(18 de febrero de 1934, Harlem, Nueva York, - 17 de noviembre de 1992, Christiansted, Islas Vírgenes de los Estados Unidos)
Día de Año Nuevo
El día
parece montado sin ganas
como un
regalo para mendigos agradecidos
mejor eso
que nada, la ausencia de tiempo
aunque
suenan las campanas
en ciudades
que no he visitado
e inscriben
mi nombre sobre umbrales
que no he
visto nunca
mientras
extraen un hueso
o lo que
sea que es tierno o feraz
del centro
de los días anodinos
he olvidado
el tacto
del sol
cortando a
través de mañanas sin compromiso
la noche
está llena de mensajes
que no
puedo leer
estoy
demasiado ocupada olvidando
el aire en
mi lengua que parece un pelaje
y estas
lágrimas
que no
provoca la tristeza
sino la
arenilla de un a veces viento
La lluvia
está cayendo como brea sobre mi piel
mi hijo
agarra un corazón de pollo durante la cena
y pregunta
¿esta cosa
es amor?
Hábiles
dedos sin malicia, de fantasmas,
se hunden
en mi sueño y lo arrancan
junto a
cualquier cosa que venga con la pena
y pudiera
reportarme beneficios.
Actúo con
deliberación
y sin miedo
a nada.
Poema de amor
Habla
tierra y bendíceme con lo más abundante
haz fluir
la miel del cielo desde mis caderas
rígidas
como montañas
desparramadas
sobre un valle
excavado
por la boca de la lluvia
Y cuando he
entrado en ella sabía
que yo era
un vendaval atravesando sus bosques, huecos
dedos
susurrando sonidos
la miel
fluía
de la taza
quebrada
empalada en
una lanza de lenguas
en las
puntas de sus pechos en su ombligo
y mi
aliento
aullando en
sus entradas
cruzando
los pulmones del dolor
Ávida como
las gaviotas argénteas
o un niño
me balanceo
por encima de la tierra
una y otra
vez
Padre Hijo y Espíritu Santo
No he visto
la tumba de mi padre.
No es que
el juicio de sus ojos haya sido
olvidado
tampoco la
huella de sus grandes manos
sobre los
pomos del atardecer
medio giro
cada noche
y venía
cubierto
del barro de asuntos mundanos
inmenso y
silencioso como todo el deseo del día
listo para
redefinir cada una de nuestras formas
sino que
ahora los pomos del atardecer están a la espera
y no nos
reconocen cuando pasamos junto a ellos
Cada tarde
una mujer distinta
corriente
como su copita de la tarde
saca la
hierba que su quietud hace crecer
llamándola
matojos. Cada semana
una mujer
distinta lleva la cara de mi madre
y él, que
tiene tiempo,
inmutable,
ha de
maravillarse
él, que
sólo conoció y quiso a una
Mi padre
murió en silencio, amando la creación
y las
respuestas definidas,
Vivió
conforme
juicios fijos sobre cosas familiares
y murió
tras
conocerme un 15 de Enero
Hasta que
me entierren
no conoceré
la tumba de mi padre.
Carbón
Yo
es el negro
absoluto, hablado
desde las
entrañas de la tierra.
Hay muchos
tipos de abierto
cómo se
anuda el diamante en la llama
lo hace el
que paga cuánto por hablar
Algunas
palabras están abiertas como un diamante
sobre los
cristales de ventanas
que cantan
mientras pasa el impacto del sol
Luego hay
palabras como sueldos grapados
en un libro
de cuentas troquelado – compra y firma y desgarra
y que
ocurra todo aquello que dispongan las oportunidades
y el talón
permanece
y un diente
mal arrancado con un borde raído
Algunas
palabras viven en mi garganta
reproduciéndose
como víboras. Otras saben del sol
y rebuscan
como gitanos sobre mi lengua
para
explotar a través de mis labios
como
gorriones primerizos estallando de la cáscara
Algunas
palabras
me castigan
El amor es
una palabra otro tipo de abierto
Como el
diamante se vuelve un nudo de llama
Soy Negra
porque vengo de la entraña de la tierra
Ahora, ten,
toma mis palabras por joyas a la luz del día.
Cicatriz
Este es un
poema simple.
