viernes, 18 de febrero de 2022

POEMAS DE OTILIO VIGIL DÍAZ

 



arabesco

     Yo no deseo glorias ni riquezas: solo anhelo

perpetuarme en un poema rojo como tus labios,

blanco como tus manos.

 

Yo no deseo glorias ni riquezas: solo anhelo

perpetuarme en un poema sereno como tu frente,

sedoso como tu pelo,

búrneo como tu garganta,

heroico como tus senos.

 

Yo no deseo glorias ni riquezas: solo anhelo

perpetuarme en un poema breve como tus pies,

nephante y rítmico como tus ansias: un

poema que tenga: el alma de jesus

de Nerón, de Nietsche

de San Francisco de Asís

de santa teresa de jesus

de Lucrecia, Cleopatra

y Salomé...

 

Visión lunar

Señora luna yo te he visto:

    sobre las cumbres altivas;

    sobre las cataratas bravías;

    sobre los ríos musicales y errabundos;

    sobre el mar veleidoso y pérfido;

    sobre las lagunas extáticas;

    sobre las envergaduras de las naves perdidas;

 

Señora luna yo te he visto:

    sobre los caminos polvorientos y sabios;

    sobre las ruinas solitarias;

    sobre el plumaje de los cisnes dormidos;

     sobre la pampa inmensa;

    sobre las tristezas de las necrópolis;

    sobre los campamentos bárbaros;

    sobre el marfil de los cadáveres;

    sobre los charcos de sangre;

    sobre las carroñas de las bestias;

    sobre los jardines solitarios;

    sobre el espejo de las fuentes olvidadas;

    sobre el dolor de los hospitales;

    sobre el arabesco de los frailes;

    sobre los pámpanos de las fiestas;

 

Señora luna, yo tengo un anhelo exótico y profundo:

    quiero verte dormida, sobre las gemas de sus ojos y sobre las pálidas ojivas de sus manos góticas.

 

Tímpano de la montaña

Mi querida,

que es una negra retinta,

dulce y armoniosa como el cuello de una cítara

    de ébano,

con pulpa de coco en la sonrisa

y esencia de mandrágora en los dobleces,

me aguardó en la talanquera

para decirme:

«el cabrón ha muerto».

 

En un lecho de piedras,

junto a los corrales,

pulido por su cuerpo velludo y rijoso,

está tendido el padre

y señor

del aprisco.

 

La luna de anoche amortajó su cadáver,

y el sol de esta mañana,

calentó las esponjas de sus barbas patriarcales.

 

En los libros de amor de Publio Ovidio Nasón

aprendió el arte de amar,

y conquistó mil borregas

con la siringa de Pan.

 

Para que no coman de su lúbrica carroña

    famélicos canes,

le haremos exequias griegas en la sabana.

Tomado de:

https://poesiadominicana.jmarcano.com/s-v/vigildiaz/vigildiaz4/

Solmización

 

Do-cil a mi

 

Re-clamo, la blonda Margarita toca en el piano,

 

Mi-sonata favorita.

 

Fa-llece un lirio gigante,

 

Sol-o en una mesa de sándalo;

 

La-luna se muestra esquiva,

 

Si-leno se oculta en los tapices y súbito salta,

 

Do-mina, muerde una manzana y se fuga por la penumbra

 

de los jardines...

Tomado de:

https://acento.com.do/cultura/leyendo-a-vigil-diaz-8892331.html

 

Profesión de fe

Cansado de simplificar mi arte y mi vida, aspiro a simplificar mi vida y mi arte;

quiero realizar este milagro sin reducir mis desequilibrios

ni suprimir mis carcinomas interiores;

hacer la cifra sin contarla;

tener lo mismo:

uno,

cien,

mil,

que un millón o nada;

vivir cerca de los animales, muy lejos de los hombres;

tener por música, la música del mar, la música de las estrellas y la música de mis clavicordios interiores.

Tomado de:

https://amantesliterarios.com/analisis/profesion-de-fe-vigil-diaz/

 

 

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