domingo, 8 de enero de 2023

POEMAS DE MIGUEL TORGA


LIBRO DE HORAS

 

 

 

Aquí, frente a mí mismo

 

yo, pecador, me confieso

 

de ser así como soy.

 

Me confieso lo bueno y lo malo

 

que va en el timón de la nave

 

en esta deriva en que voy.

 

 

 

Me confieso

 

poseso

 

de virtudes teologales

 

que son tres,

 

y de los pecados mortales,

 

que son siete,

 

cuando la tierra no repite

 

que son más.

 

 

 

Me confieso

 

el dueño de mis horas

 

de las cuchilladas ciegas y rabiosas

 

y de las ternuras lúcida y mansas.

 

Y de ser, de cualquier modo

 

andanzas

 

del mismo todo.

 

 

 

Me confieso de ser charco

 

y luna de charco, la mezcla.

 

De ser la cuerda del arco

 

que tira las saetas por arriba

 

y debajo de mi estatura.

 

 

 

Me confieso de ser todo

 

lo que pueda nacer de mí.

 

De tener raíces en el suelo

 

de mi propia condición.

 

Me confieso de Abel y de Caín.

 

 

 

Me confieso de ser hombre.

 

De ser un ángel caído

 

del cielo que dios gobierna;

 

de ser un monstruo salido

 

del hoyo más hondo de la caverna.

 

 

 

Me confieso de ser yo.

 

¡Yo, tal como vengo

 

a decir que soy yo

 

delante de mí!

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2013/04/breve-muestra-de-poesia-portuguesa-del-siglo-xx/

 

 

PROSPECCIÓN

 

 

 

No son pepitas de oro lo que busco.

 

¡Oro dentro de mí, tierra estéril!

 

Busco solamente aquella

 

Riqueza universal

 

Del hombre que revuelve la soledad:

 

El tesoro sagrado

 

De ninguna certeza,

 

Soterrado

 

Por mil certezas de aluvión.

 

Cavo,

 

Lavo,

 

Cribo, pero sólo quiero la fortuna

 

De encontrarme.

 

Poeta antes de los versos

 

Y sed antes de la fuente.

 

Puro como un desierto.

 

Íntegramente desnudo y descubierto.

 

 

MADRE

 

 

 

Madre:

 

¿Qué desgracia sucedió en la vida

 

que quedaste fría e insensible?

 

¿Por qué todo tu perfil se endureció

 

en una línea severamente trazada?

 

 

 

Como las estatuas, que son gente nuestra

 

Cansada de palabras y ternura,

 

Así tú me pareces en tu lecho.

 

Presencia cincelada en dura piedra

 

Que no tiene corazón dentro del pecho.

 

 

 

A gritos voy llamándote – no me respondes.

 

Te beso las manos y el rostro – siento frío.

 

O eres otra, o me engañas, o te escondes

 

Detrás del terror de este vacío.

 

 

 

Madre:

 

Al menos abre los ojos, ¡di que sí!

 

Di que todavía me ves y me quieres.

 

¡Que eres la eterna mujer entre las mujeres

 

¡Y que ni la muerte te apartó de mí!

 

 

LA TIERRA

 

 

 

 

¡También yo quiero abrirte y sembrar

 

Un grano de poesía en tu seno!

 

Anda todo a labrarse,

 

Todo a enterrar centeno,

 

Y son horas de ponerme yo a germinar

 

La simiente de los versos que cultivo.

 

 

 

En la cosecha madura del mañana

 

Sin dueños ni fronteras,

 

Ha de existir la plaga del panizo,

 

La voluptuosidad del sueño

 

De la amapola roja y precoz,

 

Y el alegre abandono

 

De una banal cigarra.

 

 

 

Pero de las alas que agite,

 

¡El poema que cante

 

Será gracia y límite

 

Del pendón que levante

 

¡La fe que a tu fuerza resucite!

 

 

 

¡Nos casó Dios, el mito!

 

Y cada imagen que me viene

 

Es un retoño tuyo, o un grito

 

Que yo sencillamente repito

 

En la melodía que el poema tiene.

 

 

 

¡Tierra, aliada mía

 

En la creación!

 

Sea fecunda la tierra labrada,

 

Sea a la superficie del suelo,

 

¡Nada fecundas, nada,

 

¡Que yo no fermente también de inspiración!

 

 

 

Por eso te roturo de magia

 

Y te lanzo en los brazos la cosecha

 

Que has de parir después…

 

Poesía deshecha,

 

Fruto maduro de nosotros dos.

 

 

 

¡Tierra, mujer mía!

 

Un amor es el gesto,

 

¡Otro la calentura que se quiere

 

Dentro de un cuerpo desnudo, moreno!

 

 

 

La arada de los surcos no concibe

 

Una bellota que no de robles;

 

La mía planta rocíos…

 

Agua que la mañana bebe

 

En el pudor de los obstáculos.

 

 

 

¡Tierra, mi canción!

