lunes, 15 de octubre de 2018

POEMAS DE URSULA K LE GUIN

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(21 de octubre de 1929, Berkeley, California, Estados Unidos - 22 de enero de 2018, Portland, Oregón, Estados Unidos)

Su hija

Su hija,
el guerrero visionario, el hombre silencioso
de quien no hay fotos,
el frágil héroe verdadero
que perdió lo ganado al ganarlo
de masacre en sacrificio,
este hombre, Caballo Loco, su hija,
¿qué se hizo de ella?
Murió de niña.
Después de eso no hubo victorias.
¿Qué nombre tenía, esa niña?
Su padre la nombró.
Le dio este nombre:
Ellos La Temerán.

Sueños de Ariadna

El batir del sueño es toda mi mente.
Soy mi ritmo. Ovillo mi madeja
más y más profundo en el laberinto
para hallar la unión de los caminos,
para hallarlo antes que el héroe encuentre
al prisionero del Laberinto,
al horror coronado de cuernos al fin
de todos los corredores, mi amigo.
Lo guío lejos. El se arrodilla para pacer
la hierba espesa sobre la tumba
y la luz se mueve entre los días.
El héroe encuentra un cuarto vacío.
Busco mi ritmo. Bailo mi deseo,
saltando los anchos cuernos del toro.
Baten las olas. ¿Qué mujer llora en la lejana
costa marina de mi sueño?

Silencio

Tuve un pequeño desnudo pensamiento
deslizóse entre mis muslos
y corrió sin que lo cazaran
y voló sin que le enseñaran.
¡Oh mira qué veloz vuela!
Mi pensamiento bebé, mi pequeño
pájaro rosado va desnudo.
Debo coser palabra a palabra a palabra
y abotonar su ropa
y así crece y camina y habla y muere.
Cuando esté muerta busca la rosa
que crezca entre mis ojos.
Los pájaros se posarán sobre la espina y la hoja,
pájaros silenciosos nacidos al silencio.

Días de seda

La proa del bote asomándose cerca
de los capullos, o una ancha guadaña que
barre los terrenos del fondo, o
el husmear del gato en un pliegue:
me lo recuerda. Me gusta
hacerlo
bien, suave
las mangas dobladas finamente.
Planchar huele a planchar.
No se parece a
nada. No necesita
un símil.
Tiene sus propios recursos.
Mi tía abuela me enseñó:
rociador, enrollar por media hora,
el siseo de prueba con el dedo húmedo,
golpeteo suave al dobladillo y
cuidado con el cuello.
En diez minutos, sobre una plancha a rodillo
podía hacer una camisa de etiqueta.
Puede ser un arte.
Supo ser un arduo trabajo,
sin tiempo, todo algodón, todos los niños.
Ahora voy en seda,
Emperadora de China, lavo y plancho
cuando quiero,
lo gozo, lo hago
bien, un buen trabajo,
voy tranquila,
suave como seda.

Lo propio

No puedes medir la circunferencia
pero hay centros:
piedras, y una mujer lavando en un vado,
el agua corre marrón rojiza del lavado.
Las bocas de las cuevas. Las bocas de las campanas.
Hacia el norte el cielo invernal
bajo nubes de nieve, verde jade.
No hay estrella más lejana que el fulgor
de mica en un guijarro sobre la mano,
o más cerca. La distancia es mi dios.

Traducción de Diana Bellessi

Para la casa nueva


Que esta casa se llene con olores de la cocina
y con sombras y juguetes y nidos de ratones
y rugidos de furia y cascadas de lágrimas
y hondos silencios sexuales y sonidos
de origen misterioso nunca explicados
y tesoros y regalos y miles de desechos
y un flujo como un viento cálido pero más lento
soplando las hojas de los árboles y libros y años
de pez de la vida de un niño revoloteando plateados
rápido, rápido en la lenta ráfaga incesante
que ondula las cortinas un momento
todos esos años desde ahora, hacia atrás.
Que puedan los umbrales y los marcos bendecidos
bendecir a cada paso.
Que puedan los techos pero no los cuartos conocer la lluvia.
Que las ventanas conozcan claramente
la rama y la flor del manzano.
Y que podáis estar en casa
como la música está en el instrumento.


