miércoles, 24 de octubre de 2018

POEMAS DE JOAO GUIMARAES ROSA

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(27 de junio de 1908, Cordisburgo, Estado de Minas Gerais, Brasil - 19 de noviembre de 1967, Río de Janeiro, Estado de Río de Janeiro, Brasil)

# 1 Revuelta

Todos fueron saliendo, de mansedumbre,
tan callados,
que yo no sé
si me quedé solo.
No ha traído mensaje
y no se ...
Se dijo que no iba a perder nada,
porque no hay más cielo.
Y ahora, que tengo miedo,
y estoy cansado,
me mandan ...
Pero no quiero ir más lejos,
desterrado,
porque mi patria es mi memoria.
No, no quiero ser desterrado,
que mi patria es la memoria ...
> João Guimarães Rosa, de " Magma ". En el caso de las mujeres. 136.

# 2 Lunático

Voy a abrir mi ventana sobre la noche.
Y ya bien noche, la luna,
que es una de las más grandes,
y en el caso,
y pasear sobre mi cara, adormecido y lívido,
cuando salgo a soñar por las carreteras nocturnas,
sin fin, sin marcos, ni encruciadas,
que llevan a la región de los desabrigos ...
Sonriendo con mares muy blancos,
de aguas finas, como un aire de los cimos,
donde mi cuerpo sobrenatural suelto,
por entre nelumbos que pasan flotando ...
Oiré a la reina del País del Suave Sueño,
cantando en lo alto siempre el mismo canto,
como la sirena del siempre más alto ...
Y la ventana se cierra, sosteniendo aquí adentro
el rayo suave que sostenía la luna ...
Para que yo siento en el mar de los nenúfares grandes,
donde eliminan las formas inacabadas,
donde vienen a morir las almas, ahogadas,
y donde los dioses se miran como en un espejo.
> João Guimarães Rosa, de " Magma ". En el caso de las mujeres. 64.

risa

Cuando me dijiste que ya no me amas,
y que yo partir,
duro, preciso, hermoso y firme,
con la impasibilidad de un ejecutor,
se dilató en mí el pavor de las cavernas vacías ...
Pero miré bien a los ojos,
bellos como el terciopelo de las orugas verdes,
y porque ya había lágrimas en mis ojos,
y yo, de mí, de todos,
y me ríe
de la inutilidad de las torturas predestinadas,
guardadas para nosotros, desde la oscuridad de las épocas,
cuando la inexperiencia de los Dioses
aún no había creado el mundo ...


LLUVIA

Vuelve a llover la lluvia de viento.
Ya estoy sintiendo un olor de agua,
que viene del cielo gris.
Las hormigas lavadoras cruzan el patio trasero
en filas largas de corrección.
Minhocas brotan a la flor de la tierra.
- ¡Eh aguado! ...
La lluvia va de la banda de la sierra,
porque el arándano abrió su puerta.
hacia el sur.
Las semillas del meloso seco
deben estar bailando en el polvo.
No escuché el primer trueno,
pero el cebú está escuchando,
con la cabeza recostada en el suelo.
Tres buitres pasan en lo alto,
en un vuelo lento,
en recta larga.
Vayan a las lapas de los lajedos.
"¡Va a hacer tu casa, Urubu! ...
El tiempo de lluvia viene, Urubu! ... "
Ya debe estar lloviendo en las cabeceras de la sierra,
porque el arroyo engrosa, el color de la tierra.
Vuelve a llover la lluvia de viento.
Los bueyes vienen corriendo, pasto abajo,
buscando los árboles del capo.
Viene invernadero ...
Yo hoy amaneció alegre,
queriendo cantar ...
El viento ya llegó en las casuarinas,
y el sapo salió de debajo de la losa
para un agujero en el centro del patio
donde se va a llenar una laguna.
- ¡Eh aguado! ...
- Hola, José, arreme mi Cabiúna,
liso del casco a la frente,
negro de la cola a la crin,
que voy a salir por el cerrado afuera,
a galopar, con la lluvia me corriendo atrás ...
Ella ya viene, blanca, oliendo el agua nueva,
y la sierra está clarita, neblinando ...
La lluvia viene rodando, viene chillando,
y el viento silbando
- Galopa, Cabiúna, que el agua viene,
y las semillitas del meloso seco están bailando ...

