lunes, 10 de febrero de 2025

POEMAS DE ROBERT MINHINNICK


Zona de desarrollo

 

Las chimeneas trabajan todos los turnos,

 

Hacen volar sus gallardetes de llamas.

 

Y donde los técnicos tiran

 

Una bola, los corales

 

Son un alfabeto que se confunde

 

En la brea.

 

 

 

En Crymlyn los restos

 

Prehistóricos sacan de la tierra

 

Su monumento a la amnesia:

 

Los plásticos y el metal y el fino

 

Polietileno azul

 

Como los envoltorios de una ciudad.

 

 

 

Es un territorio de sirenas;

 

Pero detrás del parqueo de los camiones

 

El azufre cae con el rocío,

 

Mientras por la corteza lustrosa

 

De los abedules corre el liquen

 

Como un beso con creyón de labios.

 

 

 

Las oficinas son relojes de arena,

 

Las secretarias sus granos.

 

Sobre el glaciar de la basura

 

De la ciudad, los niños buscan

 

Futuros ya descartados.

 

Hay luz aquí, pero ninguna ventana.

 

 

El pabellón de infecciosos

 

La hipodérmica es grande

 

Como una bomba de bicicleta.

 

Ella mete la cuchilla

 

Por entre las vértebras azules

 

Yo cuento en un idioma

 

Que nunca aprendí

 

Hasta que se libera.

 

 

 

Me pongo fino, primoroso

 

Como la llanta de una rueda,

 

Exprimo los animales

 

Delirantes de la mente

 

Para hacer que el público jadee

 

Familiares tristes erectos

 

En sus uniformes floreados.

 

 

 

Nadie me toca menos ella

 

Cuyo deber cada día es

 

Quitar las piedras calientes de mi cabeza

 

Y acariciarme con los irises

 

Recogidos en el páramo, tejidos

 

Transparentes de hielo los últimos pétalos,

 

Botellas verdes de una semilla peligrosa.

 

 

 

Entonces me susurra bien profundo en el sueño,

 

Me enseña a caminar.

 

La mejilla está sobre el ojo

 

Plateado de su reloj, la cara apretada

 

En su ingle. Detrás del cristal

 

Los niños son como el vilano

 

Que ella sopla hacia la casa.

Tomado de:

https://www.revistaaltazor.cl/robert-minhinnick-2/

 

 

Matrimonio

 

¿Debería casarme? ¿Debería ser bueno?

¿Sorprender a mi joven vecina con mi traje de terciopelo y mi gorra de Fausto?

Llevarla a cementerios en lugar de al cine

hablarle de bañeras de hombre lobo y clarinetes en do

y después desearla y besarla y todos los preparativos

y ella sin dejarse ir y yo entendiendo por qué

diciéndole sin enojarme ¡Debes sentir! ¡Es maravilloso sentir!

y en lugar de eso tomarla en mis brazos y apoyarla contra una lápida vieja y torcida

y cortejarla toda la noche las constelaciones en el cielo...

 

Cuando me presentara a sus padres

la espalda recta, por fin bien peinado, estrangulado por una corbata,

me sentaría con las rodillas juntas en su sofá de los interrogatorios

y no preguntaría ¿Dónde está el baño?

¿De qué otro modo sentirme distinto de lo que soy,

pensando casi todo el tiempo en los capítulos de Flash Gordon...

Oh, qué terrible debe de ser para un hombre joven

sentarse delante de una familia y la familia pensando

¡Nunca lo habíamos visto! ¡Quiere a nuestra Mary Lou!

Después del té y las galletas caseras preguntarían ¿Cómo se gana la vida?

¿Debería decirlo? ¿Seguiría gustándoles?

Dirían muy bien, casaos, no perdemos una hija

sino que ganamos un hijo...

¿Podría entonces preguntar dónde está el baño?

 

¡Oh, Dios, y la boda! Toda la familia y los amigos de ella

y sólo un puñado de los míos, andrajosos y barbudos

esperando para arrojarse sobre los tragos y la comida.

¡Y el cura! Mirándome como si me masturbara

preguntándome ¿Tomas a esta mujer por tu legítima esposa?

¿Y qué diría yo, temblando? ¡Diría Pastel de Cola!

Besaría a la novia mientras todos esos cursis me dan palmadas en la espalda

¡Ella es toda tuya, muchacho! ¡Ja, ja, ja!

Y en sus ojos podrías ver alguna impúdica escena de la luna de miel...

