lunes, 17 de octubre de 2022

POEMAS DE INGEBORG BACHMANN A UN AÑO MÁS DE SU MUERTE


Niños de Julio

 

Por nuestros propios medios nonatos,

mis niños de julio, las monstruosidades

que se mueven con el pie mutilado, no lo sabemos,

que agitan el muñón, no lo sabemos,

y la cabeza perdida.

Por nuestros propios medios,

perdiendo la cabeza,

mis queridos niños

nada les habría podido enseñar

pero bien alimentados les habría hecho

enamorarse de lo otro, del viento en el aire

Unos miles de ellos en Julio

habría sido siempre Julio

monstruos alimentados

desde mi ternura

que es lo que buscáis vosotros, espectros etéreos

Transformadores del mundo, vosotros me

lo habríais cambiado el mundo

y cambiármelo hasta la muerte por cariño

hasta la muerte para algo otro

Viento en el aire el papel jironeado

que se desgarra, antes que alguno pueda

leer lo que ha sucedido

como se os ha arrancado

de mí, se ha desgarrado el jirón de

papel que no puede sin embargo leer aun nadie.

 

 

La noche de los perdidos.

El final del amor

 

 

Una luna, un cielo

y el mar obscuro.

Tan sólo eso, y todo obscuro.

Tan sólo eso, porque es de noche.

Y nada humano

entreteje además esa acción efectiva,

Que me reprochas también tú

y semejante amargura

No lo hagas.

Nada mejor hay que yo pudiera conocer

sino amarte, nunca

pensé,

que a través del sudor de la piel

se me haría presente

el […] mundo.

 

 

 

***

 

 

Observad, amigos ¡acaso no lo veis!

que no lo he sobrevivido ni menos resistido, no lo veis,

que voy hacia adentro, que

para aquél de ahí yo voy hablando por dentro, que

me repliego y desdeño

mi cabello, que embolso mis manos

retiro mi palabra, no lo veis,

observad,

 

que me marcho, que voy

cayendo, que me entrego,

 

y grito, porque los locos

buscan tanteando a sus protectores, como

yo a mi guarda.

 

 

***

 

Qué difícil es perdonar,

un trabajo muy lento y muy arduo,

del que sola me he ocupado

durante ya muchos años.

 

El odio me ha enfermado,

me siento deformada, estos abscesos

me prohíben incluso mostrarme

junto a los hombres.

 

Sólo sé que yo

no puedo odiar más de este modo

ni desear tu muerte,

la cual tampoco deseo,

ni cumpliría yo por mi mano,

 

He aprendido que la mía

ha de amar a sus enemigos, y

esto es tan simple, pues si no cómo

podrían luego mis enemigos

hacerme más de un mal.

Si se extravía una bala,

si alguien me escupe en a cara,

como ayer, no me guardo pensamientos

contra el amor que me ha sido dado.

 

Tengo miedo ante el amor

que me has infundido tú,

con la intención más cruel.

Totalmente ajada de cortantes ácidos,

venenos de todo tipo, por el opio,

aturdida por completo en mi destrucción.

Puesto que ya no vivo más en ti,

y muerta me encuentro ya, donde estoy.

Lo que cuentan y persisten son las cúpulas

comen dos veces al día, satisfacen

luego sus necesidades, e

imploran por los medicamentos,

que me han de sumir en un largo sueño.

Traducción de Breno Onetto

Tomado de:

https://web.uchile.cl/publicaciones/cyber/18/crea16.html

 

 

El tiempo aplazado

 

Se avecinan días más duros.

El tiempo aplazado hasta nuevo aviso

se anuncia ya en el horizonte.

Pronto tendrás que anudarte las sandalias

y ahuyentar a los canes hacia las granjas de la tierra baja.

Que las vísceras de los peces

se han quedado frías al viento

y la luz de las flores de los altramuces arde ya mortecinamente.

Tu mirada se abre paso a través de la niebla:

el tiempo aplazado hasta nuevo aviso

se anuncia ya en el horizonte.

 

En la otra orilla se te hunde la amada:

la arena sube ya por su cabellera ondeante,

no le deja hablar,

le ordena callar,

la encuentra mortal

y dócil para la despedida

tras cada abrazo.

 

No vuelvas la mirada.

Anúdate las sandalias.

Ahuyenta a los canes.

Arroja los peces al mar.

¡Apaga las flores de los altramuces!

 

Se avecinan días más duros.

 

 

 

(21 poetas alemanes, Madrid: Visor, 1980).

 

Trad. de Felipe Boso.