DAWN

Florece, en la orilla de la campiña,
esbelto ipê de copa metálica y esterlina.
De las mil corolas,
y en el caso de las abejas y los escarabajos,
de los árboles,
a enjambre en el este, donde van posando
en las piritas que parpadean en las laderas,
y en la risa de las acácias amarillas.
De los charcos fríos
y que, a su vez,
lentas y rasgadas de neblina.
Las nubes se deslizan, despetadas,
y altas, altas,
garzas blancas planas.
Danza hadas alvas,
y que,
en la copa amplia,
en la plata lavada,
en la jarra clara de la mañana ...

estímulo 

Mi deseo corre en ti con velas enfunadas ...
Puedes darte un puerto, sin ningún temor:
no tiene ancla ...

ganado

- "¡Eh bue!" ¡Eh buey! ...
Es un ganado magro,
es el ganado bravo,
que viene del sertón.
Y los cascos pesados,
atropellado,
martillando el suelo
en la soltura sin fin del Chapadão do Urucuia ...

- "¡Buiada buena! ..."
Las ancas cavadas,
las costillas a la muestra,
los cuernos punteros de los planificadores,
de los anillos de buey,
sol de horno ... polvo rojo ...
Los humedales,
corcovas rotas,
de, los,
En la actualidad,
la sangre de hierro,
muchas bestias ...
- "¡Qué sol! ... ¡Qué polvo! ...
Y la manada corre,
los cangotes bajos,
En la actualidad,
y que,
en un tropel de trop ...
- "¡Buiada buena! ..."
- "Galopa, Joaquim,
que el ganado estalla
por eso Goiás afuera! ...
¡Enterra la espora! ... "
- "¡Qué sol! ... ¡Qué polvo! ..."
Barbie blandas,
los lomos sellados,
cachazos brutos,
- "Eh caracu mocho, como grita feo! ..."
- "¡Eh bue!" ¡Eh buey! ... "
Los golpes de raspa,
los desechos tontos, las cornadas dadas,
el ganado salvaje, el ganado sin hierro ...
- "Mira la vaca malhada
¡invirtiendo a los demás! ...
¡Ferra la vaca, Raimundo! ... "
- "¡Qué tierra brava! ..."
- "¡Qué sol! ... Qué polvo ..."
Cacundas ondulantes,
desabaladas,
como las aguas de un río ...
- "¡Eh bue!" ¡Eh buey! ...
Los novillos,
torniquetes leñadores,
y en el caso,
vacas turinas,
olor de corral ...
- "Corre, Zé Grande, rodea el buey negro
que esparció ...!
- "¡Mira el bicho atacando! ...
¡Mira el bicho creciendo en el palillo! ...
¡Firma en la vara, mulato bueno! ... "
- "¡Quédate allí, marrón! ..."
- "Verga y no se rompe,
que es de palo de agua de la orilla del agua,
¡Su Coronel! ... "
- "¡Buiada buena! ..."
El ganado ahora rueda cansado,
y la tormenta trota
del fondo del suelo ...
- Oh Juan Nanico, ¿por qué canta así? ...
¿Ha aumentado su ganado cabrito? ... "
- "Gabarro y peste mataron todo ..."
- "¿Está pensando en la criolla? ..."
- "Fugió, que tiempo, fue para Bahía,
por ese mundano de Dios ... "
- "Murió en el eito, hace ya un año,
"picado de urutu ..."
- "Entonces, Juan Nanico,
¿por qué canta así? ... "
- "Ay, Patrón, que la vida es una boiada,
y la gente canta para ir tocando los bueyes ... "
- "Juan Nanico, minero viejo,
y que no hay que olvidar,
- "¿El ganado es bravo? ... La gota es buena?! ...
A mí, Patrón, vamos,
"¡Vamos a pro paracatu! ..."
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 28.

cangrejo

Cangrejo feiísimo,
monstruosa,
que te arrastra en la arena
como la miniatura
de un tanque de guerra ...
Me gusta de ti, cangrejo,
Cáncer mi padrino
en las hojas,
porque nací bajo las bendiciones de tu signo
zodiacal, ...

