martes, 18 de octubre de 2022

POEMAS DE GIAMBATTISTA MARINO


Ojos y pechos

 

23

 

 

 

Miro tus bellos ojos,

 

mujer, y miro tus graciosas mamas,

 

éstas de leche y aquéllos

 

fabricados en llamas.

 

Digo luego suspirando con aumentada sed:

 

“No debería, por Natura”

 

para aclarar de tan serenos polos

 

dos mundos de belleza en contraste con dos soles.

 

 

Mirada

 

22

 

 

 

Otra ocasión ya más

 

que es ser por ti mirado llegará,

 

ojos avaros y soberbios, lo negaste.

 

Al fin tú me miraste,

 

y se turbó el mirar bello y sereno

 

que me lanzaste, al menos

 

ya no podrás negarte

 

que otra vez me miraste.

 

 

Ojos

 

17

 

 

 

 

 

Ojos, si es verdad que un sabio

 

la luz clara puede

 

someter de las celestes rotaciones

 

¿por qué no puedo yo

 

poseerlas a ustedes, luminosas y bellas,

 

en el sol nacidas, estrellas terrenales?

 

Feliz astrología

 

si pudiera, besando un rayo suyo,

 

decirles: “Ya no temo a asesinos y reyes:

 

si ustedes, ojos, ya son míos”.

 

 

 

Ojos

 

19

 

 

 

Luces bellas y perversas,

 

las miradas que lanzan,

 

si desdeñosas o amables, son siempre iguales:

 

homicidas y mortíferas;

 

por qué si miran a los otros

 

de ira colmados y de orgullo

 

matan de preocupación y duelo,

 

y si piadosas se vuelven

 

entonces de dulzura matan.

 

 

Ojos

 

18

 

 

 

Ojos de mi vida,

 

si en el corazón yacen,

 

ustedes que en la llama donde ardo miran siempre,

 

vayan pues a comentarle a ella

 

mis graves incendios personales,

 

y que los tengo todavía,

 

estos ojos, pero es que el corazón

 

si vive es por ustedes y sin ustedes muere.

 

 

Ojos

 

20

 

 

 

Quién quiere ver, quién quiere

 

ver, amantes, en el mediodía claro

 

las estrellas frente al sol,

 

vengan a ver de mi ídolo amado

 

los ojos, donde el sol se ofusca:

 

que dan noche a los otros, a la luz del día.

versión de Alfredo Soto Guillén

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2019/01/cinco-poemas-de-giambattista-marino/

 

 

"Elogio de la rosa"

La Diosa que la rosa ensangrentara,

aun traspasado acerbamente el seno,

no se mostró indignada contra su hijo

por no ensoberbecerle. Mas guardando

dentro del corazón aquella herida,

se mordió el dedo, y dijo: «Te la guardo.

Por esta vez con el dolor ajeno

no quiero oscurecer tanta alegría».

 

Volvió la vista luego al monte, donde

la zarza que la hirió en el pie se hallaba,

se detuvo un momento a verla, y quiso

saludar a su flor antes de irse;

y al verla aún mojada y destilante

allí purpureando, así le dijo:

«De ultraje y daño el cielo te proteja,

fatal razón de mis felices cuitas.

 

Rosa, risa de amor, hija del cielo,

rosa que se ha hecho roja con mi sangre,

precio del mundo y prez de la natura,

hija virgen del sol y de la tierra,

de ninfa y de pastor gozo y cuidado,

honor de la odorífera familia,

de la hermosura tienes la alta palma,

sublime sobre el vulgo de las flores.

 

En bello trono emperatriz altiva,

en la natal ladera te aposentas.

Graciosa y lisonjera turba de auras

en redor te corteja y te secunda,

y de guardias punzante fila armada

te rodea y de todo te defiende.

Y de tu regia fama envanecida

llevas áurea corona y manto tirio.

 

Púrpura del jardín, pompa del prado,

ojo de abril, joyel de primavera,

de ti las Gracias y los Amorcillos

con collares se adornan y guirnaldas.

Tú cuando vuelve al alimento usado

gentil abeja o céfiro gracioso,

en taza de rubí beber les haces

rociados licores cristalinos.

 

El ambicioso sol no se envanezca

de triunfar sobre más pequeños astros,

pues tú entre las violetas y jazmines

tus pompas muestras bellas y soberbias.

Tú eres con tu hermosura único y solo

esplendor de esta tierra, y él de aquélla;

él en su esfera, y tú sobre tu tallo,

tú sol en tierra, y en el cielo él rosa.

 

Y conformes se harán vuestros quereres,

de ti el sol, y tú de él seréis amantes.

Él de tus galas, y de sus despojos

en su levante vestirá la Aurora.

Tú ostentarás en hojas y en cabellos

su librea dorada y llameante;

y para que lo imites plenamente

un solecillo siempre habrá en tu seno.

 

Y pues de mí, por tal servicio, ahora

algún precioso don debe esperarse,

tú has de ser entre todas las de Flora

mi favorita flor, mi preferida.

Y a la mujer más bella que honre el mundo

quiero que bella solamente llamen

mientras orle sus labios y mejillas

con tu vivaz color».

Y más no dijo.

Tomado de:

https://franciscocenamor.blogspot.com/2018/06/poema-del-dia-elogio-de-la-rosa-de.html

 

 

LA CABEZA DE MEDUSA EN UNA RODELA
DE MICHELAGNOLO DA CARAVAGGIO, EN LA
GALERÍA DEL GRAN DUQUE DE TOSCANA

 

¿Qué enemigos habrá ahora que en mármol frío

no se tornen de repente,

si miran, señor, en el escudo vuestro

aquella orgullosa Gorgona tan cruel,

con cabellos horriblemente

vueltos amasijo de víboras

provocan escuálida, y pavorosa pompa?

¡Mas qué! Entre las armas ventaja

apenas os procura el monstruo formidable:

ya que la auténtica Medusa es vuestro valor.

Posible versión de Luis Antonio de Villena

Tomado de:

https://porestarcontigo.blogspot.com/2014/06/un-poema-de-giambattista-marino.html

 

 

La mano de Schidoni

 

"Toma el hielo y la luz, ellos son sólo

los temerosos poderes oscuros de la sombra;

son también la palidez de muerte,

la condición indispensable, la mezcla extraña;

 

Toma lo que rescates de la oscuridad en el rastro negro,

el dolor y la oscuridad se entrelazan

la amargura amada, el nunca anhelaba la

suerte, la miseria de la naturaleza inacabada;

 

Veneno de jeringa en serpientes elegidas

si se mezcla y añade

a los colores de los suspiros

y a las muchas preocupaciones,

 

Entonces renace, Schidoni, la verdad

y no la mentira de mi retrato. "

Tomado de:

https://www.epdlp.com/texto.php?id2=2296

No hay comentarios.:

Publicar un comentario