sábado, 21 de enero de 2023

POEMAS DE HELIODORO BAPTISTA


Paisaje con poema en segundo plano

 

 

I

 

 

“Tantos hombres que no existen

para decir el silencio”.

A través de las palabras, las que han sobrado

a los otros y se inclinan a la luz

edificamos la casa, flores alucinantes

y el engaño del fuego eterno

que hay en el amor.

Con esto no invoco un nombre

y mi país, bien protegido, se pone de perfil

con sus mujeres delgadas y sombrías y trágicas

poniendo fuego a los sexos extenuados.

Las hienas dejan de ladrar

cuando el miedo cesa y del paisaje en movimiento

(¿los ríos inútiles? ¿el crepúsculo de las voluntades?

¿los cascos del remordimiento? ¿los niños sublevados?)

se llama, se embebe tipográficamente

la humildad de siluetas alineadas

ante el imposible milagro de los padres.

Como en el circo

hay quien no aplaude.

“Tantos nombres que no existen

para decir el silencio”

pero recuerdo, deletreo lentamente:

nocturno y por lo general inaccesible

un hombre recorre todos los lugares

y se vuelve oscuramente

dentro de sí

-que es la única prisión disponible

para la magnitud de su luz.

Las estrellas bajan al nivel del suelo

y lo guardan para la eternidad

que hay en cada sueño.

 

 

II

 

 

Todo llegó desde muy lejos

(lo murmuran las mujeres expuestas

acariciando el pubis chamuscado)

para todo este territorio

donde las formas rápidas y convulsionadas

explican las cabezas sumergidas

en el vértigo fabuloso

de las parábolas.

De la infancia a la adolescencia

los chicos lo supieron por el Índico

en la concha llena de sus manos puras y arrebatadas:

la dimensión de lo real es siempre discutible

como hace mucho lo adivinaron

las aves canoras inundando

la inteligencia de la tierra.

Flujo y reflujo en el tiempo y en su sombra

y me disimulo en el hierbajo, en los corales, en el jardín urbano,

en las orejas aprensivas, en la crispación de algunos cristales

y sobre todo en los músculos de las palabras ausentes

creciendo en el formidable espacio del poema.

-el amor lo inundará todo

hasta las raíces de las uñas.

De las letras, algunas noches,

son esas las señales que recibimos.

 

 

III

 

 

Es eso: se muere o se vive en la ambigüedad

pero el amor arrebata como nunca

antes que en otro lugar de la galaxia.

Entonces pensamos:

sobre toda hoja

está la luz, esta sorpresa

el sudor de animales insatisfechos que se viste de nosotros

y de nosotros se asombra (¿o inquieta, subvierte?)

la urbana convivencia

tejida con silogismos

y adornada de odios.

Las cosas ah las otras cosas

surgen de la propia ausencia.

Y así

hay gente que ama el hambre

pues siempre ha aprendido de nuevos fabularios:

la burla nace cuando la duda

toca el simple y delicado poblado

donde el corazón emite

las seculares olas de repudio.

Las palabras maduran, nos trascienden.

Como los días. Este trayecto inmemorial.

Los vanos oscuros de las escaleras. Los estadios al sol.

Las mesas vacías. Un niño amodorrado en la noche.

El imperio de los sentidos. Una brazada de hojas de mandioca.

Dos mujeres heridas, la porfía. En la piel, los mil ojos.

Y sin sospechar nada, delicadamente

la sombra reflexiva

(¿hace siglos? ¿desde ayer?)

de un escriba en la audición

del poema que no hará.

Porque, hoy como nunca,

“tantos hombres que no existen

para decir el silencio”.

Tomado de:

https://epo2daepoca.blogspot.com/2020/01/heliodoro-baptista_30.html

 

 

como un perro

 

 

 

Como un perro me inclino

 

y trato de leer en las marcas

 

que la noche no pudo

 

recoger el tiempo.

 

 

 

Animar la superficie fabulosa

 

donde gira la mirada del día

 

lo que fue la vida alboroto

 

o señal débil.

 

 

 

Me detengo en la huella al lado de la cama.