Tu par de puñas quirúrgicas oscila
al frente del escudo lamaçento
de viejo hoplita.
Y más ocho patas, peludas,
dentada,
de crustáceo noble,
retumban en el mole desgarrojo
de pies y brazos muy usados,
desarticulada,
de un bebé de celuloide.
Cangrejo sucio,
mal,
como un atarracado Buda púrpura
o un ídolo azteca ...
Eres fuerte y al menor riesgo te escondes
en el caparazón bronca,
como hacen los seres evolucionados,
los misántropos, los retraídos,
el filósofo, el asceta,
el cagado, el erizo, el caracol ...
Cangrejo hediondo,
de armadura espesa,
prudente desertor ...
Para las lunas del amor, quiero aprender contigo,
que es lo que más me gusta,
que, tan acorazado,
sólo sabes retroceder ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 42.

elegía

Tu sonrisa se abrió como una anémona
entre las estrías del rostro infantil.
Estaciones de pijamas verdes,
en los cojines verdes,
los pechos desnudos, las piernas cruzadas,
minúscula,
como un ídolo de jade
que tuvo por modelo una princesa anamita.
Tus manos sonrían,
tus ojos sonrían,
el liso de tus cabellos negros sonríe,
y aun me sonriste,
y fue la única vez ...

No pude calzar, con besos tus pechos,
y no pudiste caminar hacia mí ...
Pero es así como mis sueños se poseen.
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 50.

naranja 

En el campo seco, la crepitar en brasas,
bailan las últimas llamas de la quema,
tan caliente, que el sol pende en el ocaso,
picoteado
por los sanhazos de las nubes,
para caer, redondo y pesado,
como una mandarina temprana madura ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 54.

verde

En la lámina azucarada
de esta agua estancada,
entre paneles de musgo
y cortinas de avena,
burbujas espumosas
como opalas huecas
en un eje de turmalina:
es una rana bailarina,
que al verse fea, toda ruguenta,
saltó, rabia, rompiendo el espejo,
y fue directo al fondo,
En la actualidad,
su ropa de limo ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 56.


amarillo

Kuang-Ling,
pintor chino de máscara de cera,
feliz de opio, y ebrio de dragones,
moja el pincel en el agua de ocre
del Huang-Ho,
y, entre linternas de seda,
y que,
durante treinta años,
sulfuros y asiáticos girasoles,
en la increíble porcelana de un jarrón
de los Ming ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 57.


añil

El vuelo, casi vertical, de la jaçana huida
me levantó mi mirada,
en el dorso esbelto, de cinc pulido,
a la calota del cielo,
liso, congelado en calma,
y casi sólido, en cobalto líquido.
Pensé que el ave era frechar, de lleno,
para pescar peces escamados de oro:
las estrellas que se sumergieron de madrugada ...
Y que el agua lejos se abriera
en los nueve círculos concéntricos
de las nueve beatitudes ...

Pero el pájaro fue breve un gránulo disuelto,
entre nubes que huyen como copos de espuma,
con el paisaje a luz, en el seno de una burbuja,
el sol a deshacer, como un jabón redondo,
y el cielo todo el agua, en un cóncavo de cuenca
donde se lavan el día ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 57.

paisaje

En el cuadrilátero del arrozal,
acuarela verde

se cortan en ángulos rectos
canales azules de agua pulida.
En el aire de aluminio,
las libélulas verdes van espetando
joyas faisán, broches de jade,
de doble cruzetas, hermosos juguetes,
en los alfileres de sol.
En el vuelo de caza,
horizontal,
y juega, a golpes de pantalla metálica
de las alas nerviosas, reflejos de rayos,
que hipnotizan las mutilaciones tontas ...
La libélula se posa en la punta
del estilete de un vástago verde,
que hace arco (listo! ...)
y la lleva directamente a la boca,
abierta y visguenta, de una rana gris ...
- Glu! ... Muchas burbujas en la escuma ...
Y las otras aeroplanam, asestando
para el sumergible,
los grandes ojos redondos,
con cuarenta mil lentes facetadas ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 62-63.

