jueves, 20 de febrero de 2025

POEMAS DE GABRIELA ROSAS

Nueve

Los blandos se queman por dentro

muerden sus labios

viven de emociones

de noche sueñan que otros blandos existen

 

los más experimentados se disfrazan siempre

pero su máscara no los habita

un blando sin su máscara

es una cena perfecta

 

los blandos llevan los labios húmedos

cuerpos incendiarios

besos que suman a la vida

años en cada recuerdo

 

los blandos se castigan ellos mismos

para evitar que el resto duela

son más ridículos con la ropa puesta

ellos saben que la ropa es ridícula

 

y todo el mundo sabe que algo les duele

leen libros duros

y cuando cierran los ojos no encuentran noche

 

los blandos tiran piedras

queman cauchos dentro de sus ojos

y agotan sus tímpanos

intentando escuchar el amor.

 


Catorce

Uno extraña al que se ha ido

por el gusto de sentirse en algún sueño

en alguna gota de agua

que se quedó en los labios

 

cada despedida es para siempre

una posibilidad

 

uno extraña al que se ha ido

para vivirlo de cerca

intentar la sonrisa

el verbo incendiario

y el limón que se usó para encontrarnos

 

uno extraña al que se ha ido

porque realmente se extraña uno

para recordarse uno.

 

Quebrantos

(2016)

Jaque

No encuentro jugada fuera de tu pecho

tanto silencio no cabe en una boca

Un gemido es el paisaje más bello

vivo llena de peces

abajo

adentro

 

tengo la memoria justa de un orgasmo.

 

Ruidos

No pude marcharme ilesa de la noche

los labios nunca son serenos

los agita el silencio

De cada beso uno regresa distinto

o no regresa

y uno se queda solo en las esquinas del mundo

porque estarlo no depende de la gente

de su ruido

depende del silencio que somos.

 

 

Postal

Una boca es sólo eso

 

hasta que te abre en dos

 

y habita la tormenta que eres

 

entonces, tiemblas

 

en una boca cabe toda la lluvia.

 


iii

No hables de la belleza

si eres incapaz de sostenerla.

 

 

iv

Apoyo mi cabeza contra el pecho de alguien que amé

un día o varios que igual es mucho tiempo

amé

escucho el mar al fondo

me sorprende que siga estando allí

y pueda oírlo con claridad

 

ahora que el mundo cierra todos los bordes de lo que pudo ser

fallido

como al final es toda alegría

recuerdo un verso de Gonzalo Rojas

De un modo casi humano te he sentido.

 


Con Truman o sin ti
(Inédito)

 

El hombre se desnuda por toda la casa. Se mece, prepara el café, enciende la televisión,

bebe un poco de agua. No me ama lo sé. La cena no siempre es en la boca, me cuenta su

parte de la historia, se arrodilla, lo levanto, le miento, nos mentimos. Pasan dos años. El

hombre llora, como un niño llora. Me niega, tres veces me niega, luego me acaricia.

Vuelve con girasoles en una bolsa roja, me planta su ternura en la cocina. Lo miro, trae

un caballo, sin montura, trae un caballo.

El hombre sabe que el abrazo pequeño me conmueve. Viene a decir que el mar, sus altas

olas, sus orillas, no eran imaginaciones. El hombre se duerme sin dar la batalla, la noche

se le quiebra junto al pecho, el pecho queda solo. No hay nada más triste que la soledad

alguien que pudo ser amado.

La noche sobrevive, el hombre no, al hombre se le mueren las caricias.

 

A oscuras, todo es tan claro.

 

 

Un hombre grama, tempestad, lamido, mordido, besado. Un hombre deseo, mano sobre

mano, un hombre mar,

mar en la boca, en la mirada. Un hombre Shakespeare,

Baudelaire. Un hombre diario,

ventana arriba, ventana abajo. Un hombre poema y más.

Hombre fiebre, sin perros y con todos los perros. Hombre cuello, ombligo, entrepierna,

hombre que me duela en la sonrisa, hombre país.

