del bosque solitario
mi corazón brilla con una tristeza tan dulce,
que en ella como yo no se busca
entre sus hijos ninguna bestia horrible.
Y cuanto más profundizo mi pie va inselva,
tanto más calma y alegría se crea en mí;
por lo cual miembro como lo disfruté,
a menudo mi mente se enfría después.
No es que tenga hombres, y que en mí
mende non vegga, y más que en otros mucho;
ni que vaya al próximo buen camino;
pero nunca me gusto el siglo vil:
y agobiado por el pesado yugo real,
sólo en los desiertos mis problemas son silenciosos.
Mi retrato
Espejo sublime de dichos verdaderos,
muéstrame en cuerpo y alma lo que son:
cabello, ahora escaso en la frente, ahora rojo lacio;
alta estatura y cabeza inclinada sobre el suelo;
persona delgada hasta dos espinillas rectas;
piel blanca, ojos azules, buena apariencia;
nariz derecha, bonito labio y dientes escogidos;
pálido en el rostro, más que un rey en el trono:
ahora duro, inmaduro, ahora flexible, suave;
siempre enojado, y nunca malvado;
mi mente y mi corazón en perpetua disputa:
mayormente triste, y a veces muy feliz,
estimándome ahora Aquiles, y ahora Tersites:
hombre, si 'eres grande, o vil? Muere y lo sabrás.
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