 

 

Salmo

 

1

 

¡Callad conmigo, como callan todas las campanas!

 

En la placenta de los horrores

buscan las sabandijas alimento nuevo.

Públicamente, cuelga los Viernes Santo una mano

en el firmamento, le faltan dos dedos,

y no puede jurar que todo,

todo, no haya sido y que nada

será. Se hunde en las nubes pardas,

arroba a los nuevos asesinos

y sale absuelta.

 

De noche, sobre esta tierra,

forzar ventanas, darle para atrás a las sábanas,

que quede al descubierto el embozo de los enfermos,

una llaga llena de alimento, infinitos dolores

para todos los gustos.

 

Enguantados contienen los carniceros

el aliento de los desembozados,

la luna en la puerta cae al suelo,

no recojas los fragmentos, la cinta de la que colgó...

 

Todo estaba preparado para la extremaunción.

(El sacramento no puede llevarse acabo).

 

2

 

Qué vanidad de vanidades.

Arrastra una ciudad hasta ti,

levántate del polvo de esa ciudad,

toma posesión de un cargo

y enmascárate

para no ser desenmascarado.

 

Cumple las promesas

delante de un espejo ciego en el aire,

delante de una puerta cerrada en el viento.

 

Intransitados están los caminos sobre la pared a plomo del cielo.

 

3

 

Oh ojos, que la tierra, almacén solar, quemó,

con la carga de lluvia de todos los ojos cargados,

cubiertos ahora de hilos, de telas

hiladas por las arañas trágicas

del presente ...

 

4

 

En la cuenca de mi mudez

pon una palabra

y levanta grandes bosques a ambos lados,

que mi boca

entera quede en la sombra.

 

 

 

Sólo cosas sombrías

 

Como Orfeo, toco

en las cuerdas de la vida la muerte,

y ante la belleza de la tierra

y de tus ojos, que administran el cielo,

sólo sé decir cosas sombrías.

 

No olvides que también tú, de pronto,

aquella mañana, cuando tu lecho

todavía estaba húmedo de rocío y el clavel

dormía junto a tu corazón,

viste el río oscuro

pasar a tu lado.

 

La cuerda del silencio,

tensada sobre la ola de sangre,

puso manos en tu corazón sonante.

Transformado quedó tu rizo

en la cabellera de sombras de la noche,

los copos negros de las tinieblas

nevaron tu semblante.

 

Y mi lugar no está a tu lado.

Ahora nos lamentamos los dos.

 

Pero como Orfeo, sé

junto a las cuerdas de la muerte la vida,

y en mí reverbera el azulado

de tu ojo por siempre cerrado.

 

 

 

Temprano mediodía

 

Silencioso verdea el tilo en el verano inaugurado,

muy apartada de las ciudades tiembla

el brillo opaco de la luna diurna. Ya es mediodía,

ya se agita en la fuente el chorro,

ya se alza bajo el destrozo

el ala maltratada del pájaro de fábula,

y la mano, desfigurada por tirar la piedra,

cae en el despertar del trigo.

 

Donde el cielo de Alemania ennegrece la tierra,

busca su ángel decapitado una tumba para el odio

y te entrega el cuenco del corazón.

 

Un puñado de dolor se pierde sobre la colina.

 

Siete años más tarde

te acuerdas nuevamente,

junto a la fuente, ante la puerta,

no mires demasiado profundamente,

se te saltarán los ojos.

 

Siete años más tarde,

en casa de amortajado,

apuran los ayer verdugos

el vaso dorado.

Se te hundirían los ojos.

Ya es mediodía, en las cenizas

dobla el hierro, sobre el mandril

está izada la bandera, y sobre la roca

 

del sueño ancestral, queda de aquí en adelante

forjada el águila.

 

Solo la esperanza, aquejada de ceguera, está acurrucada bajo la luz.

¡Rompe sus cadenas, guíala

ladera abajo, ponle

la mano sobre los ojos, que no la

abrase ninguna sombra!

 

Donde la tierra de Alemania ennegrece el cielo,

busca la nube palabras y llena el cráter de silencio

antes de que el verano las perciba bajo la llovizna.

Lo inexplicable recorre, en voz baja, el país:

ya es mediodía.

Tomado de:

https://el-placard.blogspot.com/2016/08/poemas-de-ingeborg-bachmann.html

 

 

CADA DÍA

Ya no se declara la guerra,

se prosigue. Lo inaudito

se ha vuelto cotidiano. El héroe

permanece lejos

del campo de batalla. El débil

se ha adentrado en la línea de fuego.