 

Hombre en la cabellera hablando bajito, quieto, entero. Hombre sin esperanzas y con

todas las esperanzas. Hombre en la mirada, en el pecho derecho, esperando, esperando;

tronco, raíz, orilla.

 

Hombre en la cama desbocado.

 

Hombre mío.

 

 

 

Una mano deshilachada

habla

con otra que viene y la acompaña

la boca triste

ante lo innombrable

el adiós es mudo

mudo y pequeño

 

se queda uno en su cuerpo

ya menos

siguen tendidas las manos

quizás se muevan

ya no lo sabes

 

amaste, sí

de nuevo gracias

es un regalo

que ahora está roto.

 

:

 

Hoy cargo las piedras del camino a tu casa

encendidas

llevo el solar en los ojos

la foto que todos pueden ver

y no ven

el vestido de flores atado al cuello

la pulcra desnudez frente al pequeño balcón

la íntima batalla al embalar

serán las doce pronto

volveremos.

 

 

:

 

Hoy cargo las piedras del camino a tu casa

encendidas

llevo el solar en los ojos

la foto que todos pueden ver

y no ven

el vestido de flores atado al cuello

la pulcra desnudez frente al pequeño balcón

la íntima batalla al embalar

serán las doce pronto

volveremos.

Tomado de:

https://poesia.uc.edu.ve/antologia-minima/

 

 

PASÓ

 

La calle donde fuimos fue cerrada

 

cantamos pájaros antes de cremarlos

 

las flores en el suelo

 

y ya

 

nadie nos reza

 

tuvimos miedo del fuego

 

de apagarlo

 

y ardimos como si fuese el fin del mundo

 

nada que sumar ni multiplicar

 

nada fue cierto

 

tocó esperar vestidos lo que por años desnudamos

 

casi sin dolor

 

(y no puedo borrarlo, por eso escribo)

 

Lo hicimos, amor

 

apagamos el mundo entre nosotros.

 

 

YO TAMBIÉN ME ARROJÉ CONTRA EL CIELO

 

sin esperar a que lloviera.

 

Me fui corriendo de todo el cuerpo

 

de toda la pulpa que te amaba.

 

Yo también me quedé sin ti

 

e hice lo que pude.

 

 

EL HOMBRE SE DESNUDA POR TODA LA CASA. Se mece, prepara el café, enciende la televisión, bebe un poco de agua. No me ama lo sé. La cena no siempre es en la boca, me cuenta su parte de la historia, se arrodilla, lo levanto, le miento, nos mentimos. Pasan dos años. El hombre llora, como un niño llora. Me niega, tres veces me niega, luego me acaricia. Vuelve con girasoles en una bolsa roja, me planta su ternura en la cocina. Lo miro, trae un caballo, sin montura, trae un caballo.

 

El hombre sabe que el abrazo pequeño me conmueve. Viene a decir que el mar, sus altas olas, sus orillas, no eran imaginaciones. El hombre se duerme sin dar la batalla, la noche se le quiebra junto al pecho, el pecho queda solo. No hay nada más triste que la soledad de alguien que pudo ser amado. La noche sobrevive, el hombre no, al hombre se le mueren las caricias.

 

A oscuras, todo es tan claro.

 

 

UN HOMBRE GRAMA, TEMPESTAD, LAMIDO, MORDIDO, BESADO. Un hombre deseo, mano sobre mano, un hombre mar, mar en la boca, en la mirada. Un hombre Shakespeare, Baudelaire. Un hombre diario, ventana arriba, ventana abajo. Un hombre poema y más.

Hombre fiebre, sin perros y con todos los perros. Hombre cuello, ombligo, entrepierna, hombre que me duela en la sonrisa, hombre país.

Hombre en la cabellera hablando bajito, quieto, entero. Hombre sin esperanzas y con todas las esperanzas.

Hombre en la mirada, en el pecho derecho, esperando, esperando; tronco, raíz, orilla.

Hombre en la cama desbocado.

Hombre mío.

