viernes, 4 de agosto de 2023

POEMAS DE DOLORES VEINTIMILLA DE GALINDO


A un reloj

Con tu acompasado son

Marcando vas inclemente

De mi pobre corazón

La violenta pulsación....

Dichosa quien no te siente!

 

Funesto, funesto bien

Haces reloj…La venida

Marcas del ser a la vida,

Y así impasible también

La hora de la partida.

 


Anhelo

¡Oh! ¿Dónde está ese mundo que soñé

allá en los años de mi edad primera?

¿Dónde ese mundo que en mi mente orlé

de blancas flores…? ¡Todo fue quimera!

 

Hoy de mí misma nada me ha quedado,

pasaron ya mis horas de ventura,

y sólo tengo un corazón llagado

y un alma ahogada en llanto y amargura.

 

¿Por qué tan pronto la ilusión pasé?

¿Por qué en quebranto se trocó mi risa

y mi sueño fugaz se disipó

cual leve nube al soplo de la brisa…?

 

Vuelve a mis ojos óptica ilusión,

vuelve, esperanza, a amenizar mi vida,

vuelve, amistad, sublime inspiración…

yo quiero dicha aun cuando sea mentida.

 


Quejas

 

¡Y amarle pude…Al sol de la existencia

Se abría apenas soñadora el alma….

Perdió mi pobre corazón su calma

Desde el fatal instante en que le hallé.

Sus palabras sonaron en mi oído

Como música blanda y deliciosa;

Subió a mi rostro el tinte de la rosa;

Como la hoja en el árbol vacilé.

 

Su imagen en el sueño me acosaba

Siempre halagüeña, siempre enamorada:

Mil veces sorprendiste, madre amada,

En mi boca un suspiro abrasador;

Y era él quien arrancaba de mi pecho,

El, la fascinación de mis sentidos;

El, ideal de mis sueños más queridos;

El, mi primero, mi ferviente amor.

 

Sin él, para mí, el campo placentero

En vez de flores me obsequiaba abrojos:

Sin él eran sombríos a mis ojos

Del sol los rayos en el mes de abril.

Vivía de su vida aprisionada;

Era el centro de mi alma el amor suyo;

Era mi aspiración, era mi orgullo....

¿Por qué tan presto me olvidaba el vil?

 

No es mío ya su amor, que a otra prefiere;

Sus caricias son frías como el hielo.

Es mentira su fe, finge desvelo....

Mas no me engañará con su ficción....

¡Y amarle pude delirante, loca!!!

¡No! mi altivez no sufre su maltrato;

Y si a olvidar no alcanzas al ingrato

¡Te arrancaré del pecho, corazón!

 


A la misma amiga

 

Ninfa del Guayas

¡Encantador!

De tus abriles

En el albor,

Cuando regreses

A la mansión,

Donde te espera

Todo el amor

De los que hoy ruegan

Por tí al Señor;

Cuando más tarde

Vengan en pos

De los placeres

Que apuras hoy,

Los tiernos goces

Y la emoción

Con que las madres

Amamos ¡Oh!

A los pedazos

Del corazón;

No olvides, Carmen,

No olvides, no!

A tu Dolores

Por otro amor!

 


A mis enemigos

 

¿Qué os hice yo, mujer desventurada

Que en mi rostro, traidores, escupís

De la infame calumnia la ponzoña

Y así matáis a mi alma juvenil?

 

¿Qué sombra os puede hacer una insensata

Que arroja de los vientos al confín

Los lamentos de su alma atribulada

Y el llanto de sus ojos ¡ay de mí!

 

Envidiáis, envidiáis que sus aromas

Le dé a las brisas mansas el jazmín?

Envidiáis que los pájaros entonen

Sus himnos cuando el sol viene a lucir?

 

¡No! no os burléis de mí sino del cielo....

Que, al hacerme tan triste e infeliz,

Me dió para endulzar mi desventura

De ardiente inspiración rayo gentil.

 

Por qué, por qué queréis que yo sofoque

Lo que en mi pensamiento osa vivir?

Por qué matáis para la dicha mi alma?

Por qué ¡cobardes a traición! me herís?

 

No dan respeto la mujer, la esposa,

La madre amante a vuestra lengua vil....

Me marcáis con el sello de la impura....

Ay! nada! nada! respetáis en mí!

 


La noche y mi dolor

 

El negro manto que la noche umbría

Tiende en el mundo a descansar convida,

Su cuerpo extiende ya en la tierra fría

Cansado el pobre y su dolor olvida.

 

También el rico en su mullida cama

Duerme soñando avaro sus riquezas,

Duerme el guerrero y en su ensueño exclama:

Soy invencible y grandes mis proesas.

