lunes, 29 de junio de 2015

Poemas de John Ashbery

1
Apiladas hacia arriba
el hecho las estrellas
En América la oficina escondió
archivos en su
puesto…
Estrellas enormes sobre ellos
El impasible anarquista de pie
con su sombrero.
Brazo a lo largo de la verja
Estábamos estacionados
Millones de nosotros
El accidente fue terrible.
La forma en que la puerta barrió
las piedras apiladas;
Los libros con lazo.          milagro.          con luna y las estrellas.

El peral
me mueve
Estoy por aquí         y en mi suspiro
El regalo de una las estrellas.
La persona
Horror, los trozos de su elección
me reprocharon yo,
en el apartamento
la piedra nosotros en la cama.
El techo,
lluvia, pastillas,
halladas entre el musgo
La suya ya no importaría; no sé por qué.



2
Lazos
sobre el Pacífico
A veces nosotros
El profundo añadido
y más y más menos profundo
pero doliendo
bajo el fuego
lluvia brillante
a nuestro encuentro.
Probablemente en
fuego modelado
Lo hacemos
épocas del año
la luz cae del cielo
amor
dividiendo las vidas separadas
su tenedor          las
especificaciones
particularmente el fuego.
Nos entristecemos, fuera
El amor
La casa entera
Malgastamos las visitas
El otoño cepilla el cabello
La chica ha vivido en este rincón
Bajo la luz del sol todo el año.
levantándose para hablar
Tu portero intentó
si estaba listo
Casi me matan
ahora al leer
a juicio
de pie con la jarra
en la puerta envoltorio
de este año fuego intangible
Cuchara
me gusta que la suciedad alrededor
los geranios del pasado agosto
secos en el patio
jugaron para cierta
persona
por supuesto los tornos alrededor
de las estrellas con estremecimientos privilegiados
sobre el país el año pasado estábamos indignados conociendo
equivocados
su única respuesta el pino
fuera de la tierra
al viento
de tu medicina
salud, la luz, preocupación por la muerte, belleza.
Así que no mates a la
la piedra esto es el desierto
para los brazos
Tú muchacha
el mar con olas.



3
del arsenal
sombreado en público
una mano alzada
labios, una vivienda
Un minuto la música termina.
El día en que empezó. Persona
bloqueando al conductor
¿Es el portero con la capa roja
y la maceta de flores en una mano
Su cara oculta por el estante
que se pensaba intangible.
¿Así que es esta
la salida a los caminos
de la plaza
pétalos armados con una cadena
noche ártica
qué con las estrellas
balancea y esa iluminación fascinante
que entierra mi corazón
en sí tribuna para que vengan
los bailarines. Desfile pulgada
de historia          dando forma
Más que las formas
pueden hacer cuac
la noche en los baños
agitado en su sueño el portero coge la herramienta con la que matará al intruso
Terreno
Brillante
No se parece mucho a lo que hay fuera
Caminamos alrededor          la mano
observa la destrucción de la lluvia
en la puerta la noche
no puede mantener           dentro
tal vez percibiendo al centinela
el disco perfecto
Caminábamos hacia el arbusto
el disco
algo pasaba con el disco
el arbusto había olvidado
manzanas en el cráter
el Mensajero
del norte la piedra
de nieve



4
Aunque nunca había venido aquí
Este país, sus leyes de cristal
Y la majestad de la noche
a través del fútbol
Atraídos lejos
Saludan impotentes
El campo
marcado por líneas de nieve
solo se servía puré
apilándose
las estrellas no deseadas
necesarias contra la noche
Prohibido categóricamente
pero se admite
más allá del cabo
el árbol todavía crece
caen lágrimas
Y me siento orgulloso
de las estrellas en nuestra bandera que no queremos
la bandera de película
ondeando sobre el cielo
hacia nosotros, ciudadanos de algún estado futuro.
Nos desesperamos en la habitación, pero las estrellas
y la noche persisten, a sabiendas de que no lo queremos
Algunas borlas al principio
luego nada, día
el olor.
En el vestíbulo. La piedra.



