jueves, 2 de noviembre de 2023

POEMAS DE ḤĀFEẒ-E SHĪRĀZĪ


Con locura como la mía

¡NINGUNA se llena de locura como la mía

en todas las tabernas! aquí yace mi manto sucio,

allí mi libro abandonado, ambos prendados por vino.

Con polvo mi corazón está espeso, eso debería ser claro,

Un espejo para reflejar el rostro del Gran Rey;

¡Un rayo de luz desde tu morada

para atravesar mi noche, oh Dios! y acércateme.

 

Desde mis ojos hasta el borde de mi vestido

fluye un río; tal vez mi ciprés

junto a ese arroyo alce su alto tallo,

regando sus raíces con lágrimas. ¡Ah, tráeme

la vasija de vino! Desde que la mejilla de mi Amor está escondida,

Un torrente de dolor sale de mi corazón sin ser llamado,

¡Y convierte mis ojos en un mar amargo!

 

No, por la mano que me vende vino, prometo que

la copa rebosante nunca más tocará mis labios,

hasta que mi amante con su frente radiante

adorne mi banquete, hasta que el secreto del amor se escape

de ella, como de la lengua de llama de la vela,

aunque yo, la polilla singèd, por vergüenza,

No te atrevas a ensalzar la luz del Amor sin eclipse.

 

Al vino tinto lo adoro, y la adoro.

No me hables de nada más,

porque sólo me importan los que están en la tierra o en el cielo.

¡Aunque las orgullosas flores de los narcisos desafiaran

Tus ojos brillantes para demostrar que son más brillantes,

¡Sin embargo, no les prestes atención!  aquellos que están claros de la vista,

no sigáis a aquellos a quienes se les niega toda luz.

 

Ante la puerta de la taberna, un cristiano cantó

al son de flauta y tambor, a qué hora la tierra

esperaba la blanca aurora, y alegremente resonaron

en mi oído aquellos heraldos de alegría:

'Si la verdadera fe es tal como tú dices, ¡

ay! ¡Mi Hafiz, que este dulce hoy

traiga al nacimiento un mañana desconocido!

 

 

El trago secreto del vino

EL trago secreto del vino y el amor reprimido

Son alegrías sin fundamento; luego venga lo que

venga, esclavo de la uva ¡Estoy confesado!

¡Desata, oh amigo, el nudo de los cuidados de tu corazón,

a pesar de la advertencia que revelan los Cielos!

¡Por todo su pensamiento, nunca astrónomo

¡Que desató el nudo del Destino que esos Cielos ocultan!

 

No todos los cambios que se desarrollan en tus días

despertarán tu asombro; La esfera giratoria del tiempo

Más de mil vidas como la tuya han rodado.

Esa copa entre tus dedos, no oyes

Las voces de los reyes muertos hablan a través de la arcilla

Kobad, Bahman, Djemshid, su polvo está aquí,

'¡Pon tus labios suavemente sobre mí!' ellos dicen.

 

¿Qué hombre puede decir dónde han ido Kaus y Kai?

¿Quién sabe dónde aún hoy el viento inquieto

esparce el polvo del trono imperial de Djem?

Y donde el tulipán, siguiendo de cerca

los pies de la primavera, alza su cáliz escarlata,

allí Ferhad suspiraba por el amor de Shirin,

tiñendo de rojo el desierto con las lágrimas de su corazón.

 

¡Trae, trae la copa! bebemos mientras todavía podamos,

para ruina de nuestra alma, la bebida prohibida. ¡

Quizás se esconde un tesoro

entre esas ruinas donde el vino ha reído!

Quizás el tulipán conozca la volubilidad

de la sonrisa de la Fortuna, pues en el eje verde de su tallo

lleva una copa de vino por el desierto.

 

La corriente murmurante de Ruknabad, la brisa

que sopla desde el hermoso placer de Mosalla,

convócame de vuelta cuando buscaría la tranquilidad de mi corazón,

viajando lejos; Aunque el semblante del Amor

se vuelva tan duro y triste conmigo,

no me importa que la mirada hostil del Tiempo

se aparte de la belleza de mi Señora.