Mi gente


En mi país las lanzan por debajo
para que las pelotas vuelen como burbujas o pájaros
antes de descender a quien las ataja.
De huesos delicados, caderas anchas,
llevan a los niños
por un rato en sus panzas
antes de cargarlos en los brazos.
Es la costumbre de mi gente.
En años de grandes ceremonias
celebran con la ofrenda de la leche
y se liberan con la pérdida de sangre.
Son expertas en su generación.
Pocas, ni siquiera las más sabias,
tienen dinero o un gran nombre,
pero es gente admirable.
Aun después de larga servidumbre
en países extraños,
se reconocen; estrechan sus manos,
se besan, cantan sus canciones juntas,
las voces suaves alzándose más fuertes:
canciones de amor, canciones de libertad,
canciones que hablan de lanzar y atajar,
de cargar, criar y enterrar,
canciones de las que sólo mi gente
conoce todas las palabras.


Sueños de Ariadna

El batir del sueño es toda mi mente.
Soy mi ritmo. Ovillo mi madeja
más y más profundo en el laberinto
para hallar la unión de los caminos,
para hallarlo antes que el héroe encuentre
al prisionero del Laberinto,
al horror coronado de cuernos al fin
de todos los corredores, mi amigo.
Lo guío lejos. El se arrodilla para pacer
la hierba espesa sobre la tumba
y la luz se mueve entre los días.
El héroe encuentra un cuarto vacío.
Busco mi ritmo. Bailo mi deseo,
saltando los anchos cuernos del toro.
Baten las olas. ¿Qué mujer llora en la lejana
costa marina de mi sueño?


Tiempos

Soy una vieja loca golpeando una cuchara
por la locura de un serrucho que gime
en una tarde de verano.
Una loca y vieja impotencia furiosa:
¡Paren eso! ¡Paren eso!
Y golpeo y golpeo la cuchara sobre la mesa.
Un bebé malo, un animal errado.
¿Qué es la mente? Su continuidad.
Hubo un tiempo antes de este ruido que me vuelve loca.
Habrá silencio después. Habrá.
Terrible la prisión del tiempo presente
y cólera inasequible
y pena interminable:
sin videncia ni memoria
la vieja mona loca golpea y golpea la cuchara.
Sin promesa guardada, nada queda
sino el gemir del serrucho que al cerebro atrapa.


La luz

La luz me está comiendo
y ha comido mi peruano letra a letra
como él comió los caballos palabra a palabra,
de mi niñez.
Ha comido Por responder a extraños,
los espacios libres de mi alma por desplazar la furia,
y las sombras de los planetas
donde me ocultaba. y por hacer buenas obras
alimento a los tiburones.
Ha comido hueso
y ópalo. Ni fe ni buenas obras
sino la buena obra solamente
Se come la sintaxis. lanza una sombra.
Sólo me ha dejado ¿Cómo haré eso?-
una mujer vieja hablando
en una casa oscura.


Para la casa nueva

Que esta casa se llene con olores de la cocina
y con sombras y juguetes y nidos de ratones
y rugidos de furia y cascadas de lágrimas
y hondos silencios sexuales y sonidos
de origen misterioso nunca explicados
y tesoros y regalos y miles de deshechos
y un flujo como un viento cálido pero más lento
soplando las hojas de los árboles y libros y años
de pez de la vida de un niño revoloteando plateados
rápido, rápido en la lenta ráfaga incesante
que ondula las cortinas un momento
todos esos años desde ahora, hacia atrás.
Que puedan los umbrales y los marcos bendecidos
bendecir a cada paso.
Que puedan los techos pero no los cuartos conocer la lluvia.
Que las ventanas conozcan claramente
la rama y la flor del manzano.
Y que podáis estar en esta casa
como la música está en el instrumento.