5
A través del otro mar
avanzaba
el mar detenido
Decenas de personas          ciegas
Inmediatamente el puerto, desafío
Argumento
Peral
Solo perforación
Cadena para desmoronarse en su mano
Algún día la libertad
de ser de la prensa
bebía
tal vez la loción
añadió ella. Bebía
las órdenes.
Las órdenes
falsas.
linde
su misantropía.          niebla de pera.
el acto          imitación
su actitud feliz
posición          paz
en la tierra
líquido encendido
antes de que él caiga
ha de venir bajo esta cabeza
ser querido, así que podrían ser
lágrimas, adoración sin esperanza, pasiones
el fruto de la noche cincelada
Visible tarde al día siguiente. Coches
bloquean las calles          deseo
los geranios que abrazan
paraguas
cayendo su abrazo él ahoga
en su acopio, pero en
esto significaba
un caso
Una pluma no nieve golpeó contra la ventana.
Una señal desde el exterior grandioso.

Un humor de tranquila belleza
La luz de la tarde era como miel entre los árboles
cuando me dejaste y caminaste hasta el final de la calle
donde terminaba abruptamente el crepúsculo.
El puente levadizo, similar a un pastel de boda, descendió
hasta la tímida flor del nomeolvides.
Tú subiste a bordo.
Ardientes horizontes pavimentados de pronto con piedras de oro,
sueños que tuve, incluyendo el suicidio,
soplan el globo de aire caliente y lo alejan.
Está reventando, está a punto de reventar
con algo invisible
justo durante estos días.
Nosotros escuchamos, y a veces oímos,
algo que se acerca
y hacemos que la sangre descienda, y cosas así.
Los museos se tornaron entonces generosos, y vivieron en nuestro aliento.

Paradojas y oxímoros
Este poema tiene que ver con el lenguaje en un nivel muy básico.
Observa cómo se dirige a ti. Tú miras por la ventana
o pretendes juguetear con algo. Lo entiendes, pero no lo entiendes realmente.
No lo captas, o él no te capta a ti. Ninguno de los dos lo capta.
El poema está triste porque le gustaría ser tuyo, pero no puede.
¿Qué es «un nivel muy básico»? Es eso, y también otras cosas,
que forman un sistema que él intenta poner en juego. ¿En juego?
Bueno, la verdad es que sí, aunque yo considero que el juego es
una cosa externa y más profunda, un patrón encontrado en sueños
tal como la división de la gracia de estos largos días de agosto,
sin prueba alguna. Final abierto. Y antes de que te des cuenta
se pierde en el ajetreo ruidoso de las máquinas de escribir.
Te la han jugado una vez más. Yo creo que tú existes solamente
para convencerme de que lo haga, en tu propio nivel, y luego ya no estás allí
o adoptas una actitud diferente. Y el poema
me ha empujado hasta ponerme suavemente a tu lado. El poema eres tú.

Pensamientos de una muchacha joven
«Hace un día tan bonito que tenía que escribirte una carta
desde la torre, y para decirte que no estoy enfadada:
lo que pasa es que resbalé en la pastilla de jabón del aire
y me ahogué en la bañera del mundo.
Vales demasiado para llorar mucho por mi causa.
Y ahora renuncio a ti. Firmado, La enana».
Pasé por allí a última hora de la tarde
y la sonrisa todavía iluminaba sus labios
igual que desde hace siglos. Ella siempre sabe
cómo ser absolutamente deliciosa. ¡Oh, hija mía,
preciosa, hija de mi último jefe, princesa,
ojalá no tardes en aparecer!


lista de pendientes

El extraño camina hacia los niños, que se adentran
en el cielo. Nace una lección. Hay quienes
dirán que nos hace mejores. No nosotros, sin embargo.
Nacimos para ignorar las señales de aviso
[y negar las coacciones a testigos.
Por lo demás, seguiremos el orden del día que se fraguó para nosotros.
Elegías en lata. «Eso» viene a resumirlo más a menos
mientras nuestro paso por el planeta termina ambiguamente.

Y aunque fuimos propuestos para el cuadro de honor
otros ascendieron en nuestro lugar, guardaron silencio
en la paradoja envolvente. Invitados a inspeccionar coches viejos,
pocos se dieron cuenta de a qué daban su conformidad,
o de cómo el muro vacío convertido en confidencia incriminatoria
florecía en forma de sala de sucesos y casos paranormales…
justo lo que esperábamos del temblor incitante de la tarde marchita.

«De lo más ilustre»… Me voy acercando
aunque no necesite la atención… o casi,
porque sucede, simplemente, ¿o…?
                                                       No sé cómo me siento.
Es esta ignorancia de los números y sus consecuencias,
[nosotros incluidos.
Recostado sobre un tartán ambiguo en una cabaña elegante,
[uno escucha
arias olvidadas de un altavoz con forma de petunia.
Donna è mobile. Où va la jeune Hindoue?
Oui, c’est elle, c’est la déesse. Pero no me liberes
todavía. Demasiado poco es demasiado pronto.
Lo mismo da gruñir como un bote a pedales en una zanja
que terminar aceptando como nuestras estas prácticas tardías.
Quedan muchas preguntas
                                          y no quieren saber nada.