lunático

Voy a abrir mi ventana sobre la noche.
Y ya bien noche, la luna,
que es una de las más grandes,
y en el caso,
y pasear sobre mi cara, adormecido y lívido,
cuando salgo a soñar por las carreteras nocturnas,
sin fin, sin marcos, ni encruciadas,
que llevan a la región de los desabrigos ...
Sonriendo con mares muy blancos,
de aguas finas, como un aire de los cimos,
donde mi cuerpo sobrenatural suelto,
por entre nelumbos que pasan flotando ...
Oiré a la reina del País del Suave Sueño,
cantando en lo alto siempre el mismo canto,
como la sirena del siempre más alto ...
Y la ventana se cierra, sosteniendo aquí adentro
el rayo suave que sostenía la luna ...
Para que yo siento en el mar de los nenúfares grandes,
donde eliminan las formas inacabadas,
donde vienen a morir las almas, ahogadas,
y donde los dioses se miran como en un espejo.
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 64.

Sono de las aguas

Hace una hora,
en medio de la noche, una hora muerta,
en que el agua duerme. Todas las aguas duermen:
en el río, en la laguna,
en el azud, en el brejón, en los ojos de agua.
en los gruesos fondos.
Y quien se despierte,
en la barranca, la noche entera,
hay que oír la cascada
para detener la caída y el llanto,
que el agua fue a dormir ...

Aguas claras, barrentas, somnolentas,
todas van a cochilar.
La mayoría de las veces,
hilos blancos, torrentes.
El rocío sueña
en las placas del follaje.
Y adormece
hasta el agua hervida,
en los vasos de cabecera de los agonizantes ...
Pero no todas duermen, en esa hora
de torpor líquido e inocente.
Muchos han de estar vigilando,
y llorando, toda la noche,
porque el agua de los ojos
nunca tiene sueño ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 66.

reportero

El tren estació, en la mañana fría,
en un lugar desierto, sin casa de estación:
la parada del Leproso ...

Un hombre saltó, sin despedidas,
y en el caso,
y fue caminando. Nadie le acentuó ...
Todos los pasajeros miraron alrededor,
con miedo de que el hombre que saltara
había viajado junto a ellos ...
En el dorso del baucillo humilde,
no había nombre o etiqueta de hotel:
y en el caso de la Virgen del Perpetuo Socorro ...
El tren se puso en marcha apresurada,
y en el silbido de la locomotora
gritaba el impudor de una nota de alivio ...
Yo quise llamar al hombre, para darle una sonrisa,
pero él iba ya lejos, sin volver nunca,
como quien no tiene frente, como quien sólo tiene espaldas ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 68.

iniciación

Y ni más existirá la esperanza del trágico ...
Y en el vacío,
en vano apelaréis a las grandes catástrofes,
para la vanidad del crujir de los dientes,
para el pavoroso de las formas no de todo hechas,
bajo el terrible de las fuerzas verticales ...
Sumar las espadas suspendidas de hilos,
desaparecerá la mano que escribe en las paredes
del viejo festín,
y la Esfinge dormirá en las arenas eternas ...
Sólo el secreto, despierto, en el camino claro,
en la encrucijada de todos los caminos,
en el que,
más difícil de creer que de descifrar ...
Tu pensamiento, tu fe y tu deseo,
creando, a tu elección, tu destino ...
Y si eres fuerte,
y que,
para ver cómo son sonriendo
que muere tu Padre ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 71.

Distancia sentimental

Incluso al soñar contigo,
sólo consigo que me ames en otro sueño
dentro de mi sueño primitivo ...
- Juan Guimarães Rosa, de "Poemas", del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 72.


epigrama

¡Oh luna llena,
ocular de un largo telescopio blanco
que devasta el palais de los amores platónicos ...
- Juan Guimarães Rosa, de "Poemas", del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 72.


delirio

En el parque caliente, un perfumista oculto
ordeño heliotropios ...
Deja abierta la ventana ...

Mis manos saben de color tu cuerpo,
y la alcoba es caliente ...
Apaguemos la luz ...
No te sientes en tu boca
un gusto de amapolas? ...
Pasa el pañuelo de seda de tus manos
en mi frente,
y no me digas nada:
la fiebre está, bajito, a mi oído,
hablar de ti ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 89.

El cagado

En un doblez de la sierra
hay un minado,
una bica,
y un pozo azul.
Y allí, en el agua redonda, pequeñita y fría,
y en el caso de que se trate de un cagado escafandrista,
el filósofo pesimista,
que tiene la manía de persecución.

