lunes, 26 de octubre de 2020

POEMAS DE DAVID LEDESMA VÁSQUEZ

(Nacimiento: 17 de diciembre de 1934 -  30 de marzo de 1961, Guayaquil, Ecuador)



TEORÍA DE LA LLAMA

Ya no soy más

el hijo de mis padres,

sobrino de mis tías,

nieto de mi abuela;

el ciudadano

que portaba la cédula

número 1317284,

que en pie cantaba un himno nacional

y que firmó: David Ledesma

sobre cartas

y cheques

y canciones.

He muerto en mí para resucitarme.

Un nuevo ser me viste.

Ya no puedo decir que soy un hombre

ni que vivo en tal parte,

ni que amo,

ni que soy. Ya no soy.

Me transfiguro

en una entera llama de Poesía

que arde,

crepita

y ruge

desde adentro.

Puedo tener un rostro como un viento,

un hueso como un río,

una muerte como un canción.

Mi ser no es esta costra.

No soy yo.

Ni es mi familia.

Ni es mi pueblo. Ni

es siquiera mi nombre.

Es un espacio luminoso y puro.

Un punto indefinido.

Intangible.

Inasible.

Indescriptible.

Una partícula

de fuerza,

de combate

que me nutre con sus tremendas brasas.

Ahora puedo morir,

puedo vivir también,

sobre mi cuerpo pueden caer piedras,

puede, bajo mis plantas hundirse el suelo:

y no caeré,

ni sufriré dolor.

La Llama me alimenta.

Me sostiene.

Estoy enteramente poseído

de una fuerza que es magia

y armonía.

No busco las palabras hermosas,

ni quiero los sentimientos nobles;

no busco ni siquiera el tono melodioso de la voz,

no busco nada,

mi voz es parte de la Llama,

es un instrumento al servicio de la Llama.

Y este fuego letal,

sagrado,

inexplicable,

me nutre y me posee.

Y ardo

nada más.

Tocado estoy de Gracia y de Misterio.

Tomado de:

http://aullidolit.com/teoria-llama-ledesma-vasquez/

 

LA ESCALERA

 

 

 

Pesado el esqueleto.

 

                   La madera

 

dura para los pasos.

 

                            EL retorno

 

familiarmente untados los zapatoS.

 

Truncas.

 

            A media lengua las palabras.

 

Ya no puedo volver.

 

                            No vale el sueiío.

 

Porque si hubiera llanto.

 

                                      Sed.

 

                                            O grito.

 

Me pusiera a gritar toda la noche.

 

No subiré.

 

              Porque el caer me es dulce.

 

Y abandonar el corazón al pozo.

 

Y chapotear feliz como los cerdos.

 

Dichoso.

 

            Revolcándome en la espesa mugre

 

del alma.

 

             Mugre elemental.

 

Si los dias caen sucios.

 

se quiebra.

 

                Y uno cae.

 

                               Y si ya nada

 

vale la pena de escarbar la tierra.

 

Y nada más existe.

 

                           Nada más

 

que el roce de las piernas.

 

                                     Que el lugar

 

donde clavar los dientes y morir.

 

 

DISTINTO

 

 

 

 El pájaro que tiene sólo un ala,

 

la naranja cuadrada,

 

el árbol tenso

 

que tiene las raíces para arriba

 

y el caballo que galopa para atrás,

 

sólo ellos me entienden.

 

Mis hermanos.

 

Mis diferentes semejantes que amo.

 

Y un día,

 

distinto,

 

sin pareja,

 

con ellos cavaré un hoyo muy negro

 

donde meterme con mi sombra a cuestas.

 

("Distinto")

Tomado de:

http://www.antoniomiranda.com.br/iberoamerica/ecuador/david_ledesma.html

 

ARITMÉTICA

 

 

Me decían los chicos de la escuela

-Aprende la aritmética.

-David, estudia la aritmética…

-Tú no sabes aritmética. ¡Eres un tonto!

Me gritaba mi padre diariamente:

-Estudia la aritmética,

¡aprende la aritmética!...

Si no sabes la tabla de sumar,

no irás al cine el domingo,

ni al corrousel, ni al foot-ball…

Hay que saber que dos y dos son cuatro

para poder vivir.

Me rogaba mi madre, entristecida:

-Aprende la aritmética,

estudia la aritmética:

si no sabes restar y dividir

no tendrás un futuro,

ni dinero, ni casa, ni amigos, ni coche…

Y no aprendí las tablas de aritmética.

Ni he logrado el futuro, ni el coche, ni el amigo;

pero he tomado todos los dones de la Vida,

gozándolos intensa y plenamente.

 

EL POEMA FINAL

 

 

De pronto,

como cortado o incompleto,

como un silencio nada más,

desciendo,

como una sequedad en la garganta,

como una pausa en que vacila el aire.

Amor mío… Amor mío…

¿Qué cosa puedo darte?

Tú me has dado tan solo tu presencia,

tu sonrisa y a veces tu aliento,

una proximidad nada más.

Yo te regalo un muerto. Cuídalo bien.

Es tuyo.

Solamente recuérdalo,

cierta fecha de octubre

porque donde tú naces yo termino.

Y mientras tú me pienses, viviré.

De pronto

toda la vida se hace un punto,

se hace un grito,

se hace la más perfecta y dulce música.

Perdóname, hija mía. No conozco

sino tu leve risa de inocencia.

Perdóname si sola, si desnuda,

si limpia te he dejado;

torno a la soledad. Allí he vivido.

Perdóname, tú, madre.

No me entienden.

Si un ruido horrible suena en la cabeza,

si una cosa sin nombre nos agobia,

si algo estalla de pronto… ¿Qué ha de hacerse?

El prudente tal vez buscará un médico,

el ocioso tal vez dejará estarse las venas en su sitio,

pero el que es todo corazón y siente

por el pellejo igual que las arterias,

¿qué ha de hacer, me pregunto?

Si de pronto

uno repugna ante uno mismo.

Si cada corazón,

cada pulgada

de íntimo dolor pesa y resuena

como pasos andando por adentro,

como trompadas…

Amor mío, perdóname. Lo sé.

Ahora ya puedo amarte. Nada más.

Puedo decir que estoy en ti, que vivo

libre, sin huesos,

como un aire vivo,

como algo que sí puedes amar.

Ah! Lo demás. Ya lo demás no importa…

Simplemente no se es.

No quedan huecos.

Apenas un momento de silencio

y nada más.

La rueda sigue andando.

El molino no deja de moler.

Ni nadie pierde su trabajo a causa de un tornillo que se rompe.

¿Lloran? No sé.

Yo no he querido el llanto.

Adoro las inmensas bocas frescas

que se abren al impulso de la risa.

Y la música adoro. Y la alegría.

Y las cosas más limpias de los seres:

por ejemplo, los besos, los adioses,

la mano que se pone sobre el hombro,

los niños y los perros indefensos.

Pero de pronto es necesario irse.

De pronto es necesario ser no-ser,

abrirse una ventana,

o acabarse

sencillamente

como podremos hoy, mañana o el Domingo

tú, yo o fulano

hacer paréntesis,

borrarse del paisaje, hacerse humo.

 

POETICA POSIBLE

 

Yo nací con el símbolo errante de todas las gaviotas.

Con los pies andariegos y sueltos;

con la sed de la miel del camino,

con las manos queriendo ser alas

y los ojos buscando horizontes...

Tomado de:

http://laseleccionesafectivasecuador.blogspot.com/2012/01/david-ledesma-vasquez.html

 

 

 

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