Nueve
Los blandos se queman por dentro
muerden sus labios
viven de emociones
de noche sueñan que otros blandos existen
los más experimentados se disfrazan siempre
pero su máscara no los habita
un blando sin su máscara
es una cena perfecta
los blandos llevan los labios húmedos
cuerpos incendiarios
besos que suman a la vida
años en cada recuerdo
los blandos se castigan ellos mismos
para evitar que el resto duela
son más ridículos con la ropa puesta
ellos saben que la ropa es ridícula
y todo el mundo sabe que algo les duele
leen libros duros
y cuando cierran los ojos no encuentran noche
los blandos tiran piedras
queman cauchos dentro de sus ojos
y agotan sus tímpanos
intentando escuchar el amor.
Catorce
Uno extraña al que se ha ido
por el gusto de sentirse en algún sueño
en alguna gota de agua
que se quedó en los labios
cada despedida es para siempre
una posibilidad
uno extraña al que se ha ido
para vivirlo de cerca
intentar la sonrisa
el verbo incendiario
y el limón que se usó para encontrarnos
uno extraña al que se ha ido
porque realmente se extraña uno
para recordarse uno.
Quebrantos
(2016)
Jaque
No encuentro jugada fuera de tu pecho
tanto silencio no cabe en una boca
Un gemido es el paisaje más bello
vivo llena de peces
abajo
adentro
tengo la memoria justa de un orgasmo.
Ruidos
No pude marcharme ilesa de la noche
los labios nunca son serenos
los agita el silencio
De cada beso uno regresa distinto
o no regresa
y uno se queda solo en las esquinas del mundo
porque estarlo no depende de la gente
de su ruido
depende del silencio que somos.
Postal
Una boca es sólo eso
hasta que te abre en dos
y habita la tormenta que eres
entonces, tiemblas
en una boca cabe toda la lluvia.
iii
No hables de la belleza
si eres incapaz de sostenerla.
iv
Apoyo mi cabeza contra el pecho de alguien que amé
un día o varios que igual es mucho tiempo
amé
escucho el mar al fondo
me sorprende que siga estando allí
y pueda oírlo con claridad
ahora que el mundo cierra todos los bordes de lo
que pudo ser
fallido
como al final es toda alegría
recuerdo un verso de Gonzalo Rojas
De un modo casi humano te he sentido.
Con Truman o sin ti
(Inédito)
El hombre se desnuda por toda la casa. Se mece,
prepara el café, enciende la televisión,
bebe un poco de agua. No me ama lo sé. La cena no
siempre es en la boca, me cuenta su
parte de la historia, se arrodilla, lo levanto, le
miento, nos mentimos. Pasan dos años. El
hombre llora, como un niño llora. Me niega, tres
veces me niega, luego me acaricia.
Vuelve con girasoles en una bolsa roja, me planta
su ternura en la cocina. Lo miro, trae
un caballo, sin montura, trae un caballo.
El hombre sabe que el abrazo pequeño me conmueve.
Viene a decir que el mar, sus altas
olas, sus orillas, no eran imaginaciones. El
hombre se duerme sin dar la batalla, la noche
se le quiebra junto al pecho, el pecho queda solo.
No hay nada más triste que la soledad
alguien que pudo ser amado.
La noche sobrevive, el hombre no, al hombre se le
mueren las caricias.
A oscuras, todo es tan claro.
Un hombre grama, tempestad, lamido, mordido,
besado. Un hombre deseo, mano sobre
mano, un hombre mar,
mar en la boca, en la mirada. Un hombre
Shakespeare,
Baudelaire. Un hombre diario,
ventana arriba, ventana abajo. Un hombre poema y
más.
Hombre fiebre, sin perros y con todos los perros.
Hombre cuello, ombligo, entrepierna,
hombre que me duela en la sonrisa, hombre país.
Hombre en la cabellera hablando bajito, quieto,
entero. Hombre sin esperanzas y con
todas las esperanzas. Hombre en la mirada, en el
pecho derecho, esperando, esperando;
tronco, raíz, orilla.
Hombre en la cama desbocado.
Hombre mío.
Una mano deshilachada
habla
con otra que viene y la acompaña
la boca triste
ante lo innombrable
el adiós es mudo
mudo y pequeño
se queda uno en su cuerpo
ya menos
siguen tendidas las manos
quizás se muevan
ya no lo sabes
amaste, sí
de nuevo gracias
es un regalo
que ahora está roto.
:
Hoy cargo las piedras del camino a tu casa
encendidas
llevo el solar en los ojos
la foto que todos pueden ver
y no ven
el vestido de flores atado al cuello
la pulcra desnudez frente al pequeño balcón
la íntima batalla al embalar
serán las doce pronto
volveremos.
:
Hoy cargo las piedras del camino a tu casa
encendidas
llevo el solar en los ojos
la foto que todos pueden ver
y no ven
el vestido de flores atado al cuello
la pulcra desnudez frente al pequeño balcón
la íntima batalla al embalar
serán las doce pronto
volveremos.
Tomado de:
https://poesia.uc.edu.ve/antologia-minima/
PASÓ
La calle donde fuimos fue cerrada
cantamos pájaros antes de cremarlos
las flores en el suelo
y ya
nadie nos reza
tuvimos miedo del fuego
de apagarlo
y ardimos como si fuese el fin del mundo
nada que sumar ni multiplicar
nada fue cierto
tocó esperar vestidos lo que por años desnudamos
casi sin dolor
(y no puedo borrarlo, por eso escribo)
Lo hicimos, amor
apagamos el mundo entre nosotros.
