sábado, 31 de mayo de 2025

POEMAS DE ROBERTO ARIZMENDI IN MEMORIAM


Un nuevo tiempo para el tiempo

 

.

 

Para Valerio, mi nieto

 

.

 

Valerio toca la puerta

 

porque quiere entrar a este universo

 

como un ciudadano más del mundo,

 

sin pasaporte o visa,

 

simplemente con su presencia

 

con su identificación de ser humano

 

capaz de entender el dolor de los mortales

 

y el amor de las tardes a 30 grados Celsius

 

entre el aroma de flores y plantas del jardín sin nombre.

 

.

 

El viento cálido de la tarde aguarda su presencia

 

mientras en la Franja de Gaza

 

han creado de nuevo un Holocausto,

 

Auschwitz sin fecha, con hornos crematorios diferentes

 

y un gran odio refundido en la discordia,

 

para evitar que surja la concordia y la armonía en el mundo.

 

.

 

Valerio trae una paloma en la mano derecha

 

y una rama de laurel en la izquierda,

 

signos de un tiempo promisorio

 

de un mundo aún no construido.

 

Sueños al fin, luz inédita del alba,

 

viento libre que recorre los senderos

 

buscando un canto o una poesía,

 

la esencia del hombre renombrado.

 

.

 

A Valerio sólo le falta escribir lo que ya nombra y siente

 

para construir un mundo nuevo, diferente,

 

donde la luz sea fuente de nuevas ilusiones

 

no una ráfaga de metralla,

 

ni el fuego de los nuevos hornos crematorios

 

que aprendieron algunos… en esos campos de escarnio

 

no para delinear la paz sino para que surja el odio inoculado.

 

.

 

Valerio nombra las cosas por su nombre,

 

descubre los colores nuevos

 

y sabe que la historia no es cuestión de tiempo

 

sino de libertad y asombro

 

ante los horizontes que vislumbra

 

tan llenos de resabios

 

tan sin ganas de dejar que el otro logre lo que yo ya tengo.

 

.

 

No es mi palabra su nombre, ni su voz mi eco,

 

Valerio aprende a pronunciar los neologismos

 

porque en su nombre habrá de engendrar

 

un nuevo tiempo para el tiempo

 

y una historia distinta

 

para un mundo que aún no existe.

 

 

 

 

 

 

Cuando escampe sabré de verdad tu nombre

 

.

 

No supe sino hasta horas después, con precisión,

 

que tu voz era mi luz de asombro, indubitable

 

y que el tiempo había detenido su carrera

 

para inventar de nuevo cada color del horizonte.

 

Hubo una nube de sorpresas.

 

Luz de asombro, dije; interrogantes

 

y ganas de descubrir los signos de la historia

 

sin más limitación que el tacto o la distancia.

 

.

 

Sólo sabemos las certidumbres de un anhelo

 

acunado desde las horas infantiles.

 

Esa es la certeza; lo demás es sólo insinuación

 

ante la vida, la búsqueda perpetua.

 

.

 

Recorreremos el mar, inventaremos colores

 

para el horizonte nuevo y las incertidumbres.

 

Nadie recorre el mundo sin temores

 

y cada instante es una vacilación en el signo de los pasos.

 

Deberemos aprender a construir de nuevo todo

 

casa, certezas, afecto y hasta desesperanzas

 

para no entorpecer destinos ni prefiguraciones

 

y dejar que el viento diluya todo fardo de soledad y hastío.

 

.

 

Inventaremos de nuevo el alba, la luz, el arco iris.

 

Los senderos son siempre una cruel interrogante.

 

Cuando escampe, sabré de verdad tu nombre, el mío,

 

la acepción precisa de cada palabra que se anticipe al recuerdo.

 

 

Quiero que me recuerdes…

 

.

 

Guárdame siempre en la delicia

 

de tus dientes parejos, de tus ojos,

 

de tus olores buenos,

 

de tus brazos que me enseñas

 

cuando a solas conmigo te has quedado

 

desnuda toda, en sombras,

 

sin más luz que la tuya,

 

porque tu cuerpo alumbra cuando amas,

 

Rubén Bonifaz Nuño/” Amiga a la que amo”/ El manto y la corona

 

.

 

.

 

El horizonte un sol, asimétrico tiempo,

 

olor de madreselvas en el viento,

 

cierto aroma de paz en el ambiente,

 

vértigo de sombras se acomodan.

 

.

 

La historia es sentencia silenciosa

 

cordel que va forjando sus nudos cada instante

 

para dejar huella perenne en el camino

 

sin permitir, acaso, el mínimo retraso.

