(30 de mayo de 1948, Barcelona, España - 2 de marzo de 1974, Barcelona, España)
Olores
Casa, el olor a
casa,
a tiempo que se
fue de la mano,
a la mano que
busca
entre las
sombras la sombra
de su cuerpo,
el pan casero.
Olor a agua, al
agua
que habita en
un lugar
donde las
sombras andan
por adentro de
todas las sombras.
Con sólo olor
debiera ser posible
hacer el sol,
luego una luna,
las estrellas,
una mano y
si el tiempo
alcanza, una casa
visible, un pan
casero.
De Escritorio, 2006
Inexistir
Mientras se
pueda
es preferible
revisitar lo vivo,
ese relámpago
de variados
colores y
reflejos,
esa fruta
de todos los
sabores,
perfume radical
en insistencias.
Al fin de cuentas
sobran eternidades
para andar
nadeando, ninguneando,
desde ninguna
parte averiguando
qué no se lleva
el viento.
De Escritorio, 2006
Inédito
Johan Sebastian
Bach está
siendo
estudiado.
Francois Villon
espera la horca.
Eliot copia a
Laforgue.
Virgilio no
compone la Égloga IV.
Rimbaud es un
hombre de negocios.
Picasso no sabe
qué es una paloma.
Albert Camus no
quiere pensar.
Megget se muere
sin ser reconocido.
César Vallejo
nace en el Perú.
Borges ignora
el peso de un niño.
García Lorca
persigue a los gitanos.
Hölderlin se
pregunta por la muerte.
El oxígeno no
es suficiente.
La poesía no da
cielo.
Ninguno se
arrepiente.
(Inédito)
NEGOCIOS
Mi negocio es
la vida.
La muerte sólo
pasa la factura.
Algunos
entendidos aseguran
que hay algo
más:
la herencia de
la muerte.
Para mí
—contradigo— el negocio
es mirar unas
gaviotas, ponerle nombre
a cada una de
ellas y,
como digo
gaviotas,
puedo decir el
aire en que planean,
cada aleteo del
viento.
Es cierto que,
cuando los nombres
diversos del
aire pasan a ser silencio
o noche, las
gaviotas se van,
son simplemente
ideas,
vuelos
imaginados, alas
que no se ven,
negocios extraviados.
Los asesores de
confianza,
expertos, sin
embargo,
creen
firmemente en su
particular
nombre de pila,
acaso más que
en Dios.
Cuando oyen ese
nombre
se dan vuelta
en la calle
como cualquier
mortal o como
si fueran un
vecino de tantos,
pero no saben
bien qué diferencia hay
entre una
bandada de gaviotas y el nombre
—escondido— de
cada una de ellas.
Este es sólo un
ejemplo de negocios.
Hay otros y muy
prósperos.
La idea del
negocio
es el comienzo
de la vida
que tiene,
entre otras cosas,
una descomunal
plusvalía de risas.
MUERTE DRIBLEADA
(a Eduardo
Darnauchans)
Toda la muerte
cerca a un
niño, que le
hace una finta,
se le escapa,
la descoloca.
No suelta la
pelota.
No me
compliques la vida,
dice la muerte.
Y el niño se le
ríe en la cara.
EL AMO
El amo
percibe siempre
al otro como amo.
No puede
retirarle
su condición de
semejante,
lo cual explica
muchas efemérides
épicas,
familiares o simplemente
historias
inventadas
por el deseo.
Eres —dice el
amo— mi sirviente,
pero no puede
amortiguar el peso
poderoso del
otro.
Amortiguar al
amo es
una tarea
imposible
como salir a
cazar mariposas
con redes de
pescar,
estrellas no
nacidas o muertes apagadas.
DISTANCIAS
Hay que hablar
a los gritos
porque el mundo
está lejos.
Uno
dispone apenas
de unas manos
con pequeñas
falanges que
se empeñan en
acercarlo.
Pero no.
También hay unos ojos
que ven
colores, gracias
a un gen
femenino que le cayó
a un tipo como
yo, viril y todo eso.
No puedo
imaginarme
oyendo
solamente “Ojos Negros”
o sin mirar el
mundo
en la TV de
colores.
También tengo
una boca, madre,
de hablar
bajito, como
cuando oíamos
música.
No tengo más
remedio que decírtelo:
el mundo
me está
comiendo hasta los codos.
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