domingo, 12 de noviembre de 2023

POEMAS DE ZAKARIA MOHAMMED

 


El pájaro perdido 

 

Un pájaro pequeño

más pequeño que un puño

posado sobre una rama del cerezo,

su nombre un manchón tierra

que la lluvia ha borrado de su ala.

 

Cuando abrí la ventana

sacudió sus alas

y huyó en vuelo

sin embargo, mis ojos capturaron su color.

 

Ahora en vuelo arará los cielos

sin   nombre,

sin color.

 

Ya no existen ojos

que puedan capturar su imagen –

 

Ha sido borrado

por mí

por la lluvia.

 

 

Hogar

 

Cientos de pájaros vuelan veloces sobre mi cabeza

llevan en sus picos palillos, ramitas para construir sus nidos

 

Mi hogar aún no ha sido construido

vivo todavía en la tierra del sol y la lluvia

 

Los pájaros pasan una y otra vez sobre mi cabeza

llevando en sus picos palillos, ramitas

mientras mis labios

titubeantes como los de un niñito malpronuncian:  m-i-h-o-g-ar

 

(Versiones Esteban Moore, en colaboración con el autor, Buenos Aires, 2012)

Tomado de:

https://alpialdelapalabra.blogspot.com/2013/05/zacaria-mohammed-poemas.html

 

 

EL CIEGO

 

Ciego como el interior de un anillo

en un dedo

Ciego como una mano

esposada a otra

Y porque la ceguera

es el vapor de la noche

Llené mi jarra con ella

Y porque la ceguera

es una bestia

La monté como a un burro

Yo soy el ciego

cuyos ojos han sido lanzados

al estanque

Soy el ciego

cuyos ojos

conforman asteroides

Y porque soy ciego

mi aliento

apagará el fuego

 

Ciego sin ataduras

Ciego con un anillo

soldado a otro

Y no hay esperanza de separarlos.

 

 

EL SEGUNDO HERMANO

 

Seguí tus pasos

Pisé tus huellas

 

hasta que caíste

en el foso de los muertos

 

De mi    hicieron primero

el carnero sin cuernos

 

Pero siempre seré el segundo

imprimiendo mis huellas por siempre

 

sobre aquellas huellas invisibles

que se extienden hasta la negra paz

 

 

EL UMBRAL 

 

Una mujer labró un talismán

y lo arrojó por debajo de mi puerta

 

Al cruzar el umbral

caí muerto por el hechizo

 

Morí a causa de lo desconocido

 

 

EL ÁRBOL

 

El árbol trepa el aire

mascándolo como el camello masca el cactus

al igual que el espacio se raja como témpano tabular en hendimiento

 

El árbol trepa el aire

como un ciego que sube las escaleras

golpeando su bastón a medida que avanza lentamente

 

¿Hacia dónde te diriges, árbol ciego?

¿Adónde vas viejo camello

devorando ramas de aire?

 

El árbol trepa el aire

que cauteloso abre su puerta herrumbrosa

rechinantes bisagras oxidadas

 

 

PITÁGORAS

 

Escucha mi amigo Pitágoras

Tengo tus números

al respaldo de un sobre

 

Uno: Dejo a Dios

que barra la arena

de su playa desierta

 

Dos:  El palo

y la sombra

que en la noche se lo traga

 

Tres:  Para aquel que

se desgarró en la trinidad

el padre, el hijo y el espíritu santo

 

Cuatro:  El perro que

vigila la cueva

les ladra a las sombras, le ladra a la nada

 

Cinco:  Es para el pulgar

el único hipopótamo

en un bosque de renos

 

Seis:  La brecha entre

las palmas

la brecha que no se puede abrir

 

Siete:  La casa de Dios en el séptimo cielo

donde se enfurruña con la soledad

barriendo su playa desierta

 

Ahora sabes, Pitágoras

hechicero de números,

existe un número:

 

que al igual que la serpiente de Moisés

devoró todas las serpientes

 

Cada vez que paso

me asaltan sus llantos

como pájaros dementes

chillando y abalanzándose y descendiendo en picada

 

Cada vez que paso

sé que me persiguen

como murciélagos locos

golpeando en picada mi pecho y mi cara

 

Si fuera de noche

Sé lo que vería

el casco, el escudo, la espada.  La sangre,

y la enorme fogata devorando el aire negro de la noche

 

Pero de noche no camino por aquí

Nunca vengo de noche

 

No me interesa mirar

la luna

lavando la sangre de los peldaños

 

con su agua plateada

 

Una vez vi suficiente con sólo mirar por encima

de la alcantarilla la lujuriosa yerba forrando su boca

era yerba abundante, engordada con hierro

yerba oscura engordada con sangre

 

 

LA GUERRA

Secuestre al cabrito

cuando su mamá no esté mirando

 

Lléveselo,

después séllele la ubre

 

Deje que el crío bale

hasta que las rocas lo puedan escuchar

 

Deje que el crío bale

hasta que Dios escuche

 

Deje que la leche engorde

las hienas y los lobos

 

Para que la guerra se inflame

entre la boca y la ubre

 

entre el hijo y su madre

entre Dios y el creyente

 

Pitágoras Revista Prometeo # 54-55

Tomado de:

https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/88_89/mohammed.html

 

 

Suicidio

 

Las bolsas plásticas no tienen alas para volar

pero insisten en intentarlo

 

Volar es el sueño de todas las criaturas

 

Es el desespero, más que la esperanza, lo que empuja a estas bolsas alto

hacia el cielo

Ellas rellenan sus pulmones con aire como sapos

y saltan hacia el espacio

 

La mayoría caerá para ser atrapadas por plantas espinosas

 

"Déjame sola", llora la bolsa.