 

.

 

Será cada caricia tuya un haz de luces innombrables

 

la remembranza que reviva el tiempo

 

porque fuiste sabor y trascendencia.

 

De tus besos surgía la voz y el canto eterno.

 

.

 

Fue tu cuerpo el signo inequívoco

 

de un mar ilimitado

 

y tu mirada el faro guía

 

para encontrar puerto de abrigo.

 

.

 

El fuego marcó el lindero de los días

 

todo construíamos entre sueño y piedra

 

bebimos del sexo y la poesía,

 

nuestro sudor inventaba en cada espasmo una palabra.

 

.

 

Cuánto tiempo perdimos.

 

Se diluyeron minutos en las manos

 

mas retomamos la historia

 

para tejer las nubes sin demora.

 

.

 

Era tu sed de amar, la mía, era la sinrazón amotinada

 

una manera de reconstruir el porvenir

 

un modo de saciar la sed ancestral

 

darle sentido a ese deseo de deslumbrar la noche.

 

.

 

Descubrimos de cada mes sus días precisos,

 

que hay maneras exactas de desandar el tiempo

 

y edificar la cauda de los días

 

para forjar un porvenir, saciar el ansia a toda hora.

 

.

 

Quiero que me recuerdes en medio del estío

 

cuando ya mi piel sólo se encienda de recuerdos

 

y se hayan marcado en ella las historias de amor

 

de tantas primaveras, en tono y matiz acumulados.

 

.

 

Quiero que me recuerdes por mi nombre

 

por lo que pude decirte puntual y sin temores

 

por todo lo que pude ofrecerte a tiempo

 

cuando mi voz fue carnaval irrenunciable.

 

.

 

Quiero que me recuerdes sin sombras ni fantasmas,

 

cuando mi felicidad fue para ti,

 

desde el oscuro rincón de los silencios

 

aún antes de que tu luz iluminara mi sendero.

 

.

 

Cuando me alcance el provenir

 

pronunciaré tu nombre.

 

Tú sabrás de mi amor, también,

 

cuando ya no pueda pronunciar palabra.

 

.

 

Adivinarás en mis ojos

 

la imagen impresa de tus ojos

 

y tus sedientos labios para el beso

 

cuando podías ser parte de mi tiempo eterno.

 

.

 

Recuérdame en los años cuando mi juventud te avasallaba

 

cuando me atrevía a develar tus inocencias

 

y descubríamos a toda hora la luz y el eco eternos

 

sin temor alguno de descubrir el alba.

 

.

 

Recuerda mis ansias de estar dentro de ti

 

de recorrer tu piel, aunque no lo supiste en ese tiempo,

 

el insondable deseo de ser en ti

 

y encontrar sin límite ninguno historia y trascendencia.

 

.

 

Yo te hablaré al oído en todo tiempo.

 

Donde esté pronunciaré tu nombre

 

te amaré en silencio sobre el viento

 

hasta que nos alcance para siempre la memoria.

 

 

Cotidianeidades

 

.

 

Este día fue como cualquier otro.

 

Atendimos asuntos cotidianos

 

el documento de trabajo, la sartén sucia en la cocina,

 

los correos electrónicos que acumulan mensaje en sus buzones,

 

la ropa sucia o el polvo en la recámara,

 

la luz radiante entrando a través de las ventanas

 

o la lluvia pertinaz, persistente, sobre la ciudad,

 

el recibo de la luz que debe pagarse,

 

la algarabía de los niños en el patio,

 

la luz de asombro, a media tarde, que te anuncia…

 

.

 

Pero no pudimos sacudirnos las cosas esenciales:

 

tu recorrido desnuda por la casa,

 

tus ojos devorando todo para no olvidarlo

 

el sabor de los nuevos tiempos o

 

el recuerdo vivificante que te anuncia.

 

.

 

Pero sucede que nada tiene sentido

 

sino cuando puedo tocar la ropa que dejaste sobre la cama

 

o cuando el recuerdo me lleva hasta las sombras de la dicha

 

en esos momentos en que descubrí tu pequeña marca en la espalda

 

o tu sonrisa que ilumina el espacio aún en medio de la noche

 

y me sumo en el sueño que te anuncia.

 

.

 

Resulta que todo te perfila

 

y en medio del recibo o del sartén o de la ropa o del recuerdo

 

apareces en medio de la nota formal que nos desangra

 

como una imagen que te invoca

 

y que te anuncia

 

para no ausentarte ya más de mis espacios.

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2015/03/roberto-arizmendi/

 

En esta hora de la noche me haces falta

En esta hora de la noche me haces falta;

es la cama tan grande,

me estorba tanto espacio vacío de amor

de ti,

de tus caricias.

 

Yo no sé cómo algunos pueden dormir solos

en camas kingsize o circulares,

todo se rueda en ellas

y el alma no encuentra su acomodo.

 

Para amar no es necesario espacio sino tiempo,

cualquier lugar cobija cómplicemente al gozo

y las nubes o los arco iris se construyen

en cualquier rincón

con tu sonrisa.

 

Dejaré que el sueño te descubra,

te quite delicadamente la ropa que te cubre

y te haga aparecer

como deidad en el cielo de los dioses;

haré la remembranza de los días

en que la tenue luz perfila tu sonrisa

y yo admiro las líneas perfectas

con que te define la penumbra.

 

Ocuparé el enorme espacio con el sueño

porque no puedo estar así, sin ti, entre las sábanas,

sólo por descansar y a la espera interminable del alba,

cuando pueda ir hacia ti

porque ya naciste de nuevo para mis ansias de tenerte.

 

 

Confesión

 

Confieso que las noches

siempre me parecen cortas,

cada día debiera tener más de veinticuatro horas

para tener tiempo de construir los sueños.

La vida no alcanza para tanto anhelo.

 

Algunas veces he querido dejar la ciudad

y sin maleta irme al mar,

sin ropa ni equipaje;

el hombre no debería programar

horas, encuentros y destinos,

tampoco su tiempo de amor

menos su vida,

porque andar sin destino

es por antonomasia la búsqueda perpetua.

 

Una vez encontré a una dama

en una ciudad apenas conocida;

hicimos el amor

y cada quien retornó a su camino,

a su signo y a sus luces;

estoy seguro que como yo, ella

—sólo ella porque nunca conocí su nombre—

recuerda la manera como descubrimos la luz de las estrellas

en una alcoba, de un antiguo edificio,

con enormes vidrieras en dirección al poniente,

y sonríe, sólo sonríe cuando recuerda;

ese día vimos cómo el cielo

se iba colmando de fuego y nostalgia, con el gozo transmitido

en íntima confesión por su voz dulce y tenue,

y luego descubrimos la luna a través de los cristales.

 

En otra ocasión, en el puerto,

una joven me ofreció sus lágrimas

y vi cómo el dolor se iba quedando impregnado

sobre la mesa, primero, y luego en las sábanas casuales

mientras surgía la luz en su rostro,

cada minuto más bello

conforme se iba borrando su desdicha.

 

Y así,

un día,

otro,

mis pasos me han llevado a percibir aromas sin medida

sin necesidad de nombres y apellidos,

de contratos y rutinas; sin haber programado

la cita con hora, lugar y protocolo.

Así he conocido la forma de inventar la lluvia

y he descubierto la luz con sus colores y matices,

el tiempo equinoccial y el tránsito infinito.

 

Sólo el horizonte abierto

para la luz que se inventa

con el color del sueño.

Sólo una sonrisa y el tacto sin medida,

el aroma del cuerpo y el clima de los días,

la lluvia, el mar,

la luna, el infinito.

 

Juego con tu nombre

 

Juego con tu nombre

a decir el amor con tus vocales,

sin consonantes ni acentos

sino aquellos que sean imprescindibles

para convertir la voz en canto.

 

Quiero de nuevo aprender a deslizar mi tacto

sobre tu piel de ensueño

para encender tu cuerpo

y llevarlo junto al viento a recorrer el mundo.

 

Nadie habrá de adivinar

el extraño sortilegio

de ser párvulos anónimos

en medio del vendaval y la discordia.

 

Aprenderemos a recorrer

de otra manera el tiempo

y el sueño de tus noches

será el escenario irreductible

de nuestro cotidiano asombro.

 

Tu paso, obsequio de mis días

 

Si no es por ti que sé el tono preciso del color del día

sólo el destierro acepto como ansia de verdad

para encontrarte en plenitud de asombro

y en promesa de luz que anuncia el alba.

 

A qué vino el detalle exacto de tu beso

sino a labrar con precisión sobre la piedra

el perfil irrenunciable de tu esencia

y el vuelo inocente de tu anhelo.

 

Si la infancia ha de ser

inagotable fuente de esperanzas,

que tu mano construya el horizonte

con cada gota de luna o lluvia renovante.

 

Cuando mi voz sea escasa

y guarde para mí sólo el recuerdo,

habrá de ser tu sonrisa mi alegría

y el eco de tus pasos mi epitafio.

 

Descubro cada día la vida con tus luces

 

Son las doce de la noche,

hora en que la luna hace

un juego de espejos

para que la vida se vaya acomodando

a su capricho,

para que surja el tiempo en los relojes

sin el avance de las manecillas

que mágicamente adormecen luz y espacios.

 

El tiempo es nuestro.

 

No hay más dolor

sino saber que tu piel

a veces

se me escapa.

 

Todo huele a simiente

en esta hora,

a sabor de madreselvas.

 

La vida es recuerdo

entre el bosque de tus muslos

y el aroma fragante de tu cielo

sobre las sábanas

pulcras aún

a pesar de tus caricias.

 

Se escuchan a lo lejos

sonidos de carros

maullidos de gatos sin cadenas;

insectos nocturnos adornan la oscuridad

como recuento de segundos de amor

cuando la lluvia arriba hasta la alcoba

en homenaje a destellos ya vividos.

 

Tu piel es un enjambre de tormentos

y esperanzas.

¿Cómo he podido amarte

si no hay más conocimiento

que tu palabra suave

entre el barullo de las estaciones?

Toda la vida ha sido descubierta

con tu tacto,

tus ojos,

tus aromas.

Las olas del mar se mezclan

inmisericordes

entre la tersura de tu viento

y el húmedo sabor anhelante de tus labios

que me sacian.

 

Descubro cada día la vida

con tus luces

y no hay augurios de tormenta.

 

La muerte no existe.

Mienten quienes escriben loas por ella

o se ahogan insaciables en el llanto.

La muerte es algo más que los ritos

de ausencia y plañideras;

es algo inalcanzable

cuando el sabor a lluvia

inunda el aire de los días.

 

Es tan dulce el aroma de tus labios

que nunca llegará la muerte.

 

No es cierto que se acabe el tiempo;

no puede haber final de nada

cuando la luz alumbra el infinito

y en él anidas tú

fantasma de sorpresas,

visión perenne de presagios

de donde surge el alba

sin recelos;

ahí estás

siempre

en espera de la noche

para que los espejos jueguen

con nuestra voz

y nuestros cuerpos

hasta que inaugure de nuevo la luz

la madrugada.

Tomado de:

https://letralia.com/97/le07-097.htm

 

 

Autocrí­tica

 

 

 

No nos podrán culpar jamás

 

de no haber sido idealistas,

 

ni de no hacer música,

 

de no tomar café y hacer poesí­a.

 

 

 

Pero sí­ nos señalarán

 

a veces

 

de haber sido impuntuales a la historia

 

y haber sido satisfechos.

 

 

Libertad

 

Dentro de algunos años

 

me juzgarán

 

por lo que hago.

 

Pero todos harán

 

a lo mejor

 

dentro de veinte

 

lo que juzgaron

 

insensato y absurdo

 

en su pasado.

 

 

 

La arena del reloj cae

 

a su tiempo preciso

 

en cada vida

 

y no habrá más de una escala

 

para medir

 

la libertad humana.

 

 

 

La forma de construir la vida

 

surge del sueño,

 

se teje con la red del viento

 

y se entremezcla con amor y anhelos.

 

 

 

Cada quien

 

debe aprender

 

a izar

 

a tiempo

 

sus banderas.

 

 

Anhelo que se pierde en el viento de la tarde

 

 

 

De nada sirve repetir tu nombre,

 

recordar noches de luna y horas sin recato,

 

que el corazón revierta su existencia loca

 

o que la breve flama de tu luz me alumbre.

 

 

 

El juego entre las sábanas dormidas,

 

el aliento impecable de tu tiempo

 

y mi tacto sobre tu piel dormida

 

siguen siendo un presente que no cesa.

 

 

 

De qué sirve dejar que el fuego del amor se encienda,

 

que deje entreabierta la puerta de mi casa

 

y acomode la copa y decante el vino

 

si no estás aquí­ y no te alcanzo.

 

 

 Una samba de saudade

 

                                                            Para mi esposa y mis hijos

 

 

 

Si la vida se acaba

 

no hagan caso.

 

 

 

Si una mañana no estoy

 

aquí­ ya más,

 

acomoden mis cosas,

 

resérvenles lugar

 

y denle acomodo al corazón

 

de nueva cuenta.

 

 

 

Si un dí­a no puedo compartir

 

comida y tiempo

 

dividan en tres la nueva vida

 

y una vez cada cinco años, diez,

 

alguna vez,

 

cosechen una flor

 

y hagan un samba

 

sin dolor

 

sin llanto,

 

que ahí­ estaré bailando y cantando

 

con ustedes.

Tomado de:

https://www.otroparamo.com/web/articulo.php?ed=8&ar=361