jueves, 20 de octubre de 2022

POEMAS DE SIMON PERCHIK

 



*

Agotado, necesitas una esquina, guantes

y la forma en que un boxeador pega ambos puños

, estas dos paredes pueden salvarte.

 

 

 

toma la pintura, este pincel

hace todos los movimientos correctos

aunque la escalera se tambalea a medias

 

 

 

la mitad tiene la oportunidad de construir cada pared

cambiando de color

: es domingo y una vez a la semana

 

 

 

tratas de reparar su gran pérdida

: con ambos brazos, cuerdas fuera de la habitación

para llegar a un fin por algo

 

 

 

que todavía entra y mano sobre mano

vuelve a poner como si la campana todavía funcionara

está acostumbrado al miedo constante y las distancias.

 

 

*

Un simple chaleco, aunque sospechas que

hay una silla cerca, con la espalda

acosada por las mangas y sin vida.

 

 

 

–no tocas las heridas

desnudas como la lluvia

da su vida por un lugar

 

 

 

la suciedad podría querer

ahora que no hay nada más allí

excepto la oscuridad cubierta de barro

 

 

 

aferrándose a ti y en los

pliegues astutos en tus brazos los

deja circular hacia abajo, por todos lados

 

 

 

queda vacío por tantos muertos

tendidos a secar una chaqueta de cuero de la

que alguna vez estuviste enamorado.

 

 

*

Cojeas de la forma en que un arroyo

calmará una sola roca

y a lo largo del fondo

 

 

 

recuerda este camino

como oscuridad y hojas secas

aunque no mires hacia abajo

 

 

 

–escuchas que está lloviendo: el silencio

no ahora, pero por la noche

estas cenizas flotan en la superficie

 

 

 

mantener un pie hinchado, el otro

tiene tan poco y desde hace mucho tiempo ahora

la escucha en secreto.

 

 

*

Leche caliente, mitad con mariposas

y la taza te ayuda a pensar

lo que paso paso claro

 

 

 

dejando que su blusa se abra para que un seno se

enfríe antes que el otro, aunque estés

5 yendo a 5½, tirando de una manta

 

 

 

desde lejos como la hora de la siesta, tus dedos

bajo los buenos días, niños y niñas,

acaricias este borde suave como la luz de la luna

 

 

 

Una vez desbordada una campana dando vueltas hacia abajo

vació la habitación, su boca, años

ahora inmóvil y entre sus manos.

Tomado de:

http://www.ilanotreview.com/theft/five-poems-by-simon-perchik/

 

 

*

Ya no te bañas

aunque una lluvia fría

corre por un brazo

 

duele la forma en que cada río

lleva a cabo su lento descenso

con un agarre mortal

 

—alrededor de estas lápidas

tu apestosa chaqueta de cuero

aún arreglada para que sus mangas

 

águila extendida, están llenas

de un cielo ya oscurecido

por las más y más plumas

 

que aún no tienen rumbo

y tus hombros sin esperanza

ingrávidos sobre el agua.

 

*

Estas piedras demasiado empinadas, se aferran

a la forma en que las nubes, una al lado de la otra,

dejan pasar una estrella, al aire libre

 

devoras su luz incineradora

y las distancias, aunque la hierba

recién cortada y regada

 

Sabe todo acerca de cómo el cielo nocturno

retrocede, erguido, justo

entre cada tumba y el invierno.

 

donde te inclinas a beber

—siempre el mismo aire frío

dos mañanas a la vez, y te atragantas.

Tomado de:

https://www.cleavermagazine.com/two-poems-by-simon-perchik/

 

 

*

 

Alimentas a estos pájaros por la noche de

la misma manera que cada pluma que usan

proviene de una cantera donde el aire

 

oscurece con cada aterrizaje –es martes

y todavía no has olvidado

su vuelta por las semillas, interminablemente

 

llorando por un niño perdido

un hermano, madre, aunque sus ojos

no están seguros de cómo cerrar

 

al escuchar un nombre, una flor

un río –te llenas la mano de una bolsa

como si en el fondo pudieran oír

 

un vacío que no es una noche que se va

quedando atrás paso a paso en el suelo

–qué abierto estaba, ya hierba.

 

*

 

Y obstinados, sin embargo, estas mechas

calientan la luz que necesitan

para florecer como piedra

 

luego se aferran, el olor del cabello

quema por dentro, arañando raíces

calentadas por mariposas

 

y las tardes juntándose

a encender el fuego, sea un mediodía

donde antes no lo hubo.

 

*

 

Sin un padre o una madre este silencio

anhela el hogar como las rocas lejanas

vienen para calmarte poco a poco y quedarse

 

gire su lápida apuntando hacia el este

donde debería estar el oeste, dando vueltas y vueltas

alisando la Tierra para el viento

 

una y otra vez escribiendo tu nombre en el aire

firmando todo –necesitas esta brújula

para volver, encontrar el río otra vez

 

lleno sin tocar tus dedos

o la pequeña roca en la parte superior ya no se mueve

vaciado para encontrarte una orilla cercana.

 

*

 

 

 

Te enfrentas cada tarde a la forma en que esta ventana

se convierte en una herida, se pega al alféizar

aunque en la oscuridad es la cortina.

 

que apesta a humo cuando las

mangas vacías se desprenden cuando se cubren con encajes

aún calientes de alcanzar esas plumas

 

los dolientes salen por el suelo a echar raíces

saben qué hacer con los cristales rotos

con el agujero tan cerca y siguiendo.

 

*

 

 

Aunque no hay tumba para su sombra

, la piedra que cubre tu rostro

tiene un lugar para una boca como el vacío

 

que llega sedienta, cansada, lado a lado

–muertos ya no tienes mejillas

necesitas una máscara y detrás de su silencio

 

el toque cuando las lágrimas se hacen demasiado pesadas

–era el entierro habitual –flores, tierra

y a puñados una costa

 

para que no caigas – tus ojos

usan esta oscuridad ahora para las lunas

que hace mucho tiempo dejaron de pasar.

 

*

 

 

 

Para terminar su día apuntas hasta que la lámpara

cede, oscureciéndose como si esta vez

las estrellas quedaran desnudas en la punta de tu dedo

 

y escuchas que la habitación se despliega y

se convierte en un testigo que no es una flor

que te lleva a ver por ti mismo

 

lo que pasa por esquinas y raíces

en paredes que ya no se mueven –acusas

y la luz retrocede lenta y sola.

Tomado de:

https://www.sonsanddaughtersjournal.com/poetry/4-poems-by-simon-perchik

No hay comentarios.:

Publicar un comentario