viernes, 10 de noviembre de 2023

POEMAS DE NAOMI SHIHAB NYE


Alguna vez el canto se alzaba

 

Alguna vez el canto se alzaba

 

como dulces sirenas sobre las colinas,

 

y aun si trabajabas

 

tus árboles o tus libros

 

o cocinabas para tu familia

 

algo simple,

 

te lavabas las manos

 

y te peinabas el agua del pelo.

 

 

 

Montañas de arroz, zapatos brillantes,

 

un huracán de danzas.

 

Los niños con trajecitos

 

y vestidos de terciopelo caían dormidos en círculos

 

después de comerse 47 almendras de Jordania.

 

¿Quién se casa? ¿Quién ha regresado

 

de un lugar distante más allá del mar?

 

A veces ni te enterabas.

 

Comiste todos los alimentos sin saber.

 

Besabas las mejillas de quien pasara

 

abofeteando el tambor, enrojeciéndote la palma.

 

Más tarde

 

llena, enriquecida,

 

tenías una fiesta en la piel.

 

¿Dónde es que la pelea

 

se introduce en esta historia?

 

La lucha se extravió en alguna parte.

 

Los estudiantes se congregan silenciosamente

 

en el salón de clases

 

y la puerta del edificio

 

es arrancada por una explosión.

 

Pupitres vacíos

 

donde la risa solía sentarse.

 

Aquí vivía la risa

 

tintineando su monedero de morralla fina

 

y ahora se esconde.

 

Ya no llegará al zaguán como un vendedor

 

de jabones,

 

el buhonero de las cerillas, el viejo italiano

 

de la fábrica de Nablus

 

con su mágico saco de palillos.

 

Nos han dicho que no estamos

 

cuando siempre estuvimos aquí.

 

Su goma de borrar no funciona.

 

Mira las fotos coloreadas a mano

 

de jóvenes demasiado perfectos e inmóviles.

 

Las bombas parten por la mitad

 

las frases de todo mundo.

 

 

 

¿Quién las hizo?

 

¿Conoce alguien que las fabrique?

 

El viejo taxista

 

menea la cabeza

 

yendo y viniendo entre Jerusalén y Jericó.

 

Ellos no verán, dice con lentitud,

 

la historia detrás de la historia,

 

siempre buscan la historia después de

 

la historia

 

lo que significa que nunca comprenderán la

 

historia.

 

Así que esto seguirá y seguirá

 

¿Cómo lo soportamos, si sigue y sigue?

 

Ha durado demasiado.

 

 

 

Nadie recibe ya ni una pequeña postal

 

del lejano lugar más allá de los mares.

 

Nadie en la noche oye venir a los soldados

 

para arrancar de su tibio sueño al olivo.

 

Rasgar raíces. No es noticia de primera plana

 

en tu país ni en el mío.

 

Nadie escucha el imperceptible sollozo

 

del terciopelo en el cajón del ropero.

 

La bondad, una poesía

Antes de que sepas lo que realmente es la bondad

 

debes perderlo todo,

 

sentir el fruto disolverse en un momento,

 

como la sal en un caldo caliente.

 

Aquello que sostenías en tu mano,

 

aquello con lo que contabas y cuidabas,

 

todo esto debe irse para que sepas

 

lo desolado que puede ser el paisaje

 

entre las regiones de la bondad.

 

Cómo subes y pasa el tiempo

 

en el autobús, pensando que nunca se detendrá,

 

que los pasajeros que comen maíz y pollo

 

miraran por la ventana para siempre.

 

Antes de conocer la tierna verdad de la bondad,

 

debes viajar donde el indio con un poncho blanco

 

yace muerto al lado del camino.

 

Debes ver cómo ese podrías ser tú,

 

cómo él también era alguien que viajaba de noche

 

con planes y con el simple aliento que lo mantenía.

 

Antes de reconocer la bondad

 

como lo más profundo que tienes,

 

debes conocer la tristeza como la otra cosa más profunda.

 

Debes despertarte con dolor, debes hablarle,

 

hasta que tu voz capte la trama de todos los pesares

 

y descubras el tamaño de la tela.

 

Solo entonces la bondad cobrará sentido,

 

la bondad que ata los cordones de tus zapatos

 

y te envía hacia el día a poner las cartas al buzón

 

y a comprar el pan;

 

la bondad que asoma su cabeza

 

sobre la muchedumbre susurrándote:

 

  “Es a mí a quien siempre has buscado”,

 

y a partir de entonces te acompañe siempre,

 

como una sombra, como el mejor de los amigos.

 

 

Adiós

 

Es una buena palabra, enrollando la lengua hacia afuera

sin importar el idioma con el que naciste.

Úsala. Aprende en dónde empieza,

el pequeño alfabeto de la despedida,

cuánto tiempo lleva pensar en ella,

y luego pronúnciala, y luego que te escuchen.

 

Cásate con ella. Más que con cualquier anillo dorado,

brilla, brilla.

Úsala en cada dedo

hasta que tus manos bailen,

tocando fácilmente cada cosa,

dejando que cada cosa, fácilmente, se suelte.

