PRIMERO QUIERO REFERIRME AL LIBRO COMO OBJETO:
Es una bella edición bilingüe, es un objeto bello,
cómodo y muy acorde con lo que uno va a encontrar en su interior; este diseño
lo prepara para dar inicio a una lectura bastante interesante y reveladora.
ÁNGEL ÁSPERO, LAS MEDITACIONES DEL MONJE POETA
Esta es la impresión que me da el libro: de estar
frente a in monje sabio, un monje de las cosas cotidianas elevadas a fuerza de
una profunda meditación paciente; ahora nos entregamos al libro en pleno con el
sosiego de la portada, pero con la angustia del título: Ángel Áspero
La palabra Ángel, tiene un enorme peso, culturalmente
y más aún en el contexto latinoamericano, somos queramos o no, hijos herederos
de la cultura judeo-cristiana y en nuestros genes estas palabras tienen el peso
sagrado sembrado por nuestros ancestros europeos fruto de la conquista.
A partir de aquí, el poeta nos recibe sin
contemplaciones con el poema “Ángel Áspero”, y desde aquí, desde este
recibimiento qué nos deja atónitos nos lleva de la mano por una serie de
laberintos; y, aunque su lenguaje es muy fluido, lleno de hermosas imágenes y
por lo tanto dolorosas. Pues del dolor también se desprende la belleza.
El poeta Román, nos muestra unos textos que van de lo
apacible de la poesía Zen y los Tankas, a esa poesía lírica, y dolorosa de las
tradiciones líricas que conocemos; por eso he disfrutado tanto este libro, pues
no se va en malabares y si encuentra un punto equidistante entre dos culturas
poéticas tan lejanas en tiempo y distancia, pero, que en el caso de la poesía
Zen ha venido enriqueciendo el mundo de la poética latinoamericana desde
diferentes autores como Rubén Darío, Tablada, Paz, y tantos otros que se han
nutrido. Nuestro poeta Venezolano Román nos nutre con sus textos llenos de
reflexiones e imágenes que no distan en su forma y contundencia de los Haikús o
los Tankas y que es muy afortunado es su muy buena resolución final. Vemos que
la parte final del libro hace un capitulo adicional: “TANKAS EN TRIBUTO AL
MONJE ZEN Y POETA SAIGYO”, esta parte realmente es reveladora, pues aquí de
desenmaraña la intertextualidad y está la llave del libro, me explico: vemos
textos no muy extensos, epigramáticos y reflexivos, pero aquí encontramos el
espíritu del poeta, esa condición monacal, el sacerdocio de la palabra, ese
Ángel que medita desde la palabra pero que a la vez es Áspero porque así es lo
cotidiano, la vida misma. El resto de reflexiones espero logre hacerlo querido
lector a partir de los textos qué aquí les comparto, espero repliquen esta
información.
Veamos algunos poemas:
ÁNGEL ÁSPERO
Ángel áspero, anidado al rigor salobre
De tus lágrimas Ya,
en el cielo,
Tu rostro se hizo barro.
Y las explosiones blancas de las alas
Me ofrendan,
Sólo una firme uña de sangre.
lluvia
Siembras la sangre.
Cosechas animales
De lluvia. Tu oficio
Será desarraigarle gruñidos
A los nombres de la tierra.
ENCRUCIJADA
La casa se desgrana
Liego del zancudo
Atrapado en un aplauso.
Queda – a lo lejos-
una piedra de sal,
pequeña como el día,
ahorcado hueso
más débil del reloj.
IGLESIA
Tras el rezo, una cortina de cicatrices.
Algo de arenisca
en la boca
nos traza un zumbido
de sahumerio.
Abandonamos
el discurso
a las larvas
del más borroso púlpito
DOS POEMAS TEMPLARIOS
I
Desde un punto inusual
de incertidumbre
y ceguera,
brilla el ojo en el centro
de la pirámide.
A pesar de los días.
A pesar de las noches,
tiemblo desde mi casa negra.
II
Un lugar de diosas,
sólo de diosas ni en el cielo
ni en la tierra.
Desaparezca el paraíso.
Desaparezca el infierno
de los que se descifran
en las cruces herméticas
de las galletas Oreo.
Un lugar de diosas,
sólo de diosas
desde tu carne,
hacia mi respiración.
DE ESPALDAS
Pensar
Es muy oscuro.
Es vientre
Donde
Tu día nace
En un ojo
Del temblor.
TRIPTICO ZEN
I
Basho terminó
comiéndose la rana
con aguas quietas.
II
Tierra y árbol;
La lluvia arremete
Junto al trueno.
III
Despierta el sol:
Eres lluvia, lámpara
Desde mis labios.
BIOGRAFÍA
Cada día entiendes menos
La avidez de ser útil al mundo.
Y dejas caer un trazo más,
Sobre la fecha de tu nacimiento.
Te obligas a no nacer.
Te resistes a no morir;
A levantar del cielo esos signos
Ablandados por la lluvia.
Aprendiste de la eternidad
Que costras y mosquitos,
Son solo plomizos
Emblemas de lo impávido.
RECHINAR
Cada noche
Es una nueva tela
Para tu callar.
Ahora, llueve
Entre los grillos
Y los dientes de estas llaves.
EN VOZ BAJA
Cristo de los ríos,
Afuera el azogue
De estornudos naturales.
El día ha vuelto
Al aceite
De los santos fatigados.
AVE DE CRISIS
I
Flor ácida
De la doncella,
Ave de crisis,
Vestida
De erupciones
Al aletear
Y desnudarse.
II
Usaba traje negro
Cuando volaba
Desnuda.
LO DES/NOMBRADO
Cuando preguntan
Tu nombre, pronuncias
El nombre del templo.
Cada árbol del bosque
Se arraiga al instante
En que recitas un haiku.
Entonces, el viento,
ha de germinar
en estos lagos breves.
FOUCAULT
No tan después, el viento
cae sobre esa antropología
carente de Dios y su silencio.
El poeta George Bataille,
profanación y ausencia.
Se pregunta el origen
Y cobra logos en el incienso,
Sí la boca no rebela un ave
En nacimiento de lo tenue.
O el gesto pulcro de la sangre.
IV
Leo temblores
Son ramas sin pájaros.
Sólo pájaros,
Picoteando las nubes
Sólo ramas temblando.
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