 

Duerme el pastor feliz en su cabaña

Y el marino tranquilo en su bajel;

A éste no altera la ambición ni saña

El mar no inquieta el reposar de aquel.

 

Duerme la fiera en lóbrega espesura,

Duerme el ave en las ramas guarecida,

Duerme el reptil en su morada impura,

Como el insecto en su mansión florida.

 

Duerme el viento.... la brisa silenciosa

Gime apenas las flores cariciando;

Todo entre sombras a la par reposa,

Aquí durmiendo más allá soñando.

 

Tú, dulce amiga, que talvez un día

Al contemplar la luna misteriosa,

Exaltabas tu ardiente fantasía

Derramando una lágrima amorosa.

 

Duerme también tranquila y descansada

Cual marino calmada la tormenta,

Así olvidando la inquietud pasada

Mientras tu amiga su dolor lamenta.

 

Déjame que hoy en soledad contemple

De mi vida las flores deshojadas;

Hoy no hay mentira que mi dolor temple,

Murieron ya mis fábulas soñadas.

Tomado de:

http://www.forosecuador.ec/forum/ecuador/educaci%C3%B3n-y-ciencia/192580-7-poemas-cortos-de-dolores-veintimilla-de-galindo

 

 

A Carmen

Menos bella que tú, Carmela mía,

¡Vaya esa flor a ornar tu cabellera!

Yo misma la he cogido en la pradera

Y cariñosa mi alma te la envía.

Cuando seca y marchita caiga un día

No la arrojas, por Dios, a la ribera;

Guárdala cual memoria lisonjera

De la dulce amistad que nos unía

A la misma amiga

Ninfas del Guayas

Encantador!

De tus abriles

En el albor,

Cuando regreses

A la mansión,

Donde te espera

Todo el amor

De los que hoy ruegan

Por ti al Señor;

Cuando más tarde

Vengan en pos

De los placeres

Que apuras hoy,

Los tiernos goces

Y la emoción

Con que las madres

Amamos ¡oh!

A los pedazos del corazón;

No olvides, Carmen,

No olvides, no!

A tu Dolores

Por otro amor!

¡Quejas!

¡Y amarle pude!...Al sol de la existencia

Se abría apenas soñadora el alma…

Perdió mi pobre corazón su calma

Desde el fatal instante en que le hallé

Sus palabras sonaron en mi oído

Como música y deliciosa;

Subió mi rostro el tinte de la rosa;

Como la hoja en el árbol vacilé.

Su imagen en el sueño me acosaba

Siempre halagüeña, siempre enamorada

Mil veces sorprendiste, siempre enamorada;

En mi boca un suspiro abrasador;

Y era él quien lo arrancaba de mi pecho,

Él, la fascinación de mis sentidos,

Él, ideal de mis sueños más queridos,

Él, mi primero, mi ferviente amor.

Sin él, para mí, el campo placentero

En vez de flores me obsequiaba abrojos;

Sin él eran sombríos a mis ojos

Del sol los rayos en el mes de abril.

Vivía de su vida aprisionaba

Era el centro de mi alma el amor suyo

Era mi aspiración, era mi orgullo…

¿Por qué tan presto me olvidaba el vil?

No es mío ya su amor, que a otra prefiere

Sus caricias son frías como el hielo.

Es mentira su fe, finge desvelo…

Mas no me engañará con su ficción…

¡Y amarle pude delirante, loca!!!

¡No! Mi altivez no sufre su maltrato;

Y si a olvidar no alcanzas al ingrato

¡Te arrancaré del pecho, corazón!

A mis enemigos

¿Qué os hice yo, mujer desventurada

Que en mi rostro, traidores, escupís

De la infame calumnia la ponzoña

Y así matáis a mi lama juvenil?

¿Qué sombra os puede hacer una insensata

Que arroja de los vientos al confín

Los lamentos de sus ojos? ¡Ay de mí!

Envidiáis, envidiáis que sus aromas

Le dé a las brisas mansas el jazmín?

Envidiáis que los pájaros entonen

Sus himnos cunado el sol viene a lucir?

¡No! ¡No os burláis de mí sino del cielo,

Que al hacerme tan triste e infeliz,

Me dio para endulzar mi desventura

De ardiente inspiración rayo gentil!

¿Por qué, por qué queréis que yo sofoque

Lo que en mi pensamiento osa vivir?

¿Por qué matáis para la dicha de mi alma?

¿Por qué ¡cobardes! A traición herís?

No dan respeto la mujer, la esposa,

La madre amante a vuestra lengua vil…

Me marcáis con el sello de la impura…

¡Ay! Nada! Nada! Respetáis en mí!

Tomado de:

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6202349.pdf

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