Pégala a tu espalda como si fuesen alas

o como la cola de un cometa. Como la corriente de aire detrás de un jet.

Si te van a conocer por algo,

que sea del modo en que te alejas de la vista

cuando tu trabajo está terminado.

 

Piensa en cosas que demoran en partir: hojas,

cajas de cartón, y servilletas, el olor húmedo del mantillo.

 

Piensa en las cosas que desaparecen.

 

Piensa en lo que más amás,

lo que te pone lágrimas en los ojos.

 

Algo que te haya dicho adiós a ti

antes de que supieras su significado

o cuánto duraría.

 

Explica muy poco, la palabra se explica a sí misma.

Más tarde quizás. Lecciones que siguen a otras lecciones

como el silencio que sigue al sonido.

 

 

Oculto

 

Si pones un helecho debajo

 

de una piedra

 

al otro día será

 

casi invisible

 

como si la piedra

 

lo hubiera tragado.

 

Si escondes el nombre querido

 

bajo tu lengua

 

por demasiado tiempo

 

sin pronunciarlo

 

se convierte en sangre

 

suspiro

 

el pequeño aliento halado al aire

 

oculto dondequiera

 

en el fondo de tus palabras.

 

Nadie ve

 

el combustible que te alimenta.

Tomado de:

https://poetryalquimia.wordpress.com/2018/03/12/5-poemas-de-naomi-shihab-nye/

 

 

Pequeños floreros de Hebrón   

 

Inclina sus bocas abiertas al cielo.

Azul turquesa, ámbar,

un verde profundo con el asa torcida,

cántaro no más alto que dos pulgares,

de labios diminutos y gracioso talle.

 

Aquí ponemos las flores pequeñas,

las que hubieran permanecido invisibles

en la tierra suelta a orillas del camino:

brotes de suculento romero,

arcos de menta.

 

Crecen para adentro en el centro de la mesa.

 

Aquí nos entregamos a la vida menor,

hilo, hálito, fragmento.

Y se curva. Espera el día entero.

En lo que el pan se enfría

y los chamacos abren sus pardos cuadernos

para trazar una letra que parece

chimenea que sobresaliera de una casa.

 

Y los titulares de hoy ¿qué dicen?

 

Nada acerca del pétalo más chico

perfectamente acomodado dentro del pétalo grande,

o de la manera en que el cristal colorido filtra la luz.

Hombres y muchachos, en oración mientras morían,

abandonaron sus epidermis.

 

El entero alfabeto de lo viviente,

cabezas y rabos de palabras,

frases, la manera de decir

“Ya'Ala” cuando se sobresaltan,

o “ya'ani” por “quise decir”.

Un vidrio estrellado brilla aún

bajo los pies.

Pero el niño de Hebrón duerme

entre el ruido en sordina de sus hermanos que caen

y la larga tristeza del rojo.

https://www.jornada.com.mx/2008/05/18/sem-poemas.html

 

 

Vivo

Querida Abby, dijo alguien de Oregón:

Tengo problemas con el apego de mi novio.

a un antiguo galón de leche aún lleno

en su refrigerador. Le dije que soy yo o la leche.

¿Es esto irrazonable? Querida carolina,

mi hermano no me habla

porque hace cincuenta años susurré

un mono lo secuestraría en la noche

para llevarlo de regreso con su verdadera familia

pero debería haber sabido que era una broma

cuando no sucedió, ¿no crees?

Querida Junta de Educación, nadie jamás

Recuerda una prueba. Repetir. Cuentos,

poemas, proyectos, experimentos,

Travesura, sí, pero nunca una prueba.

Querido perro detrás de la valla, realmente necesitas

para calmarme ahora. Has estado ladrando todo el tiempo

Camino hacia el abono durante dos años.

y no he robado en tu casa. Relajarse.

Cuando le pregunté al hombre del otro lado

si a él también le molestas, sonrió y dijo que no,

me hace sentir menos solo. ¿Debería ser más?

¿Preocupado por el perro o el hombre?

Naomi Shihab Nye, "Alive" de Transfer. Copyright © 2011 por Naomi Shihab Nye. Reimpreso con autorización de BOA Editions, Ltd., www.boaeditions.org.

 

 

niño y huevo

Cada pocos minutos, quiere

para marchar por el sendero del centeno aplanado

De vuelta a la casa de los murmullos

gallinas. Él también podría hacer

una cama en heno. Ayer el huevo tan fresco

sintió calor en su mano y la presionó

a su oído mientras los otros niños

se rió y corrió con una pelota, dejándolo,

tan poco todavía, demasiado olvidadizo en los juegos,

listo para llorar si la pelota lo roza,

clavado en el secreto de los pájaros

atrapado dentro de su puño,

no estoy listo para entregarlo

al refrigerador

o el resto del día.

Reimpreso de Fuel, publicado por BOA Editions con permiso del autor. Copyright © 1998 de Naomi Shihab Nye.

Tomado de:

https://www.poetryfoundation.org/poems/160590/alive-64930be582f9a

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