(4 de noviembre de 1905, Rastusje, Croacia - 27 de junio de 2007, Zagreb, Croacia)
EL VINO Y YO
Estoy
acostado borracho junto a la carretera en el campo,
Y la luna
amarilla brilla sobre el trigo amarillo…
La señora
luna me amenaza. Y me llama.
¡Escucha,
está llorando!
Pero, yo
me río del cielo y de la luna canosa:
Mis
dientes brillan a la luz de la luna.
A la
derecha está mi casa, debajo del cerro.
De la
chimenea hollinienta a las estrellas sube el humo gris.
Mi voz
susurra al viento y a los pájaros.
Yo sé:
los gorriones en las copas de los árboles están espiando.
Las hojas
me adormecieron con su susurro
Como la
madre. Como la madre al niño.
Tomé el
vino,
Tomé el
vino. Fuerte…
Anhelo
los hombros de las mujeres y las caderas blancas.
Mirar.
Acariciar.
Ni
siquiera pienso que la luz de la luna
Tranquila
y verde,
Acariciará
la hierba de mi tumba mañana,
Pasado
mañana. ¡Quizá!
Mi
hermana mayor trabaja en el viñedo,
La
más joven cuida las vacas
En el
campo. Y en el bosque.
¡Cómo
cantan mis hermanas, como cantan!
Te tengo,
sí te tengo… a ti también. Tengo un amigo.
¡Y tu
hermana, hay! hay!… como toca a Chopin y a Liszt
Y yo sólo
sonrío
¡ Sólo
sonrío… cuando el árbol retoña!
Ahora
pienso en serio:
¿No es
igual
Estar acostado
en el trigo maduro, borracho, escondido,
Que ir al
alba a la pradera
Y con mi
padre segar la hierba,
Con el
hosco padre segar…?
Rastušje, Junio y Julio de 1927
LOS LIRIOS EN EL CAMPO
Con paso
silencioso me acerco a los lirios
En el
campo; quebrado… Acaricio sus cabezas.
Ellos se
mecen al viento, lentamente, lentamente.
Como si
rogaran al Dios de los cielos:
Se
inclinan y golpean con la mano sus verdes pechos.
Mis
ovejas pastan en el campo. Mansas.
Entre las
plantas jóvenes … El cordero se extraña con el lirio:
¿Tan
blanco que es?
Las
blancas nubes viajan por el cielo.
Mis
ovejas están tristes. Y con tristeza pastan.
¿Dónde
está ella, la que les musitaba melodiosamente?
Blanca,
tierna, cariñosa…
Ah, ella
ya no está… No está Lelia.
Rastušje, 26 y 27 de Agosto de 1929, lunes y
martes
LA TIERRA ME LLAMA
La tierra
me llama, la tierra me llama: mi madre.
Abre
cordialmente la puerta, negra y enorme,
Y espera
que entre en su sencilla recámara,
En
su recámara silenciosa y sin sol.
Mi madre
me llama: - ¡Ven, acuéstate, duerme!
Te
cubriré con un cobertor ligero,
¡Te
cubriré con el follaje amarillo, con el follaje marchito!
Los
gusanos de la tierra, de mi madre,
Por largo
tiempo gozarán de mí:
¡Habrá un
rico festín en mi ataúd!
Teje para
mí, tierra, teje una blanda alfombra de hierba
Y cúbreme
con ella, a mí, cansado,
Cuando
sueñe entre los gusanos.
Sobre mí,
por siglos, temblará una estrella melancólica.
Rastušje, 1 de Octubre de 1929, martes
ME QUITARÍA EL SOBRERO FRENTE AL SEÑOR
A la
entrada a Rastušje, en una colina,
Desde el
año mil novecientos y diecinueve,
En una
cruz negra de hierro
Cuelga
Nuestro Señor Jesús
Pintado
de plateado.
En
invierno lleno de escarcha,
En verano
quemado por el sol del cielo:
Cuando,
por la lluvia, en él se agarra el herrumbre,
De nuevo
le pintan,
Dorado o
plateado.
¿Y yo?
Siempre al llegar
A
Rastušje, al regreso
De la
ciudad grande; triste, con la cabeza agachada,
Delante
del Señor plateado,
Con
devoción me quitaría el sombrero… si lo tuviera.
Rastušje, mediados de Agosto de 1931
EN LA NOCHE PROFUNDA, EN LA BLANCA NOCHE INVERNAL
En la
noche profunda, en la sorda noche invernal,
Mi madre
teje el lienzo blanco.
Su figura
inclinada y sus cabellos canosos
¡Hace ya
tanto que la bañaron en lágrimas!
El
reflejo de la lámpara desde la ventana se extiende en todo el patio
En la
nieve que cae fuera
En el
silencio sin fin, en el silencio sin fin:
Ángeles
del cielo con sus delicadas manos,
Bajan
estrellitas heladas a la tierra
Cuidando
de no despertar a mi tesoro.
En la
noche profunda, en larga noche solitaria,
Mi madre
teje el lienzo blanco.
¡Oh,
madre triste! Díme, ¿qué es lo que brilla
En tus
ojos
En la
noche profunda, en la blanca noche invernal?
Rastušje, en mediados de Agosto de 1931
LUZ DE LA LUNA
Mira,
detrás del bosque de robles, en el oscuro brillo y el silencio,
Se
entrevió la luna. Roja. Y redonda.
El verano
pasado, del banco al pie del castaño,
Miraba
contigo, entusiasmado,
La salida
de la luna llena detrás del bosque de robles,
En la
blancuzca luz y en la risa.
¡Oh, qué
frágiles juguetes somos
en las
duras manos de los verdugos!
Estoy
triste, y estoy completamente solo:
La luz de
la luna esta noche riega tu tumba.
La luz de
la luna esta noche sólo a mí me susurra
Que tú no
estás, y no estás para siempre.
Oh,
mucho, mucho, mucho después de nosotros
Otros
ojos mirarán como miramos nosotros:
El día
soleado se inclinó,
Las
sombras de la noche se prolongaron;
Aparece
la luna
Tras el
bosque de roble, en el brillo oscuro y el silencio.
Rastušje, 30 de Agosto de 1931
Perfume de lirios
El crepúsculo pálido en el cuarto sin voces.
Las cortinas están cerradas.
Mis párpados cansados están cerrados!
Yo veo dos velas de cera. Encendidas
al lado de su féretro.
Ella duerme tan tranquila. Inmóvil.
Y sonríe. Los lirios alrededor del féretro
están paralizados.
Sólo su fragancia flota alrededor del féretro.
Ella duerme. Y sonríe.
¡Se cumplió el deseo tuyo, Lelia,
corazón!
El bosque de los lirios blancos alrededor de tu féretro.
Perfuman.
Tiro el corazón bajo pies ajenos
I
Tú yaces, padre,
en el cementerio de Rastusje,
sobre ti la noche
desplegó sus alas,
oscura noche en la
que descansan tus huesos;
no te levantas
temprano, antes del amanecer no vas al establo
a echarles pienso
a los caballos del pesebre.
Lentamente se
pudre la cruz de roble
y el viento vuela
sobre el cementerio
sin tocarte la
cara como lo hacía cuando estabas vivo.
El rocío cae sobre
el trébol al lado del arroyo;
en la casa la
pobreza, la paz y el moho.
No me preocupo de
formar familia
ni de que me
brille en la cara la dicha hogareña:
la casa paterna,
lejos de mí, se convierte en ruinas.
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