 

De Con Truman o sin ti, 2021

 

 

DESAMPARO es no tener quien te desnude.

 

 

QUISE DECIRTE ADIÓS,

 

que no tengo certezas ni logro ver la luna.

 

Los pájaros que trajiste a mi pecho se fueron de este mundo.

 

Que me levanto cada día sin ningún sol por dentro.

 

Pero sigo temblando,

 

cada vez que me nombras.

Tomado de:

https://www.nuevayorkpoetryreview.com/Nueva-york-Poetry-Review-2946-172-poesia-venezolana-gabriela-rosas

 

 

La voz de la guayaba

 

Para hablar del vacío hay que estar lejos

 

lo que quiere decir que hay que estar dentro

 

uno lo intenta

 

uno se acerca     se ata la soga al cuello     se contonea

 

ilumina la herida propia para disimular la ajena

 

 

 

uno intenta el vacío lejos de los árboles

 

y se da cuenta que no puede

 

 

 

uno se muda de sí mismo

 

todos lo ignoran

 

e intenta silenciar el ruido de los otros

 

 

 

uno descubre en la guayaba el sinsentido de la vida

 

el esto     el aquello     el no lugar

 

uno lanza la guayaba contra el piso y llora

 

 

 

uno se abraza al vacío para morir un poco

 

porque uno se imagina el vacío solo

 

 

 

uno se va a morir

 

quizás no hoy

 

pero algún día

 

uno siempre lo sabe

 

 

 

un diente de león se agita a media noche.

 

 

 

a Carlos

 

El cielo arde en el duelo.

 

Ahora que duermes,

 

rezo,

 

por si algún dios escucha,

 

que puedas,

 

separar las flores,

 

de la ausencia.

 

 

 

El último respiro no es un buen lugar,

 

el último respiro arma a los ángeles,

 

es difícil de entender,

 

nada consuela.

 

Cuando tu voz se quiebra, vuelve, vuelves, todo renace.

 

Que el mar no sea tu enemigo.

 

 

Tomas mi cuerpo, amor, mientras rezo tus labios. Pronuncio palabras que solo nuestro deseo me dicta. Cierro la puerta a cualquier noche en la que tú no existas. Voy de blanco, de negro, voy desnuda y contigo. Te amaré lo que dure.

 

 

 

 

 

Tengo un ciempiés caminando por dentro

 

el adiós.

 

Tus ojos al despedirnos aquella tarde.

 

El pecho lleno de espanto.

 

Este país, plaga país.

 

Solo me queda esperar la lluvia ácida.

 

 

El olvido es ver cómo se derrumba la casa con tu madre adentro.

 

 

 

 

 

“Dime por favor cuál es la noche”

 

Jorge Luis Borges

 

Dime

 

cuando alguien se cose una herida

 

con la madre adentro,

 

sin memoria que tome tus manos

 

¿Cómo suena una casa mientras cae?

 

 

 

Ahora trata de dormir,

 

canta un recuerdo

 

que despierte la madera

 

para incendiar los retratos, las hélices,

 

el vacío.

 

Lo que nunca más.

 

 

 

Nadie me soñó,

 

por eso escribo.

 

 

 

 

 

Exilio

 

 

 

¿Qué hago yo ahora

 

con cuatro estaciones?

Tomado de:

 https://revistamontaje.cl/index.php/2022/12/18/poesia-la-voz-de-la-guayaba-y-otros-poemas-gabriela-rosas/

 

 

Negociamos la tristeza

 

La luna es de hierro forjado

Las tardes cuelgan

Es castaño el aire

La razón que nos une

Permanece intacta

 

Me aproximo a tu cuerpo

Estás en el agua

En el café que se cuela

En la cama

 

Tus besos son olivo y tormenta

 

Son siempre.

 

(de Agosto interminable, Colección Vitrales de Alejandría Poesía,

Grupo Editorial Eclipsidra, 2008)

Tomado de:

https://libroemmagunst.blogspot.com/2015/02/gabriela-rosas-3-poemas-3.html

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