 

y la mano cautelosa hincha la memoria

 

sin luces de sensación

 

lo que ya está perdido.

 

 

 

(¿Perdí mis pasos? ¿Mi voz?

 

¿Es tan terrible el amor del hombre?

 

¿La justicia fue chamuscada en qué ritual?)

 

 

 

Aterrizo entonces lentamente

 

la oreja en la pared húmeda

 

y he aquí, una sombra se vuelve

 

en un amplio asentimiento de simpatía.

 

 

 

En los golpes de paz indecibles

 

la fina brisa de la noche

 

la ligera impresión

 

de un susurro

 

una puerta entreabierta

 

donde late la esperanza.

 

 

 

(Ayer ya pasó y el minuto que viene ya es futuro).

 

 

Inhaminga-87

 

 

 

I

 

Hoy, en Inhaminga,

 

me hundo inmensamente,

 

mi amor.

 

 

 

Hoy bajo el bosque

 

el fragar, agotable,

 

de arañas bordando las telarañas

 

de desesperanza

 

Y cerramos los ojos

 

piedra.

 

 

 

II

 

 

 

¿Cómo puedo decirte, mi amor,

 

del acre, de la hoja caída

 

sobre el cabello del niño

 

suspendido en lo inexpresable

 

¿nada de nada?

 

 

 

¿Cómo se modula el silencio?

 

que medida de sangre

 

disturbios en los rubores

 

¿cada mañana?

 

 

 

tercero

 

 

 

En Inhaminga, mi amor,

 

un árbol dice adiós

 

de alguien que nunca pasa,

 

sobre las cosas que son

 

porque ya está ausente.

 

 

 

allí para siempre

 

La transparencia del horror.

 

y por destellos, las mismísimas luces,

 

provocar el secreto inviolable

 

de los ancestros!

 

 

 

 

 

Beira, 19 de mayo de 1987

 

En Gazeta de Artes y Letras

 

Revista Tiempo -911

Tomado de:

http://www.antoniomiranda.com.br/poesia_africana/mocambique/heliodoro_baptista.html

 

 

Hacia el Futuro

 

Sabrás un día que el amor nunca

nace, nunca debería. El amor es,

siempre fue, siempre fue.

 

Rigurosamente contemporánea

a la explosión cósmica

que, dicen, descendió al principio

de las tinieblas y la luz.

Luego siguió el ciclo espontáneo

de las épocas, de las estaciones glaciales.

Los continentes son de la misma raza.

Hombres del mismo barro.

 

Sabrás que, para que haya historia,

los hombres mataron y murieron,

murieron y mataron.

Explicaban, en orgías de palabras,

donde no había nada que explicar,

porque todo se intuía,

el principio era uno solo

y la vida estaba ligada a la vida.

 

lo sabrás

que el amor lo es todo

y todo nunca fue conocible.

Como nada.

 

Nunca aceptes ser un mártir.

Ama tu presente y tu futuro

y, en ciertas tardes de sábado,

con los ojos tal vez húmedos,

limpia suavemente mi tumba.

(O, en cambio, depositar

mis cenizas en la

caja de sándalo: ¡nuestro diálogo

tendrá el aliento indistinto de Apolo

y el mago de la armonía sin lágrimas!)

 

 

****

 

Thandi

 

escribimos en la piel: la

muerte no existe

porque ya nos hemos dormido encima;

 

¿si algo pasa? no mi amor;

es decir, ¡absolutamente todo sucede!

y el todo es el pan

que nunca estuvo en esta nada;

(pero la nada será el comienzo de todo,

estas ya largas servidumbres humanas);

 

esquina, te reescribo, Thandi; y si tengo palabras,

es porque imito el canto

de un pájaro adulto fecundado;

 

(Por supuesto, el lirismo no está atado ni etiquetado:

se acepta tarde o se niega demasiado pronto);

 

pero el poeta tiene boca:

las metáforas son su artimaña,

para que otros lean

lo que él nunca dijo.

Tomado de:

http://tulisses.blogspot.com/2011/09/2-poemas-de-heliodoro-baptista.html

No hay comentarios.:

Publicar un comentario