lunes, 17 de febrero de 2020

POEMAS DE ARMANDO URIBE IN MEMORIAM


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Cinco poemas

1

La muerte sola es caos.
¿Alguien ha visto un caos?
No tiene piernas, brazos.
Muerte en silla de ruedas.
Muerte, no tiene caso
ni suerte, y ruedas, ruedas.

2

Se dicen los adioses
finales. ¿Por qué lloras?
Es que no hallo las horas
de morir. Y no hay caso.
Marcho paso tras paso
detrás de las señoras
fatales. ¿Por qué lloras?
No me quieren los dioses.

3

Líbrame: flojo y aburrido
me saco chispas de centolla,
bestia redonda me suicido,
en este mundo ¿quién me apoya?
En este mundo, en este nido
no cabes, muerte, en esta olla.

4

Y cómo quisiera estar muerto,
en traje de muerto,
con cofia y este par
de ojos negros abiertos.

5

Es muy probable que no seas
ni aquello ni lo otro
ni esto ni lo uno.
Adiós, adiós. ¿Qué hubo?
Qué me resta.

Críticas de México

Los muertos que fuimos ya se aburrieron
de estar muertos. No renacimos sino que nacimos
mal hechos unas furias, maltrechos y con caras
de ningunos amigos de nadie en absoluto.
En eso estamos. Nos barrieron
debajo de los pies con escobas de arbusto.
Luego después de lo cual nuevamente nos fuimos
a las regiones lóbregas desde donde apagamos
... las lámparas.

No comprendeís aún la vida,
¿como querríais comprender la muerte?
Empezad por la vida. Está compuesta de esta
incomprensión. La pregunta atrevida
no la perturba. (Desperécela y vierta
en su útero). Dormid con ella siesta.

Los ataúdes

I

Sic transit gloria mundi, y las miserias
también son transitorias –las frecuentes
desgracias y la muerte de las fuentes
que se secan –el pasto de las eras
se estraga –y en las ferias
de los vivientes danzan calaveras.

Los muertos sufren calambres, pruritos
y otros males. Nadie hay para atenderlos.
Están en el hotel deshabitado
que se llama Ataúd. Es un estado
sin parangón. Los acucian los hielos,
pero son insensibles y ríen con sus rictus.

Ex –hombre con caras de tiza
metidos en cajas que se abren
como los tarros de hojalata,
decid: cómo es ese otro mundo.
Es inmundo.
Propio para la rata.
Se sufren hambres.
No digáis más, que el corazón se triza.

“Aiai, aai”, siempre habremos de morir,
somos tan transitorios como las flores,
como los perros, e iremos a dar
a los montones excrementicios o a los hoyos
de donde no se sale aplastados por un dedo
pulgar. Así se cesa.

“No dudo de Dios, no: dudo de mí.”
“Un mundo que es una carroña fofa”
hizo de mí esta baja estofa,
esta calaña, esta ralea, y -
y lo que es peor, me gobernó el gusano.
No tengo un solo hueso sano.
“Fétidas de miseria” mis heridas
que ya no quiero llamar mías (miasmas)

De qué les sirve la poesía.
Ni siquiera la leen.
Creen que es mariposas
efímeras. Sentados en sus comités
arrellanados en sus fosas
cómodos cuidan sus hidropesías

La poesía se mete en la boca
de los tontos, diciendo: “No tenemos
más destino”. Lo dijo el almirante
con vestidura de muerte o de loca.
Los poetas estamos en veremos
Esperando que se saque los guantes.

II

Los asesinos a la espera
de cuerpos del delito.
Ay, no tenemos más destino,
dicen, lavándose las manos
en sangre tinta negra.
Mientras los muertos retuercen sus manos.

III

Nunca se supo del destino
de los muertos botados bajo el signo
de la desolación al agua sucia
de mares, ríos, lagos, ductos
de alcantarillas inconclusas.
Manando seguirán los vestidos de luto.
Tomado de:
Tomado de:

Críticas a la vida sexual


Ciudades complicadas y secretas

y los terceros pisos en penumbra!

Libros de estampas japonesas,

Grabados en los muros, y abanicos,

Borlas de terciopelo y correas de seda,

Espejo grande oblicuo.

Amarrada a los pulsos, de los pies amarrada.

Sonrisa dolorosa con rouge color violeta.

Y la grupa es un grupo de amores que retozan

Con suaves movimientos de caballo las crines al aire del aliento.

Crimen de la virtud y delicia del vicio,

Anchas manchas violáceas, moretones

Dulcísimos, saliva como jugo

De agua marina, joyas en anillos

plateados, instrumentos de torturas

vehementes, el sol nos deja ciegos

con su relámpago y su rayo que desnuca.


Críticas de miedo


Los muertos que fuimos ya se aburrieron

de estar muertos. No renacimos sino que nacimos

mal hechos unas furias, maltrechos y con caras

de ningunos amigos de nadie en absoluto.

En eso estamos. Nos barrieron

debajo de los pies con escobas de arbusto.

Luego después de lo cual nuevamente nos fuimos

a las regiones lóbregas desde donde apagamos

… las lámparas.


NO COMPRENDEÍS AÚN la vida,

¿cómo querríais comprender la muerte?

Empezad por la vida. Está compuesta de esta

incomprensión. La pregunta atrevida

no la perturba. (Desperécela y vierta

en su útero). Dormid con ella siesta.


NO TE AMO, amo los celos que te tengo,

son lo único tuyo que me queda,

los celos y la rabia que te tengo,

hidrófobo de ti me ahogo en vino.



No te amo, amo mis celos, esos celos

son lo único tuyo que me queda.

Cuando desaparezca en esos cielos

de odio te ladraré porque no vienes.


SOY POBRE COMO LA RATA


Triste como tía

y toco esta corneta de cartón de cumpleaños

de pequeños deformes

Y la guitarra del cielo suena sola

Con la indolente angustia de la noche

Y las palomas de las oraciones

Vuelan cenizas por la tierra muda.


YO, DE POETA, fui prosaico

desde joven y hasta de viejo,

me contentaba el entrecejo

fruncido, y el aire de arcaico

que la fealdad adorna al uso

de otro mundo dado, susodicho.
Tomado de:

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