domingo, 24 de enero de 2016

POEMAS DE ROQUE ESTEBAN SCARPA


(Chile, 1914 - 1995)





Canción

 
Me has dicho: Cuando estés solo, llámame.
No conozco soledad.
Mi palabra grita en una boca de soles.
No conozco soledad.
Converso con los libros, con las almas.
No conozco soledad.
Cuerpos y labios me rodean siempre.
No conozco soledad.
Me miran ramas de olores y hojas verdes.
No conozco soledad.
No podré llamarte cuando me crea solo.
Yo soy la soledad.
©Roque Esteban Scarpa
De "El árbol deshojado de sonrisas")
 
 
 

Todo se fue

 
Esta es la hora de la soledad. Todos se han ido.
Se fueron los honores, la púrpura y sus furias.
Se fue la amistad, que como perra de oro
la llamaron por su hambre secreta.
Se fue la lealtad con máscara de palabras
y reverso de lepra.
Se fue la generosidad porque el interés vino
con su sonrisa larga y mirada ubicua.
Se fue el dinero, que con imán extraen
desde mil tentaciones con que incitan.
Se fue el tiempo, y no quedé eterno,
sino óxido, orín,telaraña con su madre muerta,
sin óxido, verdín ni telaraña,
inmóvil tiempo.
Se fue la juventud y su llanto de claveles,
la madurez se fue y su tempestad prudente,
la vejez se fue y quede niño
que juega a ser joven y maduro.
Se fue el amor, a la densa ahogada por las vanas alas.
Pareció irse la poesía que no vino nunca.
Se me fue la angustia y retornó angustiada
porque existía sólo como mi reflejo.
Se fue la soledad y me dejó conmigo.
Y yo me dejé y no sé encontrarme,
pues ando perdido en busca de las pérdidas:
la amistad generosa, el joven tiempo,
la poesía amor, y el amor poesía,
la soledad consciente de su angustia,
y mi ser entero.
Si encontráis los honores, dejadlos, no los busco.
Al dinero usaría para que sepáis que existo,
sombra que me rodea, sin tocarme, de aparentes fulgores.
Si encontráis talento, dádmelo, urgente, que necesito.
©Roque Esteban Scarpa,
(de "El árbol deshojado de sonrisas")
 
 

Mujer de la esperanza

 
María de la Esperanza,
espérame.

Paloma de ternura,
zuréame.

Torre de modestia,
sombréame.

Señora de la gracia,
agráciame.

Peñuelín de la pena,
restáñame.

Cautiva del amor,
aprisióname.

Corza de paciencia,
enléntame.

Trabajo sin cansancio,
aliéntame.

Nieve de las fiebres,
invérname.

Juventud de la alegría,
créceme

Silencio entre las voces,
aquiétame.

Dormición de la angustia,
acúname.

Hortelana de luces,
cultívame.

Mujer de la esperanza,
olvídate.

Dame a nacer de nuevo.

Amén.
©Roque Esteban Scarpa
(de "La Ínsula Radiante")
 
 
 

Leerán algún día

 
Escribo para alguien que me espera.
No sabe que me espera. Cualquier día
encontrará la palabra quieta con su ansia
y le dirá mi sentido a su sentido.
Quizá resbale por ella y no la entienda.
Hayque dejar al tiempo. El sabe madurarnos.
Puede que la palabra verde bajo su sol grane,
o que el alma tierna le urjan gravedades,
sonrisas entreveradas entre los grises,
alguna ortiga de ira que la irrite,
un moho triste que contenga salvaciones,
el azulear fugitivo entre los líquenes,
el no decir hombre por la complidad de serlo
o el recuerd que despierta a la memoria
de esa sucesión de olvidos que es su sueño.
Algún día alguien leerá lo que no he escrito
pero su apariencia lo moverá a lo eterno.
De "No Tengo Tiempo")
©Roque Esteban Scarpa
 
 
 

Oración del fariseo y del publicano

 
Gracias te doy, Señor; por que soy justo
porque pienso lo justo, justamente,
sin apartarme un ápice de mi cierto criterio,
sin dejar de ordenar el día de mañana
como ha de ser, porque Tú has mirado
esta virtud tan exacta que sólo Tu grandeza
no confundirá con ese otro que, allí apartado,
ensucia el aire con su pensamiento
nacido en la injusticia, nutrido en la injusticia
de no acatar la letra de tu autoridad divina.

