lunes, 21 de diciembre de 2020

POEMAS DE JOSÉ ALONSO Y TRELLES

(7 de mayo de 1857, Ribadeo, España -  28 de julio de 1924, Montevideo, Uruguay)



Horas negras

¿Ve aqueyas paredes

De adobe, sin techo,

Que al láo de un ombudo

Lucen ayá lejos?

¿Las vido? Pues sepa

Que aqueyo jué un tiempo

Nidito de amores

De este gáucho viejo.

Pasaron los años

Surcándome el cuero

Como a tierra e chacras

El aráo de acero.

Sobre mi cabeza

Más de tráinta inviernos

Dejaron en hebras

La escarcha e sus hielos

Y aqueyas paredes

Cuasi sin cimientos,

Ni horcón, ni cumbrera,

Ni marcos, ni techo,

Entuavía empacadas

Se ráin del pampero...

Ansinita e firmes

Y como eyas negros,

Tamién del olvido

Se ráin mis recuerdos!

Prendida en la nuca

La mata e su pelo

Con un manojito

De flores de céibo;

Cáido hasta las corvas

Y encrespáo el resto

Como crin de potro

Que alborota el viento;

Redamando gracia

Por todito el cuerpo,

Que tenía la blanda

Suavidá del viento,

Cuando me miraron

Sus ojazos negros

—Por lo que aún de luto

Se visten mis sueños–

Créi que por mi espalda

Subía un hormiguero,

Y que tuito el áire

Se me iba del pecho...

¡Por qué jué conmigo

Tan ingrato el cielo

Cuando con un rayo

Podía haberme muerto!...

 

Horas que volaron,

Dichas que murieron,

Amor del que a gatas

Quedó otro recuerdo

De un cabayo overo

Y el grito e venganza

Que auyaban mis celos;

Aqueyas paredes

Tuito eso sintieron

Al cáer de una tarde

Que olvidar no puedo.

Eyas y la virgen

Que está arriba el cerro

Vieron a mi china

Cuando iba juyendo

Enancada a un indio

De vincha y culero

Que de su cariño

De juro era dueño...

Tamién yo la vide

Y, de rabia ciego,

Tantié la cintura,

Me ajusté el sombrero,

Corrí ande pastaba

Mi cabayo overo,

Lo enfrené volando,

Salté en él en pelos,

Le apreté los lomos

Con muslos de acero

Y salió aquel pingo

Bebiendo los vientos

Como si en sus carnes

Se hincasen mis celos...

 

Sintiéndome cerca,

Largó el indio al suelo

La prienda robada

De juro creyendo

Que pa mi venganza

Me bastaba aqueyo,

Y que más liviano

Su flete azulejo

Sacaría ventajas

A mi pobre overo,

Que corriendo siempre,

Corriendo, corriendo,

Como si en sus carnes

Mordiesen mis celos,

Diba ya tan cerca

Del indio matrero,

Que viendo era al ñudo

Regatiar el cuero,

Pronto pa peliarme

Se dió contra el suelo.

Y áhi, nomás, toparon

Mi fierro y su fierro,

Y áhi, nomás el táita,

Más zonzo o más lerdo,

Se ligó un “barbijo”

Que andaba sin dueño,

Y aflojó los brazos

Y se vino al suelo.

Yo, al mirarlo cáido

Y viéndolo muerto,

Pa que no se juese

Manié su azulejo,

Y po’el alma el indio

Recé un padre-nuestro

A esa hora en que el mundo

Se queda en silencio...

. . . . . . . . . . . . .

—¿Y ella?—De rodiyas,

Pálida de miedo,

Juntas las manitos

Como en gesto e ruego,

Cuando cerca suyo

Sofrené mi overo,

Y echando pie a tierra

La cacé del pelo,

Dió un grito tan hondo

Que aún lo estoy oyendo...

. . . . . . . . . . . . .

Sin decir palabra

Suspendí su cuerpo,

Le escupí la boca

_Nido en que sus besos

Habían puesto un “toldo”

Del amor matrero–

Y fijos mis ojos

En sus ojos negros

—Que nunca en la vida

Golvería ya a verlos—

Ahugáo con la baba

Dije: “Te los dejo,

Te los dejo, china,

Te los dejo abiertos,

Aunque más no sea

Pa que un poco e tiempo,

Si no sós muy yegua,

Lo yorés al muerto”.

 

Alo escuro

China, espérame a las once;

A esa hora no nos vé-náides,

Porque están negras las noches

Como sotana de fláire.

Déjate de andar zonciando

Con la vieja y con tu padre,

Que, últimamente, es al ñudo

Esconder lo que eyos saben.

Mirá quién, china, tu vieja

Pa no cazarla en el aire,

¡Ella, que jué p’al amor

Como Rivera p’al sable!

Aijuna, vieja alarifa

Si al yegar yo la otra tarde

Se me dejó cáir de punta

Con estas mesmitas frases:

“Mozo, no vaya a hacer buya,

Porque puede recordarse...

Sinforiana, que hace días

Duerme unas siestas muy grandes”.

Y me miró sonriyendo

Como pa que yo cociase...

Le barajé la indireta,

Y ansí, como pa tirarle

De la singüeso, le dije:

—“Quién sabe si no vela a álguien”—

—“Eso—dijo—como verlo,

Porque a ocasiones, ya tarde,

La siento como que reza...”