Para las
madres hermanas hijas
chicas que
nunca he sido
para las
mujeres que limpian el transbordador de Staten Island
para las
brujas hermosas que hacen arder
mi cuerpo a
media noche
en efigie
porque como
a sus mesas
y me
acuesto con sus fantasmas
Estas
piedras en mi corazón sois vosotras
de mi
propia carne
sacándome
punta con vuestros ojos falsos y afilados
en busca de
prismas
que caen de
vuestra cabeza
echándome
con risas fuera de vuestra piel
porque no
valoráis
lo vuestro
ni a mí
Este es un
poema simple
no tendré
madre ni hermana ni hija
cuando haya
terminado
y sólo
queden los huesos
mira cómo
quedan a la luz los huesos
la forma
que tenemos en la guerra
escarbándonos
la piel con nuestras garras
para darle
de comer al dorso de las máscaras que parecen
nuestros
rostros
a los que
pusimos nombres de hombre.
Donald
DeFreeze nunca llegué a conocerte tan bien
como dentro
de los ojos de mi espejo
esperabas
que te
bendijera o perdonase
yaciendo
en una cama
y otra
¿o era tu
ojo lo bastante afilado e implacable
como para
resistir
hasta más
allá de las muertes del deseo?
Con tu voz
en mis oídos
con mi voz
en tus oídos
intenta
negarme
te daré
caza
a través de
las venas nocturnas de mi propia adicción
a través de
todas las infancias insatisfechas
mientras
este poema se despliega
como los
pétalos de una amapola
ni hermana
ni madre ni hijos
me quedan
sólo un
océano quieto de mujeres alunadas
en todos
los tonos del cariño
aprendiendo
un baile de abrir y cerrar
aprendiendo
un baile de ternura eléctrica
que ningún
padre o madre podrían enseñarles.
Ven Sambo
baila conmigo
sopla el
son suspendido
su alta
rodilla querida
sobre tu
deseo
bajo
vuestras malditas
caras
blancas ven Bimbo ven Ding Dong
abajo perra
túmbate despacio negro túmbate
quieres un
vientre mullidito en que esconderte
que haga un
morrito y te chupe hacia adentro
de vuelta,
a resguardo,
bueno te
cuento lo que voy a hacer
la próxima
vez tu cabeza va al hacha de guerra
necesito de
veras un polvo en el que hundirme
búscame
soy la que
te corta las entradas en la reina
de las
montañas rusas
puedo hacer
que te salga
barato.
Este es un
poema simple
compartiendo
mi cabeza con el sueño
de una gran
mujer negra con joyas
en sus ojos
baila
su cabeza
en un casco dorado
arrogante
emplumada
por nombre
Colossa
sus muslos
son como vigas
o nogales
desollados
que cambian
de pronto
y se
aligeran
mientras
gira riendo en remolinos
con metal
de herramientas sobre sus caderas
termina
y en el
filo brillante
un asombro
de pelo
negro suave y rizado.
Selección extraída de sus Collected Poems.
La siembra
Cae la
tarde
los niños
duermen o están cansados.
Terminé de
plantar tomates
bajo un sol
breve tras cuatro días de lluvia,
tengo
tierra marrón bajo las uñas
y mi piel
rebosa de sol.
Siento la
cabeza densa como miel
las puntas
de los dedos me arden
por la
tierra fértil
pero más
aún por la ausencia de tu cuerpo.
Ya estuve
antes en este lugar
donde la
sangre bulle de rabia
y mis dedos
frescos de tierra
sueñan con
arar un surco
cuyo nombre
sería el tuyo.
A mi hija, yonqui en el metro
Prole que
no hemos parido
nos
atormenta encarnándose en
sí misma
dolorosamente
precisa e inevitable
como una
aguja en la carne.
Vuelvo a
casa en el metro tras una reunión de la APA[iii]
mentes tan
comprometidas con su lucha privada
como un
asesinato
o un
suicidio
una chica
patilarga con un caballo en el cerebro
se desploma
junto a mí
ruega que
la lleven dormida
lejos del
deseo
por el
precio de un tren nocturno.
Muchachita
dopada
si nos
medimos por los sueños que evitamos
tú eres la
pesadilla
de todas
las madres que duermen.
Meciendo
una y otra vez
el peso
muerto de tus brazos
abrazas
nuestros cuellos
más pesados
que la costumbre
de buscar
razones.
a
Mi
preocupación viciada no reemplazará
aquello que
una vez necesitaste
pero soy
presa de mis adicciones
y te
ofrezco mi ayuda, un ojo
alerta
en mi
propia estación.
Despierta e
indigente
tu caro
sueño explota
por todo el
vagón
en una
terrible risa tecnicolor
por mi
fracaso.
