jueves, 5 de enero de 2023

POEMAS DE CLEMENTE REBORA


De la imagen tensa

De la imagen tensa

vigilo el instante

con inminencia de espera –

y no espero a nadie:

en la sombra encendida

espío la campanilla

que imperceptible expande

un polen de sonido –

y no espero a nadie:

entre cuatro muros

estupefactos de espacio

más que un desierto

no espero a nadie.

Mas debe venir,

vendrá, si resisto

a florecer sin ser visto,

vendrá de improviso,

cuando menos lo advierto.

Vendrá casi perdón

de cuanto hace morir,

vendrá a cerciorarme

de su tesoro y el mío,

vendrá a resarcir

mis penas y las suyas,

vendrá, quizá ya viene

su susurro.

Tomado de:

http://campodemaniobras.blogspot.com/2017/01/clemente-rebora-de-la-imagen-tensa.html

 

 

Tiempo

abro ventanas y puertas -

pero nada sale,

nadie entra:

Inerte adentro,

afuera el aire es la lluvia.

Las gotas de un hilo estirado

caen todas, con una sacudida.

 

Abro mi alma y mis ojos,

pero la mirada no sale, el

pensamiento no entra:

inerte por dentro,

la vida es muerte por fuera.

Las lágrimas de un nervio tenso

caen todas, con una sacudida.

 

Lo que fue ya no es,

lo que vendrá se irá,

pero no sale, no entra

, el presente siempre es tenso –

lágrimas goteando

en un sobresalto del tiempo.

 

Esperanza

Estaba esperando por mí mismo: pero la nada me agarra.

Esperaba tiempo, pero pasa, pasa;

en una cosa creada: no basta, y nos deja.

Esperaba el bien que vendrá, en la tierra:

pero todo acaba, abrumado, en la angustia.

 

He pecado, he sufrido, he buscado, he escuchado

la Voz del Amor que llama y no desfallece:

y aquí está la esperanza cierta: la Cruz.

Encontré Quien primero me amó

y me ama y me lava, en la Sangre que es fuego,

Jesús, el Todo bien, el Amor infinito,

el Amor que da Amor,

el Amor que vive bien dentro del corazón.

 

Amor de Cristo que ya aquí en el mundo

comienza y enseña la mejor manera de vivir:

amor feliz del Espíritu Santo

que transfigura

la oscura miseria en gracia y muerte y lágrimas, del alma y del cuerpo:

Trinidad eterna, donde al fin estás hermosos

– acabando con el mundo – serán cuerpos y corazones

en el seno del Padre con la dulce Madre

por siempre en Cristo amándonos hermanos.

Aleluya.

 

Voz de vigía muerto

Hay un cuerpo en pulpa

con la cara arrugada, emergiendo

en el hedor del aire desgarrado.

Fraude a la tierra.

Loco no lloro:

asunto de quien puede, y barro.

Pero si

vuelves como hombre, no digas guerra

a los ignorantes;

no digas la cosa, donde el hombre

y la vida todavía significan el uno al otro.

Pero apresa a la mujer

una noche, después de un torbellino de besos,

si puedes volver;

susúrrale que nada en el mundo

redimirá lo perdido

de nosotros, los putrefactos aquí;

aprieta su corazón para estrangularla:

y si ella te ama, lo entenderás

más tarde en la vida, o nunca.

 

¡Oh lluvia feroz,

oh lluvia feroz que

lavas las inmundicias y mentiras

en las almas impuras,

las arrugas

y los muertos vivientes, las penas!

Cuando hace sol, los escombros

y las piedras de los corsos

parecen gemas y plumas,

y entre la gente y el trabajo

brilla como el oro

, y el vacío remordimiento se llena;

pero en oscuro asombro

en medio del terror de la profecía

tú, a través de la oscuridad desnuda

de tu peine de curry crudo y goteante

los que vivían del trueque y la escoria:

él busca a tientas en su memoria,

o se mezcla con otros desechos,

o se va aturdido por las corrientes de purgas

que tú las barres.

Pero para nosotros, fría e implacable Amazona,

oh lluvia de hachas y flechas,

eres la redentora adorada

del bien renegado;

para nosotros, que sentimos misterio insoluble

cuando la vida se acuesta a las cosas,

mientras lo eterno en el martirio de las pruebas

nos parece la pureza espontánea de la verdad,

surges como el silencio

donde la naturaleza es más fuerte, trabajas

como la muerte

donde el pensamiento es inmortal.

Ay, lava y desnuda y barre a

los que entre los engañadores del mundo no quisieron tener bazza:

al fregar las escorias lúgubres

que nos envidiaron al pueblo,

desnudarás el oro y la gloria

que no se venden ni se complacen,

pero brilla en un instante

que irradia invisible sobre los demás con Dios.

 

Viático

Oh herido allá abajo en el pequeño valle,

tanto invocaste

si tres compañeros enteros

se enamoraron de ti que casi te pierdes.

Entre lodo y sangre,

tronco

y tu lamento otra vez,

nosotros dejados

boquiabiertos y la hora no tiene fin,

acelera la agonía,

puedes terminar,

y puede consolarte

en la locura que no puede enloquecer,

mientras el momento

duerme en el cerebro,

callemos –

gracias hermano.

Tomado de:

http://www.italian-poetry.org/clemente-rebora/

 

 

último rito

Oh hombre herido allá abajo en el desfiladero

Gritaste tan fuerte

Tres camaradas sanos

Caídos para ayudarte que estabas tan cerca de pasarlo,

En el barro y la sangre

Un tronco sin piernas

Y todavía gritas

Ten piedad de nosotros los sobrevivientes

Quedamos en nuestra La muerte resuena y la hora nunca termina,

La agonía de la muerte se acelera,

Pero tú puedes terminarla

Y el consuelo será tuyo

En la locura que a nadie vuelve loco,

Mientras tanto el momento trae pausa,

El cerebro duerme

Y tú nos dejas en paz –

 

Gracias hermano.

 

1916

Tomado de:

https://seamussweeney.net/2018/11/11/an-italian-poem-of-world-war-i-last-rite-clemente-rebora/

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