Cuando el sol late de lleno,
y que, por el contrario,
y se calienta, abierto, sobre la losa,
y en el caso de las mujeres.
Pero si alguien camina cerca,
se desliza y salta, en el agua mansa
que explota y salpinga.
Lleva buen tiempo
para asomar el hocico
de periscopio.
Pero si es falso la alarma,
y que, por lo tanto,
la concha remendada con pelusas de limo.
Después, más afuera,
el prudente reptil
y en el caso,
como un "U-18"
de la base de Kiel.
Y el caipira guarda la vida del monstruo
(¡Ay, mis pecados todos! ...),
si lo matan, el ojo de agua se evapora
(¡Ah, mi felicidad pequeñita! ...)
Y el cagado, lento y pre-diluviano,
en la cacimba de la gruta, espera otro Diluvio ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 126-127.

necrópolis

El monte, agachado y gris,
es un elefante de piedra.
Y la noche, igual a muchas otras noches,
con alguien clavando paños pesados
para ocultar estrellas,
con alas de paina de búhos
que transportan agoreros,
con dedos en labios invisibles
imponiendo silencio ...
La colina duerme.
Los hombres que cavan, poco a poco, el granito
lo hicieron casi una esfinge.
y hay muchos cerros iguales, donde duermen esfinges,
a la espera de los cansancio del futuro
Sin la luz se hizo el primer día.
sin que pueda haber descanso en el último día,
las fuerzas vagas van creando la vida,
lejos del rudo rumor del muy real ...
En la gran noche, una lámina ciega
y en el caso,
tallar abstracciones
Y, de monte a monte, se transmiten
trascendencias absurdas:
el problema
y que no hay que olvidar.
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 128-129.


Paraíso filosófico

En el jardín de los Hespéridas, sin flores
en la discreción de los mechones de follaje,
pasear los pasos lentos
los hombres de túnica larga,
como los magos de la Rosa-Cruz.

Bajo los pomos de las luces del Capricornio encendido,
el reloj del tiempo
hace mucho que se detuvo, los dedos superpuestos,
como el día y la noche,
porque no hay noche ni día ...
El aire parado,
los lagos,
y vasos,
muchos vasos,
vasos vacíos ...
Los ancianos atravesan
intérminos terrazas,
con ojos tranquilos, ojos helados,
de tanto mirar el sol.
Y las manos tatean tranquilas,
como si los dedos se zambullen
la translucidez de un agua,
tallado
invisibles e imposibles formas nuevas ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 130.

anhelo

¡Saludos de todo! ...
En la actualidad,
de las horas pasadas,
que yo podía vivir y no viví! ...
En el caso de la gente que no conozco,
de amigos nacidos en otras tierras,
de almas huérfanas y hermanas,
de mi gente dispersa,
que tal vez hasta hoy todavía espere por mí ...

En la actualidad,
el amor de Dios,
nostalgia de todos los regalos
¡vividos fuera de mí! ...
Date prisa! ...
A pesar de que,
hambre angustiosa de la fusión de todo
sede de la vuelta final
de la gran experiencia:
una sola alma en un solo cuerpo,
una sola alma-cuerpo,
un solo,
uno! ...
¿Cómo cierra una gota?
el Océano
ahogado en el fondo de sí mismo ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 132.

Bibliocausto

Que mi mano no tiembla
al acostarse en el fuego fuerte y primitivo
todos los traidores
que me dieron veneno.

Quemar el frío
geometría de la vida
lapidada a través de lentes bien pulidas
(ah, el horror de aquella piedra volando,
que no es el demonio,
y a pensar, por el espacio, que todavía tiene albedrío ...) ...
En este caso,
el maníaco y el vanidoso,
que quiso detener la vida en una cámara lenta,
para teñir después en una cámara oscura
(ah, el infierno galopando a las locas,
en los caballos sin frenos
de la voluntad ciega y sin destino ...) ...
Yo me quemaré el loco,
el ébiro de orgullo,
y que,
que destilaba hachís en frascos verdes
en el paisaje alpino
(ah, el placer con que aún lo quemaría
en cada una de las vueltas pavorosas
de su Eterno Retorno! ...) ...
Y sólo quedará conmigo
la risa rubro de las llamas, iluminando el negro
de las estanterías vacías.
Porque sólo necesito pies libres,
de las manos,
y de ojos bien abiertos ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 138-139.

amanecer

Florece, en la orilla de la campiña,
Español
de copa metálica y esterlina.