El uniforme del día es la paciencia,

la condecoración, la estrella miserable

de la esperanza sobre el corazón.

 

Se concede

cuando ya no sucede nada más,

cuando se calla el fragor del combate,

cuando el enemigo se ha vuelto invisible

y la sombra eterna de las armas

cubre el cielo.

 

Se concede

por la huida ante las banderas,

por el valor ante el amigo,

por la delación de secretos indignos

y el desacato

de toda orden.

 

 

ANUNCIO

Pero hacia dónde vamos

no te preocupes no te preocupes

cuando está oscuro y hace frío

no te preocupes

pero

con música

qué hacer

alegres y con música

y qué pensar

alegres

a la vista de un final

con música

y hacia dónde llevamos

lo mejor

nuestras preguntas y el aguacero de todos los años

en la lavandería de los sueños no te preocupes no te preocupes

pero qué ocurre

lo mejor

cuando el silencio de los muertos

 

comparece

 

 

MANIOBRA DEL OTOÑO

No digo: eso fue ayer. Con el dinero

sin valor del verano en el bolsillo volvemos a yacer

sobre el tamo de la burla, en la maniobra otoñal del tiempo.

Y no nos es favorable el camino de huida hacia el sur,

ni tampoco los pájaros. Mientras la tarde cae,

pasan barcos de pesca y góndolas  y a veces

me alcanza una astilla de mármol saciado de sueños,

donde soy vulnerable, en el ojo, debido a la belleza.

 

En los periódicos leo mucho sobre el frío,

sobre sus consecuencias, sobre idiotas y muertos,

sobre expulsados, asesinos y miríadas

de témpanos de hielo, mas poco que me agrade.

¿Y por qué? Ante el mendigo que viene a mediodía,

cierro la puerta de un portazo, porque la paz es eso

y nos podemos ahorrar verlo, pero no

bajo la lluvia la muerte triste de las hojas.

 

¡Dejadnos hacer un viaje! ¡Dejad que bajo los cipreses

o bajo las palmeras o entre los sotos de naranjos

veamos a precio de saldo los naufragios del sol,

que no tienen igual! ¡Dejadnos

olvidar las cartas al ayer que quedan sin respuesta!

El tiempo hace milagros. Mas viene inoportuno

a traernos el latir de la culpa: no nos encuentra en casa.

En la bodega del corazón, me hallo otra vez insomne

sobre el tamo de la burla, en la maniobra otoñal del tiempo.

Tomado de:

https://elcuadernodigital.com/2017/11/13/poemas-de-ingeborg-bachmann/

 

Sombra rosas sombra

 

Bajo un cielo extraño

sombra rosas

sombra

sobre una tierra extraña

entre rosas y sombra

dentro de un agua extraña

mi sombra

 

De "Invocación a la Osa Mayor" Ediciones Hiperión 2001

Versión de Cacilia Dreymüller y Concha García

 

 

Bajo la tormenta de rosas

 

Adonde nos dirijamos bajo la tormenta de rosas,

las espinas iluminan la noche, y el trueno

de las hojas, antes tan silenciosas en los arbustos,

nos sigue ahora muy de cerca.

 

De "El tiempo postergado" Ediciones Cátedra S. A. 1991

Versión de Arturo Parada

 

Una especie de pérdida

 

Usados en común: estaciones del año, libros y una música.

Las llaves, los boles de té, la panera, sábanas y una

cama.

Un ajuar de palabras, de gestos, traídos, empleados,

gastados.

Un reglamento de casa observado. Dicho. Hecho. Y

siempre alargada la mano.

De inviernos, de un septeto vienés y de veranos me he

enamorado.

De mapas, de un poblacho de montaña, de una playa y de una cama.

Con fechas he hecho un culto, promesas he declarado

irrevocables,

he adornado un algo y he sido devota delante de una nada,

(-de un periódico doblado, de las cenizas frías, del

papel con un apunte)

impávida ante la religión, porque la iglesia era esta cama.

De la vista de un lago surgió mi pintura inagotable.

Desde el balcón había que saludar a los pueblos, mis

vecinos.

Junto al fuego de la chimenea, en la seguridad, mi

cabello tenía su color más intenso.

La llamada a la puerta era la alarma para mi alegría.

No te he perdido a ti,

sino al mundo.

 

De "Invocación a la Osa Mayor" Ediciones Hiperión 2001

Versión de Cacilia Dreymüller y Concha García

Tomado de:

http://amediavoz.com/bachmann.htm

 

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