 

Oda alzada de polo a polo

 

¡Por la belleza que no sabe a pan

 

¡Pero sí al gusto de la vida!

 

 

SAN JUAN DE LA CRUZ

 

 

 

¡Un santo y un poeta cogidos de la mano!

 

Uno negando al otro, y siempre unidos…

 

Uno en el cielo de las vivencias sublimadas,

 

El otro penando en el infierno de los sentidos…

 

 

 

¡Ah, Castilla, Castilla, madre de tierra y luz!

 

¡Qué extraordinaria jornada

 

A la sombra de una cruz

 

¡Tan leve y tan pesada!

 

 

 

El alma ya liberada por el éxtasis;

 

El cuerpo todavía apresado a cada verso;

 

Y el deseo de ser hombre, mantenido

 

En esa totalidad

 

Contradictoria.

 

El Carmelo subido y recordado…

 

La paz de la eternidad

 

Sin sosiego posible en la memoria.

 

 

IBERIA

 

 

 

Tierra.

 

Cuanto la palabra diera, y nada más.

 

Sólo así la resume

 

Quien la contempla desde lo más alto de la cumbre,

 

Cargada de sol y de pinares.

 

 

 

Tierra-tumor-de-angustia de saber

 

Si el mar es profundo y al fin deja pasar…

 

Una antena de Europa para recibir

 

La voz lejana que le quiere hablar…

 

 

 

Tierra de pan y vino

 

(El hambre y la sed sólo vendrán después,

 

cuando la espuma salada fuere camino

 

donde uno camina desdoblado en dos).

 

 

 

Tierra desnuda e inmensa

 

Que en ella caben el Viejo Mundo y el Nuevo…

 

Que en ella caben Portugal y España

 

Y la locura con alas de su pueblo.

 

 

 

García Lorca, hermano:

 

Soy yo, una vez más…

 

Vengo a negar a la condición humana

 

La humana pequeñez

 

De la ingratitud.

 

 

 

Vengo y vendré mientras exista poesía,

 

Pueblo y ensueño en Iberia.

 

Vengo y vendré y a tu romería

 

para ofrecerte la miseria

 

De una oración lusiada y sombría.

 

 

BRASIL

 

Brasil

 

Donde viví,

 

Brasil donde pené,

 

Brasil de mis asombros de muchacho:

 

Hace ya mucho tiempo que te dejé,

 

¡Muelle del otro lado de mi destino!

 

 

 

¡Cuántas millas de angustia en el mar de la saudade!

 

¡Cuánto salado llanto en la cubierta de la ausencia!

 

Llegar.

 

Perderte más.

 

Otra orfandad,

 

Ahora sin el amparo de la inocencia.

 

 

 

¡Dos polos de atracción en el pensamiento!

 

¡Dos ansias opuestas en los sentidos!

 

Un purgatorio en el cual el sufrimiento

 

Nunca avista uno de los dos cielos apetecidos.

 

 

 

¡Ah, destierro del rostro en cada cara,

 

Tristeza de un regazo repartido!

 

Que antes naufragase la desesperación

 

Entre el suelo encontrado y el suelo perdido.

Tomado de:

http://www.crearensalamanca.com/poemas-del-portugues-miguel-torga-traducidos-por-a-p-alencart-pinturas-de-miguel-elias/

 

 

SÍSIFO

 

Recomienza…

Si pudieras,

sin angustia

y sin prisa.

Y los pasos que des,

en ese camino duro

del futuro

dalos en libertad.

Mientras no llegues

no descanses.

De ningún fruto quieras apenas la mitad.

Y, nunca saciado,

ve cogiendo ilusiones sucesivas del vergel.

Siempre soñando y viendo

el engaño de la aventura.

¡Eres hombre, no lo olvides!

Solo es tuya la locura

donde, con lucidez, te reconozcas.

Tomado de:

https://airenuestro.com/2020/05/04/poemas-escogidos-miguel-torga/

 

 

A LA BELLEZA

 

No tienes cuerpo, patria, ni familia,

Ni al yugo te sometes de tiranos

No tienes precio entre los humanos,

Ni el tiempo te corroe.

Eres la esencia de los años,

 

Lo que fue y lo que viene.

Eres la carne de los dioses,

La risa de las piedras,

Y el candor del instinto.

Eres el alimento

De quien, harto de pan, anda hambriento.

 

Eres sal de la vida en todas partes,

O en el arte,

O en la sencilla verdad.

Eres el clavel bermejo,

O la moza en espejo,

Que tras verte se persuade.

 

Eres un verso perfecto

Que en sí lleva el vigor de lo que dice.

Eres el genio

Que tiene, antes de maestro, el aprendiz.

 

¡Eres belleza, en fin! ¡Eres tu nombre!

Un milagro, una luz, una armonía,

Una línea sin trazo…

¡Mas sin cuerpo, sin patria y sin familia,

¡Todo reposa en paz en tu regazo!

Tomado de:

https://www.fronterad.com/wp-content/img/nro262/lanube/nube.html

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