 

Después todo ese arroz absurdo y latas y zapatos ruidosos

¡Cataratas del Niágara! ¡Hordas de nosotros! ¡Maridos! ¡Esposas! ¡Flores! ¡Bombones!

Todos entrando en hoteles acogedores

Todos para hacer lo mismo esa noche

El indiferente conserje sabe lo que va a pasar

Los zombis del hall lo saben

El ascensorista que silba lo sabe

El botones que me guiña un ojo lo sabe

¡Todos lo saben! ¡Casi me siento inclinado a no hacer nada!

¡A quedarme toda la noche de pie! ¡A mirar a los ojos al conserje!

Gritándole: ¡Me niego a la luna de miel! ¡Me niego a la luna de miel!

corriendo desenfrenadamente por esas suites climatizadas

vociferando ¡Vientre de radio! ¡Excavadora!

¡Oh, viviría en Niágara para siempre! en una cueva oscura debajo de las cataratas

Me quedaría sentado allí como el Lunamielero Loco ideando modos de romper matrimonios,

un azote de bigamia un santo del divorcio...

 

Pero debería casarme, debería ser bueno

Qué hermoso sería llegar a casa, a ella

y sentarme junto al fuego y ella en la cocina

joven y amorosa con su delantal deseando un bebé

y tan feliz conmigo que se le quemaría el rosbif

y vendría llorando a mí y yo me levantaría de mi gran sillón

diciendo ¡Diente de Navidad! ¡Cerebros radiantes! ¡Manzana sorda!

¡Oh, Dios, qué buen esposo sería! ¡Sí, debería casarme!

¡Hay tanto por hacer! Como meterme en la casa de Mr. Jones tarde por la noche

y cubrir sus palos de golf con libros noruegos de 1920

como colgar una foto de Rimbaud en el cortacésped

como pegar sellos de Tannu Tuva en toda la cerca

como decirle a la señora Kindhead cuando viniera a recolectar fondos

para la beneficencia ¡Hay presagios desfavorables en el cielo!

Y cuando viniese el alcalde para obtener mi voto decirle

¿Cuándo van a parar con la matanza de ballenas?

Y cuando viniera el lechero dejarle una nota en la botella

Polvo de pingüino, tráigame polvo de pingüino, quiero polvo de pingüino...

Sin embargo, si me casara y vivimos en Connecticut y hay nieve

y ella da a luz un niño y yo estoy sin dormir, agotado,

levantado toda la noche, con la cabeza apoyada contra una ventana inmóvil, el pasado detrás de mí,

en la más común de las situaciones un hombre que tiembla

consciente de sus responsabilidades nada de ramita ni sopa de moneda romana...

¡Oh, lo que sería!

Seguramente le daría por tetina un Tácito de goma

por sonajero una bolsa llena de discos rotos de Bach

le clavaría con tachuelas a Della Francesca en la cuna

le cosería el alfabeto griego en el babero

y construiría un Partenón sin techo como corralito.

 

No, dudo que fuera esa clase de padre

nada de césped, de nieve, de ventana inmóvil

sino la caliente, hedionda, dura ciudad de Nueva York

siete pisos sin ascensor, cucarachas y ratas en las paredes

una gorda esposa del Reich gritando sobre las patatas ¡Consigue un trabajo!

Y cinco mocosos con la nariz chorreante enamorados de Batman

Y todos los vecinos sin dientes y con el pelo erizado

como esas multitudes de brujas del siglo XVIII

todos queriendo entrar y ver la tele

Y el casero que quiere su alquiler

Tienda de comestibles Compañía de Gas y Electricidad Cruz Azul Caballeros de Colón

Imposible recostarse y soñar nieve telefónica, aparcamiento fantasma...

¡No! ¡No debería casarme y no debería casarme nunca!

Pero... imagina que fuera a casarme con una mujer hermosa y sofisticada

alta y pálida con un elegante vestido negro y unos guantes largos y negros

que sostiene una boquilla en una mano y un vaso de whisky con soda en la otra

y que viviéramos en un ático con una ventana enorme

desde la cual pudiéramos ver todo Nueva York y aún más lejos en días claros

No, no puedo imaginarme casado en ese agradable sueño carcelario...

 

Oh, pero ¿qué hay del amor? Me olvido del amor

no es que sea incapaz de amar

es sólo que el amor me parece tan extraño como usar zapatos...