"Quiero morir. Quiero lanzarme desde la más alta construcción de Ramallah".

 

Pero la gente no deja de lanzar bolsas

Las lanzan como dados, viéndolas de reojo

Temiendo que aquellas que logren volar caigan pronto sobre sus cabezas

como cuervos suicidas.

 

 

Fósforos

 

Mis días son fósforos usados

Cada día tomo uno para escribir con su cabeza quemada una letra de mi nombre

y lo arrojo

 

Yo envidio a aquellos que tienen fósforos intactos en sus cajas

Atrapando el fuego en sus manos son capaces de amenazar al mundo

con un incendio.

 

 

El acuerdo 

 

Dejamos al melocotonero muerto

yacer en nuestro jardín

Plantamos una enredadera

para que creciese alrededor de su tronco

Pronto cada centímetro del árbol

se cubrió de hojas

Ahora nuestro melocotonero es verde

incluso en invierno

 

Este es el acuerdo:

la muerte obtiene la raíz y el fruto

y nosotros obtenemos el premio

de estas falsas hojas verdes

 

 

Dolor

 

Mi dolor es un cántaro

sobre una mesa

No tengo el bastón

para romperlo

 

Traducción de G. Leogena

Tomado de:

https://otrascriaturas.blogspot.com/search/label/Zakaria%20Mohammed?m=0 

 

 

1

 

Soy una estrella, una estrella diminuta

La luz se escapa de mi cuerpo

No, soy una hormiga

una hormiga que lleva en sus fauces las palabras del diccionario

para mordisquearlas

en su casa

 

 

2

 

No hay muerte

Solo hay una nube diminuta que pasa y te tapa los ojos

Como un amigo que viene por detrás y te venda los ojos con las manos

No hay muerte

Hay una cabra negra y una mano tatuada ordeñando una ubre

Leche blanca te llena la boca y fluye en tus ojos

Otra vez no hay muerte

Hay una frambuesa

Te agarra el hombro y te lastima

porque quiere abrirles camino a las tortugas

No hay muerte

No la

hay

 

3

 

No hagas que nadie te suture la herida

La herida es tuya

El hilo es tuyo

La sangre es tu pensamiento sangrando entre ellos

 

No mojes tu labio con agua.

Tu labio es hecho prisionero con vino

y rescatado por él.

 

 

4

 

Los asesinados están en la morgue

Subimos al refrigerador para identificar sus cadáveres

Cada uno señala a su asesinado

y su labio fruncido

En cuanto a las almas

Nunca serán encontradas

Las balas las revientan como pompas de jabón

 

 

5

 

Una bandada de pájaros vuela al atardecer

En busca de un árbol donde posarse

y pasar la noche en sus ramas

Soy un árbol, un árbol oscuro, al atardecer

Por eso los pájaros se posarán

en mi codo, en mi hombro, en mi cabello y en mi corazón

El ruido que hacen al posarse es insoportable

pero no puedo ahuyentarlos.

Este gran rebaño son las almas de mis hermanos

y yo estoy obligado a ser su hogar.

 

Una multitud grande, perdida y temblorosa

Soy el único árbol en esta llanura lúgubre llamada noche

Las manos temblorosas quieren leña para calentarse

Y yo, que parezco un árbol, estoy obligado a alimentar el fuego con mis ramas

 

Esto es lo que llaman recuerdos.

 

 

6

 

Las palabras no sirven para nada

Seis de ellas son para el luto

Sólo una para la alegría

No, diez son para el luto y sólo una para la alegría

Ah, si pudiéramos enviarlas de vuelta a Dios

Que las arrojó como una granada en nuestras bocas y gargantas

 

 

7

 

El poema comienza con un deseo.

No hay idea, palabras ni ritmo.

Sólo un vago deseo sin nombre.

Luego subes escaleras oscuras

como si no estuvieran ahí, o aún no aparecieran

. Subes temiendo tropezar y romperte el talón

, pero cuando colocas tu pie en el último escalón

emana luz

Como si una puerta cerrada se abriera repentinamente al sol

Ves las escaleras que subiste,

las escaleras que construiste

Luego bajas feliz

de contar los escalones que diste y subiste

 

 

8

 

Un día llegaré a la casa.

Tomado de:

https://www.jadaliyya.com/Details/33362

 

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