miércoles, 13 de enero de 2021

POEMAS DE GUTIERRE DE CETINA

(1520, Sevilla, España - 1557, Puebla de Zaragoza, México)


Entre armas, guerra, fuego, ira y furores

Entre armas, guerra, fuego, ira y furores,

que al soberbio francés tienen opreso,

cuando el aire es más turbio y más espeso,

allí me aprieta el fiero ardor de amores.

 

Miro el cielo, los árboles, las flores,

y en ellos hallo mi dolor expreso,

que en el tiempo más frío y más avieso

nacen y reverdecen mis temores.

 

Digo llorando: «¡Oh dulce primavera,

cuándo será que a mi esperanza vea

ver de prestar al alma algún sosiego!»

 

Mas temo que mi fin mi suerte fiera

tan lejos de mi bien quiere que sea,

entre guerra y furor, ira, armas, fuego.

 

Pincel divino, venturosa mano

Pincel divino, venturosa mano,

perfecta habilidad única y rara;

concepto altivo do la envidia avara

si te piensa enmendar, presume en vano.

 

Delicado matiz que el ser humano

nos muestra cual el cielo lo mostrara;

beldad cuya beldad se ve tan clara

que al ojo engaña el arte soberano.

 

Artífice ingenioso, ¿qué sentiste

cuando tan cuerdamente contemplabas

el subjeto que muestran tus colores?

 

Dime, si como yo la vi, la viste,

el pincel y la tabla en que pintabas,

y tú, ¿cómo no ardéis, cual yo, de amores?

 

Ponzoña que se bebe por los ojos

Ponzoña que se bebe por los ojos,

dura prisión, sabrosa al pensamiento,

lazo de oro crüel, dulce tormento,

confusión de locuras y de antojos;

 

bellas flores mezcladas con abrojos,

manjar que al corazón trae hambriento,

daño que siempre huye el escarmiento,

minero de placer lleno de enojos;

 

esperanzas inciertas, engañosas,

tesoro que entre el sueño se parece,

bien que no tiene en sí más que la sombra;

 

inútiles riquezas trabajosas,

puerto que no se halla aunque parece;

son efectos de aquel que Amor se nombra.

 

Horas alegres que pasáis volando

Horas alegres que pasáis volando

porque a vueltas del bien mayor mal sienta;

sabrosa noche que en tan dulce afrenta

el triste despedir me vas mostrando;

 

importuno reloj, que apresurando

tu curso, mi dolor me representa;

estrellas con quien nunca tuve cuenta,

que mi partida vais acelerando;

 

gallo que mi pesar has denunciado;

lucero que mi luz va obscureciendo;

y tú, mal sosegada y moza aurora;

 

si en vos cabe dolor de mi cuidado,

id poco a poco el paso deteniendo,

si no puede ser más, siquiera un hora.

 

Ay, sabrosa ilusión

¡Ay, sabrosa ilusión, sueño süave!,

¿quién te ha enviado a mí? ¿Cómo veniste?

¿Por dónde entraste el alma o qué le diste

a mi secreto por guardar la llave?

 

¿Quién pudo a mi dolor fiero, tan grave,

el remedio poner que tú pusiste?

Si el ramo tincto en Lete en mí esparciste,

ten la mano al velar que no se acabe.

 

Bien conozco que duermo y que me engaño,

mientra envuelto en un bien falso, dudoso,

manifiesto mi mal se muestra cierto.

 

Pero, pues excusar no puedo un daño,

hazme sentir, ¡oh sueño pïadoso!,

antes durmiendo el bien, que el mal despierto.

 

Ojos claros, serenos

Ojos claros, serenos,

si de un dulce mirar sois alabados,

¿por qué, si me miráis, miráis airados?

Si cuanto más piadosos,

más bellos parecéis a aquel que os mira,

no me miréis con ira,

porque no parezcáis menos hermosos.

¡Ay tormentos rabiosos!

Ojos claros, serenos,

ya que así me miráis, miradme al menos.

Tomado de:

https://www.isliada.org/poetas/gutierre-de-cetina/

 

MADRIGAL

 

Ojos claros, serenos,

si de un dulce mirar sois alabados,

¿por qué si me miráis miráis airados?

Si cuanto más piadosos,

más bellos parecéis a aquel que os mira,

no me miréis con ira,

porque no parezcáis menos hermosos.

¡Ay tormentos rabiosos!

Ojos claros, serenos,

ya que así me miráis, miradme al menos.

 

SONETO

 

Horas alegres que pasáis volando,

porque a vueltas del bien, mayor mal sienta;

sabrosa noche que, en tan dulce afrenta,

el triste despedirme me vas mostrando;

 

importuno reloj que, apresurando

tu curso, mi dolor arrepresenta;

estrellas (con quien nunca tuve cuenta)

que mi partida vais acelerando;

 

gallo que mi pesar has denunciado,

lucero que mi luz va oscureciendo,

y tú, mal sosegada y moza aurora:

 

si en vos cabe dolor de mi cuidado,

id poco a poco el paso deteniendo,

si no puede ser más, siquiera un hora.

Tomado de:

http://www.prometeodigital.org/SIEMPRE_CETINA.htm

 

Como Garza Real

Como garza real, alta en el cielo,

entre halcones puesta y rodeada,

que siendo de los unos remontada,

de los otros seguirse deja el vuelo,

 

viendo su muerte acá bajo en el suelo

por oculta virtud manifestada,

no tan presto será de él aquejada

que a voces mostrará su desconsuelo,

 

las pasadas locuras, los ardores

que por otras sentí, fueron, señora,

para me levantar remontadores;

pero viéndoos a vos, mi matadora,

el alma dio señal en sus temores

de la muerte que paso a cada hora.

 

Al Monte Donde Fue Cartago

Excelso monte do el romano estrago

eterna mostrará vuestra memoria;

soberbios edificios do la gloria

aún resplandece de la gran Cartago;

 

desierta playa, que apacible lago

lleno fuiste de triunfos y victoria;

despedazados mármoles, historia

en quien se ve cuál es del mundo el pago;

 

arcos, anfiteatros, baños, templo,

que fuistes edificios celebrados

y agora apenas vemos las señales;

 

gran remedio a mi mal es vuestro ejemplo:

que si del tiempo fuistes derribados,

el tiempo derribar podrá mis males.

Tomado de:

https://www.poemasde.net/poesia/gutierre-de-cetina/ 

 

No mirÉis mÁs

 

No miréis más, señora,                    

con tan grande atención esa figura,      

no os mate vuestra propia hermosura.      

                                          

Huid, dama, la prueba                    

de lo que puede en vos la beldad vuestra.

Y no haga la muestra                      

venganza de mi mal piadosa y nueva.      

                                           

El triste caso os mueva                  

del mozo convertido entre las flores      

en flor, muerto de amor de sus amores.

 

De la incierta salud desconfiado...

 

De la incierta salud desconfiado,        

mirando cómo va turbio y furioso          

Betis corriendo al mar, dijo lloroso      

Vandalio, del vivir desesperado:          

                                          

"Recibe, ¡oh caro padre!, este cansado    

cuerpo de un hijo tuyo, deseoso           

de hallar en tus ondas el reposo          

que negó la fortuna a mi cuidado.        

                                          

Haz, padre, que estos árboles que oyendo  

la causa de mi muerte están atentos,      

la recuenten después de esta manera:      

                                          

'Aquí yace un pastor que amó viviendo;    

murió entregado a Amor con pensamientos  

tan altos, que aun muriendo, amar espera'".

 

Si el justo desear, padre silvano...

 

Si el justo desear, padre Silvano,      

jamás pudo moverte entre pastores,      

si del rabioso mal de los amores        

el corazón salvaje has hecho humano,    

                                        

ruega al numen celeste que la mano      

de su piedad extienda a los clamores    

que Dórida le hace, en los ardores      

de una fiebre crüel, llorando en vano.  

                                        

Si alcanzo de los dos tanta ventura,    

vuestra gloria será más verdadera,      

y más para sufrir mi desventura.        

                                        

Y cuando lo contrario el hado quiera,    

no perezca, señor, tal hermosura:        

menor mal es que yo en su lugar muera.


Como al pastor que en la ardiente hora estiva...

 

"Como al pastor que en la ardiente hora estiva    

la verde sombra, el fresco aire agrada,            

y como a la sedienta su manada                    

alegra alguna fuente de agua viva,                

                                                   

así a mi árbol do se note o escriba                

mi nombre en la corteza delicada                  

alegra, y ruego a Amor que sea guardada            

la planta porque el nombre eterno viva.            

                                                   

Ni menos se deshace el hielo mío,                  

Vandalio, ante tu ardor, cual suele nieve          

a la esfera del sol ser derretida."                

                                                  

Así decía Dórida en el río                         

mirando su beldad, y el viento leve                

llevó la voz que apenas fue entendida.            

 

Fuego queme mi carne y por encienso...

 

"Fuego queme mi carne y por encienso      

baje el humo a las almas del infierno;    

pase la mía aquel olvido eterno            

de Lete porque pierda el bien que pienso;  

                                          

el fiero ardor que hora me abrasa intenso  

ni melle corazón ni haga tierno;          

niégueme pïedad, favor, gobierno           

el mundo, Amor y el sumo Dios inmenso;    

                                          

mi vivir sea enojoso y trabajado,          

en estrecha prisión dura y forzosa,        

siempre de libertad desesperado,          

                                           

si viviendo no espero ya ver cosa          

-dijo Vandalio, y con verdad jurado-,      

que sea cual tú, Amarílida, hermosa."      

 

Mientra el fiero león...

 

Mientra el fiero león, fogoso, ardiente,    

con furioso calor nos mueve guerra,          

mientra la madre de Aristeo atierra          

los árboles, las plantas, la simiente,      

                                            

entre altos montes de soberbia gente,        

que al helvecio feroz el paso cierra,        

me hallo en otra clima, en otra tierra      

de la mi cara patria diferente.              

                                            

Allá Febo no tiene hora reparo;              

acá muestra mudar orden el cielo,            

y con helada nieve nos castiga.              

                                            

Entre estas diferencias se ve claro          

cuál es mi mal, pues ardo en medio el hielo  

y en el fuego se hiela mi enemiga.

Tomado de:

http://www.poetaspoemas.com/gutierre-de-cetina

 

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