LUCES APAGADAS


¿Cuál asilo al descollar del mediodía,
espectro tan querido? Voy a escribir
por una hora, después leeré
lo que otro ha escrito.

Tú no posees mansión para que acontezca esto.
Pero tus aventuras son casas resguardadas,
tu malicia de cuándo detener una aventura
de otro orden, como quien ase la intemperie.

Estamos muy mezclados en la escena de sucesos,
y cuando pronunciamos la misma frase juntos:
“poseímos una de esas”,
es como un disparo entre lo oscuro.

Se queda uno de nosotros.
Otro avanza sobre el puente como sobre una
alfombra. La vida –es increíble–
nos persigue y se retrasa.



EL PEQUEÑO VESTIDO NEGRO


Todo aquello que tratamos de manera desafiante de
desenmarañar está esperando, próximo al trayecto. Sí,
mas la marcha es insistente y relajada al mismo tiempo,
un emerger del fondo. Tu plan parece bueno.

Conocí una trigueña una vez en Omaha, nos decía,
novedad que nos dejaba atónitos. Él no estuvo alejado
del camión por largo tiempo. En el suelo húmedo el sauce
nuevo descarga hojas, reproche para todos.
Por qué no puede el barro sujetarnos con firmeza,
para que él pueda leer,
extraer algo claro de aquellas notaciones que llegan
cada día, como cartas, oh, no en la casa sola.







UN AGUJERO EN TU CALCETIN


Un hombre camina en la ciudad
como si retrocediera de otro sitio.
Los otros tienden brazos, tocan manos.
Así es como se hace, día a día.

Mi teléfono está intervenido.
Llamaré a la policía.
No, obviamente no, parte del
“procedimiento”,
el mensaje suavemente ocupa el puesto.

Contemplamos las conchitas de crustáceos muertos
hace tiempo, esperan el final de la Edad de Bronce.
Nosotros vamos más allá, pasaje que es peor.
Y ellos nos reintegran nuestro pobre impermeable.

Entonces el gobierno entra en acción
y los demás se apiñan y disuelven.
Eso es algo, una especie de
capilla. Tendrías que admitirlo.

Simplemente... se mueren. Y eso es todo.
Cuando hemos regresado
en un clima casual
el hechizo ya es múltiple por encima de los cielos,

contemporáneo como nunca,
como tiene que ser un ingrediente.
Los oficiales de la clase, dramáticos que hastían,
se han marchado. Se suspende
una lágrima en el aire medio.

Este futuro nos hace bondadosos.


ESBIRRO Y SUETER


Se trata de esta cosa ondulación,
de que fuimos principiantes envolviéndonos en ello cuando comenzó.
Una vez sucedido hubo otra cara de las cosas:
no llegaban a la puerta ya los árboles; las estaciones
siempre “se olvidaban” de incluirte en el listado,
ese tipo de cosas.

Esos ásperos ociosos a que llamamos hombres
están encima nuestro, y no hay respiración fuera del reino.
A veces vendrá un plan
para librarse de uno de ellos
pero hay pausas extensas en las que la yerba crece
alta sobre el muro elemental
detrás del que ladrillos, precios estimados y víboras se mezclan.
Es que no tenemos mente:
cada uno de nosotros ha catado demasiado de los otros,
y el concierto ahora está enfermo.
No más lluvia de la que refugiarse,
sólo un tejo ennegrecido
que a unos pocos cede el paso
al expectante cementerio
a mezclarse entre soldados
con botones conmemorativos.

Un hombre puede deshacerse así, drenar la Ciénaga del Desaliento,
construir habitats individuales para pájaro y persona,
conveniente y también necio.

Creo que ya ocurrió
en algún oasis de desierta arena
donde esperan sólo conocer ahora
qué ha pasado aquí, y asimismo partir
y plantar otros destinos en la vía estrellada
que la luna hace en el agua. Y entonces liberar
jolgorio a los viñedos y toneles de llovizna
en que pudo haber pasado ¡y pasa
todavía! Paz a los cervatos,
las cortinas enlazadas. Esta es la vida,
y si estamos para ser más que música, los chales
ondulantes y abanicos de una posibilidad mayor
que la mía, que nosotros. Así que siempre vemos.
Desde aquella boutique universal de la que resbalamos.



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