 

Como Hafiz, bebe alegremente la copa

mientras los juglares tocan el laúd y cantan dulcemente,

porque todo eso hace que tu corazón se regocije en ti,

la cuerda única, delgada y sedosa de la Vida.

 

 

Rubaiyat 26

Nadie con tanta belleza podrá lograrlo.

Cuando le quitamos la ropa

Puedes ver su corazón en su frágil pecho,

Como una dura roca en un lago claro.

 

 

El tulipán

Quizás el tulipán conozca la volubilidad

de la sonrisa de la Fortuna, porque en el eje verde de su tallo

lleva una copa de vino a través del desierto.

 

Traducido por: Gertrude Bell

© por el propietario. proporcionado sin costo para fines educativos

Tomado de:

https://allpoetry.com/Hafez-Shirazi

 

 

¿Hay algo más dulce al corazón que el recuerdo
de las palabras de amor?

Bajo la bóveda de este cuarto aún creo

escuchar sus ecos, mas el vino de rubíes que bebí

no es más que un agua amarga.

Consuela a mi corazón, que desde siempre y para siempre

embriagado quedó con tu belleza.

Muere el narciso envidiando tus ojos,

pues no supo encontrar la magia de tu mirada

y sus pétalos se mustian.

El pintor quedó tan asombrado ante tu belleza

que, por doquier, en puertas y paredes, dejó su recuerdo.

Un día el corazón de Hafiz

vino a jugar con tus trenzas.

Mas cuando quiso irse supo

que, en ellas, para siempre, estaba preso.

 

 

Viento perfumado: ve hacia mi amada,

pasa por su cabellera y tráeme su perfume.

Dile quedamente, mientras la acaricias:

"Vuelve a él, cruel criatura, que en la espera

tu amante se perece".

Te di mi corazón, pero compré tu alma.

No me impongas esta pesada carga

que es la separación.

Muchas veces olvidaste a tu esclavo,

cumple ya tu promesa con el amigo fiel.

Corazón mío, no te llenes de pesadumbre.

¡Sé paciente y enjuga ya tus lágrimas!

Puesto que Hafiz nada puede

por el regreso de su amada,

vosotros, ojos míos, conservadme su imagen.

 

 

¿Quién me recordará la que partió?

Lo que la brisa trajo con la brisa se fue.

Adormece tu dolor, Hafiz,

tu viejo dolor con vino viejo.

Únicamente el vino puede darte

la felicidad, y tú lo sabes.

¡Ay! ¡Qué fácil le resultó abandonarme!

Por eso, ya acostumbrado a este dolor,

no busco para él remedio alguno.

No pretendas torcer el viento

aunque sople según tus deseos.

Aunque la suerte parezca favorecerte

no tuerzas nunca tu camino.

Y no preguntes tampoco el "cómo"

ni el "por qué".

El fiel esclavo

acata ciegamente las órdenes del amo.

¿Quién te ha dicho que Hafiz

pensaba aún en tí?

¡Oh bienamada, eso es mentira!...

 

 

Todavía mi deseo no perdió la esperanza de tu beso,

esperanza siempre viva y que me hace vivir.

En la noche aromada de tu pelo

perdí mi corazón.

¿Qué sería de mí si este amor mío

debiera terminar?

Un día mi nombre subió a los labios de mi amada

y creía descubrir todos los goces de la vida.

El sol hace bailar el reflejo de tu rostro

en las blancas paredes de mi cuarto

y ese reflejo brilla hasta en la sombra de la terraza.

Tu boca escanciadora

me ha vertido un vino que me quema.

¡Qué importa! Escáncialo puesto que soy

extraño entre quienes poseen la ciencia del amor.

Me dijiste una vez: "Deja tu vida

en mis manos y te daré la paz".

Y mi vida te di sin pesadumbre

mas la paz no me llegó.

 

 

¡Oh brisa! No ceses de acariciar con tus alas

la casa de mi amada. Y al retorno, no dejes

de hablar de ella a su rendido amante.

En agradecimiento, hago votos porque, a tu paso,

recojas todos los perfumes de esta primavera.

¡Oh rosa! No te ocultes al pájaro del alba.

Toda mi esperanza, oh amada mía,

depende de una mirada tuya.

No la rehúses a este fiel amigo.

Fui el comensal de tu banquete

cuando te alzaste semejante a la luna nueva.

ahora que brillas igual que ella,

en todo su esplendor,

no me niegues la claridad de tus ojos.

Tu poeta lleva el recuerdo tuyo

hasta el confín del mundo.

No rehúses este viático que implora.

Fuente viva es tu boca de rubí.

¡Habla ya, amada mía!

 

 

¡Oh tú, de rostro esplendoroso

que sabes dar a la vida el color de la alegría,

vuelve!

Sin las rosas de tus mejillas no habrá

ya primavera.

¿te asombra que mis ojos derramen lágrimas?

Vivir sin ti ya no es vivir.

No le temo al mar de la muerte

en que todo se acaba.

La rosa de tu boca es el centro del mundo.

En los momentos breves en que es posible

la felicidad del amor, comprende bien

la lección del corazón ya que la de la vida

seguirá siendo oscura.

Ayer no hubo para mí ni una sola mirada.

Como ese ayer pasó mi bienamada,

con la mirada ausente

y muy lejos de mí.

¡Habla, Hafiz! En el libro del mundo

esto que hoy escribes vencerá al olvido.

 

 

¡Al-lâh guarde de mal a quien sea fiel a la amistad!

Alma, cabeza y corazón, todo lo ofrezco

en sacrificio a mi bienamada.

Corazón mío: vive de manera

que, si tu pie resbala,

un ángel te sostenga con sus manos.

Ella no quiso guardar mi corazón.

"Sólo Al-lâh guarda —dijo—

lo que viene de mano del esclavo".

¡Oh brisa! Si por acaso vieras

mi corazón cautivo en sus cabellos

dile lo que ha de hacer

para seguir en ellos.

¿Dónde está, amada mía, el polvo de tu senda?

Hafiz quisiera poder conservarlo

en recuerdo de tu perfume.

 

 

Déjame ver tu rostro para que olvide mi vida.

Di al viento que se lleve todo cuanto coseché.

¿Quién puede respirar tu cabellera?

¡Olvida, olvida, enfermo y viejo corazón!

Prométeme que el día de mi muerte me verás,

un solo instante, y marcharé serenamente hacia mi tumba.

Que todo me deje y me olvide.

Pálido, mi rostro oculto en tu puerta.

Piensa, ¡oh Hafiz!, en su dulzura,

y cállate...

Tomado de:

https://www.airesdelibertad.com/t14838-hafiz-1325-1389

 

 

Mi desmedida ambición

 

Decirte cómo está el corazón es mi deseo.

Recibir noticias del corazón es mi deseo.

 

Mira mi desmedida ambición: descubierta la historia,

ocultarla a mis rivales es mi deseo.

 

 

En la noche de Gadr, tan noble y tan amada,

dormir contigo hasta el alba es mi deseo.

 

 

¡Oh, qué perla tan fina!,

en la noche oscura, pulirla es mi deseo.

 

 

Eh, viento de Saba, esta noche ayúdame,

que al alba llenarme de asombro es mi deseo.

 

 

Borrar con las pestañas el polvo del camino,

por mi honor, es mi deseo.

 

A pesar de tanta estulticia, como Hafez

entonar versos de ebriedad, es mi deseo.

 

 

El mar de la aniquilación

 

 

¿Qué sale del taller de la existencia toda? Poca cosa.

Acerca el vino, que los bienes del mundo son poca cosa.

 

 

Unos cinco días tendrás de plazo en esta etapa.

Con gozo tranquilízate, que el tiempo es poca cosa.

 

 

Alma y corazón por el honor existen de hablar con el Amado.

El propósito es éste, o alma y corazón son poca cosa.

 

 

No aspires a la sombra del árbol Tuba ni del Loto,

ágil ciprés, presta atención, verás que es poca cosa.

 

 

La fortuna es aquella que sin exceso de dolor se alcanza.

 

Con esfuerzo y trabajo, el jardín del Edén es poca cosa.

 

 

 

A la orilla del mar de la aniquilación estamos, oh copera,

apura ya, que del labio a la boca es poca cosa.

 

 

Sé cauto, asceta, no te fíes del juego del orgullo:

la senda del cenobio a la taberna de los magos es poca cosa.

 

 

Quemado, dolido y débil, mi sufrimiento, al parecer,

no requiere palabras ni explicaciones tantas, que es poca cosa.

 

 

El nombre de Hafez es cifra de la buena fama,

mas, para el rend, la cifra entre ganancia y pérdida es poca cosa.

 

 

¿Qué se hizo?

 

No hallo en nadie apoyo alguno, ¿qué fue de los amigos?

¿Cuándo acabó la amistad?, de los amigos, ¿qué se hizo?

 

 

Se enturbió el agua de vida, ¿dónde está Jezr de pie bendito?

La rosa se ha desangrado, del viento de primavera, ¿qué se hizo?

 

 

Más de mil rosas florecieron y no se ha oído un solo trino.

¿Qué fue de los ruiseñores?, de los pájaros, ¿qué se hizo?

 

 

Venus no toca su instrumento, ¿es que el laúd en fuego ha ardido?

Nadie desea embriagarse. De aquellos ebrios, ¿qué se hizo?

 

 

De la mina de los caballeros, hace mucho ni un granate ha salido.

¿Adónde fue la irradiación del sol?, del intento del viento y de la lluvia, ¿qué se hizo?

 

 

Del derecho de amistad no habla nadie, ¿qué se hizo del amigo?

¿Qué fue de los que respetan el derecho?, ¿qué fue de los amigos?

 

 

Tierra de enamorados ésta fue, y fue ciudad de los amigos.

¿Cuándo acabó el amor?, de los reyes de amor, ¿qué se hizo?

 

 

La bola de la virtud y el éxito han lanzado al centro mismo.

Al campo nadie sale, de los jinetes, ¿qué se hizo?

 

 

 

Calla, Hafez, nadie conoce los misterios divinos.

¿A quién preguntas?, del giro de los tiempos, ¿qué se hizo?

 

 

El fuego de tu rostro

 

 

Desde ahora me agarraré a las faldas de aquel alto ciprés

que de raíz me arrancó con su grácil estatura.

 

 

No es necesario vino ni juglar, abre tu velo,

que el fuego de tu rostro me hace bailar como la ruda.

 

 

No hay rostro que espejo de la suerte pueda ser en la alcoba nupcial,

excepto el rostro frotado con pezuña de caballo bayo.

 

 

Dije: peno por ti y claramente enunciaré este secreto.

¿Qué hacer?, ¿cuánto?, ¿hasta cuándo? Mi paciencia ha llegado a su término.

 

 

No mates a mi ciervo de almizcle, oh cazador,

avergüénzate de aquel ojo negro y no lo ates con lazos.

 

 

Terrenal soy: desde este umbral elevarme no puedo.

¿Cómo besar el labio de aquel alto palacio?

 

 

Otra cosa que tu bucle el corazón enamorado no desea.

¡Ay de este corazón que ni de cien escritos consejos acepta!

 

 

Deja tu corazón, Hafez, en aquel negro bucle almizclado:

es preferible que el que está loco permanezca atado.

 

 

Cuando haya muerto

 

 Os digo: no cejaré hasta alcanzar mi deseo:

que se una mi cuerpo al Alma o el alma deje a mi cuerpo.

 

 

Abre mi tumba y observa, cuando haya muerto,

cómo humea mi sudario por el fuego que yo albergo.

 

 

Abre la boca y un clamor se elevará de hombres y mujeres.

Muestra tu rostro y quedará asombrado el pueblo.

 

La vida huye de los labios y aún se duele el corazón:

a expirar va y, de sus labios, no ha alcanzado aquel deseo.

 

Por el ansia de su boca, mi alma a la angustia sucumbe.

¿Cuándo el anhelo del pobre aquellos labios cumplieron?

 

Que los enamorados hablen de sus bondades, forzoso es,

cuando en las reuniones se cita el nombre de Hafez.

*Hafez Shirazí / 101 poemas

ediciones del oriente y del mediterráneo, 2002

Edición y traducción del persa de Clara Janés y Ahmad Taherí.

Tomado de:

https://cuartaprosa.com/2019/07/13/hafez-shirazi-seis-poemas/

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