YO TAMBIÉN ME ARROJÉ CONTRA EL CIELO
sin esperar a que lloviera.
Me fui corriendo de todo el cuerpo
de toda la pulpa que te amaba.
Yo también me quedé sin ti
e hice lo que pude.
EL
HOMBRE SE DESNUDA POR TODA LA CASA. Se mece, prepara el
café, enciende la televisión, bebe un poco de agua. No me ama lo sé. La cena no
siempre es en la boca, me cuenta su parte de la historia, se arrodilla, lo
levanto, le miento, nos mentimos. Pasan dos años. El hombre llora, como un niño
llora. Me niega, tres veces me niega, luego me acaricia. Vuelve con girasoles
en una bolsa roja, me planta su ternura en la cocina. Lo miro, trae un caballo,
sin montura, trae un caballo.
El hombre sabe que el abrazo pequeño me conmueve.
Viene a decir que el mar, sus altas olas, sus orillas, no eran imaginaciones.
El hombre se duerme sin dar la batalla, la noche se le quiebra junto al pecho,
el pecho queda solo. No hay nada más triste que la soledad de alguien que pudo
ser amado. La noche sobrevive, el hombre no, al hombre se le mueren las
caricias.
A oscuras, todo es tan claro.
UN
HOMBRE GRAMA, TEMPESTAD, LAMIDO, MORDIDO, BESADO.
Un hombre deseo, mano sobre mano, un hombre mar, mar en la boca, en la mirada.
Un hombre Shakespeare, Baudelaire. Un hombre diario, ventana arriba, ventana
abajo. Un hombre poema y más.
Hombre fiebre, sin perros y con todos los perros.
Hombre cuello, ombligo, entrepierna, hombre que me duela en la sonrisa, hombre
país.
Hombre en la cabellera hablando bajito, quieto,
entero. Hombre sin esperanzas y con todas las esperanzas.
Hombre en la mirada, en el pecho derecho,
esperando, esperando; tronco, raíz, orilla.
Hombre en la cama desbocado.
Hombre mío.
De Con Truman o sin ti, 2021
DESAMPARO
es no tener quien te desnude.
QUISE
DECIRTE ADIÓS,
que no tengo certezas ni logro ver la luna.
Los pájaros que trajiste a mi pecho se fueron de
este mundo.
Que me levanto cada día sin ningún sol por dentro.
Pero sigo temblando,
cada vez que me nombras.
Tomado de:
La voz de la guayaba
Para hablar del vacío hay que estar lejos
lo que quiere decir que hay que estar dentro
uno lo intenta
uno se acerca
se ata la soga al cuello se
contonea
ilumina la herida propia para disimular la ajena
uno intenta el vacío lejos de los árboles
y se da cuenta que no puede
uno se muda de sí mismo
todos lo ignoran
e intenta silenciar el ruido de los otros
uno descubre en la guayaba el sinsentido de la
vida
el esto
el aquello el no lugar
uno lanza la guayaba contra el piso y llora
uno se abraza al vacío para morir un poco
porque uno se imagina el vacío solo
uno se va a morir
quizás no hoy
pero algún día
uno siempre lo sabe
un diente de león se agita a media noche.
a Carlos
El cielo arde en el duelo.
Ahora que duermes,
rezo,
por si algún dios escucha,
que puedas,
separar las flores,
de la ausencia.
El último respiro no es un buen lugar,
el último respiro arma a los ángeles,
es difícil de entender,
nada consuela.
Cuando tu voz se quiebra, vuelve, vuelves, todo
renace.
Que el mar no sea tu enemigo.
Tomas mi cuerpo, amor, mientras rezo tus labios.
Pronuncio palabras que solo nuestro deseo me dicta. Cierro la puerta a
cualquier noche en la que tú no existas. Voy de blanco, de negro, voy desnuda y
contigo. Te amaré lo que dure.
Tengo un ciempiés caminando por dentro
el adiós.
Tus ojos al despedirnos aquella tarde.
El pecho lleno de espanto.
Este país, plaga país.
Solo me queda esperar la lluvia ácida.
El olvido es ver cómo se derrumba la casa con tu
madre adentro.
“Dime por favor cuál es la noche”
Jorge Luis Borges
Dime
cuando alguien se cose una herida
con la madre adentro,
sin memoria que tome tus manos
¿Cómo suena una casa mientras cae?
Ahora trata de dormir,
canta un recuerdo
que despierte la madera
para incendiar los retratos, las hélices,
el vacío.
Lo que nunca más.
Nadie me soñó,
por eso escribo.
Exilio
¿Qué hago yo ahora
con cuatro estaciones?
Tomado de:
Negociamos la tristeza
La luna es de hierro forjado
Las tardes cuelgan
Es castaño el aire
La razón que nos une
Permanece intacta
Me aproximo a tu cuerpo
Estás en el agua
En el café que se cuela
En la cama
Tus besos son olivo y tormenta
Son siempre.
(de Agosto interminable, Colección Vitrales de
Alejandría Poesía,
Grupo Editorial Eclipsidra, 2008)
Tomado de:
https://libroemmagunst.blogspot.com/2015/02/gabriela-rosas-3-poemas-3.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario