domingo, 15 de junio de 2025

POEMAS DE LUIS VIDALES RECORDANDO SU PARTIDA Y SU LEGADO


PRESENCIA DEL RITMO

 

No era un recuerdo era un perenne ritmo

 

cayendo, pálido, entre la voz y el sueño.

 

Interesando a las cosas o dándoles su color,

 

manso cayendo, fluyendo, con su olvido

 

persistente de días lejanos, cielos claros,

 

noches de amor, otras vidas vividas.

 

No. Era solo limpia, insinuantemente, un ritmo.

 

 

 

Era un ritmo, no más, entre la palabra y el silencio.

 

Actuante, tenaz, indicativo, hablando acaso

 

de mil presencias muertas, un grito sin saliva,

 

un apretón de manos ¿en qué planeta?, un cruce de caminos,

 

¡qué se yo!, la cadencia del llanto o sangre blanca.

 

Pero no. No era llanto o grito, era solamente un ritmo.

 

 

 

Era tan solo un ritmo, algo sin valor o casi nada.

 

Sin oficio en la razón o en la fecha de algún gozo.

 

Lejos de cuanto está aquí y al tocarlo ya no es.

 

La nube, el paso, el agua, el gran periódico del Cosmos.

 

Ninguna de esas minucias. Era un ritmo tan solo.

 

 

 

No era una orden de triunfo o derrota. Era un gozoso

 

manso ritmo cayendo sobre el nocturno vigilante de la sangre,

 

sin el tropiezo de la noche verdadera del pie ciego.

 

No era un azar, nada aleatorio ni inseguro.

 

Era un ritmo, era tan solo un ritmo limpio y generoso.

 

 

 

No era una música adormecida o despierta de otro tiempo.

 

Ningún recuerdo en mi de viejas marchas crecidas.

 

No era odio o amor, interés o abandono o el saber llevar el nombre

 

como una inscripción o anticipo de lápida a la manera de todos.

 

No. Era un ritmo, un dulce ritmo visitante, solo un ritmo.

 

 

 

No era voz de hambre o hartazgo ni esa alusión premonitoria

 

de llevar tierra en las plantas y cielo en nuestros ojos.

 

No era modestia, no era tolerancia de nuestra condición de presos

 

ni siquiera el estar solo en ese punto del ser donde alguien aúlla.

 

Era sencillamente un ritmo, sin dolor ni hambre ni sed.

 

 

 

Digo, repito, me ha llegado un ritmo esta mañana.

 

Un ritmo sin congoja que ignora el afán, ni exige lucha ni trabajo

 

ni la tristeza de abotonarse y desabotonarse en una vida

 

ni si es condición del ser humano morder con la palabra.

 

No es dulce ni es amargo, violento o suave, alegre o triste.

 

Es un ritmo, un ritmo, y ahora ha venido a mi compañía.

 

 

RONDELILLO QUINDIANO

 

A la palma del Quindío

 

Le conté mi sueño un día.

 

Era la palma, era,

 

Era la palma de cera,

 

La palmera,

 

La palma del sueño mío.

 

Cohete que sube al cielo

 

Y estalla en el estrellío.

 

Y cuando pasan los vientos

 

La palma se vuelve río…

 

Oíd el río del aire,

 

El río…, la palma del niño mío.

 

Aquí la palpo guardada,

 

Aquí en el pecho,

 

Al lado izquierdo del alma

 

En donde llevo al Quindío.

 

 

ORACIÓN DE LOS BOSTEZADORES

 

Dedicado a Leo Le Gris – Bostezador

 

 

 

Señor

 

Estamos cansados de tus días

 

y tus noches.

 

Tu luz es demasiado barata

 

y se va con lamentable frecuencia.

 

Los mundos nocturnales

 

producen un pésimo alumbrado

 

y en nuestros pueblos

 

nos hemos visto precisados a sembrarle a la noche

 

un cosmos de globitas eléctricas.

 

Señor.

 

Nos aburren tus auroras

 

y nos tienen fastidiados

 

tus escandalosos crepúsculos.

 

¿Por qué un mismo espectáculo todos los días

 

desde que le diste cuerda al mundo?

 

Señor.

 

Deja que ahora

 

el mundo gire al revés

 

para que las tardes sean por la mañana

 

y las mañanas sean por la tarde.

 

O por lo menos

 

-Señor-

 

si no puedes complacernos

 

entonces

 

-Señor-

 

te suplicamos todos los bostezadores

 

que transfieras tus crepúsculos

 

para las 12 del día.

 

Amén.

 

 

CUADRITO DE MOVIMIENTO

 

Estoy en la ventana.

 

Pequeñito

 

el paisaje soporta encima

 

todo el enorme peso de la lejanía.

 

 

 

¡Oh! si dan ganas

 

de domesticar el paisaje

 

y amaestrarlo con docilidad

 

hasta que se le pueda poner un marco

 

y así

 

-completamente civilizado-

 

tenerlo colgado en la biblioteca.

 

Y entonces

 

-mientras yo leyera el libro nuevo

 

sentado en el sillón giratorio-

 

resultaría sumamente agradable

 

alzar la vista de improviso

 

y ver que en el cuadrito llovía-

 

o hacía sol -o hacía viento-

 

o empezaban a salir las primeras estrellas.

Tomado de:

https://www.revistaaltazor.cl/luis-vidales-2/

 

 

La libertad

Párese el río y cesen sus rumores;

no dé el rosal su rosa conversada;

no hable la bandera sus colores,

quédese la estación estacionada.

Muera el árbol. No se alcen los alcores

y el sabio ruiseñor no diga nada;

la luz no rectifique sus fulgores,

desembárquese el agua ya embarcada.

El sol suspenda su divina serie;

endurézcase el viento, y no lo diga

y el ancho cielo deje la intemperie.

No hable la voz sus altas soledades

¡que la patria dejó de ser amiga

y están sin libertad sus libertades!

 

 

Las hojas

El viento vira en los aires

sobre la hélice de la hoja.

Nadie ha visto el viento

pero las hojas van señalando su rumbo.

Da tristeza.

Para que el vuelo de las hojas

fuera a su gusto

todas deberían ir provistas

de motorcitos de mariposa.

 

 

El hueco

Mis versos dicen.

Hueco

único sitio habitable.

Casas.

Casas.

Casas.

Huecos interrumpidos por paredes y puertas.

Huecos divididos en cuadros.

 

Mi vida

mi vida transeúnte

está llena de las troneras

de las horribles cavernas

que las casas les hacen a los huecos.

 

Y ya no puedo

borrar en mí la sensación

de los huecos de la ciudad

encerrados en los cajones de los cuartos.

 

 

La música

En el rincón

oscuro del café

la orquesta

es un extraño surtidor.

La música se riega

sobre las cabelleras.

Pasa largamente

por la nuca

de los borrachos dormidos.

Recorre las aristas de los cuadros

ambula por las patas

de los asientos

y de las mesas

y gesticulante

y quebrada

va pasando a rachas

por el aire turbio.

En mi plato

sube por el pastel desamparado

y lo recorre

como lo recorrería

una mosca.

Intensamente

da vueltas en un botón

de mi d’orsey.

Luego –desbordada–

se expande en el ambiente.

Entonces todo es más amplio

y como sin orillas …

Por fin

desciende la marea

y quedan

cada vez más lejanas

más lejanas

unas islas de temblor

en el aire.

 

 

Teoría de las puertas

Soy alguien dado a investigaciones científicas. Ultimamente

he descubierto una teoría de equilibrio.

Ante todos los sabios del mundo yo siento mi teoría de

equilibrio.

Cuando una puerta se abre, la puerta equidistante, al otro

lado del mundo, se cierra irremisiblemente.

Por esto–y todos lo hemos visto de golpe, las puertas se cierran solas.

El día que todas las puertas se abrieran a una vez, el mundo

quedaría lleno de huecos y el viento se entraría en ellos y se

llevaría a la tierra por los espacios ilímites…

 

 

Sagrada Biblia

Esta morada al norte tenía una nube mosaica

para que fueras a una tierra que nunca irías a tocar

salvo con la apertura de tus ojos y la amarradura de tus venas

pero que estaría presente en tu profundo ser de espejo

en que la precaria flor es ya la flor eterna.

Por entre aires lacónicos y campiñas perseguidas

la Babel se sostenía en los “espectáculos para hoy”

pero su rascacielos ya no es sino un trazo de lápiz

una cicatriz sobre el papel de esta poesía de papel.

Pero allí donde se forjan los inenarrables hervideros

las grandes putrefacciones para una hierba de luz

o el sucio sueño de la placenta para la limpieza del hijo.

Allí donde cantan su melancólica canción de cañerías

las alcantarillas de las grandes ciudades

como la voz auténtica de la historia del hombre

vista por el lado de su inedición desconsiderada.

Pueden reventar poderosas crisálidas

capullos de monjiles universos

entre larvas documentales y altos cielos impunes

para toda clase de racionadas mariposas.

Puesto que hay una aurora de aceptables circunstancias

una divina aurora de conveniente tarifa

que está haciendo la gloria de esta torre en cenizas

y el solemne edificio del avión ha edificado su casa.

Eh amigos de los cuatro puntos cardinales

mirad en el cohete interplanetario la torre de Babel otra vez

                                                                       [levantada.

Y la vaca de la creación muge sobre los abismos.

 

 

Aquí, la casa vacía

A las 2 de la tarde se le ha perdido el número en la lluvia

y entre los árboles la casa tiene el martes carcomido

una voz que pretende haber llegado de quién sabe qué planeta

se reduce hasta ser un vientecillo convencido de que es hoja

desde el fondo del ser no muy adentro hay un bramido

que insiste en echarle cal de otros días a la casa

nada es posible nada

cuando la rueda del tiempo ya no muele

y su inmenso caballo relincha a la orilla del río

un salto a las 2 y media y otra vez la claridad

haciéndonos creer que es distinta a la de hace millones de años

todo parece haber cambiado pero detrás de esta casa

en medio de las cosas insistentes

día y noche desde el principio del mundo de los vivos

el pino espera al ahorcado.

 

 

El absorto

Embebido en el diario, tatuado de letras,

una leve caída de otoño

al vuelo de las páginas.

Comprendía la última noticia entre los árboles

en la voz del labriego el paisaje

en el trigal el alfabeto de los campos.

El absorto. Leía

la llamada sideral en la ola,

en el río los pequeños ayeres

y en la entrepiel del rostro

el color de Judas tiñendo conciencias.

Definitivamente, el absorto.

La piedra no dejada de musitar

su estelar procedencia.

Tomado de:

https://www.uexternado.edu.co/wp-content/uploads/2017/01/22-antologia-LuisVidales.pdf

 

 

Teoría de los objetos

Plática en el Café

 

Como veis esto es un taco y esto una bola de billar. Dos cosas distintas –¿verdad? –. Pues bien. Os digo que son iguales. La bola de billar es un taco estancado y el taco es una bola que ha hallado continuidad. Si por hipótesis dais ductilidad a la bola de billar y la estiráis, la estiráis, notaréis sorprendidos que la bola era un taco. Y si hacéis lo mismo con el taco –en sentido contrario– veréis cómo el taco era una bola de billar. Todos los objetos están en potencia con respecto a su forma contraria.

 

Cuando yo voy por la calle vigilo siempre mi bastón porque me da miedo que de golpe pierda su continuidad y se vuelva una bola.

 

Pero sobre todo tened presente esto –de donde se deriva lo que habéis oído. La línea es una circunferencia desinflada. Y la circunferencia es una recta que ha echado panza.

 

 

Entierro

Lluvia

sobre los grandes cajones de las casas.

 

Lluvia. Lluvia.

 

Y a lo lejos

el conglomerado de paraguas

mancha en el aire

su pueblucho japonés.

 

A éste lo van a enterrar.

 

Las campanas se le querían caer encima

como sombreros ingleses.

 

Yo veo el dorso del acontecimiento.

 

Las levitas

cabeceantes

hacen unos pajarracos

que persiguen al muerto.

 

Las coronas

–neumáticos de carnaval–

van colgadas del carro

como repuestos

por si se le dañan las ruedas.

 

Pero cuando se vayan las flores

quedarán los aros de las coronas

y esta noche

el muerto se pondrá el aro de una corona

–salvavidas–

y se botará al charco que hay que pasar

para ir al cielo.

 

Ya no llueve.

 

Desapareció el que estaba estrenando

cadáver.

 

Se fueron los de levita.

 

Nota.

 

No quedó ninguna mancha en el aire.

 

 

 

A Luis Tejada, elegía humorística

No hay nada qué decirte.

Jamás quería decirte nada.

Pero aquí –en el periódico–

me obligan a escribirte.

Estoy en el escritorio tuyo

en el rincón tuyo

aquí –en el periódico–.

Y desde aquí te lanzo mi interrogación.

Así

 

?

 

Qué serpentina es la interrogación!

Pero bueno –qué–

¿se baila bien en el espacio?

¡Los pies deben hacerlo deliciosamente!

Y dime:

¿no has visto por allá

las cometas que se me perdieron

cuando yo era niño?

Mándamelas

que yo las amo todavía.

Quisiera –en cambio–

conseguir que no subiera hasta ti

el ruido del mundo

cuando estás dormido.

¿Suena mucho el mundo

oído desde arriba?

Óyeme.

Llévame

llévame contigo.

Esta vida es mala.

Y se confabulan contra uno.

Por ejemplo –de noche

–cuando estoy dormido–

mi sombra se me va

no se sabe para dónde

y los pantalones –sonámbulos–

salen en el silencio de la noche

andando

andando.

Y mi saco

–guillotinado en el ropero–

está desmadejado

y sus bolsillos

¡oh sus bolsillos!

¡Me sacan la lengua sus bolsillos!

Y hasta la misma cama

es un vehículo

que me lleva a regiones desconocidas.

Llévame

llévame contigo.

Oye lo que te voy a decir.

Pero acércate más.

Que nadie escuche lo que te voy a decir.

Es muy triste.

Mira.

Tomado de:

https://www.revistapalimpsesto.com/luis-vidales-suenan-timbres/

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