Silencio

Tuve un pequeño desnudo pensamiento
deslizóse entre mis muslos
y corrió sin que lo cazaran
y voló sin que le enseñaran.
¡Oh mira qué veloz vuela!
Mi pensamiento bebé, mi pequeño
pájaro rosado va desnudo.
Debo coser palabra a palabra a palabra
y abotonar su ropa
y así crece y camina y habla y muere.
Cuando esté muerta busca la rosa
que crezca entre mis ojos.
Los pájaros se posarán sobre la espina y la hoja,
pájaros silenciosos nacidos al silencio.


Para Hélène Cixous

Je suis là où ça parle
Estoy allí donde
eso habla
Donde dice yo
estoy en ese lugar de habla
Donde
eso pronuncia
mi ser allí
está hablando
soy
y así
riendo
en una oreja pétrea


Su hija

Su hija,
el guerrero visionario, el hombre silencioso
de quien no hay fotos,
el frágil héroe verdadero
que perdió lo ganado al ganarlo
de masacre en sacrificio,
este hombre, Caballo Loco, su hija,
¿qué se hizo de ella?
Murió de niña.
Después de eso no hubo victorias.
¿Qué nombre tenía, esa niña?
Su padre la nombró.
Le dio este nombre:
Ellos La Temerán.


Vieja bolsa*

Oficial oficial
perdí mi bolsa
¿La puso en algún lugar señora?
no no
la agarraron
¿Tiene una descripción?
eran jóvenes agradables
creo
pero ellos no
pero cuando yo
la arrojaron lejos
¿Qué había en ella?
Problemas.
Era vieja
el broche ni cerraba siquiera
ya no servía pero cuando era rica
sabe
imagínese lo que había
Señora ¿denuncia algo robado?
no, parece que no puedo contarle
por qué quiero contarle
de mis hijos
* N. de la T.: “Old bag”: expresión para “mujer vieja y fea”.


A San Jorge

La mujer es el gusano.
Sin dientes y pisoteado
gusano de tierra, levadura del jardín.
Conoce la lengua gusano
y al gran hermano verga gusano
y al corazón gusano. Conoce
el vientre gusano
anidado en ella.
Conoce el principio
y el lado de abajo. Conoce
al gusano único, al gusano redondo
sin fin, hueco, huevo, todo,
siendo el dragón.
Santo, mejor la atrapas
antes de que tenga voz.


Las ménades

En algún lugar leí
que cuando bajaron al fin de la montaña, tambaleándose
hacia alguna aldea extraña, borrachas perdidas,
roncas, semidesnudas, los ojos turbios,
la sangre seca bajo las uñas rotas
y entre los muslos jóvenes,
aún burlándose y bromeando, aún queriendo
bailar, bamboleándose y gritando, pero cayendo
muertas de sueño junto a los puestos del mercado,
tendidas en el suelo, indefensas por completo, entonces
las mujeres de mediana edad,
respetables amas de casa,
vendrían a quedarse la noche entera en el ágora
silenciosas
juntas
como ovejas y vacas en los campos nocturnos,
guardándolas, velándolas
como sus madres
lo hicieran.
Y ningún hombre
desafió
aquel fiero decoro.


NM (New Mexico)

El pueblo de las nubes son mujeres
de largo cuello, largos trancos,
una jarra redonda balanceándose
alta en la cabeza.
Sombras de las blancas,
grises, negras jarras,
grabadas con espirales
terrazas, relámpagos,
pasan sobre los llanos
de montaña a montaña
en silencio, mientras las altas
mujeres regresan llevando agua
del viejo pozo profundo.


Vita amicae

para Jean
Cuando eras lluvia caías
cuando eras taza sostenías
cuando eras entera te rompías
fuerte, fuerte hablabas
cuando eras campana
Cuando eras senda conducías
hasta el fin de vuelta a casa
cuando eras vida morías
vive, vive, gritabas
cuando estabas muerta.