—“Pa que el dijunto se salve”

Dije yo—“De juramente,

Dijo eya—pero es muy ave

El tal dijunto y coléa”—

—“Pues si colea... aflojarla”—

La vieja al óir esta broma

Dijo, queriendo babiarse:

—“Lambéte que estás de güebo;

Esa guacha tiene madre”—

–“Güeno, pues con su licencia”,

Le contesté yo al instante.

Y eya, largando el picazo,

Respondió: “Ansina, ¡quién sabe!”

Con que ya sabés, chiruza,

La vieja está de mi parte,

Y al viejo, si se retoba

Puede que le dé... un calambre...

Y bale... como ternero

Que se ha quedado sin madre.

No te hagás la chancha renga

Y abríme en cuanto te yame,

Porque he juntáo... tantos besos

Que en los labios no me caben;

Y como esa tu boquita

Es tan chiquita, se me hace

Que pa no desperdiciarlos

Los vi a dar un muchas partes...

Ten cuidáo de no dormirte

Y en la ventana esperáme,

Y no te retobés mucho,

Mi lindo clavel del aire

Que cuando no puede verte

Se conforma con tocarte

El que sin tu amor no vive

Y es todo tuyo—Dinarte—

 

A mis maestros los redactores de "El fogón"

Paisanos: como esta es luz

Que ando hasta medio asustáo,

Y eso que ya estoy cansáo

De hacerle al diablo la cruz.

Gambetié como avestruz

Pa juirles a los puebleros:

Pero eyos, que son auteros,

Me bolearon de paráo,

Y a la suidá se han yeváo

Mis estilitos camperos.

 

Y ustedes, que en las cuchiyas

Tuitas sus ansias pusieron,

Cuando mis trovas oyeron

Creyeron óir maraviyas.

Del trébol y las gramiyas

Les yegó, acaso, el olor,

Y, aunque puetas de mi flor,

No vieron que era su anhelo

Quien tráiba el olor del duelo

Y no este pobre cantor.

 

Yo, en la guitarra querida

Que muertas dichas recuerda,

Tengo no más que una cuerda

Ya gastada y añidida;

Bordona que al ser herida

Roba a mi mano el temblor,

Y va diciendo, pa pior,

A quien compriende de notas,

Que las otras cuerdas rotas

Las ha rompido el dolor.

 

Y no hay más... pura zoncera,

Pura espina, puro abrojo.

Charamuscas de mataojo

Que no son más que humadera.

Leñita de esa... cualquiera

La tiene pa su fogón...

Yo, al de ustedes, con razón,

No mando astiyas, paisanos,

Mando un apretón de manos

Y con él mi almiración.

Tomado de:

https://www.poeticous.com/jose-alonso-y-trelles?locale=es


Como el cangrejo

 

Y bien echáo p'atrás; bien en la nuca,

Pa que tuitos me vean,

Pa que tuitos se enteren que no tengo

De que tener vergüenza;

Dios me hizo ansina, viejo,

Y ansina he de seguir hasta que muera;

Beyaco p'al recáo, negáo al freno,

Arisco pa dentrar ande otros dentran.

¿Que maté? ¿Que juí preso? ¿Que a gatitas

Me escapé de echar ráices en la celda?

¿Y de áhi? Si a mano viene áhura mesmito

Canto flor otra güelta,

Y otra güelta me enrriedo con los jueces

Y les juego risitas a las penas.

Todo está en que lo esijan

Mi china o mi opinión, cualquiera d'eyas,

Cualquiera d'eyas, viejo.

Porque sigo a las dos como un sotreta;

Porque doy por las dos si yega el caso

La sangre de mis venas...

¿Que soy gáucho atrasáo, fruto amargoso

Maduráo a la sombra e las taperas,

Charamusco en la hoguera de los oDios

Que abrasan esta tierra?

¿Que le juyo al sobéo de eso que yaman

Progreso, y luz, y cencia,

Y voy siempre p'atrás como el cangrejo.

Rezusitando vinchas y melenas,

Como dijo el Fiscal el día e la vista,

Pa encajarme diez años de condena?...

¡Y qué hacerle al dolor si soy ansina,

Y ansinita he de ser hasta que muera!...

¡Ah hij'una! P'al que mata engüelto en sombras,

Seguro y a traición, no ha e tener lengua,

Y la tuvo pa mí, que herí de frente

Y maté en güena lay, en cancha abierta,

Y, antes de darle al fierro,

Pedí al táita respeto pa mis creencias,

Respeto p'al color de mi divisa

Que es mi más grande amor sobre la tierra,

Porque habla al corazón de sacrificios,

Y con las glorias de la Patria sueña,

Porque tiene el perfume e las cuchiyas,

Y el entusiasta olor de las peléas,

Y se enrieda en las cuerdas en que vibran

Mis tristes y mis décimas,

¡Y la yeva la china que yo adoro

Prendidita en la trenza!

¿Que es esto dir p'atrás como el cangrejo,

Resucitando vinchas y melenas,

Como dijo el Fiscal el día e la vista,

Pa encajarme diez años de condena?

¡Y qué hacerle al dolor si soy ansina,

Y ansina he de seguir hasta que muera!

Tomado de:

https://www.buscapalabra.com/poetas.html?nombre=Jos%C3%A9%20Alonso%20y%20Trelles

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