martes, 26 de diciembre de 2023

POEMAS DE MANUEL VIOLA

 


LOS POROS DEL VIENTO 

 

Los pechos se sueldan en las barricadas del alba

 

en medio del aire

 

que pasa las páginas de ventanas ciegas

 

 

 

Atrás

 

las lámparas se alumbran por dentro

 

 

 

Urna óvalo de las fermentaciones rigurosas

 

 

 

Los labios de corcho han agotado las fuentes de los errantes

 

que olvidan sus rostros en el parapeto de los puentes

 

Las piedras que lastran sus corazones

 

son más ligeras que el aire caliente

 

de vuestras bocas palideciendo como un yugo

 

enganchado a la moldura de abismos anudándose en cámara lenta

 

 

 

Aquí las lágrimas se estiran como raíles de plomo

 

sobre la palma de los desiertos

 

Aquí los latidos del cielo caen sobre el techo de la mesa

 

Aquí las ruinas instantáneas

 

los ojos incultos labran la realidad invisible

 

a la manera de arados de oro

 

Aquí la llanura ondea como una bandera negra

 

Aquí el horizonte vertical mástil del silencio

 

Aquí la rueda distraída cava sus carriles

 

en todas direcciones

 

Aquí el cielo deshuesado.

 

 

 

*Poema ‘Les pores du verre’, de 1943, que tradujo Lorenza Viola, su primera esposa.

Tomado de:

https://antoncastro.blogia.com/2016/052201-poemas-de-manuel-viola-el-miercoles-sala-de-musica.php

 

 

EN LA ESCUPIDERA DEL SOL

 En la escupidera del sol,

donde baila la Muerte

con cintas de color,

y risas de persianas y tacones de charol.

El vino tinto del aire se riza

en un desnudo esqueleto de caballo.

Las cerezas estallan angustiadas

y los naranjos se abalanzan en el mar.

Entre níquel y cristal

tres gritos brotan de un clavel.

En la luna fría

derrama sangre un hocico.

 

 

LEANDRE CRISTOFOL: EL SILENCIO DIMINUTO E INMENSO
COMO LA BATALLA DE LA ROSA Y EL BISTURÍ

 De las ramas secas de los árboles cuelgan pequeñas masas gelatinosas que

despiden un brillo fosforescente. Los faroles se han convertido en peceras,

conteniendo los más multicolores y raros ejemplares. ¡Es angustioso andar por las calles llenas de cenizas pisoteando tantos ojos de vidrio! ¿Por

qué han sustituido los huecos de las ventanas por grandes esferas de reloj?

Fue de pronto cuando me hallé en una de las salas del antiguo Hospital

de Santamaría y comprobé la inesperada presencia de Leandre, el cual se

entretenía en hacer mover en lentas oscilaciones un guante encarnado de

goma dentro de una vitrina romboídrica. Debiéndose ello a un naipe en el

que se hacía notar la ausencia de toda figura, y que él agitaba desesperadamente con la mano.

 -Que fas Leandre- le pregunté. Por toda contestación sacó una “Gillette”

y cortó por la mitad el naipe. En aquel instante en la pared de enfrente se

378 abrió un boquete rectangular que mostraba este insospechado paisaje: una

pirámide de yeso que proyecta una sombra azul en cuyo vértice hay una

piedra negra, lisa, redonda y pulimentada, y encima de ella tres gotas de

mercurio y un pájaro disecado.

 Será dentro de un mes que en la playa yo presenciaré la ausencia total del

mar y su sustitución por un extenso desierto de arena blanca y brillante. Si,

fue en este desierto cuando vi de nuevo a Leandre (entre un paisaje lunar

de mi infancia hecha de tres mil manos de alabastro con raíces de seda),

traducir en líneas orbitales sobre una pizarra los mensajes luminosos que

recibe el alto obelisco de cristal, de los peces eléctricos que iluminan las

inmensas bellezas submarinas.

Tomado de:

https://proletarios.org/books/Pariente-Antologia_poesia_surrealista.pdf

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