De las mil corolas,
y en el caso de las abejas y los escarabajos,
de los árboles,
a enjambre en el este, donde van posando
en las piritas de las acacias amarillas.
De los charcos fríos
y que, a su vez,
lentas y rasgadas de neblina.
Las nubes se deslizan, despetadas,
y altas, altas,
garzas blancas planas.
Danza hadas alvas,
y que,
en la copa amplia,
en la plata lavada,
en la jarra clara de la mañana ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 140.

lluvia

Vuelve a llover la lluvia de viento.
Ya estoy sintiendo un olor de agua,
que viene del cielo gris.
Las hormigas lavadoras cruzan el patio trasero
en filas largas de corrección.
Minhocas brotan a la flor de la tierra.
- ¡Eh aguado! ...
La lluvia va de la banda de la sierra,
porque el arándano abrió su puerta.
hacia el sur.
Las semillas del meloso seco
deben estar lanzando en el polvo.
No escuché el primer trueno,
pero el cebú está escuchando,
con la cabeza recostada en el suelo.

Tres buitres pasan en lo alto,
en vuelo lento,
en recta larga.
Vayan a las lapas de los lajedos.
"¡Va a hacer tu casa, Urubu! ...
El tiempo de lluvia viene, Urubu! ... "
Ya debe estar lloviendo en las cabeceras de la sierra,
porque el arroyo engrosa, el color de la tierra.
Vuelve a llover la lluvia de viento.
Los bueyes vienen corriendo, pasto abajo,
buscando los árboles del capo.
Viene invernadero ...
Yo hoy amaneció alegre,
queriendo cantar ...
El viento ya llegó en las casuarinas,
y el sapo salió de debajo de la losa
para un agujero en el centro del patio
donde se va a llenar una laguna.
- ¡Eh aguado! ...
- Hola, José, arreme mi Cabiúna,
liso del casco a la frente,
negro de la cola a la crin,
que voy a salir por el cerrado afuera,
a galopar, con la lluvia me corriendo atrás ...
Ella ya viene, blanca, oliendo el agua nueva,
y la sierra está clarita, neblinando ...
La lluvia viene rodando, viene chillando,
y el viento silbando
- Galopa, Cabiúna, que el agua viene,
y las semillitas del meloso seco están bailando ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 142-144.

integración

Acostado en el suelo, tierno de tantas lluvias,
y en el caso de las mujeres,
el respirar de las hojas,
el saltito de cosquillas en las patas de las langostas,
y el crecer rampante de la trepadora brava,
avanzando en mis brazos.

Oh! la canción viva
de la lisa verde-azul de las hembras en las ramas,
y el pío de los gustos maduros,
¡fino y sabroso como un caldo de fruta! ...
El cielo,
En la actualidad,
es un rincón de cuerpo,
en el primer contacto,
en un solo espasmo de voluptuosidad sobria ...
Inútil erguirme: más alta es la gameleira ...
Pero mis dedos se hunden en el suelo ablandado,
como las raíces desnudas ...
Me desciende al fondo del pecho y la tierra entera,
en el olor mojado del polvo,
y mis ojos suben, tanteando los verdes ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 145.


Conciencia cósmica

Ya no necesito reír.
Los dedos largos del miedo
me dejaron mi frente.
Y las olas del sufrimiento me arrastraron
para el centro del remolino de la gran fuerza,
que ahora fluye, feroz, dentro y fuera de mí ...
Ya no tengo miedo de escalar los cimos
donde el aire limpio y fino pesa hacia fuera,
y no dejar caer la fuerza de mis músculos,
y acostarse en el fango, el pensamiento opuesto ...
Dejo que el inevitable baile, a mi alrededor,
la danza de las espadas de todos los momentos.
y debería reírse, si me retiene la risa,
de las tormentas que ahorra las furnas de mi alma,
de los desastres que erraron el blanco de mi cuerpo ...
- Juan Guimarães Rosa, del libro "Magma". En el caso de las mujeres. 146.

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