Lo propio

No puedes medir la circunferencia
pero hay centros:
piedras, y una mujer lavando en un vado,
el agua corre marrón rojiza del lavado.
Las bocas de las cuevas. Las bocas de las campanas.
Hacia el norte el cielo invernal
bajo nubes de nieve, verde jade.
No hay estrella más lejana que el fulgor
de mica en un guijarro sobre la mano,
o más cerca. La distancia es mi dios.


Asombro

El centro no es donde el centro está
sino donde estaré cuando siga
las líneas de piedras que rodean un centro
que no está allí
sino allí.
Las líneas de piedras conducen adentro, llevando
a quien sigue al comienzo
donde todo lo sabido
es nuevo.
La piedra es piedra y más que piedra;
el centro se abre como un párpado abriéndose.
Cada rosa un laberinto: las huecas colinas:
Yo no soy yo
sino la pupila.


Somos polvo

Somos polvo en pena.
La luz brilla a través de nosotros
como a través del rocío de las olas, polvo de agua
al romper, o la lluvia que cae.


La niña en la orilla

Viento, viento, devuélveme mi pluma
Mar, mar, devuélveme mi anillo
Muerte, muerte, devuélveme a mi madre
Para que me oiga cantar.
Canto, canto, cuéntale a mi hija
Cuéntale que el anillo llevo
Dile que vuelo sobre la pluma
Caída del ala del halcón.



Traducción

Cuando envejeces
lo duro tiene más sentido,
lo suave menos, tal vez.
Puedes leer el granito:
Renuncia.
¿Diamantes? Prepárate.
Lenguas muertas.
Puedes leer el agua.
¿Ahora qué?
¿Caminar sobre ella?
Bebe, dulce dama.


La médula

Había en la piedra una palabra.
Quise descifrarla,
mazo y punzón, cincel y pico,
hasta que la piedra sangró,
y aún no supe oír
lo que la piedra dijo.
La arrojé junto al camino
entre miles de piedras
y al volverme gritó
la palabra en mi oído,
y la médula de mis huesos
escuchó, y respondió.


Cuento

¿Dónde conseguí este ojo del medio?
Así puedes verme mejor.
¿Dónde conseguí estos brazos de más?
Para abrazarme con mi amor.
¿Para qué tengo estos enormes dientes?
Muerde mi cabeza, querido,
Y baila sobre mi cuerpo
Allí, donde se juntan los ríos.


Epifanía

¿Oíste?
La señora Le Guin ha encontrado a Dios.
Sí, pero encontró al equivocado.
Absolutamente típico.
Mira, allí van juntos.
¡Piedad! ¡Es una mujer de color!
Sí, es una de esas relaciones.
La llaman Mama Linga.
¿Por qué Jesús usa siempre un trapo?
No sé; pregúntale a su madre.


Escuela

El Maestro de Baile avanza
con decoro, hábilmente camina.
Elegante sobriedad.
Admirablemente fina.
¡Oh mi Dios! ¡Su cierre!
¿Qué es eso? ¿Una cobra?
Se menea hacia mí tan dulcemente.
¡Rápido! ¡Escóndela!
La faja no la ocultará.
Nada la cubre completamente.
Corbata negra y pantalones amplios,
el Maestro de Baile se ríe.
Dicen que usa cannabis.
No confiaría mi hija
a su enseñanza.
¡Oh pero qué dulce
dulcemente él danza!


Arroyuelo Slick Rock, Septiembre

Mi piel
toca el viento.
Una libélula toca mi mano.
Hablo demasiado lento
para que ella entienda
La roca caliente bajo mi mano.
Habla demasiado lento
para que yo entienda.
Bebo el agua soleada.


Costa


Acostada en la primera luz de sal
con la oreja este escucho pájaros
que despiertan y con la derecha
al Océano abriéndose en la noche.

1 comentario:

  1. Hola, quisiera leer el poema Asombro en inglés. Me podrías compartir en cuál de sus libros de poemas lo podría encontrar? Quedo atenta. Muchísimas gracias. Agnes Brekke agnes.brekke@gmail.com

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