A alzar no me atrevo al cielo mi mirada,
porque tengo conciencia que mis párpados pesan
de oscuridad y ansia de verte,
como he de hallarte, si eres Tú justicia
y no he encontrado en mí caridad suficiente
para que yo merezca tu misericordia.
Sólo sé que Tú eres cierto y yo la incertidumbre;
sólo Tú el justo, yo la humana injusticia
que atiende a la apariencia, junto a ella se queda,
conjeturando siempre ajenas intenciones.
Sólo Tú ,el eterno, y yo el hombre-tiempo,
espejo en el mundo y soledad íntima
que si no la colmas con un fragmento tuyo,
ni tiempo es, nonada, lo que ellos quieran
aunque me sostenga ese albedrío concedido por Ti,
fuerte de tu poder, débil en mi ejercicio.
Haz valer tu caridad por sobre mi injusticia
y al borrarme el pecado, reabriré mis ojos
para conocerte a Ti y a mi fiel hermano,
ése que , a distancia, también te está orando.
De "No Tengo Tiempo")
©Roque Esteban Scarpa
 
 
 

Variaciones de Adán

 
Adán, padre mío, nombre mío olvidado,
nadie te siente vivo en el rincón más oscuro
del cuerpo ni en el punto más luminoso
cuando algo nombra. Eres su olvido,
apostaría, de haber sido habitante del paraiso,
residir entre las cosas ignorantes.
Todas las creaciones estaban sin saberse.
¿Podría conocer la brisa que abrazaba a la higuera,
y el sabor de los higos la caricia sin dedos,
si la brisa era desmemoriado paso
y la higuera, tembor de no tener espejo?
La palabra revistió con piel de lumbre
toda la materia y el espectro inexistente de mudas apariencias
según lo sentiste tú, Adán, por vez primera.
El Paraíso ha sido mutilado desde entonces.
Tú lo trajiste entero junto a tu destierro
con la manada de hombres en la memoria
que en sombra te seguía. Cada hijo engendrador
del propio olvido. La sombra la devora la tiniebla.
Todo va siendo noche, amnesia. Las generaciones
se suceden más que en la vida, en la muerte
y allí conducen la débil experiencia, su cáscara
sin meollo. El desierto crece en el paraíso hurtado.
Adán, padre mío, rostro mío olvidado,
que nostalgia tengo de tus nombres.
Debo andar el camino que agotaron.
Me voy moviendo hacia tantas muertes.
Me incita el morir el eterno paraíso,
transponer aquella espada de fuego con sus alas,
morar después las deshabitadas casas,
pulir la voz que despierta en mi oído
purísimas memorias, la tentación incluso
del goce y del dolor para el Otro venga.
©Roque Esteban Scarpa
de "Variaciones Sobre un Antiguo Corazón"

NO TENGAN HUIDA LOS CANGREJOS



Callas. Cangrejo de silencio
desandas las palabras. Temes
su sentido. Ensimisma su eco
al azul vena más recóndita
en su cuerpo. Inmóvil quedas
sin lenta lluvia de los sentidos.
Se abren los copos de algodones
oliendo tu sangre olvidadiza.
No quiero. No puedo quererlo.
He de herirte. He de salvarte.
No tendrán huida los cangrejos.



11 de junio de 1978





EL CAMINO BREVÍSIMO



Por la herida no se entra al corazón.
       El pasadizo oscuro lo ocupan los fantasmas
y retornarías con las manos tintas de sangre y sombra.
       La piel entera es un camino breve.



16 de junio de 1978
6:00-6:10 de la tarde





POCO A POCO



Poco a poco,
me roerá el olvido.
La mano que tocas,
poco a poco,
se dormirá sin tacto.
Labio sin beso,
poco a poco,
será esquina de silencio.
Ojos de olas en paz,
poco a poco,
se abatirán en párpado.
Oído para tu voz,
poco a poco,
vivirá de los ecos.
Poco a poco,
si no te das prisa
poco a poco.



24 de julio de 1978


     


SOBRE OJOS RESECOS



Aquí estoy, envuelto en el sudario de la noche.
Mis ojos se enceguecen por lo que intuyeron.
Breva negra que no sabe renunciar en su tiniebla
a la dulzura que mana, es mi corazón.
¿Será la última miel que se siente en la muerte
siempre la que cae en sombra de una funesta higuera?

Aquí estoy, tendido. La soledad me urde cuerpo
de silencio, de fatiga alada sin sosiego
en esta habitación donde recreció el árbol:
no debo olvidar que en él la tentación se esconde,
que sus hojas son vergüenzas recubiertas, fruto sesteante
aterrado ahora por el canto rojo tres veces encendido.

Aquí estoy, yacente, lágrima de sequedad,
en sábanas de frío, en sudario de fuego.


15 de diciembre de 1978





DONDE NACE MI COMIENZO



¿Qué es lo que no puedo olvidar?
Mi total olvido donde empiezo.

¿Qué es lo que no puedo ya esperar?
La esperanza cansada de mirarte.

¿Qué es lo que no puedo desamar?
El amor que fatiga a mi sosiego.

¿Qué es lo que no puede en mí morir?
La muerte en donde nace mi comienzo.


1 de noviembre de 1978
6:45 a 6:55 de la tarde

QUERÍAS QUE FUESE ÁNGEL


Querías que fuese ángel
para vivir en tus sueños.
Me despojé de manos y de ojos,
y la carne y la sangre, y aun el aire,
y olvidaste tu sueño.




ES LA ARENA DESNUDA QUIEN TE SUEÑA


Es la arena desnuda quien te sueña,
y el empinado mar busca tus pasos,
y el silencio te espía en las colinas.
La espuma, desolada, ya no encuentra
el grácil cuerpo que besó en estío.