Las mujeres
desvían la mirada
y las otras
madres que no supieron ser útiles
maldicen a
su prole convertida en basura.
Oaxaca[iv] [v]
Bajo la
madera que se arrastra y la esculpe
La tierra
se mueve despacio.
Pero viene
ya un rayo.
a
Cultivar su
secreto en la tierra marrón
Extensa
como una mujer
Intrépida
Es duro
trabajo de hombres de mirada quieta
Que rompen
la tierra, cuidan su semilla,
Y la
vigilan afanosamente en la estación seca.
Pero en la
orilla del día tenue y brillante
Más allá
del arado, llevan los ojos
A las
colinas, al trueno que se condensa
Pues
conocen la tormenta.
a
La tierra
se mueve despacio.
Aunque el
ojo del trueno
Puede
partir de un fogonazo
La corteza
frágil como cristal de la cara de la montaña,
La tierra
se mueve despacio.
Aunque
puede quebrar
Toda la
fuerza de un hombre y en los brazos de su hijo
Esculpir
una manga en tierra de insolente roca.
Y la tierra
extensa espera.
a
Lento arado,
largo,
Por el
marrón de la estación seca,
Y la tierra
se mueve despacio.
a
Pero viene
ya un rayo.
Lorde 3
Gloria
Joseph, Audre Lorde, Ellen Kuzway y otras integrantes de Sisters from South
Africa poco antes del fin del apartheid.
Berlín no es fácil para las chicas de color
Puede que
una extraña
se acerque
desde la esquina
a mi
habitación
nidos de
avispas tras sus orejas
come una
banana medio madura
con motas
marrones en forma de lagartija
lleva
gaviotas en el pelo
sus axilas
huelen a apio
quizá
habla mi
lengua
con un
tempo distinto
el ritmo de
ballenas grises que rezan
oscura como
un bol de granito
puede que
ella sea
una piedra.
a
Cruzo sus
fronteras a medianoche
los
guardias, aturdidos, sueñan
con el pan
caliente de Mother Christopher
con el fin
de la guerra, quizá
la chica
vende entradas para toda la temporada
de la ópera
de Berlín
impresas en
la tapa de una caja lánguida
que frena
el crecimiento de rosas vagabundas.
Puede
que los santos de hielo nos hayan
avisado
el tierno
perdón de los contrastes
metal muslos de seda un bote varado
puede
que se esconda
tras la
bandera americana
tras el
andar de cabellos vivaces
de una
alegre ladrona de flores
puede ser
que
un ruiseñor
espere en el callejón
junto a la
cabina de teléfono amarilla.
Bajo mi
almohada
una piel de
banana se marchita.
a
Cine en el Soho
La mujer
que vive en el número 830 de Broadway
pasea a su
bebé cuando cae el sol
por las
calles del vecindario
almacenes una fealdad que resulta moderna
blusas de
seda de 200 dólares donde antes colgaron martillos
entre cafés
y muelles de carga.
En las
alcantarillas los químicos florecen como rosas salvajes
su hija en
el carrito a cuadros
con una
pegatina del movimiento antinuclear
disfruta
tanto como es posible
del paisaje
urbano.
a
¿Promete a
su hija una vida
más
fácil más segura en esta isla
que las que
ellas corren a descifrar a casa
26 pisos
sobre una bahía
que
agoniza,
el complejo
acróstico
doble de la cultura actual?
a
Cuando
acaba el telediario de las seis,
¿da una
palmadita la niña en la mejilla húmeda de mamá
acuna ella
a su hija contra su cuerpo
y llora por
lo que ha visto
junto a la
cama bajo la que yacen
el hedor de
muerte en la alfombra
su hijo
muerto a bayonetazos junto a una puerta en Santiago de Chile
una corola
de moscas tse-tse que se encostra en la nariz de su hija
los
hipopótamos militares que disparan contra los dolientes
en Bleecker
Street
sangre en
sus cuchillos Escoffier
sangre
empozando el triturador de basura
la sangre
de su bebé oscureciendo la pantalla
su próxima
década a todo color
conectada
de polo a polo,
cuando
acaba el telediario de las seis
llora por
lo que ha visto?
¿O regala
su rebozo naranja
de flecos
Soho magenta
a una
campesina de Vieques
con seis
hijos y sin tierra
tras el
paso de los morteros
y la Marina
que navega
hacia la puesta de sol?
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