Nunca quise casarme con una chica que fuera como mi madre

E Ingrid Bergman siempre fue imposible

Y quizá haya una chica ahora mismo, pero ya estará casada

Y los hombres no me gustan y...

¡pero tiene que haber alguien!

Porque qué pasa si tengo sesenta años y no estoy casado,

solo en un cuarto alquilado con manchas de pis en los calzoncillos

¡y todos los demás casados! ¡Todos en el universo casados menos yo!

 

Ah, sin embargo, sé que si hubiese una mujer posible como yo soy posible

el matrimonio sería posible...

Como ELLA en su bagatela solitaria y exótica esperando a su amante egipcio

así espero yo, desprovisto de dos mil años y el baño de la vida.

 

Gregory Nunzio Corso (Nueva York, 1930-Minessota, 2001)

Versión de Jonio González

Tomado de:

https://campodemaniobras.blogspot.com/2013/06/poemas-elegidos-33.html?m=0

 

 

Los graneros de Tonysguboriau

Talbot Green (en galés: Tonysguboriau “pradera de los graneros”) es una ciudad (y distrito electoral) justo al norte de la autopista M4, en el condado de Rhondda Cynon Taf, Gales.

 

1.

 

Siempre me pregunté por qué debería

 

¿Y por qué no debería visitarlo?

 

Una señal de tráfico para Tesco Extra.

 

El brutal asfalto que nos conduce hasta allí.

 

Vi niños

 

En sus graneros, deslizándose por el heno.

 

como lo había hecho una vez en otro lugar,

 

Frotándose el polvo de heno de los ojos,

 

un lugar desaparecido exactamente como

 

el Tonysguboriau de mi pequeña alma.

 

2.

 

Ah, oscuridad –

 

sucesivos estantes de sombra.

 

Tales tinieblas

 

Parecía tener más significado entonces

 

Cuando estábamos todos

 

Mucho más cerca del suelo.

 

Recuerdo los olores

 

que nuestro propio granero tenía

 

– sus dulzuras asfixiantes

 

de aceite de tractor y hierba cana cortada –

 

pero también, maravillosamente oculto,

 

un nido de reyezuelo

 

Tejido con hojas del año pasado

 

y el envoltorio verde

 

de un triángulo de chocolate

 

En una caja de Quality Street,

 

luego trenzado con musgo.

 

En infinito cuidado.

 

3.

 

Y vuelvo

 

A nuestros fantasmas que se empujan

 

y un argumento

 

Sobre la mejor manera de pinchar y soplar

 

Un huevo de reyezuelo, de color blanco sucio.

 

horizonte, caliente y robado

 

y imposible de sostener,

 

Tan delicado su caparazón.

 

Cuidado con el wy clwc

 

Nos habían advertido,

 

Normalmente había uno tan inútil

 

en cada embrague,

 

pero coleccionistas todos,

 

Nuestra pandilla de intrusos

 

que siempre buscó las emociones

 

de sigilo y robo secreto.

 

Y sí, es cierto,

 

Me quedaría paralizado

 

– generalmente rígido por el miedo –

 

por la burbuja dorada

 

que creció enormemente

 

cada vez que me inclinaba a besar la concha.

 

4.

 

Más tarde, recuerdo

 

Otro ladrón trayendo

 

Un gabinete entero

 

con su olor a yema agria,

 

nombres escritos a mano

 

y fechas de identificación

 

Un enorme huevo de gaviota argéntea

 

Todavía manchado de mierda,

 

una perla turquesa de acentor común,

 

Exquisito a primera vista.

 

Cómo nos envidiaban

 

Un éxito tan improbable.

 

5.

 

Ahora, de alguna manera, han pasado sesenta años.

 

pero puedo saborear el trébol en el heno,

 

cardo, centaurea, ortiga, acedera,

 

hierba plateada, hierba piña,

 

Pastos en sus franjas

 

y las coronas moradas

 

de la escabiosa mordida del diablo,

 

Todo es un campo segado

 

cornucopia bajo los pies

 

clavado con horcas en el hedor perfumado

 

que siempre llenaba nuestro granero,

 

y esos amigos desapareciendo 

 

como una mancha de humo de hoguera

 

pero reapareciendo, como lo harán algunos incendios,

 

Incluso cuando estoy seguro

 

La llama se ha extinguido.

 

*

 

    Wy clwc = huevo podrido

 

11.11. – 22.11.22

Tomado de:

https://modronmagazine.com/a-poem-by-robert-minhinnick/

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