HURTASTE MI CORAZÓN


Hurtaste mi corazón
y no sé donde lo llevaste.
Una paloma de ardiente pecho
vaga junto a mis manos.
¿Será mi corazón abandonado?




CARICIA


Desnuda en el silencio,
una caricia tuya de pronto,
es el universo,
todas las palabras.



INFANCIA EN PUNTA ARENAS


¿Dónde la estrella pura que la nieve ilumina
y el candor del silencio en las calles muy solas
y ángeles helados que en los techos dormitan,
dónde están, y las aguas recogidas del frío?
¡Oh leve tristeza de prematuras noches,
oh luz que conducías junto al libro encendido,
la materna mirada que ordenaba el sosiego
y la fuerte presencia de quien fuera el principio¡
¿Qué memoria guarda aquellos tiernos ojos
y la sangre asombrada de una carne tan joven,
el destino espiando el sueño en que encarnaste
y la limpia sonrisa sobre el mar de los días?
Nieve y memoria tienen cielo.
Sólo en la tristeza nacen las alas.




LEERÁN ALGUN DÍA


Escribo para alguien que me espera.
No sabe que me espera. Cualquier día
encontrará la palabra quieta con su ansia
y le dirá mi sentido a su sentido.
Quizá resbale por ella y no la entienda.
Hay que respetar al tiempo. El sabe madurarnos.
Puede que la verde palabra bajo su sol grane
o que el alma tierna le urjan gravedades,
sonrisas entreveradas entre los grises,
alguna ortiga de ira que la irrite,
un moho triste que contenga salvaciones,
azulear fugitivo entre densos líquenes,
por la complejidad de serlo no decir hombre
en el recuerdo que despierta a la memoria
de esa sucesión de olvidos que es su sueño.
Algún día, alguien leerá lo que no he escrito,
pero su apariencia lo moverá a lo eterno.




ELEGÍA ROMÁNTICA


¿Cómo eres sin mi amor?
Aquella luz codiciosa de su propia hermosura,
y ese viento o delirio de muy ardiente sangre
y soledad confundida por un amado sueño,
sin mi amor, ya no eres.
Una voz oscura te ciñe la garganta
y arrastra aristas grises esa risa amarilla.
Dos alas de niebla son tus párpados dulces.
Mi luz, la sombra aún viste de figuras de fuego,
pero no sueñes alboradas de gaviotas,
no pienses en el caliente rumor
de un jardín de azafrán que ha encendido la tarde.
Sólo existe para siempre un amor que nos hiere
y el gris devora lento la carne de los días.
Como tú, nadie olvida. Las antiguas violetas
escuchan aún caer las blancas lluvias.
Tal en un aire vagan de nostalgia
un color hecho aroma,
un prado alzado a ojos,
nube o mirada de una tarde lenta.
Mira: el polvo rehace las violetas
y los inviernos que sueñan las violetas.
Nadie quiere mortajas, nadie pide silencios
en que el estéril yelo queme forma y pupila.
Oye, amor. ¿Me oyes?
También el aire sueña pechos en que morir,
porque la sangre aliente.
También el amor muere, mortal mantenimiento,
porque el hombre no olvida su sonrisa de niño.
Oye amor. ¿Me oyes?
Nadie como tu olvida.
Destruye el tiempo verde, desuella mi esperanza,
pero vive y existe en el resplandor del día.
Deja que en ti apacienten mis ojos sus heridas,
deja que en ti se muera mi soledad divina.
Oye, amor, esa música que gime la penumbra:
es un río de agujas y un clavel deshojado.
¿Por qué tu nombre suena en esta noche seca
como un río de agujas y un clavel exprimido?
Las lágrimas también se secan: hoy lo he sabido.
Con el amor hay que morir a solas.




YO HE NACIDO, AMOR…


Yo he nacido, amor, para quererte,
y siempre es tiempo.
Tengo vibrantes rojos desvelados,
y siempre es tiempo.
Ramos de sangre y codiciosas llamas,
y siempre es tiempo.
Claveles y cristales desmedidos,
y siempre es tiempo.

Soy un granado de suicidas frutas,
de piel amarga y encendidos gramos.

Yo he nacido, amor, para tenerte,
y siempre es tiempo.
Respirar tu enlutado aire de luna,
y siempre es tiempo.
Quemar tu adolescencia de jazmines,
y siempre es tiempo.
Besar tu rostro de rocío tierno,
y siempre es tiempo.

La intacta soledad se moriría
entre caricias y gemir de voces.

Yo he nacido, amor, para perderte,
y siempre es tiempo.
Muerta noche que viene entre la ausencia,
y siempre es tiempo.
Ceniza de tu labio en mi recuerdo,
y siempre es tiempo.
Nardo de angustia despertando agrio,
y siempre es tiempo.

Nace un viento de sombras que solloza,
marchitando el laurel y los luceros.

Mas siempre es tiempo,
que entre la luz oscura y detenida
bese amoroso tu perfil moreno.


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